LA FAMILIA COMO SISTEMA

De acuerdo con Virginia Satir (1991), el concepto de sistema fue extraído de la industria y del comercio, y actualmente se utiliza para tratar de comprender las relaciones humanas.

Un sistema está compuesto por varias partes que son fundamentales y que están relacionadas entre sí con el objetivo de llegar a un resultado. El sistema determina su orden y su secuencia con las acciones, las respuestas y las interacciones de sus partes. El sistema está vivo sólo cuando sus partes están presentes. Es posible estudiar a la familia como un sistema en el que cada una de sus partes, es decir, cada uno de los elementos de la familia (hijos, padres, hermanos) experimenta distintas situaciones como el poder, la intimidad, la autonomía, la confianza y la habilidad para comunicarse entre sí. Estas experiencias son necesarias en nuestra forma de vivir y nos enseñan a convivir con otras personas.

El contexto en el que se desarrolla una persona es dentro de la familia. Desde el momento en el que llega un nuevo integrante a la familia, los padres son los encargados y responsables de educar a ese pequeño ser y de transmitirle valores para que pueda desenvolverse en ese mundo en el que vive, que es la familia.

A continuación se explican los aspectos que se presentan en la vida en familia:

Autoestima: que se manifiesta a través de los sentimientos y las ideas que cada individuo tiene sobre sí mismo.

Comunicación: se presenta cuando las personas expresan sus ideas y sus pensamientos a los demás integrantes.

Sistema familiar: que se forma por las reglas creadas por la familia para establecer cómo se debe actuar y qué deben sentir ante ciertas situaciones.

Enlace con la sociedad: es la forma como los integrantes de la familia, y la familia como grupo, se relaciona con otros individuos y otras instituciones.

Vivir en familia es una práctica que nos ayuda, una vez que nos sentimos listos y maduros, a salir y a enfrentar al mundo. Si no hubiéramos aprendido a relacionarnos con otras personas lo más seguro es que sería muy difícil establecer relaciones de cualquier tipo.

 

FACTORES QUE IMPACTAN A LA FAMILIA

 

El papel específico de la familia consiste en hacer posible que la sociedad sea profundamente humana. Lo más importante es enseñar a cada uno de sus miembros a ser personas cumplidas y responsables, y que sepan comportarse como personas, en toda la extensión de la palabra, en la sociedad. Estas características, que puede o no tener una persona, son percibidas de tal forma que así como es la familia, así es la nación porque así es el hombre.

La familia constituye el ejemplo del resto de las agrupaciones humanas. Es vista como la célula de sociedades más amplias, ya que es el elemento sustancial que forma a las personas en cuanto a las relaciones sociales. Esta condición de célula primaria se ha visto manipulada muchas veces por quienes pretenden reducir a la familia como un elemento indiferenciado de sociedades más plenas.

También la familia debe contemplarse como un modelo de sociedad, perfecta y soberana, que siembra en las personas aquello que se requiere para enfrentar el mundo en el que vivimos.

 

CAPACIDADES DE RESPUESTA DE LA FAMILIA

La soberanía de la familia no puede radicar en una presunta suficiencia para subsistir sin el apoyo de agrupaciones de otro tipo. Reside en su intrínseca conexión con el fin último y definitivo de todo ser humano: su promoción en cuanto a persona, su terminal humanización. Respecto a este objetivo primordial, la familia obtiene su innegable primacía porque en relación a tal meta resulta absolutamente irremplazable.

Es justamente en la familia en donde el hombre, por encima de cualquier actividad intelectual, social o de cualquier tipo, encuentra su desarrollo pleno como persona, su realización integral y su riqueza insustituible.

La familia cumple también con la función de llevar al hombre hacia la humanidad, es decir, a encontrar la sensibilidad y la compasión de las desgracias de otros y a descubrir la fragilidad propia de su ser. Por lo tanto, la familia debe ser vista como el fundamento para lograr el bien del hombre y para que la sociedad y el mundo sean más humanos.

Las demás asociaciones apoyarán a las personas a alcanzar su categoría como verdaderos humanos, en la medida en que participen en las características personalizadoras de la sociedad familiar.

La familia gira en torno a la condición personal de sus miembros. Esta es su única y radical perspectiva. Otras sociedades se definen por objetivos económicos, artísticos y recreativos, es decir, no toman en cuenta a sus integrantes.

Ninguna de éstas debe olvidar que accionistas, productores o clientes antes de ser sujetos con la capacidad y la necesidad compartida, son personas.

La persona humana, que por naturaleza tiene absoluta necesidad de vida social, es y debe ser el principio, el sujeto y el fin de todas las instituciones sociales. La familia es justamente la sociedad donde el bien de la persona se torna obsesivo. La aspiración última de las naciones y de los individuos singulares será la de convertir efectiva y realmente a la humanidad entera y a los agrupamientos intermedios que la componen en la gran familia humana, con todas las consecuencias que semejante transformación lleva consigo.

La magnificación de la persona no puede ponerse al margen de la familia, en la que el sujeto encuentra su cumplimiento. Más bien es por el impulso de la familia que la persona puede llegar a la magnificación.

 

LA FAMILIA PARA EL SIGLO XXI

La sociedad industrial surgió en el siglo XVIII, en ella se reforzó la estructura del padre autoritario y tuvo como objeto el consumo. Por lo tanto, se promovieron valores económicos y productivos que fragmentaron el sentido fraterno y comunitario del artesano y del campesino.

Los trabajadores del campo dejaron sus parcelas y se establecieron en las ciudades en detrimento de la unidad familiar. La libertad sexual tuvo mayor aceptación después de la Primera Guerra Mundial, y sobre todo en la Segunda Guerra Mundial en gran parte del mundo occidental.

Nuestras familias mexicanas se han resistido a que esta influencia llegue a sus hogares, pero no se puede negar que sí ha existido un cambio en el núcleo familiar, especialmente en una sociedad permisiva, en la cual vivimos, en donde los esquemas se han modificado debido a que el padre y la madre salen a trabajar delegando la función de formadores a otras instancias. A pesar de todo, la familia mexicana continúa la lucha por conservar los valores y tradiciones que nos fueron enseñados generación tras generación.

Se puede afirmar que la familia ejerce una influencia protagonista en la sociedad mexicana, en donde la llamada “crisis” en realidad ha sido una profunda e inconclusa dinámica de reestructuración y crecimiento para una adaptación más funcional a las transformaciones, no sólo de la comunidad mexicana sino también de todo el mundo.

La familia deberá mantenerse unida y con su propia identidad a pesar de las situaciones que puedan afectarla, ya que la familia es el lugar donde cada ser humano nace, crece y es acompañado hasta la muerte.

La familia es el primer espacio de convivencia humana que ofrece seguridad y permanencia y en donde se articula la relación entre el hombre y la mujer que se han unido en matrimonio y que tienen la disposición de la procreación, de la crianza y de la educación de sus hijos con amor y responsabilidad. De tal manera que se constituye una convivencia íntima y una transmisión de valores entre todos sus miembros frente a los cambios que se deben enfrentar en la vida moderna.

Una de las metas a cumplir en este siglo es superar la ideología y la demagogia, y auspiciar entre los miembros una comunicación más armónica entre la cultura y la naturaleza, además de la consecuente elevación del nivel de educación de los ciudadanos.

En nuestra cultura actual, el término “familia”, además de aludir a la comunidad de parentesco formada en torno a los esposos, hijos, abuelos, etcétera, se emplea también para designar convivencias de muy diversos orígenes, estructura y capacidad de articulación, personal y social.

En primer lugar, los estudios sociológicos más recientes hablan de los llamados hogares subfamiliares compuestos por aquellas formas de convivencia que por no complementar el modelo de dos cónyuges y al menos dos descendientes, no alcanzan a ser una unidad capaz de reproducirse a sí misma, y cuyas variantes principales son los hogares unipersonales de solteros, divorciados o viudos sin hijos; los multipersonales sin núcleo, formados por compañeros amorosos o laborales y una cierta dosis de cooperación convivencial.

Los de nido vacío formados por un núcleo conyugal donde los descendientes dejarán el hogar para buscar sus propias realizaciones. Los hogares de un sólo progenitor, viudo, separado, divorciado con sus descendientes; y las uniones informales reducidas a una pareja de diverso o igual sexo sin descendientes.

En segundo lugar, aparecen las familias de diseño, denominadas así por constituirse como un producto ocasionalmente programado in vitro, y cuyas variantes van desde las parejas preseleccionadas por computadora hasta matrimonios sólidos.

También podemos mencionar los resultantes de las nuevas tecnologías de reproducción asistida a demanda del progenitor no necesariamente casado, que reproduce complejas combinaciones según sea o no anónimo el donante de los gametos o según intervenga más de una mujer en el proceso de concepción, gestación y alumbramiento. Además, están los que resultan de uniones, con o sin matrimonio, donde el hijo es fruto de una previa programación, incluso por la vía de la adopción, como es el caso de parejas del mismo sexo.

Es oportuno señalar que en la sociedad mexicana, la gran mayoría de los ciudadanos vive en hogares de estructura familiar tradicional. Aunque sí se cuenta con la presencia de los otros tipos de familia.

Hoy, en el siglo XXI, la familia sigue siendo la primera y la más importante escuela de la expresión del amor humano manifestada en la conyugalidad, la paternidad o la maternidad, la filiación, la fraternidad, la amistad y el respeto incondicional. Por ser la familia la primera escuela del ser humano, tiene derecho a reclamar su reconocimiento y su respeto para cuidar su propia identidad de intromisiones exteriores de cualquier tipo; en especial de los mensajes provenientes de los medios de comunicación social que con frecuencia son contradictorios con los valores que el núcleo familiar transmite.

Dentro de la familia se desarrolla la responsabilidad y la identificación de cada ser. Se despierta el amor y la confianza hacia cada uno de los miembros de la familia, lo que en un futuro abre la posibilidad de amar a otros y a relacionarse mejor con la sociedad.

 

EL CICLO VITAL DE LA FAMILIA

¿Te agrada vivir con tu familia?

La idea de la familia unida, en la que todos los integrantes viven felices porque están rodeados de personas que los aprecian y que los acompañan con gusto y con amor a lo largo de la vida, desgraciadamente no siempre llega a ser así. Hay casos en los que la familia representa una amenaza, una carga o un total desinterés. Aun cuando se esté dentro de esta desafortunada situación, la familia podría cambiar hacia lo positivo, si así lo decidiera, a cada uno de los integrantes porque, como ya se había mencionado, la familia es un sistema en la que sus partes, es decir, sus integrantes, pueden lograr cualquier meta que se propongan.

Para conocer más acerca de la familia se presentan las etapas del ciclo vital de la familia:

Transición y adaptación temprana

• Reafirmación como pareja y la experiencia de la paternidad

• Diferenciación y realización

• Establilización

• Enfrentamiento con la vejez, soledad y muerte

De acuerdo con la lectura de la semana anterior, la base de cada familia tradicional es el matrimonio. Una vez que se ha superado la etapa del noviazgo y que la pareja ha madurado y ha tomado la decisión de unirse para siempre con el objetivo de amarse y de ser felices el resto de su vida, se da el inicio de una nueva familia. Para cumplir con su misión, el nuevo matrimonio deberá superar cada una de las etapas que a continuación se explican.

 

TRANSICIÓN Y ADAPTACIÓN TEMPRANA

Esta es la primera etapa. Regularmente dura de recién casados hasta los 3 años de matrimonio.

La característica principal es adaptarse a una nueva vida en la que hay que enfrentarse a la cotidianidad y a los hábitos de cada uno de los cónyuges. Esta etapa es considerada como una etapa de aprendizaje en la cual la pareja debe aprender a vivir juntos y a conocerse como no se alcanzaron a conocer en el noviazgo, así como establecer reglas del hogar y de convivencia.

En esta etapa lo más importante es la comunicación. Si desde el inicio del matrimonio este elemento no se desarrolla o se deja a un lado por temor a herir al ser amado, difícilmente en los años siguientes pueda llegar a darse. Lo que no se hizo en un principio difícilmente se hará mucho después.

Otro aspecto importante, que a veces puede llegar a ser complicado, es establecer límites con las familias de los cónyuges. La nueva familia debe formarse únicamente con las decisiones del matrimonio, no se deben permitir las influencias, por positivas que puedan ser, de personas ajenas a la familia. Los problemas deberán ser resueltos por la pareja porque son problemas de ellos y de nadie más.

Por último, se establecen las reglas en cuanto a la administración del dinero y a las tareas del hogar, que aunque se llegue a experimentar diferentes soluciones, al final de la etapa se espera tener un método en el que las partes estén de acuerdo.

 

REAFIRMACIÓN COMO PAREJA Y LA EXPERIENCIA DE LA PATERNIDAD

 

Ésta surge entre los tres y los ocho años de matrimonio y suele ser difícil de enfrentarla porque es justamente después de la adaptación cuando las personas se cuestionan sobre la decisión de haberse casado.

Es en esta etapa cuando suelen llegar los bebés y ahora el reto será ser padres.

La situación familiar cambia con cada nuevo integrante que se une a la familia y, por lo tanto, la misma convivencia se ve afectada. Se tienen que establecer nuevas reglas, ya que los bebés son demandantes.

Un aspecto con el que se tiene que luchar es con descuidar a la pareja. Si en la etapa anterior se practicó la comunicación, en esta etapa se deben mantener esos momentos de intimidad para que ni los hijos, ni el trabajo, ni los problemas distancien a la pareja.

 

DIFERENCIACIÓN Y REALIZACIÓN

Esta etapa tiene lugar entre el octavo y el veinteavo año de casados. Es un periodo de consolidación porque los niños ya crecieron y se tiene más tiempo de pareja y personal.

Es el momento para retomar los proyectos individuales que ambos dejaron por un tiempo. Llega a suceder que las mujeres sienten desventaja con sus esposos en cuanto a su desarrollo personal. Este es uno de los peligros de esta etapa, ya que además de que se presenta el resentimiento, también existe el riesgo de que se creen alianzas entre la madre y los hijos, dejando fuera al padre. Lo más importante en esta etapa es no involucrar a los hijos, ya que los conflictos son de los padres.

De cualquier manera es el momento para pasar más tiempo juntos y para realizar otras actividades. El uso de la creatividad es muy importante porque permite no caer en la rutina y también encontrar actividades que puedan realizar juntos.

 

ESTABILIZACIÓN

Sucede entre los 20 y los 35 años de casados, más o menos entre los 45 y los 55 años de edad. Se caracteriza porque se presenta la etapa de crisis de la edad madura, en donde se busca un equilibrio entre las aspiraciones y logros precisando las prioridades para llegar a la estabilización de forma individual y de pareja.

El problema que surge en esta etapa es que las apreciaciones de los esposos llegan a ser completamente distintas con respecto al pasado y al futuro. En esta etapa los hijos ya son adultos jóvenes listos para emprender su vida fuera del hogar. También se le conoce como la etapa del nido vacío, que es cuando los hijos se van y la pareja de nuevo se queda sola a enfrentar los problemas que surgieron desde la primera etapa.

Las parejas a las que les cuesta más trabajo superar la separación de los hijos son aquellas que desde un principio involucraron a los hijos en sus conflictos.

 

ENFRENTAMIENTO CON LA VEJEZ, SOLEDAD Y MUERTE

Es la etapa en la que se tiene la necesidad del apoyo y del cariño de la pareja porque debe enfrentarse la vejez, y con ella la pérdida de ciertas capacidades físicas o intelectuales, la soledad por la partida de los hijos y la muerte que ronda entre amigos y familiares.

En esta etapa recae la forma en la que se ha vivido hasta ahora, es decir, si la pareja involucró demasiado a sus hijos al ser éstos el centro de sus alegrías, ahora que ya no están, les hacen falta para sentirse completos y felices. Quienes han puesto como base el trabajo para estar activos y satisfechos, al momento de afrontar la jubilación o la imposibilidad de trabajar pueden sentirse totalmente al contrario, lo que provoca baja autoestima.

Algunas de sus soluciones suelen ser extremistas ya que dejan de salir a la calle al sentir que todo es más difícil afuera y que están más seguros dentro de casa o empiezan a meterse más en la vida de sus hijos y de sus nietos debido a la poca ilusión en su propia vida.

Esta es la etapa final, por lo que la pareja vuelve a apreciar estar juntos con el temor de una separación definitiva.

¿Cuál de estas etapas consideras que puede ser la más complicada de vivir

Lauro Estrada (2003) en su libro “El ciclo vital de la familia”, propone las siguientes etapas:

• Desprendimiento. Sucede al momento que las personas se desprenden de su familia para empezar a buscar aquello que desea en su vida.

• Encuentro. Se refiere al encuentro de la pareja y a la unión de ésta en matrimonio.

• Llegada de los hijos. Es cuando la pareja está lista para recibir y educar a sus hijos.

Adolescencia. Se refiere a enfrentar esta etapa que se caracteriza por ser complicada debido a los cambios de los hijos.

• Reencuentro (nido vacío). Es cuando los hijos son adultos y están listos para enfrentar su propia vida ya sea para casarse, estudiar o trabajar. Éste es el momento para el reencuentro de la pareja.

• Vejez. Es una etapa de paciencia y de muchos cuidados debido a la edad que se enfrenta.

 

LA PATERNIDAD Y LOS VALORES HACIA LA PROCREACIÓN

En nuestro tiempo prevalece el tema de los derechos humanos que se dirigen a grupos vulnerables, como las mujeres, los niños, los pueblos, los ancianos, los discapacitados, etcétera. Los derechos humanos tienen el objetivo de proteger a las personas de la agresividad y otras crueldades en su contra que han sido apoyadas por los intelectuales, los gobiernos, los ordenamientos jurídicos, las ideologías dominantes y los científicos.

Algunos casos de violación a los derechos humanos han sido: en los campos de exterminio nazis en Auschwitz y en Trelinka, en el Gulag soviético, que se caracterizó por encarcelar prisioneros políticos, y en Cambodia con el aborto legalizado y masivo.

Justamente el derecho a la vida es el primero y el más radical de los derechos humanos. Éste inicia en el momento de la concepción, ya que el óvulo fecundado es biológicamente humano desde ese momento. Las células, espermatozoide y óvulo, se convierten en una sola que tiene el patrimonio genético, el cual determina sus características individuales.

El cigoto es una célula, producto de la unión de dos gametos: espermatozoide y óvulo. El cigoto, con su patrimonio genético propio, inicia la vida de un nuevo organismo biológicamente definido en su realidad humana e individual, distinto completamente al de los padres que le dieron vida, iniciándose así el desarrollo continuo e ininterrumpido de un nuevo ser, cuya dependencia del organismo materno, indispensable para su desarrollo, no influye directamente sobre su proceso de formación. Es así que el respeto a la dignidad como persona, a todo ser humano, es debido desde el momento de la concepción.

Las diversas técnicas de la fecundación “in vitro”, la transferencia de embriones, el útero subrogado, es decir, la matriz prestada o alquilada, que además de transferir el concepto de procreación de un nuevo ser en el hogar, lo transfiere al de manufactura en un laboratorio abriendo la posibilidad de fabricar hombres y de utilizar sus células, tejidos y organismos para investigar, experimentar e inclusive curar. Estas técnicas atentan definitivamente contra el principio del respeto a la dignidad del hombre, aún cuando nuevamente médicos profundos y científicos declaren que lo que hasta ahora se llamaba ser humano, titular del derecho a la vida, queda dividido en cuanto a diversas situaciones legales: a pre-embrión hasta los catorce días, a embrión hasta los dos meses de vida, a feto hasta el nacimiento, correspondiéndole un diferente estatuto jurídico a cada una de estas divisiones ciertamente artificiales.

¿Cuál es tu opinión con respecto a las diversas técnicas de fecundación mencionadas?

Hoy, el debate sobre el derecho a la vida, quizás el más cuestionable de los derechos humanos en el mundo actual, no debería centrarse en límites, plazos o circunstancias, sino en cómo hacer vigente y evidente el respeto a la vida humana, como una realidad absoluta desde que se inicia al formarse el patrimonio genético con la concepción y hasta que desaparecen mediante el cese de la actividad cerebral, sin excepciones y al margen de cualquier circunstancia, edad, nacimiento, sexo, color, raza, salud o enfermedad, bienestar o malestar. Por lo tanto, sin el derecho a la vida no puede existir ningún otro derecho humano.

 

CARACTERÍSTICAS Y VALORES DE LAS FAMILIAS DE ACUERDO A LA EDAD DE LOS HIJOS

La familia es la célula viva de la sociedad y, como a todo ser viviente, hay que cuidarla y protegerla. La familia se inicia con una promesa de amor cuando una pareja se dice mutuamente ante la ley, a modo de convenio, “prometo serte fiel, amarte y respetarte todos los días de mi vida”. En esta promesa de amor es que inicia a fundarse la familia. El amor es lo más misterioso y desconocido que hay en el hombre y, al mismo tiempo, es lo que sale con más ansia a la superficie de la existencia y le da sentido a su vida.

¿Qué haz aprendido de tu familia que te hace ser mejor persona?

La familia es un centro de intimidad y apertura, es en el seno familiar donde se cultiva lo humano del hombre: se le enseña a pensar, a profundizar y a reflexionar.

La familia nos da las bases necesarias para contribuir y abrirnos a la sociedad de forma preparada e íntegra. La familia no se puede quedar sin proyección al exterior.

El amor en la familia se da sin condiciones. Los padres quieren a sus hijos sólo por el hecho de que son sus hijos y los hijos quieren a sus padres por la misma razón. En el ámbito de la familia, el hombre aprende el desarrollo de las virtudes que lo llevan a encontrarse a sí mismo.

La adquisición de buenos hábitos como el respeto, la honradez, la generosidad, la responsabilidad, el amor al trabajo y la gratitud, que permiten ser mejores personas, los aprendemos gracias a la familia.

Como parte de la sociedad, hemos de desarrollarnos con el fin de practicar aquello que hemos aprendido en la familia. Cada cosa que hagamos debe estar impregnada de lo que somos, de tal forma que dejemos una parte de nosotros en todo lo que hagamos.

Una vez le preguntaron a un hombre de gran sabiduría que dónde había aprendido tantas cosas, él contestó que desde niño con su familia. Todos los días cada uno de sus miembros comunicaba algo nuevo aprendido ese día. Con ese intercambio de cosas nuevas se fue abriendo la puerta de la cultura y el saber de esa familia.

El aprendizaje más importante de la familia es que la educación debe estar dirigida hacia la felicidad. Además de enseñar a los hijos a conocerse mejor y a relacionarse con otras personas, se les debe plantar la semilla de mejora continua.

También les corresponde a los padres enseñar a compartir las tareas de casa y la vida en el hogar. Tratar de evitar consentir a los hijos o dar preferencia a unos y a los otros no. Sembrar en ellos el interés por los demás, que no vivan de manera egoísta, sino que se interesen también en los problemas sociales y en proponer posibles soluciones.

A continuación comentaremos una frase que lejos de estar a favor o en contra de las mujeres o de los hombres, trata de explicar el rol de cada uno dentro de la familia y de la sociedad.

Se dice que: “si educas a un niño habrás formado a un hombre. Si educas a una niña habrás formado a una familia”. Las diferencias entre los hombres y las mujeres son absolutas, y aunque a veces lleguen a compartir algunas, la armonía, la serenidad, la alegría de la vida en familia depende en gran medida de la mujer, la esposa y la madre que con su intuición, su tacto, su afecto, su paciencia y su generosidad suaviza asperezas y tensiones.

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En cambio el hombre, el esposo, el padre es el sostén y la fuerza de la familia, aunque también los hijos necesitan de la expresión de su amor a través de cariños, palabras de aliento, compañía y sobre todo de compartir tiempo con cada uno.

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Se necesita urgentemente que nuestra sociedad viva en paz, en un lugar en el que se respire amor y tranquilidad. Esto sólo puede suceder como resultado de que las familias se mantengan unidas y que como prioridad eduquen a sus hijos con valores.

 

LA BRECHA GENERACIONAL EN LA ASIMILACIÓN DE VALORES FAMILIARES

Vivir en familia no es tan fácil como leer estas líneas. La familia significa compartir varias horas al día con diferentes personas que piensan, actúan y tienen intereses y conflictos muy particulares, y que en determinados momentos necesitan ponerse de acuerdo para algo en especial, por ejemplo: ¿qué comemos hoy?, ¿qué día hacemos la fiesta?, ¿quién usa primero el baño?, ¿a qué hora nos vamos?, etcétera.

Hay que tomar en cuenta que mientras los integrantes van creciendo también los problemas van cambiando. En general las crisis que deben enfrentarse en la familia son (Satir, V.:1991):

1. La concepción, el embarazo y el nacimiento de un hijo.

2. Cuando el bebé empieza a hablar.

3. Cuando el niño va a la escuela.

4. Cuando llega a la adolescencia.

5. Cuando el hijo alcanza la edad adulta y abandona el hogar, en busca de independencia.

6. Cuando el joven adulto contrae matrimonio y se deben aceptar a los parientes de la pareja.

7. La aparición de la menopausia en la mujer.

8. El climaterio en el hombre.

9. La llegada de los nietos y la condición de abuelos.

10. La última, cuando muere uno de los cónyuges, y después el otro.

 

La familia es el único grupo social que enfrenta tantas diferencias y cambios. Cuando hay más de una crisis al mismo tiempo, la vida puede ser más complicada.

Si los miembros de la familia comprenden lo que está ocurriendo, pueden superar estas crisis. Para ello, la comunicación es un aspecto muy importante que no se debe pasar por alto.

También hay que tomar en cuenta que cada integrante tiene diferentes experiencias que puede compartir con los demás, considerándose esto una ventaja al vivir en familia. Aún cuando es difícil enfrentar y superar estas crisis, son cambios que requiere la familia. No se podría vivir igual para siempre, los miembros crecen y, por consiguiente, lo hacen también sus gustos y sus intereses. De estos cambios se nutren las personalidades de los integrantes y la familia también madura.

 

ROLES FAMILIARES

También se debe tomar en cuenta que a lo largo del tiempo, los roles de la familia van cambiando, y con ello, las tareas y las relaciones entre los demás miembros de la familia. Por ejemplo: la mamá también es esposa, sigue siendo hija, es hermana y dentro de poco tiempo será abuela.

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SURGIMIENTO Y ENCUENTRO

La amistad es una virtud que nos lleva a establecer una relación profunda, desinteresada y recíproca con otra persona. La amistad es una relación que se construye con el tiempo, la cual se va nutriendo de los intereses y de las metas que comparten los amigos, de la disposición para ayudar a las otras personas a ser mejores, así como de aceptar cuando otros quieren ayudarnos.

El objetivo de la amistad no es tener muchos amigos sino ser amigo. Esto no es tan fácil como parece. Es posible conocer a muchas personas, llevar la amistad durante mucho tiempo, salir con ellos para divertirte, pero ¿de cuántos de ellos conoces lo que les hace llorar o lo que más les ha gustado en toda su vida? No es lo mismo que tus “amigos” sean tus compañeros de diversión a que realmente tú seas su amigo y viceversa.

“Ser amigo” significa buscar el bien de su amigo aun cuando esto no sea tan fácil e implique mayor esfuerzo. Estar siempre en las buenas y en las malas. Es capaz de perdonar y de enfrentar los problemas con paciencia para no dañar la amistad. Aconsejar o guiar cuando el amigo haya perdido su camino y esté confundido.

Luchar juntos hasta alcanzar sus ideales. Compartir tristezas y alegrías, retos y aburrimientos, amor y desamor, etcétera.

Un amigo es un acompañante en el camino. La amistad no es una virtud con la que nacemos, más bien, aprendemos a ser y a tener amigos poco a poco, con el paso del tiempo y con las personas que se nos van cruzando en la vida.

De acuerdo con Alan Wirfel, Aristóteles en su obra “Ética Nicomaquea” distingue tres tipos de amistad:

Amistad de utilidad. Se basa en la conveniencia de ambas partes para conservar esta amistad.

• Amistad basada en el placer. La compañía es grata, se sienten bien y se divierten juntos.

• Verdadera amistad. Encuentra su razón de ser en la virtud y la bondad del otro.

En este último, la verdadera amistad acepta a la persona con sus virtudes y con sus defectos en todo momento, es leal y real. El amigo está dispuesto a dar su vida por la vida de su amigo, y aún cuando no se llegue a este extremo, en las situaciones cotidianas está presente cuando sea necesario.

Por otro lado, Aristóteles identificó tres condiciones para que exista la amistad:

 

1. Querer el bien del otro, apreciarlo por lo que es y desearle felicidad, éxito y su propia realización.

2. Que el otro quiera mi bien, que nuestro amor y aprecio sea recíproco.

3. Que haya conocimiento del mutuo afecto, comunicarse el aprecio que se tienen.

 

Durante la vida nos topamos con muchas personas, pero las amistades verdaderas sólo se construyen con unas cuantas. Una amistad requiere de tiempo y de esfuerzo, y vale tanto que hasta se le considera un tesoro.

Por otro lado, la amistad sólo es posible si se cumplen los siguientes requisitos:

1. Adoptar una actitud de generosidad, disponibilidad y entrega.

2. Abrirse al otro y vibrar con él, sintonizar con sus deseos y proyectos, alegrías y penas.

3. Manifestarse de forma sincera y franca.

4. Guardar fidelidad.

5. Tratar al otro con respeto.

6. Ser comprensivo con los demás.

 

PATRONES DE ÉTICA

La ética es la parte de la filosofía que trata de la moral y de las obligaciones del hombre. La moral está relacionada con las acciones o el carácter de las personas, desde el punto de vista de la bondad o malicia. Por lo tanto, los patrones de ética se refieren a los modelos a seguir para construir y conservar amistades.

Vivir la amistad nos hace ser mejores personas, ya que conforme pasa el tiempo maduran aquellos aspectos que hacen más sólida la amistad, sobre todo los valores en los que se funda la verdadera amistad. Estos son:

Bondad.

• Sinceridad.

• Cortesía.

• Cordialidad.

• Respeto.

• Reciprocidad del afecto y de los sentimientos.

• Preocupación por los problemas de los demás.

• Personalidad que favorece la comunión.

La amistad también puede ser vista como una necesidad que alimenta el alma evitando la soledad y el alejamiento. Las siguientes frases lo expresan de otra manera:

• Aristóteles: “Todas las glorias de este mundo no valen lo que un buen amigo”.

• Cicerón: “Si la amistad desapareciera de la vida, sería lo mismo que si se apagara el sol, porque nada mejor ni más deleitoso hemos recibido de los dioses inmortales”.

La amistad es una expresión del amor en donde se presenta la atención, el respeto, el cuidado y la minuciosidad. También intervienen: la donación, la confidencia y la complementariedad. Estos factores surgen cuando dos personas se conocen, se entienden, se acercan y confían mutuamente.

Principalmente, la amistad está basada en la libertad, no es una obligación, ni una conveniencia, simplemente se ejerce el acto de voluntad. De manera libre se acepta al otro, con sus virtudes y sus defectos, así como también se entrega al otro sin fingir ser alguien diferente, sólo para ser aceptado.

En la amistad los principales obstáculos son la dominación y la subordinación. Así como también la desconfianza, la falta de respeto, la intolerancia, la inconstancia, la burla, entre otros.

Por su misma naturaleza no se puede afirmar que la amistad deba durar para siempre. Puede agotarse por sí sola. Pueden hacerla saltar las diferencias. Puede ser excesivo el elemento de simpatía. Entonces los interesados deben tener la sinceridad y el coraje de enfrentar las consecuencias.

 

AMISTAD INTERPERSONAL Y COMUNITARIA

Para el ser humano tiene gran valor e importancia contar con amigos. La amistad es una relación interpersonal, esto quiere decir que existe o que se desarrolla entre dos o más personas. Esta relación recíproca, con el paso del tiempo, se fortalece gracias a la convivencia, al apoyo, a los gustos, a los intereses, a los problemas, a la alegría y a las experiencias compartidas.

Sin embargo, también se da la amistad comunitaria, es decir, la amistad que se tiene con los más cercanos o con las personas de la comunidad. Se refiere a buscar el bien de la comunidad a través de llevar una buena relación con los vecinos, de manera específica evitar conflictos para disfrutar de la vida en la comunidad.

La esencia de la amistad son los valores en la que se fundamenta , ya que la amistad va más allá de la superficialidad. A continuación se presentan algunos de los valores más destacables:

• Autodominio: Significa tener dominio de sí mismo y controlar el instante.

Beneficia la amistad ya que permite el control en determinadas situaciones, por ejemplo: cuando hay un desacuerdo entre los amigos es necesario el autodominio para no herirse con comentarios sin pensar.

  1. Mesura: Es la moderación, la compostura en la actitud y en el semblante. Es una actitud de convivencia, de comunicación, de disposición y de voluntad.
  1. Fortaleza: Es el dominio de la persona, sobre todo en aquellas situaciones en las que se pueda perder el control. Hace posible que las personas hagan un esfuerzo para superar su temperamento y lograr controlar la situación.

• Orden: Es el valor que permite que nuestra vida esté en armonía. Este valor sobre todo influye en la amistad comunitaria, ya que al mantenerse el orden dentro y fuera de casa se facilita la convivencia.

Fidelidad: Se trata de cumplir con las promesas que se han adquirido libremente, aun cuando la realidad cambie constantemente o cuando no se tenga el ánimo o la motivación para hacerlo. Se necesita de congruencia entre lo que se ofreció y lo que se hace o dice.

La palabra fidelidad implica la fe. Al cumplir con este valor como consecuencia se genera credibilidad y confianza en las relaciones.

• Autoestima: Este valor nos permite sentirnos bien con nosotros mismos.

Autoestima significa la valoración que toda persona tiene sobre sí misma en todos los aspectos. Lo ideal es que la valoración sea positiva, pero en muchos casos se tiene baja autoestima, lo cual no permite que la persona crezca y se desarrolle plenamente.

La autoestima nos da seguridad sobre nuestras capacidades físicas e intelectuales. Mientras más positivos seamos sobre nosotros, mayor será nuestra autoestima. Si nos mantenemos en la negatividad, la baja autoestima puede provocar que no nos arriesguemos a hacer un desafío para evitar una gran desilusión de nosotros, como ya se espera.

La imagen que cada uno tiene de sí mismo está compuesta de pensamientos y sentimientos sobre cómo somos y cómo actuamos. La autoestima puede ser la fuerza que nos lleva a enfrentar todos los obstáculos de la vida, y nos motiva a superar las metas que cada quien se proponga.

• Perseverancia: Este valor significa mantenerse constante en la prosecución de lo comenzado, en una actitud o en una opinión.

Es un esfuerzo continuo, constante y firme. Se caracteriza porque a pesar de las dificultades no justifica la deserción. En esta vida se tiene que decidir entre lo fácil y lo correcto.

La consecuencia de la perseverancia es la satisfacción cuando se ve cumplida aquella promesa pactada con anterioridad, y que a pesar de la cambiante realidad se ha esforzado para terminar lo ya comenzado.

No se siente la misma emoción cuando se inicia algo, que más adelante. Y es cuando a pesar de los problemas y la resistencia, teniendo muy claro nuestro objetivo, lo alcanzaremos, probablemente en más tiempo de lo que esperábamos, pero lo alcanzaremos.

• Templanza: Significa mantener el equilibrio entre el cuerpo y el alma dominando nuestros instintos. Es un equilibrio interno y externo en el cual el hombre tiene que desarrollar ambas partes. Al descuidar una de estas se enfrenta a un desorden que puede afectar su vida familiar, social y laboral.

La templanza tiene como meta poner orden al interior humano, llevarlo a conseguir una tranquilidad de espíritu tomando en cuenta también la estabilidad del cuerpo.

Una persona moderada es la que no abusa de los placeres (comida, alcohol, dinero, etcétera) o que no se deja llevar por las emociones. La moderación y la serenidad son indispensables para que el hombre se desarrolle plenamente, lo cual quiere decir respetar su propia dignidad y dejarse guiar por el valor de la templanza.

Comunicación: Es uno de los valores más importantes en cualquier tipo de relación: amistad, noviazgo, matrimonio, familia e incluso en las relaciones laborales.

Comunicar no es únicamente informar, sino es compartir un poco de nosotros con los demás. Dar una parte de nuestro interior como regalo a las personas con las que convivimos con el fin de llegar a un entendimiento o a una mejor comprensión de las situaciones.

Juan Pablo II en su mensaje para la 37ª Jornada Mundial de las Comunicaciones menciona que la libertad de buscar y decir la verdad es un elemento esencial de la comunicación humana, no sólo en relación con los hechos y la información, sino también y especialmente sobre la naturaleza y destino de la persona humana, respecto a la sociedad y el bien común.

El ser humano es un ser social por naturaleza, por lo que es de suma importancia convivir utilizando una comunicación efectiva basada en la empatía, la asertividad, la claridad, la honestidad, la prudencia y el respeto.

Uno de los principales errores que se da en la comunicación sucede debido a la falta de claridad en el mensaje, a la falta de prudencia o por suposiciones, y estos pueden traer como consecuencia el rompimiento de las relaciones sociales, a veces irreparable.

• Responsabilidad: Una persona responsable es la que pone cuidado y atención en lo que hace y en lo que decide aceptando las consecuencias, los deberes y las obligaciones que se presenten.

La responsabilidad permite cumplir con aquellos compromisos que fueron aceptados en determinado momento. Así como también representa la forma de manejar la vida que evita dañarse a sí mismo y a los demás.

Cada persona debe ser responsable de sí misma. Aún los más pequeños deben aprender que cada decisión conlleva una consecuencia, ya sea positiva o negativa y que siempre se debe tener la disposición de enfrentar lo que sea para que cuando crezcan sean personas libres y completas que se manejan con responsabilidad.

Honestidad: Este valor nos gustaría encontrarlo en todas las personas que conocemos y mejor aún, nos gustaría tenerlo nosotros mismos. La honestidad trae, como consecuencia, confianza, seguridad, respaldo, confidencia e integridad. Este es un valor que se debe expresar diariamente en nuestros pensamientos, comentarios y actos. No se deja a un lado cuando no tenemos ganas o cuando alguien no nos cae bien. Si decides ser honesto debes serlo por siempre con todas las personas y en todas las situaciones.

Lo contrario a la honestidad es la mentira. Si una persona se envuelve en un mundo de mentiras es porque no está en armonía consigo mismo, que no es responsable y, seguramente, que no es feliz porque no está de acuerdo con la vida que tiene.

 

PROCESO DE ELECCIÓN

Las construcciones grandes no se hacen de un día para otro. Mientras más tarde la construcción, mejor quedará el proyecto. La construcción no sería la misma si se tarda dos semanas a que si se tarda medio año o más tiempo. Lo primero que podría pensarse sería que la construcción más rápida no podría ser tan segura como otra que dure más tiempo, y también que definitivamente los detalles no tendrían comparación.

Lo mismo sucede en el proceso de elección de pareja durante el noviazgo. No es algo fácil ni rápido. Se debe pasar por varias etapas para tener la madurez necesaria para elegir a la persona con la que se compartirá el resto de la vida.

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Esta es una de las decisiones más importantes del ser humano, ya que del noviazgo está muy cerca el matrimonio y cuando se ha caído en la superficialidad o en cualquier otro aspecto que no sea el amor, una vez que la pareja unida en matrimonio se enfrente a un problema, que para ellos no tiene solución, lo más fácil será recurrir al divorcio. Esto es algo muy común que sucede actualmente.

¿Qué falló?, ¿Dónde está el error? Definitivamente en las etapas que anteceden al matrimonio, muy en especial en el noviazgo.

El principal objetivo del noviazgo es que debe ser una escuela del amor. Una escuela en la que cada persona aprende a conocerse a sí misma en el aspecto sentimental, en donde aprenden a conocerse mutuamente, a convivir y a enfrentar diversas situaciones y en donde se hacen conscientes de que en algún momento podría dar vida a otros seres como fruto de su amor.

El noviazgo también puede ser analizado desde el punto de vista evolutivo del ser humano. De acuerdo con esto se presentan las siguientes etapas:

  1. Los niños apenas perciben las diferencias con respecto al sexo opuesto y no encuentran ningún interés en especial (como más tarde se presenta). Cuando en un principio todos, niños y niñas, jugaban juntos y podían ser los mejores amigos, llega una etapa en la que se rechaza al sexo opuesto. Los niños no quieren jugar con las niñas y las niñas tampoco tienen la intención de jugar con ellos.
  1. Durante la niñez no se tiene la madurez para amar a alguien, más bien se tiene la necesidad de ser amado, principalmente por sus padres.

 

La adolescencia es una etapa de muchos cambios en la cual se experimentan nuevas sensaciones que no son fáciles de manejar y tampoco se tiene la disposición de aceptar ayuda de los demás. En la adolescencia, se desarrolla la capacidad generativa y los instintos sexuales. Los adolescentes empiezan a interesarse por personas de su misma edad, pero las buscan de forma infantilizada a través del juego y protegido por un grupo de amigos para llamar la atención, a veces con agresión, con desprecio, con desinterés o por medio de la burla.

Más adelante, van surgiendo sentimientos afectivos por ciertas personas del sexo opuesto, por lo que llega un momento en el que ya no quiere jugar, más bien se acerca a éstas con el fin de establecer una relación de amistad. En esta etapa el adolescente ya es capaz de enamorarse, incluso aparecen las desilusiones en las que experimenta la tristeza, pero encuentra la manera de salir adelante.

¿Cuál crees que sea el principal motivo de unión en los noviazgos adolescentes?

La siguiente y última etapa se caracteriza por una maduración en la capacidad de amar. En un principio predominaron los sentimientos a flor de piel y nuevas emociones desconcertantes, pero ahora el amor se va haciendo más profundo y más fuerte centrándose mejor en el otro y aceptando defectos y virtudes de manera realista. Es en este momento en el que se tiene la madurez necesaria para pensar en el matrimonio.

Desde el punto de vista del ser humano como persona, el noviazgo es el resultado de un camino que inició con la amistad y que desembocará en el matrimonio. Las etapas del noviazgo de acuerdo con esto son:

 

PRIMERA ETAPA: INTERÉS EN ADOLESCENTES DEL SEXO OPUESTO

Todo comienza en la adolescencia cuando el joven se da cuenta del interés que siente por el sexo opuesto. Es preferible que el adolescente conviva en un ambiente mixto para conocerse a sí mismo, estudiar sus propias reacciones y actitudes ante personas del otro sexo.

Alrededor de los diecisiete años, los chicos y las chicas se reúnen en grupos, algunas veces con otro fin más allá de la convivencia como pueden ser grupos culturales, deportivos o benéficos. De esta manera aprenden a conocerse más, identifican lo que les gusta y lo que no les gusta y van definiendo su personalidad. Se da la amistad entre personas del sexo opuesto, quienes están en el grupo más que para ser vistos, para aprender a resolver problemas, para colaborar y para tomar decisiones en conjunto.

 

SEGUNDA ETAPA: SALIR JUNTOS

En esta etapa, un chico y una chica empiezan a salir juntos. En este momento, de todas las personas que se han topado en su camino, ya han seleccionado aunque les llama la atención, alguien con quien comparten intereses y a quien quieren conocer mejor. De tal forma que se alejan del grupo para estar solos y para aprender más de cada uno por la mutua atracción.

Esta etapa es el antecedente del noviazgo. Se destaca porque los jóvenes llegan a practicar la nobleza, la sinceridad, la generosidad, la delicadeza, la moralidad y la fuerza de voluntad.

 

TERCERA ETAPA: EL NOVIAZGO

Después de conocerse un poco más, la joven pareja tiene el interés y la motivación de experimentar el noviazgo. Esta etapa se debe vivir con calma, ya que la relación es más seria que antes. Se experimentan una serie de sentimientos nuevos como el amor, la ilusión, los celos, la desilusión, la tristeza, etcétera. Es importante vivir esta etapa con calma y no pasar tan pronto a una relación más seria. El objetivo de este tipo de noviazgo es el conocimiento mutuo y si se ha notado que la relación no es sana o no permite crecer más es momento de terminarla.

¿Por qué crees que terminar una relación, en algunas ocasiones, sea tan difícil de superar?

 

CUARTA ETAPA: EL NOVIAZGO FORMAL

La última etapa del noviazgo es cuando la pareja ha llegado a una relación más seria, en la que han madurado ambos y cuando tienen la idea de pensar en un futuro, no muy lejano, de compartir la vida junta y llegar al matrimonio.

El noviazgo tiene su tiempo y no hay que apresurarse, una vez que ambos estén listos podrán dar el siguiente paso. No importa cuánto tiempo dure la relación, lo importante es que cada uno se conozca a sí mismo y al otro en distintas circunstancias, que se viven sólo a través del tiempo.

Para cerrar este tema, se identificarán las características que deben tomarse en cuenta para elegir una pareja:

1. Edad. Se recomienda que para la vida en matrimonio, la mujer sea algunos años menor que el hombre porque ella madura antes que él.

2. Cultura. Es preferible que el nivel cultural de los novios sea semejante, ya que de esto depende la vida que tendrán día con día, la educación de los hijos, la convivencia social, la relación con las familias de ambos, etcétera.

3. Relación con los padres. Es necesario identificar la relación que los novios tienen con sus respectivas familias. Un problema puede ser la dependencia a la madre o al padre, ya que será difícil separarse para hacer su propia vida. Otro problema es permitir que la familia tome decisiones sobre la vida de los novios, algo que si no se resuelve desde el principio, traerá consigo problemas en la pareja.

4. Intereses. Es importante tener intereses, gustos y metas en común para compartir esos momentos. Aunque también es sano que cada uno tenga sus propias aficiones para compartir con la pareja de diferente manera.

5. Autoestima. La valoración que cada uno tenga sobre sí mismo es importante porque así como es en un principio, así será en el futuro. Cuando la autoestima es un problema en el noviazgo, y si no se resuelve, en el matrimonio seguirá siendo un problema. La autoestima es importante de considerar porque es algo que también se transmite a los hijos. Es recomendable que la autoestima de la pareja esté equilibrada para evitar problemas.

 

TIPOS DE ENAMORAMIENTO

NOVIAZGO ADOLESCENTE

Cuando decimos que el amor es ciego significa que el enamoramiento se enaltece y solamente se distingue lo bello y lo bueno de la persona amada sin percibir los defectos ni las limitaciones que ésta tiene. Sin embargo, solamente los efectos que tiene el enamoramiento son los que son ciegos, ya que el amor verdadero quiere ver y conocer a la persona amada en su totalidad.

La fantasía surge de manera incontrolada en el enamoramiento, la cual provoca creer sueños irreales y ensalzar a la persona en la idealidad. El grave problema es que al no plantar los pies en la tierra y cuando el corazón está desprevenido jugando con la imaginación no permite darnos cuenta de la realidad. Si esta actitud perdura, se corre el riesgo de llegar al matrimonio en medio de una ensoñación de la que tarde o temprano se desilusionará al darse cuenta de que la pareja tiene una realidad distinta a la historia fabricada.

¿Recuerdas alguna anécdota en la que el enamoramiento haya nublado tu juicio?

Obviamente, esta percepción distorsionada de la realidad, puede cambiar mucho dependiendo de las particularidades de cada persona, pero eso sí es un fenómeno psicológico universal. La persona enamorada tenderá a idealizar de manera espontánea a la persona amada y a su relación con ella, así como también comenzará a idealizarse a sí mismo con la ilusión de que de ahora en adelante será una mejor persona y siempre será feliz porque está con la persona amada.

Es evidente que el conocimiento profundo de dos personas que se quieren, no puede nacer de un estudio sistematizado, frío y distante. El nacimiento del amor emana de la espontaneidad y de la mutua confianza entre la pareja. El conocimiento de los dos no viene de una contestación de cuestionamientos largos y tediosos, debe ser el resultado de una condición natural de conocimiento entre dos personas.

El conocimiento de los novios debe ser la condición de madurez para preguntarse las cuestiones fundamentales sobre ti mismo y sobre el otro.

También se debe reflexionar en pareja con relación a temas de la amistad, el amor, la madurez, las relaciones pasadas, los conflictos y la manera de solucionarlos, el carácter, el temperamento, las aficiones, los gustos y los hobbies, el futuro compromiso y la mejor forma para afrontarlo, el futuro de la vidas unidas y si se sienten preparados para cambiar de vida y aceptar los compromisos venideros.

 

¿Por qué crees conveniente reflexionar en los tres aspectos antes mencionados?

Además de la reflexión se debe aprender a dialogar entre sí, se debe conversar con intimidad y apertura, se debe escuchar al otro no sólo con los oídos sino con el corazón. Solamente mediante el diálogo es posible conocer a una persona.

Durante el noviazgo se debe dialogar siempre, el diálogo constante, sincero y honesto forjará la base sólida para el verdadero conocimiento personal. Una relación de noviazgo no se debe disminuir a una comunicación casual e inusual. Se debe tener un diálogo profundo y serio en el cual se exprese siempre la opinión propia, aun cuando no se esté de acuerdo en los puntos de vista del otro. Deben evitarse la mentira, la insinceridad y la desconfianza, ya que pueden ser el veneno que sepulte toda relación.

Es evidente que conocer profunda y seriamente a la otra persona es imposible de conseguir al principio de la relación. Esta compresión solamente se logrará con el paso de los años y a lo largo de la vida. Sin embargo, se debe construir un conocimiento de la etapa que se está viviendo, es decir el noviazgo, esto ayudará a acrecentar el verdadero amor mutuo y a llegar a la verdadera realidad de la otra persona.

Antes de conocer a la otra persona, es indispensable aprender a conocerte a ti mismo y lo más importante, aceptarte como eres. Esta es la medida más prudente y sana para crecer en el verdadero noviazgo.

Aceptarse debe ir acompañado del discernimiento en el cual se debe pensar, en primera instancia, si la pareja es una persona que se adapta a tu modo de ser y de pensar. Sólo en esta reflexión sobre la otra persona y sobre sí mismo será la manera más práctica de reconocer la realidad al descubrir si el modo de ver la vida es el mismo, si las creencias religiosas son afines y otros aspectos importantes.

Si después de esta reflexión se determina que son incompatibles es el momento de replantear seriamente si conviene continuar con la relación o si es mejor terminarla.

Estas diferencias no precisamente deben ser simples o notorias, más bien es necesario enfocarse en descubrir aquellas cosas que en verdad podrían complementar mi persona o, por el contrario, en situaciones graves de clara incompatibilidad, que en muchas ocasiones se da entre parejas.

¿De qué manera crees conveniente que debe terminarse una relación cuando los novios no son compatibles?

Es posible que el amor pueda hacer cambiar a las personas, pero se debe ser realista y tomar en cuenta que los rasgos fundamentales del ser humano siempre permanecerán implícitos, son para toda la vida. Es aquí en donde hay que preguntarse: ¿estaría dispuesto a compartir con una persona con la cual tengo graves diferencias de juicio en tal o cual tema, a vivir con una persona con la que tengo disgustos por su forma de ser o actuar y si en realidad sería capaz de cargar con la responsabilidad de hacerla infeliz a ella, a mí y a mis posibles futuros hijos?

En ocasiones es mejor romper la relación a tiempo y quedar como buenos amigos. Puede ser algo doloroso y que cueste mucho superar en ese momento, pues parece ser la única persona en la vida, pero con el paso del tiempo este proceso se entenderá y aquella expresión, en su tiempo dolorosa, se convertirá en una auténtica esperanza.

El proceso del noviazgo no debe ser complicado. En primer lugar, se debe analizar si se ha encontrado a la persona adecuada. En segundo lugar, se le debe conocer y aceptar tal cual es, con sus defectos y sus cualidades. La lección a aprender es a ser consciente de que se debe amar a una persona tal cual es y no tan sólo algunos aspectos que hemos seleccionado y que son los que nos gustan.

En ocasiones se pueden apreciar y admirar algunas cualidades aisladas de la persona sin quererla en su integridad. No se puede hablar de amor verdadero si no se ama de manera integral, aceptando sus defectos y sus virtudes. De nada sirve soñar de un modo perfecto con el otro, si de antemano sabemos que es una persona que siempre tendrá imperfecciones que se contraponen con nuestra manera de ser.

Para ti, ¿cuál es el objetivo del noviazgo?

En tercer lugar, los jóvenes deben aprender a superarse. La superación considera el conocimiento y la previa aceptación de uno mismo, para lo cual se requiere de una auto-superación, una lucha constante y sincera contra los defectos propios, pues la intención es ser mejor persona para el ser amado. Lo mejor que un novio puede regalar a su pareja es ofrecerle un esfuerzo constante y delicado por ser mejor persona cada día en todos los sentidos.

 

NOVIAZGO ADULTO

Pensar en el amor maduro significa tener un conocimiento profundo del otro y, por tanto, adherirme a su realidad para ayudarlo con sinceridad a buscar su verdadero bien. Existen millones de formas de ayudar a la persona amada, favoreciendo el ejercicio de su libertad, entablando un diálogo respetuoso y franco para invitar al otro a superar sus límites y sus defectos.

El verdadero amor va acompañado de una superación como pareja, de un crecimiento paulatino en el amor para vivir una relación profunda y humana. Esta acción responsable siempre buscará un esfuerzo por atraer el verdadero y mutuo amor, con una sincera aproximación a un amor auténtico: un amor donde se quiere a la persona buscando una integración física, psicológica y espiritual, es decir, un amor que integra todo el ser.

¿Qué crees que se sienta encontrar el verdadero amor? Y ¿cómo crees que se puede identificar?

Una verdadera relación no puede significar reducir a la persona a una correlación pura de sentimientos. Los sentimientos son parte importante de una relación, pero nunca serán la esencia del amor. Construir una relación de novios basada en emociones y en experiencias sentimentales estará condenada a fracasar por su propia inestabilidad y por la ceguera que contraen los propios sentimientos. No se recomienda vivir una relación pensando que ambos siempre se sentirán a gusto, más bien se debe pensar con seriedad en el futuro, dialogando de manera madura, conociéndose el uno al otro para tener un amor profundo.

Existe un riesgo más grave que es reducir la relación solamente a la dimensión física, a lo puramente sexual, a dejar que la sexualidad predomine y a que constituya el interés más importante de la pareja. El sexo es el elemento integral del amor matrimonial, pero no constituye, por mucho, el elemento esencial del hombre. Por lo tanto no puede ser la esencia del amor ni la adhesión personal y libre a la otra persona en su integridad. El riesgo de basar una relación en el sexo es convertir esa expresión de amor en egoísmo puro.

Para ti, ¿cuál sería otro riesgo que puede destruir una relación?

 

VALORES DE LA RELACION DE PAREJA: LEALTAD SINCERIDAD Y RESPONSABILIDAD

EL AMOR

La voluntad por medio de la libertad, ejerce el acto del amor cuando se busca el bien de una persona con la entrega total del ser. El amor significa la donación total de la persona, vivir y relacionar los afectos más puros del hombre, desprenderse totalmente del ser con una ausencia total de egoísmo, buscando siempre el mejor bien de la persona, buscando desinteresadamente el bien total de la persona amada.

Los sentimientos acompañan al amor, pero no son el amor. Por ejemplo:

Una mamá que regaña a su hijo por mentir, no “siente bonito” al hacerlo, pero lo hace por amor y por su bien.

• Si un esposo hace algo que le molesta a su mujer, ella no “sentirá bonito” y no por eso dejará de amarlo.

Los sentimientos son elementos necesarios que acompañan al amor, pero no son lo más importante del amor. Ésta es una idea que la cultura moderna ha querido que creamos.

El amor en realidad es una lucha diaria y constante que en ocasiones hace sacar lo mejor de nuestros sentimientos, pero también puede hacer lo contrario, sobre todo cuando experimentamos dolor al ver a nuestro ser amado en sufrimiento.

El amor es una elección que implica la voluntad y que compromete a una deliberación de la libertad.

Cuando se dice que el amor tiene como objetivo buscar el bien de la persona significa que a lo largo de tu vida busques:

1. Desarrollarte integralmente, hacerte crecer como persona.

2. Ser mejor persona en todos los aspectos.

3. Perfeccionarte en todas las áreas personales: física, psicológica, social y espiritual.

4. Evitar tener una conciencia laxa. Hay personas que por esta razón consideran como bienes las cosas que no lo son, por ejemplo las drogas. Sin embargo, aunque para estas personas sean “cosas buenas”, la realidad y la verdad nos dice que no lo son, ya que dañan el organismo físico y psicológicamente, afectan las relaciones sociales y los hacen menos “libres” porque se esclavizan a dichas sustancias.

Amarte a ti mismo no es caer en egoísmo, significa conocerte, aceptarte y buscar superarte. El amor no se puede expresar de la misma forma que una amistad, en el noviazgo o en el matrimonio, porque con cada persona tienes un lazo distinto que te une a ella y que te hace sentir más amor a esa persona que hacia otras. Podemos expresar amor a personas que no conocemos. Aunque parezca extraño considerarlo, amar es “querer el bien del otro”, por lo tanto, sí es posible amar a aquellos que no conocemos. Sin duda alguna, la forma de expresar ese amor no sería igual que como un esposo hacia su esposa. En este sentido:

Amar es: ayudar a personas que han sufrido una desgracia natural como por ejemplo un terremoto o un huracán, ya sea con ayuda económica, alimentación o colaborando en trabajos de rescate.

• Amar es: tratar con respeto y dignidad a las personas con las que trabajamos, darles su lugar.

• Amar es: trabajar dando lo mejor de sí mismo, entregándote al máximo con actitud positiva y servicial.

El amor es también tomar decisiones, y en esa toma de decisiones se llega a involucrar la renuncia. En ocasiones se debe renunciar a algún aspecto o alguna situación, sin embargo no se renuncia a la persona a la que se ha decidido darse y amarse, ya sea a la familia, a un amigo o a la pareja. El amor es entrega, y es darse al otro, es buscar el bien del otro.

En muchas ocasiones el amor debe llevar consigo fortaleza para superar situaciones adversas, para aprender de ellas y para conseguir ser mejores personas.

El amor verdadero es un amor duradero, es para toda la vida y está alejado de rencores y de orgullo. Es un amor que perdura y que supera todas las situaciones adversas, se aprende de ellas, y se crece como personas.

El amor comienza desde uno mismo, desde el propio conocimiento y la propia aceptación. Una vez que logro conocerme y aceptarme, puedo ser capaz de darme a alguien más, de conocerlo, de aceptarlo y de amarlo.

 

LA FIDELIDAD

La fidelidad significa un estricto cumplimiento de las promesas que se hacen en nuestra realidad cotidiana, aun cuando esa realidad sea vertiginosa. La fidelidad es una respuesta ante los compromisos que se adquieren con libertad, es dar seguimiento y cumplir lo que se ha dicho y con lo que se ha prometido. La fidelidad es la correspondencia entre lo ofrecido y lo que se hace.

Cuando los compromisos se cumplen se genera un clima de credibilidad y de confianza entre las personas, siendo así la fidelidad el principio básico de cualquier pacto social.

La fidelidad significa cumplir con los acuerdos y compromisos que se hacen entre personas, independientemente de las situaciones que se susciten y de las aspiraciones de cada humano. Por lo tanto, la verdadera fidelidad se da aun cuando las circunstancias son cambiantes.

Para practicar la fidelidad es necesario desarrollar la capacidad de proyectar el futuro, es decir, prometer hoy para cumplir más adelante, aun sabiendo que los sentimientos o circunstancias pueden ser diferentes a las actuales, pero con la voluntad de sobreponerse a ellos porque existe la confianza en algo o en alguien con quien se quiere permanecer ligado de una u otra manera.

Los cambios se generan a partir de los esfuerzos pequeños de mejora, sólo así podemos ir entrenando a nuestra voluntad a querer establecer y cumplir con compromisos más grandes.

Al estar comprometido, ya sea en el noviazgo como en el matrimonio, es indispensable poner atención al comportamiento que se tiene con personas del sexo opuesto, así como con las manifestaciones de afecto. Se puede ser cortés y amable, pero es preferible evitar halagos excesivos o atenciones que vayan más allá de la convivencia profesional y de la amistad.

Para que exista fidelidad en una relación de pareja es necesario tener confianza en uno mismo y en los demás, en lo que se dice y en lo que se piensa.

La persona fiel es libre y auténtica, no niega sus responsabilidades, establece la razón por encima de los sentimientos, es una persona íntegra enfocada a la consecución del bien.

La fidelidad nos dota de libertad puesto que elegimos aquello con lo que se quiere comprometer. Una persona fiel demuestra esa fidelidad consigo mismo, con los demás y con la sociedad.

Ser fiel implica tener congruencia en nuestras vidas, en nuestro pensar y en nuestro actuar.

¿Cuáles crees que puedan ser los aspectos que hacen más difícil practicar la fidelidad?

 

LA RESPONSABILIDAD

Una persona es responsable cuando:

Acepta la realidad.

• Acepta todos sus deberes y sus obligaciones.

• Cumple sus promesas.

• Defiende sus pensamientos, sus principios y sus ideales.

• Cumple con los compromisos de su entorno social, ambiental, laboral y familiar.

• Es fiel en sus decisiones.

• Es independiente.

• Se fija objetivos y lucha hasta alcanzarlos.

• Antes de tomar alguna decisión mide las consecuencias.

Una persona responsable tiene una actitud de respeto por sí mismo y una alta actitud de estima y proactiva frente a las decisiones que toma.

Cuando una persona es responsable siente la necesidad de cumplir con aquello que ha prometido. Las promesas son compromisos a los cuales llega a sentirse “atado” hasta que concluye. Solamente la persona que tiene un conocimiento profundo de sí mismo es capaz de ser responsable y de valorar sus acciones, aprender de sus errores y encontrar nuevas formas para mejorar su actitud.

Una persona que vive su libertad responsablemente, tiene las siguientes características:

1. Conoce sus límites.

2. Toma en cuenta las posibles consecuencias de sus actos.

3. Analiza cada situación para tomar la mejor decisión.

4. Sus decisiones no dañan a otras personas.

5. Toma decisiones con respeto hacia sí mismo y hacia los demás.

6. Conoce sus fortalezas y sus debilidades.

7. No actúa con base en lo que la gente pueda llegar a pensar de él.

¿De acuerdo con estas características, ¿te consideras una persona responsable?

La persona responsable reconoce que la verdadera libertad no es hacer lo que quiera cuando quiera, sino que debe guiar su actuar con respeto a las leyes sociales, las familiares, las laborales y las morales.

 

LA HONESTIDAD

Los valores humanos son cualidades que pueden ser adoptadas por las personas para que vivan plenamente. Cada valor requiere de un esfuerzo constante, por lo que suele suceder que las personas vivan huyendo de los valores.

La honestidad es un valor integral que se debe vivir a diario en el pensar, actuar y decir. Al igual que todos los valores humanos, la honestidad se debe vivir de manera cotidiana, y no tan sólo cuando nos conviene. Los valores no pueden ser vividos sólo cuando tenemos ganas. Si no vivimos con el valor de la honestidad generamos desconfianza en nosotros mismos, en nuestro actuar, en nuestro pensar y en nuestro sentir. También la percepción que los demás tienen de nosotros se ve deteriorada porque nos perciben como alguien en quien no se puede confiar, alguien irresponsable y que actúa frente a los acontecimientos de la vida como se presenten, sin importar envolver la vida en una cascada de mentiras.

Una persona se percibe como honesta cuando se esfuerza por actuar conforme a los más altos estándares de conducta, cuando es leal y benevolente con sí mismo y con el mundo que le rodea y cuando toma sus decisiones eligiendo claramente lo correcto, haciendo una plena diferencia de lo incorrecto.

¿Qué sensación te da cuando descubres que una persona no ha sido honesta contigo?

 

EL RESPETO

El respeto significa saber beneficiar con nuestra actuación, tanto de forma particular como social. Es demostrar que sabemos actuar en tiempo y en forma y también que sabemos dejar actuar a los demás. El respeto es la piedra angular para toda convivencia social. En cualquier sociedad es necesario aprender a apreciar y a valorar a las personas con las cuales convivimos y a respetar la dignidad de los demás sin importar sus condiciones o circunstancias.

El respeto debe comenzar en nosotros mismos, sólo así, podemos respetar a los demás. Aprender a respetarnos implica poner especial atención en todos los aspectos que como seres humanos nos atañen. El respeto comienza cuando una persona se identifica como una unidad única, integrada de cuerpo y alma, que tiene un valor propio y que se dignifica cuidándose en todos los aspectos de la vida humana, incluyendo las relaciones con sus semejantes.

El respeto significa reconocer el valor propio del hombre y los derechos innatos de los individuos y de la sociedad. Respeto también significa ser responsable de la propia vida. Respetar nuestra propia conciencia moral, por la cual nos hacemos dignos y nos tenemos amor propio. Lo contrario a la responsabilidad es la irresponsabilidad, donde el ser humano no responde ni por sus acciones, y por tanto, no se considera valioso.

 

SEXUALIDAD Y UNIÓN MATRIMONIAL

La primera verdad que debemos recordar se refiere a la relación sexo-persona. Ésta implica y subraya la relación del cuerpo con la persona. En la corporeidad se puede distinguir la diferencia y la complementariedad de ambos sexos. El cuerpo permite diferenciarnos entre unos y otros a través de factores que hacen resaltar nuestra personalidad: factores cromosómicos (X y Y), factores endocrino-neurológicos (gónadas internas y gónadas externas), la diferenciación continua de los conductos (de Wolff en el hombre y de Müller en la mujer) y los caracteres fenotípicos del sexo o caracteres sexuales primarios y secundarios.

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También con la morfología del cuerpo, la voz, los gestos, las cualidades sensoriales y perceptivas queda marcada la diferenciación sexual. De acuerdo con Gamboa Bernal (2007), el hombre y la mujer son seres sexuados desde su origen, es decir, desde su concepción. El ser sexuado adopta una peculiar originalidad en cuanto a que se es hombre o mujer en una dimensión y en un nivel diversos: la feminidad y la masculinidad de la persona, precisamente porque se expresa en él y por el cuerpo, lleva la densidad y la vitalidad de todo el ser, del espíritu ante todo, y es un reflejo de la imagen de Dios.

Por eso, se ha llegado a la conclusión de que la corporeidad no existe si no está sexualmente diferenciada como corporeidad masculina y corporeidad femenina, es igualmente intuitivo que la diferenciación no se limita a algunas características accesorias, sino que marca en profundidad y en el tiempo a toda la corporeidad. Lo cual no equivale a decir que la corporeidad sólo sea sexualidad, el cuerpo tiene otras funciones y otras dimensiones.

De esta premisa debemos concluir que la sexualidad marca igualmente a toda la personalidad: el espíritu y el “yo personal” son también hombre y mujer, y no sólo el cuerpo, precisamente porque es el espíritu (el yo personal) el que anima, el que informa y el que hace vivir a la corporeidad. Por esto, la persona no sólo tiene un sexo determinado, sino que es hombre o mujer. Por consiguiente, toda vocación personal en el mundo no podrá realizarse armónicamente sino aceptando y dando valor a ese determinado modo de ser.

La sexualidad humana no se puede reducir a una cosa o a un objeto, sino que es conformación estructural de la persona, una estructura significativa antes que una función; como componente fundamental de la persona, la sexualidad reclama respeto y aceptación.

Manipular la sexualidad para que sea de signo opuesto es como manipular el patrimonio genético en el sentido de alterarlo. Al cuerpo se le recibe, el cuerpo es lo que es. Lo mismo hay que decir de la sexualidad.

La sexualidad no agota toda la riqueza de la corporeidad ni menos aún la plenitud de la personalidad por eso, no realiza todos sus valores. El espíritu y el yo trascienden al propio sexo por plenitud de vida y riqueza de valores. La persona es más grande que su cuerpo, el cuerpo es más grande que el propio sexo. Nadie podría vivir sin un cuerpo en este mundo y nadie podría vivir si no es un hombre o una mujer, pero el ser personal es más grande que el cuerpo y el sexo. Esta verdad, en sí misma evidente, implica que en la jerarquía de los bienes personales el sexo, aunque toca a la persona en su globalidad, no la agota en su plenitud. El bien total de la persona ocupa el primer lugar, con toda su riqueza trascendente y espiritual. La vida física es el bien fundamental por el que la persona se expresa en el tiempo, y es en la vida física en la que se inserta directamente la sexualidad. Por esto, sí es cierto que nadie puede rehusarse a ser hombre o mujer, por esto mismo, tampoco es igual de necesario ni posible que el sexo exprese toda la vida y que cada persona necesite expresar la totalidad de sus capacidades sexuales.

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VALORES MATRIMONIALES

El amor, en sentido general y no exclusivamente sexual, es una repuesta afectiva de toda la persona que implica el reconocimiento de la dignidad del otro, pero también el asombro afectivo y la contemplación de su dignidad y grandeza de donde nace la disponibilidad a comprometerse uno mismo para defender tal dignidad y belleza, y acompañarla a su adecuada realización.

Para la persona, tomar conciencia de sí mismo o ser autoconsciente no es algo accesorio que puede ocurrir o no. La autoconciencia es el acto propio de la persona, decisivo para su autorrealización como tal persona. Solamente de ese modo se puede hacer no sólo lo que es justo, sino también vivir esa acción como propia, como algo que me pertenece y me constituye esencialmente.

Como se ha dicho, esta autoconciencia es posible solamente a través de la mediación del otro, es decir, en la medida en que otro, dirigiéndose a mí, despierta en mí la conciencia de la parte que debo recitar en el drama de la vida y de la historia. Comienzo a existir como ser autoconsciente al recibir la llamada del otro y como respuesta a la disponibilidad que manifiesta hacia mí.

En este sentido, ser persona es, por su propia naturaleza, comunión. Ser un sujeto individual no contradice esta estructura de la persona sino que ayuda a comprenderla mejor. La relación con otra persona, de hecho, no crea ni el sujeto ni su conciencia, pero se integra sobre el presupuesto de su primera donación original del ser y del sentido por parte de Dios, precisamente como su desarrollo y explicitación.

Esto quiere decir que en la relación interpersonal, y en particular en la educación, el hombre coopera con Dios en la creación de la interioridad del otro. Esto es de decisiva importancia porque nos empuja a rechazar cualquier pretensión de un hombre de considerar a otro hombre como un producto de su iniciativa.

Nuestros hijos, que generamos en la carne y educamos en el espíritu, justamente a causa de esa original donación del ser y del sentido por parte de Dios no nos pertenecen, pertenecen a un destino infinitamente más grande, hacia el que nosotros solamente nos esforzamos en lo posible de guiarles y en todo caso de acompañarles. Sin embargo, esto no nos debe llevar a no ver otro lado de la verdad.

Cada uno de nosotros es en cierto sentido, la suma del amor que le ha sido dado, otros hombres participan realmente en la creación de nuestra personalidad concreta, tanto, que no seríamos lo que somos sin ellos. Existen relaciones humanas decisivas, y nuestro destino depende en gran medida de cómo las vivimos.

 

BIOLÓGICA

El hombre nace varón o mujer. Tener un sexo determinado hace que todo ser humano viva la propia humanidad como carencia. Para ser plenamente yo mismo tengo necesidad de otro ser humano, dotado de características opuestas, complementarias a las mías, que me ofrece el don de sí mismo y acepta, al mismo tiempo, el don de mi persona a través de mi cuerpo.

Inicialmente, el impulso sexual no se dirige a la persona sino hacia el cuerpo de la persona. Específicamente hacia los órganos sexuales del cuerpo de un individuo de sexo opuesto de la misma especie. El instinto, por tanto, está altamente indiferenciado y es inestable, es decir, se encuentra disponible para una pluralidad de experiencias. A este nivel es correcto lo que a menudo se dice del hombre que es un animal polígamo por naturaleza.

El instinto sexual semeja en este punto al instinto de nutrición y al de la auto conservación, está esencialmente centrado en el yo. El organismo experimenta un estado de tensión no deseable y busca, lógicamente, una descarga instintiva que lo lleve de nuevo al equilibrio. La persona del otro, igualmente a como ocurre con el instinto de nutrición, aparece esencialmente como objeto, como un instrumento para la satisfacción de las pulsiones del yo.

Está estructura centrada en el yo de la pulsión sexual se encuentra, sin embrago, como el hecho de que el objeto de la pulsión no es una cosa, sino otro ser humano. En el transcurso de las operaciones que satisfacen el instinto de conservación y nutrición, el hombre afirma su superioridad respecto a los objetos del mundo, transformándolos en instrumentos de la propia autoafirmación. A primera vista, esto no presenta ningún problema. Sin embargo, como subraya el movimiento ecologista, la naturaleza debe ser usada por el hombre como respeto de la específica bondad y belleza de cada ser particular que la compone.

No obstante, el hombre tiene el derecho de utilizar y dominar esos seres. De modo que cuando un hombre mata a un buey para comerlo, no existe inicialmente ninguna objeción de carácter moral contra tal comportamiento. Sería muy diferente si un hombre matase a otro hombre para alimentarse. Con esta comparación nos hemos introducido en el significado de la regla moral fundamental formulada por Kant: trata a la persona en ti mismo y en los demás, siempre con un fin y exclusivamente como medio.

Es precisamente en este punto donde surge el problema moral y sexual. ¿De qué modo puedo hacer uso del cuerpo de otro ser humano para satisfacer mi propia tendencia sexual sin instrumentalizar su persona, y a la vez, sin dejar instrumentalizar la mía?

 

Sería preciso preguntarse, sin embargo, si esta regla moral, encontrada por Kant, no es algo que se superpone desde el exterior a la estructura propia de la sexualidad. Mientras que ésta, por su misma naturaleza es justamente una lucha para la instrumentación recíproca, la eterna “guerra de los sexos” que algunas escritoras del movimiento feminista han teorizado.

A nivel puramente biológico es posible individualizar un elemento que nos hace presentir un nuevo nivel de la cuestión que debemos afrontar enseguida, se trata de la experiencia de la ternura. El sexo humano está asociado con una idea de la ternura que va más allá de la satisfacción instintiva. Todas las lenguas del mundo conocen la diferencia terminológica entre hacer el amor y violar, entre el acto sexual consentido libremente y el impuesto por la fuerza.

Una vida sexual sin ternura es inadecuada e insoportable, también si nos mantenemos en un simple nivel instintivo. Este carácter del impulso sexual nos enseña que la sexualidad humana no es sencillamente instinto. El instinto está integrado en una estructura de la que podemos descubrir a través de la ternura un segundo elemento: el emocional.

 

EMOCIONAL

Dentro del dinamismo físico-psíquico y cultural está la espiritualidad del hombre, su libertad y su responsabilidad. La sexualidad no puede carecer de esta vitalidad espiritual que la enriquece, que la armoniza en sus componentes y en sus dinamismos y que la expresa en la relación interpersonal y en el proyecto global del crecimiento personal. Prescindir de esta dimensión y de la corriente vitalidad espiritual en el estudio de la sexualidad sería reducirla al mecanismo psicofísico o a una elaboración cultural, en otras palabras, caer una vez más en el reduccionismo.

Es oportuno recordar que, tanto en éste como en otros campos de la actividad humana, no puede haber libertad sin responsabilidad. La libertad en este caso no puede prescindir responsablemente del bien que gestiona el sexo y la actividad sexual ni puede prescindir tampoco de toda la riqueza personal que el sexo comporta, de la vida personal que pone en juego ni del eventual impacto con otras personas o con la familia, si se ha constituido ya. Por más que vaya siempre acompañado de la palpitación de la espontaneidad, el sexo nunca es un mero juego ni puede prescindir de la obligada riqueza de la espiritualidad.

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Por lo anterior, toda la vida sexual deberá estar acompañada por la responsabilidad, sobre todo cuando la sexualidad está comprometida con el amor conyugal y con la procreación. Responsabilidad quiere decir también aceptar la sexualidad por lo que ella es y por lo que comporta en sus significados y en sus consecuencias.

 

MORAL

Se ha dicho que el sexo se inscribe en el cuerpo, con el cuerpo y en el cuerpo, pero que contra enseña a todo ser personal, el cual sigue siendo trascendente a través de la espiritualidad.

La psique no pertenece enteramente ni al organismo corporal –aunque hunda en éste sus raíces sensoriales, nerviosas y emocionales- ni totalmente al espíritu, que ejerce sobre éste una conciencia vigilante del cual recibe estímulos y condicionamientos.

La concepción de la psique, hay que entenderla en sentido hilemórfico como resultante de dos co-principios humanos el físico y el espiritual o, como se expresan algunos psicólogos, el metapsíquico.

Por esto, tampoco podemos reducir siquiera el espíritu al psiquismo ni considerar al hombre como resultante de tres co-principios ontológicos: el hombre ontológicamente es espíritu unido al cuerpo; en el interior de esta unidad vital es donde se desarrolla y se inscribe en toda la personalidad orgánica y consciente el psiquismo.

Tampoco la sexualidad tiene su carga emocional y su mundo psicológico. Algunos psicólogos han querido interpretar todos los comportamientos humanos y sociales en una visión totalizadora.

Si bien esta visión totalizadora es excesiva no podemos negar que la vitalidad psíquica enriquece, condiciona y dramatiza también a la vida sexual. Conflictos y tensiones, pasión y Eros se encuentran al interior de la vida psicológica de las personas, y aun cuando no constituyan ciertamente toda la vida psíquica la afectan profundamente.

También en el psiquismo como en la corporeidad, se hace viva la complementariedad de los sexos y de su atracción recíproca. Se distingue que las diferencias psicológicas no se pueden anular o atribuir enteramente a meros influjos socioculturales.

La cultura no constituye por sí sola esta diferenciación en la psicología del hombre y de la mujer. La cultura puede influir, ciertamente, al acentuar ciertos roles e inducir ciertos prejuicios y falsas sensibilidades (hombre-activo y mujer-pasiva; hombre-fuerte y mujer-débil), pero no toda la psicología proviene de la cultura: la psique hunde sus raíces tanto en el soma como en el espíritu, que la empapa con su vitalidad (Casas, M.).

Se consideraron estas nociones elementales para señalar que al armonizar la sexualidad corporal y la psicológica, se pueden plantear conflictos y dificultades, y que también sobre la sexualidad psicológica pesa el influjo del ambiente cultural. Se pueden dar entonces no sólo dificultades en el desarrollo sino también auténticas y profundas anomalías del psiquismo por las que el sexo físico no es aceptado, recurriendo a la sexualidad psíquica para cambiar la física.

 

SOCIAL

La sexualidad humana es una realidad llena de ambigüedades. Por un lado, lleva el contacto pleno y amoroso de una entrega total del ser para una persona, una donación plena y abierta a la generosidad de abrirse por medio de este acto de amor al proyecto de vida de procrear y de engendrar hijos. Pero al mismo tiempo el acto de la sexualidad es acompañado por un placer de gran magnitud, que desborda el físico y llega a lo pasional, pudiendo opacar y dejar en otro plano el amor para convertirse en una pura búsqueda de goce personal.

A lo largo de la historia, todas las culturas han reflejado la problemática y hasta el drama de la vida sexual. En todas las culturas el uso de la sexualidad tiene un entorno de tabúes, pecados, reglas y límites como un intento por ordenar un acto de gran importancia para el hombre, pero que parece que no puede controlar. En la actualidad, la sexualidad humana tiene recargado un significado de expresión amorosa, es un lenguaje de amor y una donación mutua, es un medio para expresar el amor.

La sexualidad expresa el cariño, la sensualidad y el amor con gestos, con acciones simbólicas, con miradas, etcétera. Pero es evidente también que el amor tiene diversos grados y matices, y con ellos existen diferencias entre las distintas expresiones de amor que se tienen, por ejemplo: una madre expresa el amor de distinta forma a su hijo que a su esposo, los novios expresan su cariño de distinta manera que los amigos, los hermanos se aman de manera fraterna. El cuerpo humano expresa todos estos amores de modo diverso, pues los afectos y los sentimientos piden ser expresados.

Es por ello que la donación sexual plena es un lenguaje de donación total e incondicional. El amor con su expresión sexual está abierto a la entrega profunda del ser que tiene la posibilidad de engendrar nueva vida como fruto de la donación amorosa. Esto es lo que implica la relación sexual. Aun cuando en la actualidad se quiera negar e impedir el acto conceptivo de la entrega sexual, no se puede negar la evidencia tácita de que el acto sexual significa unión y procreación.

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HETEROSEXUALIDAD Y HOMOSEXUALIDAD: ÉTICA ANTE LAS DESVIACIONES SEXUALES

Uno de los aspectos morales más importantes de la sexualidad estriba en que ésta sea considerada, en lo que a relaciones sexuales se refiere, como una forma más de comunicación.

Si la relación sexual no es entendida así, ni siquiera podrá llamarse relación, sino satisfacción de una necesidad en un momento determinado.

Son muchas las causas que impiden que, en ciertas personas, la relación sexual sea entendida como una forma más de comunicación. De aquí radica la importancia de la educación sexual de las personas. Así, un individuo, hombre o mujer, educado en el seno de una familia en la que se habla con desprecio del sexo masculino o femenino, acabará considerando a las personas de ese sexo como inferiores, y es muy probable que con ellas no mantenga una comunicación sexual, sino que, al considerarlas objetos sexuales, no pueda lograr con ellas ese intercambio de afectos, pues la relación con un objeto, nunca es recíproca.

La relación sexual como forma de comunicación implica que quienes la mantengan, conserven a su vez los siguientes niveles:

A) Entendimiento mutuo. Este nivel no es otra cosa que el conocimiento del otro y que el otro me conozca a mí. Es, pues, la sinceridad como virtud moral, necesaria e imprescindible para que las relaciones sexuales sean una forma de comunicación.

B) Amistad y amor. Si definimos la amistad y el amor como una benevolencia mutua se entiende como el deseo entre dos personas de hacerse el bien. Está claro que si la relación sexual no está precedida y presidiada por esta condición, consideramos al otro como un objeto sexual y no como una persona con la que se intercambia afecto y cariño.

C) Consideración y respeto. Cada persona mantiene ciertos grados de intimidad, de pudor, de criterios y de pareceres muy personales con respecto al sexo. Pues bien, las relaciones sexuales exigirán la consideración y el respeto por esa intimidad y por esos criterios del otro, única forma de comportarnos honestamente en ese tipo de relaciones en las que la invasión y la violación de los criterios ajenos supondrían un atentado a la dignidad de los demás y el fracaso de la relación sexual misma, pues entendemos que ésta fracasa no sólo si no se consuma, también si no se mantiene dignamente considerándola como una de las formas más íntimas si se quiere de la comunicación interpersonal.

Hemos visto hasta ahora cómo la sexualidad es una forma de comunicación humana. Nos hemos referido a la sexualidad en general como atracción física entre personas, y su potenciación en la atracción psíquica y espiritual. Existen diversas formas de asumir la sexualidad que se han integrado en la sociedad y que se manifiestan en las diversas tribus que estudia hoy en día la Antropología.

En general, suele distinguirse entre la heterosexualidad (sexualidad entre miembros de distintos sexos) y la homosexualidad (sexualidad entre miembros del mismo sexo), existiendo también la bisexualidad (atracción por el otro sexo y por el mismo sexo).

Sociológicamente hablando, la relación heterosexual es la más común, y de ahí que su reconocimiento público haya pasado por una normalización jurídica. Esto ocurre así en la sociedad occidental de mayor tradición. La homosexualidad y la bisexualidad, con ser menos frecuentes, pasaron a otro plano. En algunos casos su ilegalidad llegó a costas peligrosas para el mantenimiento de los auténticos derechos humanos, y se podrían citar casos desde los tiempos de Stalin donde se propagó el mito de la homosexualidad como «perversión fascista» o como «signo de decadencia en el sector burgués de la sociedad». Así, en enero de 1934 en la Unión Soviética se hicieron detenciones masivas de homosexuales y se publicó, en ese mismo año, un decreto que castigaba los actos homosexuales con ocho años de prisión. Por otra parte, en 1935 los nazis reforzaban las leyes anti-homosexuales, ya en vigor en Alemania desde los tiempos de Bismarck. En 1934, la liquidación de los homosexuales en «La noche de los cuchillos largos» y en 1937, la orden de Himmler, el jefe de la SS, de envío a los campos de concentración, para los que observaran prácticas de este tipo. Por último en 1941, la prescripción de la pena de muerte bajo el lema de «conservar la pureza» llegó a la policía. Los homosexuales, concentrados en los campos, eran condenados a penosos castigos.

Como vemos, la persecución de los homosexuales se produjo históricamente a través de ideologías tan dispares como el nazismo alemán o el comunismo soviético. Hoy en día sabemos que la cuestión homosexual es reconocida en la dimensión que merece por gran parte de la sociedad, y este logro se ha hecho posible con la liberalización generalizada de las costumbres sociales.

Además, la homosexualidad no ha sido siempre tan denodadamente castigada como acabamos de ver. En el mundo clásico grecorromano era una práctica bastante generalizada y reconocida por la sociedad. Filósofos como Sócrates exaltaron el valor psíquico y espiritual de la amistad homosexual, vinculándola a la admiración intelectual por la belleza y los ideales.

El término homosexualidad fue acuñado por Karl Maria Benkert en 1869 quien, con el pseudónimo de Kertbeny, lo refirió tanto a los hombres como a las mujeres. En el hombre, el criterio que lo definía era la impotencia sexual. Charles Gilbert Chaddock retomó el término en 1892 para referirlo como patología, ahora sí con un contenido de tendencia erótica, un cambio de concepto importante, pues lo situaba dentro del área médica y como enfermedad, pues hasta esa fecha la homosexualidad se consideraba un vicio, refiriéndose a los homosexuales como sodomitas, o sea, descendientes de Sodoma.

Otras terminologías en esa misma época fueron propuestas, como “homofílico”, para determinar el enamoramiento de una persona con otra del mismo sexo, o el de “homogénico” por la atracción al mismo sexo, pero el término “homosexual” encontró más aceptación y fue ganando popularidad.

En el siglo XX, Havelock Ellis en 1942 y Magnus Hirschfeld en 1948, realizaron sus trabajos sobre homosexualidad con este vocablo, quedando desde entonces aceptado en el área científica.

Puede notarse que la definición del término desde el principio no fue precisa porque primero se refería a impotencia, hecho físico que puede no relacionarse con la homosexualidad. Después, a afinidad erótica, un hecho subjetivo.

Y actualmente, las definiciones se plantean desde el punto de vista conductista, porque se apoyan solamente en lo observable, al acto genital. Los conductistas, basados en lo externo y concreto de las conductas, definen la homosexualidad como lo hace Fernández-Martos: “la homosexualidad masculina es la tendencia preferencial de un hombre hacia su propio sexo acompañado de una prolongada y abierta actividad sexual”, y la distingue de la homofilia: “aquellas personas que mantienen sus tendencias en el plano de amistad erótica marginal, al tiempo que evitan todo contacto genital”.

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En su libro, Homosexualidad (1962) Bieber y colaboradores comprendían una serie de definiciones que, a fin de ser ilustrativas de los diferentes puntos de vista, exponemos a continuación:

• Freud: la homosexualidad es una regresión del desarrollo psicosexual y, por tanto, una psicopatología.

• Hooker: una desviación en la pauta sexual que está dentro de los límites psicológicos normales.

• Rado: la homosexualidad es una adaptación por miedos escondidos que incapacitan al hombre a una relación con el sexo opuesto, una patología caracterizada por el miedo a ser heterosexual.

• Kinsey: basada en la frecuencia estadística, cataloga la homosexualidad como “frecuente” y la considera como una de las expresiones de la conducta sexual.

• Abraham: hombre incapaz de superar la fase edípica.

• Jones: hombre cuya expresión es el erotismo anal y el sadismo.

• Klein y Berger, Sullivan y Massermann: trastorno de fijación oral.

•Kolb, Johnson, Litter, Griffin, Bychowsky y Sullivan: personalidad preadolescente.

•Hornay: persona con orgullo neurótico que se retira de la competencia heterosexual.

• Thompson: trastorno de carácter.

• Rado, Ovesex, Kardiner y Silverberg: proceso neurótico.

Juan José Bares en su libro “La homosexualidad masculina” (1989), también hizo una revisión amplia del concepto de homosexualidad:

De acuerdo con el Diccionario de la Lengua Española, el homosexual se define como persona que tiene relación carnal con otra del mismo sexo.

• Ludwin Eidelberg (1968) distingue entre homosexualidad latente y manifiesta. La latente es el resultado de una lucha entre dos tendencias opuestas, deriva del complejo de Edipo y se expresa en síntomas neuróticos y rasgos de carácter anómalo. La homosexualidad manifiesta es una perversión caracterizada por la dependencia para la estimulación y gratificación erótica de una persona del mismo sexo.

• Laplanche y Pontalls la consideran como una variante de la vida sexual.

• Ismond Rosen define al homosexual como un individuo que se engancha repetida o episódicamente en relaciones sexuales con parejas del mismo sexo o experimenta el deseo recurrente de hacerlo.

• Judd Marmor (Freedman, Kaplan, Sadock): la homosexualidad es una variante de la conducta sexual, con personas que experimentan una fuerte atracción erótica hacia personas del mismo sexo.

Como puede observarse, hay una gran cantidad de definiciones, pero no existe uniformidad de criterios. Aún dentro de la teoría freudiana, algunos estudiosos la proponen como una alteración de la fase oral y otros de la anal, pero lo que sí es importante señalar es que en su mayoría las definiciones están de acuerdo en catalogar la homosexualidad como anormalidad, siendo solamente excepción Hooker y Kinsey, para quienes sólo es una “normalidad estadística”.

Por lo tanto, para fines de esta lectura se considerará la siguiente definición: “La homosexualidad es la atracción erótica-genital exclusiva y permanente en la edad adulta de una persona hacia otras de su mismo sexo”.

Durante cerca de 40 años, la American Psychiatric Association (Asociación Psiquiátrica Americana, APA) ha publicado un manual oficial en el que se describen y clasifican los diferentes tipos de comportamiento anormal. A partir de 1973, la APA eliminó a la homosexualidad de su clasificación de enfermedades mentales en su Manual de Diagnóstico y Estadística de los trastornos mentales (DSM).

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En 1983, se realizó un panel de homosexualidad en la Asociación Psiquiátrica Americana. En este panel se pudo apreciar que existe un conflicto entre la comunidad psicoanalítica americana y la comunidad gay americana apoyada por la APA, la cual tomó la postura de que la homosexualidad es una alternativa saludable de estilo de vida. A la fecha, se han publicado cerca de 700 artículos en pro y en contra de esta postura y aún sigue el debate de que la homosexualidad es o no una enfermedad.

En la sexualidad humana se presenta el concepto de persona de una manera especial. Si se considera solamente a la genitalidad humana como realidad fisiológica aislada de la totalidad de la persona, no será posible señalar en ella sus potencialidades específicamente humanas. Sólo en la medida en que la genitalidad y la expresión sexual sean asumidas en la totalidad de la persona, operativa y culturalmente es como puede hacerse visible el significado “humano” de la sexualidad, con una intensión humana (Casas, M., 1999).

Ser-hombre y ser-mujer no son estructuras objetivas (biológicas, sociales, psicológicas) que se encuentran expresadas en cada uno de los individuos y que secundariamente pueden también encontrarse y unirse entre sí. Este significado radica esencialmente en la relación entre personas, en la reciprocidad del encuentro entre seres personales encarnados.

De acuerdo con la Dra. Ma. de la Luz Casas, la sexualidad es un encuentro entre personas, y a este encuentro pertenece, de manera natural, la posibilidad de la fecundidad.

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Siguiendo con la filosofía personalista, la vocación del hombre se encuentra centrada en la actuación de uno en relación con el bien. La fecundidad se concibe no solamente en el plano de la procreación, sino también en el de la co-creación, es decir, la actuación valiosa de la persona en beneficio de la humanidad.

En la interrelación profunda humana se co-crea el mundo, mediante el acto sexual se abre la posibilidad de creación de otros seres humanos a su vez co-creadores y perfeccionadores del mundo (Casas, M.).

La ética moderna insiste en que la sexualidad, más que otras funciones básicas humanas, debe ser entendida en forma personal.

Anteriormente, el tema de sexualidad era tratado como una función animal más que requería ser restringida por considerar a los humanos como seres sin concepto de trascendencia, como otra especie animal o como seres egoístas y utilitarios que no habían comprendido su necesidad de ser con los demás.

Por ello, es ahora una caricatura de lo que verdaderamente se conceptúa como sexualidad humana. La sexualidad humana es una dimensión que afecta a toda la persona.

En la sexualidad pueden reconocerse cuatro valores y niveles:

El sexo como fuente de placer sensual y satisfacción que disminuye las tensiones físicas y psicológicas.

• Más profundamente, el sexo es fuente de complementación por un contacto íntimo personal de amor expresado por la unión corporal.

• El sexo es una necesidad social para la procreación de los hijos y su educación en los valores de las familias, como extensión de la comunidad humana y garantía de su futuro después de la muerte individual de sus miembros.

• El sexo es un misterio que nos une al orden cósmico. Este valor es reconocido por todas las grandes religiones y los filósofos de la vida, y es una protección de la cultura humana.

La cultura moderna está dominada por el utilitarismo, que conceptúa generalmente a la sexualidad como un simple accidente en los procesos de la evolución biológica. Sus seguidores proclaman que los hombres son libres de separar cuatro diferentes valores de la sexualidad, de acuerdo con sus propósitos.

Para ellos es razonable separar el placer sexual de la relación de amor o de la reproducción. Para otros, el sexo puede ser considerado como un valor romántico, y el éxtasis sexual la mayor experiencia en la vida, sin la cual cualquier humano podría considerarse incompleto.

En consecuencia, para muchos utilitaristas la moral sexual debe ser reducida a dos normas fundamentales:

• Las leyes y actitudes sociales dan la libertad de practicar esos valores sexuales en forma individual a sus deseos, en cuanto no perjudiquen a terceras personas.

• La conducta sexual, entre adultos, es materia privada y debe ser determinada por la elección personal.

La postura personalista no niega ninguno de los cuatro valores de la sexualidad, pero los hace inseparables porque su combinación no es sólo factor de evolución humana.

El principio de la sexualidad personalizada se basa en el entendimiento de que los aspectos de la sexualidad se enlacen con la dignidad de la persona porque la sexualidad humana no es solamente un instinto animal y requiere de decisiones libres que en ocasiones producen dilemas éticos. Estos problemas deben ser considerados dentro de las normas del amor, pero más aún, en las normas de la esperanza porque el amor siempre ve a futuro.

La sobrevivencia de la humanidad, así como la madurez del individuo, notablemente dependen del buen uso del sexo.

En este concepto se aprecian dos cualidades propias del hombre: la inteligencia y la voluntad, que nos lleva a otro principio: la libertad.