A mi familia, que en vacaciones fue paciente conmigo cuando mamá tuvo una idea que no quería írsele de la cabeza.

Y a Kim, por escuchar cuando le dije que había algo que tenía que hacer lo antes posible y por hacerlo realidad.

A Lillie, por estar conmigo de principio a fin en este viaje.

Y, por último, a Cindy, que dio la cara por mí de forma desmesurada.