DESASTRE ECOLÓGICO DE
LA REFORMA ENERGÉTICA
Juana Margarita Garza Castro1
La Reforma Energética recientemente promulgada por el presidente Enrique Peña Nieto tendrá un profundo impacto en el medio ambiente, como si se tratara de un vendaval, pues las empresas nacionales y extranjeras, con la ley en la mano, arrasarán con la propiedad comunal, ejidal y la pequeña propiedad para abrirle paso a obras gigantescas para extraer gas en lutita, petróleo de aguas profundas y otras fuentes convencionales y no convencionales. No sólo contaminarán aire, agua, tierra, flora y fauna, sino que se disponen a utilizar grandes cantidades de agua para fracturar rocas de grandes dimensiones para acceder a petróleo o gas shale.
Apenas el 20 de diciembre de 2013 se aprobó dicha Reforma Energética y ya se preparan otros cambios para adecuar otras normas, como la Ley General de Aguas, en cuyo borrador se establece que la propiedad del vital líquido pasa a corresponder al Estado y no a la Nación, como se establece en este momento en el artículo 27 constitucional.
En efecto, a raíz de la reforma a los artículos 25, 27 y 28 a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, es necesario hacer una consideración sobre las consecuencias y posibles afectaciones que se ciernen sobre el medio ambiente, ya que, como lo dice el octavo transitorio:
Derivado de su carácter estratégico, las actividades de exploración y extracción del petróleo y de los demás hidrocarburos, así como el servicio público de transmisión y distribución de energía eléctrica, a que se refiere el presente decreto se consideran de interés social y orden público, por lo que tendrán preferencia sobre cualquier otra que implique el aprovechamiento de la superficie y del subsuelo de los terrenos afectos a aquéllas. La ley preverá los términos y las condiciones generales de la contraprestación que se deberá cubrir por la ocupación o afectación superficial o, en su caso, la indemnización respectiva.
Los títulos de concesiones mineras que se encuentren vigentes a la entrada en vigor de este decreto y aquellos que se otorguen con posterioridad, no conferirán derechos para la exploración y extracción del petróleo y los demás hidrocarburos sólidos, líquidos o gaseosos, sin perjuicio de los derechos previstos en sus propias concesiones. Los concesionarios deberán permitir la realización de estas actividades. La ley preverá, cuando ello fuere técnicamente posible, mecanismos para facilitar la coexistencia de las actividades mencionadas en el presente transitorio con otras que realicen el Estado o los particulares.
En la práctica, esto quiere decir que se le dará prioridad a la explotación de recursos petrolíferos y si, como dice el último párrafo del octavo transitorio, al ecocidio de las mineras se le agrega la extracción del gas shale, el problema ambiental se magnificará.
En este trabajo se señalan las áreas explotables del gas de lutita en el territorio mexicano, se abordan las cuestiones de riesgos e impacto ambiental que conlleva la explotación del gas de lutita, se describen las áreas de diversidad biológica que serán afectadas por dicha reforma, todo ello acompañado de una reflexión crítica y propuestas de carácter inicial.
Fuentes del gas de esquisto dentro del territorio nacional
La mayoría de las fuentes de roca de lutita, esquisto o pizarra –ricas en materia orgánica sometida a grandes presiones y temperatura del jurásico y cretácico– se encuentran en el noreste y al este del centro de México, a lo largo de las ciudades costeras de la cuenca del Golfo de México. Estas formaciones de rocas de lutita se formaron al mismo tiempo que las de gas de lutita en Estados Unidos, incluyendo las formaciones de Eagle Ford, Hynesville, Bossier y Pearsall (US Energy Information and Administration 2011).
Sin embargo, comparadas con el cinturón de lutita de Texas y Louisiana, las de la zona costera de México son mucho más angostas, menos continuas y mucho más complejas. La compresión regional y las fallas y fracturas relacionadas con la formación de la Sierra Madre Oriental han provocado que sea muy angosta la planicie costera, creando una serie de subcuencas discontinuas en muchos de los campos donde se encuentran el petróleo y el gas convencional, tanto en mar como en tierra.
El gas convencional se encuentra en arenisca del mioceno y plioceno producido en las profundidades ricas en materia orgánica y altas temperaturas en lutita del jurásico y cretácico. Estas rocas profundas son el principal blanco de exploración del gas de esquisto, lutita o pizarra en México.
Con base en el mapa regional y caracterización de rocas ARI (Advanced Resources International) se estima que cinco cuencas terrestres evaluadas en ese estudio contienen aproximadamente 2,366 Tcf (trillones de pies cúbicos) de gas de lutita geológicamente no probado y un estimado de 681 Tcf como gas recuperable. Véase mapa 1 (US Energy Information and Administration 2011).
La explotación o extracción del gas de lutita es diferente a la explotación o extracción del gas convencional, los reservorios del gas convencional son creados cuando el gas natural migra en formaciones ricas en materia orgánica hacia reservorios de rocas permeables, donde es atrapado por capas superpuestas de rocas permeables.
En contraste, el gas de esquisto se encuentra en las formaciones de rocas sedimentarias (lutitas) de grano muy fino. La baja permeabilidad de la lutita impide que migre a reservorios de rocas permeables, por lo que para la extracción de dicho gas se requiere de la técnica de fracking o fractura.
Cuestiones ambientales asociadas con la explotación
del gas de lutita
1) El gas natural es más limpio que el petróleo o el carbón, la combustión del gas natural emite significativamente niveles más bajos de dióxido de carbono (CO2) y dióxido de sulfuro en comparación con los que produce la combustión del carbón y del petróleo.
Cuando se usa de manera eficaz en plantas generadoras de electricidad de ciclo combinado, la combustión de gas natural puede emitir menos de la mitad de CO2 que la combustión de carbón por unidad de electricidad generada (US Environmental Protection, http://www2.epa.gov/hydraulicfracturing). Sin embargo, el proceso de búsqueda y construcción de pozos implica un gran movimiento de vehículos de carga y maquinaria que emiten CO2.
2) Entre los inconvenientes ambientales asociados a la producción de gas de lutita encontramos que la técnica de fractura (fracking, en inglés) puede afectar la disponibilidad de agua para otros usos y afectar los hábitats acuáticos. (Se requieren de 9 mil millones a 29 mil millones de litros para la fractura de un solo pozo.) Como se muestra en la gráfica 1, el consumo de agua promedio en millones de galones es de 0.7 en la explotación tradicional de gas y de 4 millones 800 mil galones en la explotación de gas de lutita (Freyman, 2014).
También se utilizan sustancias químicas potencialmente peligrosas.
Si hay un mal manejo en la explotación, dichas sustancias pueden liberarse por derrames, fugas, fallas en la construcción; existe el riesgo de que cualquier fuga contamine las aéreas aledañas (US Environmental Protection, http://www2.epa.gov/hydraulicfracturing).
El agua que se inyecta tiene de 98 a 99% de agua, los aditivos el resto. Las substancias adicionadas se muestran en el cuadro número 1.
La US House of Representatives 2011, en Broomfield, 2012, menciona una lista de 750 sustancias químicas contenidas en el agua de inyección, pero no da cifras de la cantidad contenida ni indica las sustancias potencialmente peligrosas.
3). La técnica también produce grandes cantidades de aguas residuales que pueden contener sustancias químicas disueltas y otros contaminantes que, naturalmente, requerirían tratamiento antes de confinarlas o reusarlas. Algunos de los componentes de las aguas residuales presentan una gran complejidad para su tratamiento, la cantidad de agua residual es muy grande, por lo que el tratamiento y el confinamiento son un asunto desafiante (US Environmental Protection, http://www2.epa.gov/hydraulicfracturing).
Los contaminantes conocidos y niveles de contaminación se muestran en el cuadro 2.
Agregado a los contaminantes descritos, el flujo de agua que regresa a la superficie puede contener arena, metales pesados, aceites, grasas, aditivos agregados y materiales radioactivos (European Commission DG Environment 2012).
4) Hay contaminación por sustancias volátiles liberadas a la atmósfera que son peligrosas para la salud (US Environmental Protection, http://www2.epa.gov/hydraulicfracturing).
En un estudio realizado en 2012, Mckenzie L., reporta para Garfield County, Colorado, en el campo de extracción de gas de lutita, una lista de compuestos volátiles que son liberados a la atmósfera, entre ellos: 1-dodeceno, 1-hepteno, 1-hexeceno, 1-noneno, 1-octeno, 1-penteno, 1-trideceno, 1-undeceno, 2-etil-1-buteno, 2-metil-1-buteno, 2-metil-1-penteno, 2-metil-2-buteno, 3-metil-1-buteno, 4-metil-1-penteno, acetileno, a-pinene, b-pinene, cis-2-buteno, cis-2-hexeno, cis-2-penteno, ciclopenteno, etano, etileno, isobutano, isobuteno-1-buteno, isopreno, n-butano, propano, propine, trans-2-buteno, trans-2-hexeno, trans-2-penteno (sustancias potencialmente venenosas y mutagénicas).
5) De acuerdo con United States Geological Survey, la técnica de fractura hidráulica “puede causar pequeños sismos, pero siempre son tan pequeños que no se consideran de riesgo. Junto con el gas, los fluidos de la fractura y el agua son regresados a la superficie. Estas aguas residuales son frecuentemente depositadas por inyección dentro de pozos profundos. La inyección de agua residual hacia la corteza terrestre puede causar sismos, que son lo suficientemente grandes para sentirse y pueden causar daños”.
La inyección típicamente descarga el agua residual en acuíferos de agua salada no potable (ProPublica, http://www.propublica.org/special/hydraulic-fracturing-national). He aquí el testimonio de un campesino en el municipio de Los Ramones, en el estado de Nuevo León, ubicado en la cuenca de Burgos, en donde se explota el gas de lutita por el método de fractura: “Es un ronquido que sale de la tierra, una explosión”, y muestra las grietas y cuarteaduras de su casa de adobe (La Jornada, 16 de mayo de 2014). Según los registros de la estación sismológica de la Facultad de Ciencias de la Tierra de la Universidad Autónoma de Nuevo León, en la zona se han registrado sismos de hasta 4.5 grados en la escala de Richter.
Estos son los principales impactos de la explotación del tipo de gas mencionado, pero cabe mencionar que hay otros que se generan en cualquier tipo de explotación de hidrocarburos, como son: visual, de ruido, despalme (remoción de tierra), tráfico de vehículos, contaminación de suelos. El cambio de uso de suelo trae como consecuencias la destrucción del hábitat de la flora y la fauna, y como consecuencia un riesgo para las poblaciones; es decir, que puedan ser extirpadas del área.
Por otro lado, las zonas del norte del país –donde se encuentran los yacimientos del gas de lutita– son consideradas de fuerte presión y presión moderada con relación al recurso hídrico. (Véase Mapa 2.)
Y donde hay escasa presión hídrica –sureste de México–, el entorno coincide con zonas protegidas y regiones prioritarias de gran diversidad biológica. En tanto que en las áreas de fuerte presión hídrica existen muchas especies endémicas.
Esta información permite dimensionar el desastre ambiental que se avecina, por lo que, sin ambages, afirmamos que las tierras de uso agrícola, las áreas boscosas, los cuerpos de agua superficiales y del subsuelo, y las dedicadas a la vivienda y recreación se tornarán en tierras muertas y, por ende, improductivas y estériles, si a corto plazo no se logra modificar el espíritu de los artículos transitorios de la Reforma Energética, que aplazan hasta por un año la presentación de la normatividad para la defensa de medio ambiente, y a mediano plazo derogar las reformas a los artículos 25, 27 y 28 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Áreas naturales de México y diversidad
En México se conjuntan una serie de factores que dan como resultado un país con una riqueza biológica de las más grandes del mundo. Estos factores son:
La situación geográfica, que abarca dos regiones biogeográficas: la neártica y la neotropical.
De topografía accidentada, resulta una complejidad de paisajes que confieren una variedad de ambientes, suelos y climas; además, el país cuenta con un amplio mar territorial en el Pacífico y en el Atlántico. La historia geológica reúne flora y fauna de Norteamérica y de Sudamérica, que durante mucho tiempo estuvieron aislados.
El tamaño del país también es un elemento importante que confiere mayor diversidad.
Con respecto a la cantidad y variedad de plantas y animales, México es uno de los principales países megadiversos del mundo (Llorente-Bousquets, J. y S. Ocegueda, 2008). (Véase Cuadro 3.)
Como se muestra en el Cuadro 3, México ocupa el 50 lugar en diversidad de plantas vasculares, el 30 en diversidad de mamíferos, el 80 en diversidad de aves, el 20 en diversidad de reptiles y el 50 en diversidad de anfibios.
Para proteger la biodiversidad en México existe el Sistema de Áreas Naturales Protegidas con diferentes categorías y el Sistema de Regiones Prioritarias.
En estas últimas se encuentran áreas representativas cuyas características físicas y bióticas favorecen condiciones particularmente importantes desde el punto de vista de la biodiversidad en diferentes ámbitos ecológicos.
Así tenemos, por ejemplo: Regiones Terrestres Prioritarias (RTP), Regiones Hidrológicas Prioritarias (RHP), Regiones Prioritarias Marinas (RPM), Áreas de Importancia para la Conservación de las Aves (AICA).
En este trabajo nos abocaremos a analizar el impacto o el posible impacto ambiental en los territorios de Áreas Naturales Protegidas (ANP), RTP y RHP, a causa de la explotación de gas shale.
Las ANP son porciones terrestres o acuáticas del territorio nacional representativas de los ecosistemas en donde el hábitat original no ha sido esencialmente alterado y que producen beneficios ecológicos. Se crearon mediante un decreto presidencial y las actividades que pueden llevarse a cabo en ellas se establecen de acuerdo con la Ley General del Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente, su Reglamento y Programa de Manejo y los programas de ordenamiento ecológico. Están sujetas a regímenes especiales de protección, conservación, restauración y desarrollo, según categorías establecidas en la ley (http://www.conanp.gob.mx/, 12 de febrero de 2014).(Véase Mapa 3.)
Haciendo una proyección del mapa, las ANP que serán afectadas por la explotación del gas de esquisto que se encuentran en el territorio donde hay yacimientos son:
Categoría reservas de la Biosfera
1. La encrucijada, en Chiapas.
2. Cañon Río Blanco, en Veracruz.
3. Cofre de Perote, en Veracruz.
4. Categoría Monumentos Naturales.
5. Cerro de la Silla, en Nuevo León.
Categoría de áreas de protección de recursos naturales
1. Cuenca Alimentadora del Distrito de Riego Don Martín, en lo respectivo a las subcuencas de los ríos Sabinas, Álamos, Salado y Mimbre, en Coahuila.
2. Zona de Protección Forestal La Fraylesca, en Chiapas.
3. Cuenca Alimentadora de los Distritos de Riego 026 Bajo Río de San Juan y 031 Las Lajas, en lo respectivo a la Sierra de Ortega, Coahuila y Nuevo León.
Categoría áreas de protección de flora y fauna
1. Ocampo, en Coahuila.
2. Maderas del Carmen, en Coahuila.
3. Sierra la Mojonera, en San Luis Potosí.
4. Sierra de Álvarez, en San Luis Potosí.
5. Laguna Madre y Delta del Río Bravo del estado
de Tamaulipas.
6. Cañón de Usumacinta del estado de Tabasco.
Categoría santuarios
1. Playa Puerto Arista.
2. Playa Rancho Nuevo.
El Programa de Regiones Prioritarias para la Conservación de la Biodiversidad de la Comisión Nacional para el Conocimiento de la Biodiversidad (Conabio) se orienta a la detección de áreas cuyas características físicas y bióticas favorezcan condiciones particularmente importantes desde el punto de vista de la biodiversidad.
El programa de la delimitación de Regiones Prioritarias de México es el resultado de la participación de diversas organizaciones gubernamentales, no gubernamentales, universidades, nacionales y extranjeras.
Es una estrategia para concentrar los esfuerzos de investigación y conservación de la biodiversidad y brinda un instrumento de planeación territorial.
El proyecto RTP tiene como objetivo general la determinación de unidades estables que, desde el punto de vista ambiental del territorio nacional, destaquen la presencia de una riqueza ecosistémica y específica comparativamente mayor que en el resto del país, así como una integridad ecológica funcional significativa y donde haya una posibilidad real de conservación. Las RTP son 152.
Y el de las RHP tiene como objetivo desarrollar un marco de referencia para contribuir a la conservación y manejo sostenido de los ambientes acuáticos epicontinentales. Las regiones hidrológicas son 110.
Las RPM se clasificaron en 70 áreas, considerando criterios ambientales, económicos y de amenazas.
En términos numéricos, la mayor concentración de RTP se presenta en las entidades de mayor extensión del país: Chihuahua, Sonora y Coahuila, las que, al tener una baja densidad demográfica, disponen de grandes espacios relativamente inalterados. Sin embargo, destacan Oaxaca y en especial Quintana Roo, por la alta proporción de superficie incluida. Con relación a las topoformas dominantes dentro de los límites de las RTP, la mayor parte de éstas se encuentra en sistemas montañosos ya que, por presentar ambientes poco atractivos para los asentamientos humanos, han mantenido niveles de integridad ecológica adecuados. En estas RTP predominan bosques templados y selvas tropicales, mientras el matorral xerófilo y los humedales se concentran primordialmente en las zonas no montañosas. Cabe mencionar, adicionalmente, que más de 95% de las ANP decretadas están correlacionadas espacialmente con las RTP, según el Mapa 4 (Arriaga, L., et. al, 2000).
Las RTP que posiblemente sean afectadas por la explotación del gas de esquisto –37 de las 152–, que en términos porcentuales representa 24.34% del total de las RTP (la numeración corresponde a la asignada por la Conabio, Arriaga, L., et. al, 2000).
68. Sierra la Fragua.
69. Cuatro Ciénegas.
70. Sierra de la Madera.
71. Sierras Encantada-Santa Rosa.
72. Sierra Maderas del Carmen.
73. Sierra el Burro-río San Rodrigo.
74. Cinco Manantiales.
75. Matorral tamaulipeco del bajo río Bravo.
76. Sierra Picachos.
77. Sierra Bustamante.
78. La Popa.
79. Sierra la Paila.
81. El Potosí Cumbres de Monterrey.
82. Cañón de Iturbide.
83. Laguna Madre.
84. Sierra de San Carlos.
85. Puerto Purificación.
86. San Antonio Peña Nevada.
87. El huizache.
88. Pastizales Gypsofilos de Matehuala.
89. Valle de Jaumave.
90. El cielo.
93. Rancho Nuevo.
94. Cenotes de Aldama.
95. Laguna de San Andrés.
96. Sierra Abra Tanchipa.
97. Llanura del Río Verde.
102. Bosque Mesófilo de la Sierra Madre Oriental.
103. Laguna de Tamiahua.
104. Encinares Tropicales de la Planicie Costera Veracruzana.
105. Cuetzalan.
123. Dunas Costeras del Centro de Veracruz.
124. Humedales del Papaloapan.
131. Sierra de los Tuxtlas Laguna del Ostión.
132. Selva Zoque La Sepultura.
133. El Triunfo-La Encrucijada-Palo-Blanco.
142. El Manzanillal.
143. Lagunas de Catasajá-Emiliano Zapata.
144. Pantanos de Centla.
152. Cuenca del río Sabinas.
En las 110 RHP se encuentran 75 áreas de alta biodiversidad, 82 de uso por sectores y 29 de importancia biológica que no cuentan con información suficiente. (Mapa 5, Arriaga, L., et. al, 1998.)
Las RHP que posiblemente sean afectadas por la explotación del gas de esquisto –28 de 110– representan 24.45% del total. (La numeración corresponde a la asignada por la Conabio, Arriaga, L., et. al, 1998). Los asteriscos indican las regiones de alta diversidad.
32. Soconusco.*
42. Río Bravo internacional.*
43. Río Bravo-Piedras negras.*
44. El guaje.
46. El rey.
47. Sierra de Santa Rosa.
48. Cuatro Ciénegas.*
50. Río Salado de los Nadadores.*
52. Cumbres de Monterrey.*
53. Río San Juan y río Pesquería.*
54. Venado Moctezuma.
70. Cuenca Oriental.
71. Río San Fernando.*
72. Río Tamesí.*
73. Cenotes de Aldama.
74. Lago de la Media Luna.*
75. Confluencia de las Huastecas.*
76. Río Tecolutla.*
77. Río la Antigua.*
78. Presa Miguel-Alemán Cerro de Oro.
79. Humedales del Papaloapan, San Vicente y San Juan.*
80. Los Tuxtlas.*
81. Cuenca media y alta del río Coatzacoalcos.*
82. Cuenca media y alta del río Uxpanapa.*
84. Chimalapas.*
86. La sepultura-Suchiapa.*
87. Motozintla.*
90. Laguna de Términos-Pantanos de Centla.*
Todas estas áreas protegidas y prioritarias mencionadas, que se encuentran en el territorio mexicano y que contienen gas de lutita, seguramente serán seriamente impactadas debido a la Reforma Energética y no solamente por la explotación del gas de lutita. Sin embargo, falta hacer un recuento de las áreas que serán impactadas por los efectos de la explotación de las minas que ahora se realiza a cielo abierto.
Tal como lo establece el artículo octavo transitorio del dictamen de la Reforma Energética, las actividades de exploración y extracción del petróleo y de los demás hidrocarburos, así como el servicio público de transmisión y distribución de energía eléctrica, se consideran de interés social y orden público, por lo que tendrán preferencia sobre cualquier otra que implique el aprovechamiento de la superficie y del subsuelo de los terrenos afectos a aquéllas, lo que significa que toda la legislación referida al medio ambiente –como la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente, así como decretos de protección a áreas importantes en la conservación del medio ambiente– no será respetada y se puede, de jure y de facto, cambiar el uso del suelo.
En otras palabras, el territorio nacional se entrega por fuerza de ley a las empresas petroleras o de energía eléctrica, sean productivas del Estado o de capital nacional o extranjero, sin importar si se trata de propiedad comunal, ejidal o privada, si su uso está destinado a la agricultura, silvicultura, la pesca, industrias, comercio, servicios, vivienda, o si forman parte de reservas ecológicas, áreas nacionales protegidas o estratégicas. Así de claro.
Con ello se proyecta despojar a indígenas, campesinos, comuneros, ejidatarios y a todos los grupos sociales o individuos. El país por obra y gracia del presidente de la República y el Congreso se convierte en espacio exclusivo del capital.
Aún más, uno de los propósitos para justificar los cambios a los artículos 25, 27 y 28 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos es la explotación de gas shale en el Noreste de México, región que, de acuerdo con datos de Pemex y de agencias de Estados Unidos, es la tercera reserva de este tipo de gas en el mundo, aunque esta región es también una de las mayores zonas desérticas del planeta, cuya primera característica, por lo tanto, es la enorme escasez de recursos hidráulicos.
Cómo ya se abordó, el método para la explotación de gas shale es el llamado de fracturación hidráulica de perforación horizontal, que requiere una inmensa cantidad de agua y más de un centenar de productos químicos desconocidos, por lo que se le atribuyen calamidades como sismos y contaminación de cuerpos de agua, derrame de sustancias ya enumeradas anteriormente.
Lo anterior es apenas una muestra de la rapacidad del capital que hoy, amparado en la Constitución, avanza impunemente, arrasa, se expande como una fuerza destructora de la naturaleza, al grado de que ya no podemos hablar de la incapacidad de las autoridades gubernamentales para manejar los ecosistemas y que garanticen su funcionalidad y conservación, pues éstas se han coludido con el capital nacional y extranjero para asegurar la ganancia privada sin importar que el territorio nacional se convierta en una páramo donde cada vez será más difícil la vida animal, vegetal y humana.
Aun así, consideramos que el desarrollo no tiene por qué contraponerse a la conservación de los ecosistemas, utilizando, para su aprovechamiento, las tecnologías adecuadas para asegurar la sustentabilidad, proteger el interés de las futuras generaciones y lograr la reconciliación del hombre con su entorno.
Sabemos que para alcanzar esta aspiración es necesario un nuevo paradigma, una nueva política económica y ambiental derivada de otro tipo de gobierno que valore la importancia económica del medio ambiente, cuyas decisiones en políticas públicas consideren que el valor real del petróleo debería calcularse con base en el costo de extracción, exploración, daño ambiental a ecosistemas y biosfera, daño económico generado por el daño ambiental, entre otras variables.
Como esta visión corresponde a un esfuerzo político de largo plazo y afecto de incidir en el debate de las leyes secundarias, exigimos que su formulación no incremente el desastre ecológico del que ya adolece el país, que este tema se aborde con claridad, alejado de vaguedades, que se dote a las autoridades ambientales de mayores facultades y que no se incurra en duplicidades, paralelismo y desperdicio de recursos, pues no otra cosa significa la creación de la Agencia Nacional de Seguridad y Protección Ambiental pues, sin duda, dispersará aún más las funciones de control, regulación, verificación e inspección.
De insistirse en aplicar este modelo de depredación, no ignoramos que el país puede desembocar en un escenario de conflictos que escalen los esfuerzos de los habitantes de Cherán, Michoacán, en defensa de sus bosques; de los yaquis, que tomaron la Carretera Internacional en la cercanía de Hermosillo Sonora, en contra del saqueo de sus recursos hídricos; de los pobladores del municipio de San Pedro, San Luis Potosí, por la destrucción del cerro que es símbolo de identidad de ese estado, por la voracidad de la canadiense Minera San Javier, cuya impunidad es paradigmática de lo que le espera a México; de los guerrerenses, que enfrentan a los talamontes y que exigen ser tomados en cuenta en decisiones como la construcción de la presa La Parota.
En numerosos municipios existen placas conmemorativas de fechas significativas y experiencias exitosas en que sus habitantes se pusieron en pie de lucha en defensa de sus recursos naturales. Nadie debe engañarse, la reacción popular contra el despojo que representa la aplicación de la Reforma Energética se dará pueblo por pueblo y seguramente alcanzará trascendencia nacional.
No estamos en contra del aprovechamiento de los recursos naturales, pero rechazamos terminantemente que el avance de la economía tenga lugar a expensas del medio ambiente, defendemos el nicho ecológico del hombre y rechazamos la Reforma Energética por constituir un modelo de acumulación extractivista que deja una larga estela de devastación y retroceso, cuyos daños pueden ser irreversibles.
Valoramos el pensamiento crítico, la conciencia y la preocupación presentes en grandes grupos de la sociedad mexicana que en sí representan un avance significativo, pero aún falta mucho por hacer en materia de investigación para acceder a información que ayude a despejar la duda sobre si los daños infligidos –y los que se ocasionarán al ecosistema, la biodiversidad y el equilibrio climático– serán reparables, pues la conclusión que arroje este nuevo conocimiento será el punto de partida para nutrir nuestras estrategias, políticas y acciones.
Propuestas
Tanto en las leyes secundarias como en los contratos debe establecerse claramente la tutela del Estado a los derechos humanos en materia de salud, agua, saneamiento, alimentación adecuada, vivienda y medio ambiente, tal como lo establece el artículo 4 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Tomando en cuenta que 70% de los recursos hidrológicos de México se destinan a la agricultura, y que de este sector económico dependerá el futuro del país en materia de autosuficiencia alimentaria, debe establecerse que este porcentaje para uso agrícola debe ser intocable.
En las normas ambientales debe considerarse el respeto y conservación de la diversidad biológica. Las Áreas Protegidas y las Regiones Prioritarias deben ser intocables.
Los daños causados por la explotación de los recursos energéticos al aire, agua, suelo o salud de los pobladores deben ser reparados por la compañía responsable.
Debe incluirse un monitoreo continuo del agua, suelo y aire, por parte de los encargados de hacer cumplir las leyes ambientales, cargando el costo a las compañías.
El agua y suelo deben ser tratados o remediados, para quesu uso posterior no implique riesgos para la biodiversidad o salud.
Incluir de inmediato en el Programa Nacional para el Aprovechamiento Sustentable de la Energía medidas para promover el uso de tecnologías y combustibles limpios y no después de un año, como se dice en los artículos transitorios de la Reforma Energética.
No criminalizar la protesta de la población que se oponga a las políticas depredadoras.
Respetar el derecho de los indígenas a hacer uso de sus tierras para obtener sus alimentos e impedir la destrucción de sus lugares sagrados, donde realizan actividades espirituales de acuerdo a su cosmovisión.
Informar a la ciudadanía de las obras que se proyecten, sus propósitos, impacto y beneficiarios, y de ser necesario realizar plebiscitos vinculatorios para su instrumentación o no.
Conformar contralorías ciudadanas que den seguimiento a las obras como medio para proteger los intereses de la población, su medio ambiente, su bienestar y salud, entre otros.
Incorporar en la Ley General de Aguas como actores en la gestión del agua a los 2 mil 500 sistemas de autoabasto de agua potable.
Literatura consultada
Arriaga Cabrera, L., V. Aguilar Sierra, J. Alcocer Durand, R. Jiménez Rosenberg, E. Muñoz López y E. Vázquez Domínguez (coords.). 1998. Regiones hidrológicas prioritarias. Escala de trabajo 1:4000000. 2ª. ed. Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, México.
Arriaga, L., J.M. Espinoza, C. Aguilar, E. Martínez, L. Gómez y E. Loa (coords). 2000. Regiones terrestres prioritarias de México. Escala de trabajo 1:1000000. Comisión Nacional para el Conocimiento y uso de la Biodiversidad, México.
Broomfield, M., 2012, Support to the Identification of Potential Risks for the Environment and Human Health Arising from Hydrocarbons Operations Involving Hydraulic Fracturing in Europe,
European Commission DG Environment, AEA Technology.07.0307/ENV.C.1/2011/604781/ENV.F1 CAN. 2004a.
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Freyman, M., 2014. Hydraulic Fracturing & Water Stress: Water Demand by the Numbers. Ceres. Boston, MA 02111.
Llorente-Bousquets, J., y S. Ocegueda, 2008. Estado del conocimiento de la biota,
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McKenzie L.M, et al, 2012. Human Health Risk Assessment of Air Emissions from Development of Unconventional Natural Gas Resources. Sci.Total Environ (2012).
US Energy information and administration, 2011. World Shale Gas Resources: An Initial Assessment of 14 Regions Outside the United States. U.S. Department of Energy, Washington, DC 20585.
Páginas en internet consultadas
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Martínez Sanjuana, 2014.La explosión como ronquido que sale de la tierra y todo vibra, nunca sentí nada igual. La Jornada http://www.jornada.unam.mx/2014/03/16/politica/007n1pol (consultada el 14 de marzo de 2014).
1 Bióloga. Profesora investigadora del Laboratorio de Vertebrados, Facultad de Ciencias de la UNAM.