LA REFORMA PETROLERA Y DE PEMEX. INSUFICIENCIAS, VACÍOS, INCONGRUENCIAS1

Emilio Zorrilla Vázquez-Gómez2

Nota: Las opiniones y criterios contenidos en este trabajo no necesariamente coinciden con, ni representan a las organizaciones técnicas y sociales de las cuales en algunos casos ha sido presidente y es miembro el autor, tales como la Academia de Ingeniería, la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, A.C., la Academia de Economía, A.C., la Sociedad Mexicana de Ingeniería Económica y de Costos, A.C., y la Academia Mexica de Ciencias de Sistemas, A.C.

Presentación3

Es bien conocido que el régimen actual se ha empeñado en fijar como una de sus metas centrales, entre otras, una Reforma Energética con el objetivo, ha manifestado, de impulsar el crecimiento del país y darle un viraje hacia el moderno y revitalizado desarrollo de inclusión social.

Asegurando repetidamente que no se privatizará a Pemex y que la propiedad del petróleo quedará en manos mexicanas, propone modernizar la empresa y elevar la producción petrolera. La argumentación central de los reformistas se reduce a que Pemex se ha vuelto insolvente, no es competitiva, no posee los recursos financieros para la reconversión a una empresa que pueda enfrentarse al mercado y a sus competidores, y que tampoco cuenta con las tecnologías necesarias para obtener petróleo de aguas profundas y de fuentes no convencionales tales como las lutitas (esquistos); y, de paso, con la modernización paralela del sector energético pretende reducir los precios de la gasolina, el gas, la energía eléctrica y de otros productos de Pemex que se utilizan como insumos de todavía otros: todo para estimular el crecimiento, el resultante beneficio del pueblo mexicano y por ende de su bienestar acelerado.

El argumento toral del régimen aterriza en que, para satisfacer dichos propósitos, es indispensable abrir la puerta a la inversión masiva extranjera y nacional en el ramo petrolero. Es decir, faltan los recursos financieros para lograr esos propósitos del gobierno que se estiman palanca central para el crecimiento del país y el régimen considera no poder realizar de suyo ante las condiciones actuales de la economía, de las necesidades del sector petrolero y de Pemex en sus condiciones actuales.

Con ese fin ha considerado conveniente echar para atrás el reloj de la historia y modificar los artículos 27 y 28 de la Constitución, y afectar el espíritu del artículo 25 de la misma como puntos de partida: ello como marco de la acción propuesta. En pocas palabras, quitar el carácter estratégico que los primeros artículos citados dan a los sectores petrolero y eléctrico, liberándoles como apoyos directos que constituyen como vectores financieros, técnicos y sociales del desarrollo económico y social mexicanos y, de esta manera, dejarles a disposición de los intereses e inversión privada comandada por el afán de lucro y su participación central como inversionista premiada con los rendimientos concesionados, pecuniarios o en especie que sean necesarios para estimular su interés.

La afectación al artículo 25 aludido es clara, pues sin modificación aparente, concedido que faltan las disposiciones regulatorias de la reforma pretendida, se dirige a minar los preceptos de la rectoría de Estado, fortalecimiento de la soberanía de la nación, y la sujeción de las empresas de los sectores social y privado a las modalidades que dicte el interés público y al uso, en beneficio general, de los recursos productivos, cuidando su conservación y el medio ambiente. Aspectos esenciales del citado artículo.

Respecto a estas pretensiones pragmáticas privatizadoras que, en calidad de pleonasmo, sensibilizamos como geopolíticas como consecuencia de otras en primer término geoeconómicas, como podría deducirse de la historia de México y su experiencia con los intereses trasnacionales, hemos considerado útil compartir con los lectores connacionales nacionalistas y progresistas una diversidad de ensayos debatiendo de diversas maneras esa pretensión privatizadora de Pemex y del recurso petróleo.

Aclaro al amable lector que esa diversidad de ensayos, unos reflexivos sin destino específico, otros resultado de ponencias y conferencias en varios foros universitarios, de asociaciones profesionales y todavía otros reproducidos en parte de publicaciones recientes de los últimos años, con la venia de los editores y ediciones del caso, pueden tener contenidos algo repetitivos mas con formatos ajustados a la naturaleza y vocación de la audiencia. Por ello mis disculpas anticipadas, mas espero que la generalidad interpretativa de lo expuesto permita integrar o al menos concatenar un modesto testimonial de una política de gobierno que, por apresurada e incompleta, y por politizada presenta huecos técnicos económicos, de costos, ingenieriles, financieros serios y que, sumados, estimamos obligan a debates profundos de detalle, datos duros, y conclusiones racionales consensadas más allá de la demagogia y politización estrictas que impiden el diálogo respaldado en la planeación, el diseño de las estrategias, programas y proyectos concretos con fondo y forma justificatorios, condicionantes o negatorios parcial o total de una pretensión que tanto puede afectar la soberanía del país y su derecho a la autodeterminación en materia de desarrollo económico y social.

Generalidades

Partimos de situaciones conocidas: históricamente se conoce que las empresas trasnacionales no han sido benévolas y sí poco ajustadas a las normas mexicanas, destacando las petroleras, mineras, del sistema de pagos y otras. De ello hay similares antecedentes en varias naciones del mundo. Asimismo, se sabe del apetito secular de Estados Unidos por el petróleo mexicano y de la inducida dependencia diversa y agudizada multisectorial mexicana de ese país, tristemente propiciadas con frecuencia ambas características de mutuo acuerdo por las autoridades de aquél y este país. Derivado de ese apetito y dependencia y en síntesis apretada, se ha emprendido una política petrolera cuestionable en diversos sentidos encabezada por debilitar/endeudar a Pemex acompañada por un proceso de desindustrialización conducente a la desintegración de las cadenas industriales de transformación y la disminución del valor agregado en las actividades productivas; reducida inversión en el desarrollo científico y tecnológico; multiplicado un ejército de trabajo de bajo oficio y por ende costo para el aprovechado y, de un creciente segmento informal debido a la carencia de suficiente empleo, magra inversión pública y privada y elevado gasto corriente y en otros rubros opacos señalados por la ASF y todavía diversos que expertos califican aquello como despilfarro común; llevado al país a un nivel de endeudamiento ampliado de 2.0 a casi 6 billones de pesos en los últimos 10 años, copado lo anterior con la presencia de un sistema impositivo laxo y de privilegios fiscales contribuyendo a déficit presupuestales y obligando al gobierno a respaldarse con apoyos contingentes por más de 70 mil MM de dólares de la Reserva Federal de Estados Unidos y el FMI. Todo traducible al nivel macro: a) a que el país ha requerido financiar su presupuesto federal hasta en un 40% con ingresos fiscales petroleros a más de excesos de deuda aludidos, exhibiendo sus faltantes ya estructurales de recursos para fondear el desarrollo económico y social mexicanos; y, b) al nivel micro se resuelven los compromisos de fondeo, crecimiento y competitividad haciendo a la reforma petrolera –escudada en el término “energética”– prioritaria para, según la intención: b-1) hacer a Pemex competitivo en costo y tecnología y, b-2) aumentar drásticamente su producción mediante la obligada inversión masiva extranjera: dupla de fines que plantean los privatizadores y para cumplir los cuales hay que abrir el camino constitucionalmente.

La reforma petrolera privatizadora

Es evidente que la tesis central de los privatizadores es que la inversión “masiva” privada extranjera y nacional (que por cierto la primera se ha fugado en cantidad al extranjero en bancos y ¡en inversiones!) es indispensable para disparar el crecimiento y catalizar el desarrollo económico y social del país usando el petróleo como palanca; y el costo/rendimiento de ello es compartir la renta petrolera con los inversionistas. Vale la pena recordar que el TLCAN intentó algo parecido a lo pretendido y se estacionó en impulsar las exportaciones, que pronto se compensaron con importaciones resultantes de múltiples acuerdos entre desiguales y descompensados por la desintegración de las cadenas industriales mexicanas y el nivel de concesiones otorgadas a terceros países. Cabe recordar que dicho TLCAN no produjo la inversión directa productiva esperada, el país no creció como se había previsto, no aumentó la transferencia tecnológica y poco creció el empleo en cantidad y calidad respecto a las expectativas. La prueba: el país no ha crecido más allá de 2.0% en promedio los recientes decenios.

Existencialismo y utilitarismo petrolero

Concierne y preocupa a todos los mexicanos que los modelos de desarrollo económico y social emanados del neoliberalismo y el Consenso de Washington, su expresión más reciente, cimentados en la fundamentación que pregonan como incontestable de la actividad desarrolladora económica y social que es el lucro, la acumulación y el omnímodo criterio del desarrollo económico y social imperial de los poderosos por sobre los pobres y emergentes que por diversas circunstancias no han llegado o llegan desfasados al escenario del desarrollo: manifestado ello por la miniaturización del Estado frente al libre albedrío y dominio del mercado como el ideal fijador de precios y asignador de recursos a pesar de conocer que distinguidos y premiados críticos lo consideran imperfecto al sesgar sus aparentes virtudes hacia la exclusión y desigualdad sociales desde siempre (el propio Adam Smith lo condiciona en sus obras).

La economía política de esas hipótesis desemboca en la polarización de la promoción y el fomento del proceso de desarrollo en minorías privilegiadas, oligarquías originadas y favorecidas para conducir esa pretensión que en el fondo contiene sus propias limitantes al inhibir la distribución del ingreso y la fiscalización democrática conjurando el crecimiento del mercado interno, la generación de empleo y entorpeciendo el aumento de la calidad de vida de las mayorías alimentando la inestabilidad social. Esos modelos y sus enfoques considerados pragmáticos y por algunos justificantes como “naturales”irremediablemente caen en la evolución del asistencialismo y filantropismo para expiar la concentración y el favoritismo derivados de la colusión de los poderes públicos y privados deviniendo en plutocracias entrelazadas por medio del tráfico de influencias, la desregulación y la impunidad alimentadas por el poder y sus prosélitos sin contemplar con sensatez los factores inherentes de su propia vulnerabilidad al enjugarse en un narcisismo existencial y utilitario.

Otro aspecto derivado es el relacionado con la visión del futuro respecto al presente resultante de esa óptica obtusa del desarrollo económico y social. Ello expresado en el terreno práctico del uso de un recurso natural no renovable para satisfacer pecuniariamente las necesidades inmediatas de una sociedad cuya funcionalidad y sobrevivencia se funda toralmente en la energía en todas sus manifestaciones, desde el trabajo hasta la acción social, y ello se plasma en los enfoques que se tienen respecto de cómo satisfacer esas necesidades y cómo contemplar el aprovechamiento de los recursos energéticos de hoy y de mañana en el marco dinámico de la evolución tecnológica. El enfoque utilitarista del presente respecto al futuro en materia de recursos naturales más pronto se expresa en la depredación que en la conservación. Entendida la conservación como la optimización de la tasa o velocidad de uso respecto del escenario de disponibilidades de hecho, y las prospectivas demandas considerando los riesgos de los procesos lógicos en el marco de la dinámica y paradigmas tecnológicos. La apreciación de la velocidad de aprovechamiento como rector de una estrategia respecto a recursos no renovables es función justo de la visión de la relación depredación-conservación enmarcada en una cultura cuyo nivel y calidad a su vez son función de los grados de autogratificación y fatalismo sin condicionamientos y la resultante irracionalidad intertemporal. Las elevadas plataformas de explotación y de exportación petrolera, el despilfarro y privilegios polarizados son varios ejemplos de esas características.

Así que, respecto a los recursos naturales, no renovables los procesos de decisión se enfrentan a disyuntivas de velocidad vis à vis la velocidad del desarrollo tecnológico (recurso, método e instrumentos mejorados o alternativos). Subordinado o desviado este criterio a necesidades inmediatas y mediatas pecuniarias consumistas y utilitaristas, existiendo alternativas domésticas de búsqueda, trabajo y fondeo verdaderamente soberanas y democráticas, nos parece insensato y antisocial y alimento para la inestabilidad social.

Aspectos de la economía política4 vinculada al desarrollo petrolero, el crecimiento y el bienestar social

Apuntes contextuales

Evidentemente la evolución sectorial e intersectorial depende de las políticas públicas emanadas del modelo de desarrollo dominante. Al actual lo considero rehén del modelo anglosajón neoclásico, deviniendo en el neoliberal con que nos adoctrinan indiscriminadamente en las universidades anglosajonas y en el remedo de algunas nacionales. El modelo neoliberal se funda de origen en los criterios del llamado modelo neoclásico, que, como antes se ha dicho, propugna favorecer el mercado como termómetro de los gustos del consumidor y de la inversión y la asignación ordenada de los recursos, mas sumado a la acumulación de la riqueza como criterio rector, el ahorro (si es posible) y dándose (por lógica) la concentración del ingreso, todo ello bajo el paraguas leitmotiv de que hacer ricos y ser frugal –que supone altos niveles de ingreso/ahorro– deviene en automático en la inversión productiva y la generación de empleo sistemáticos y crecientes, conducentes al dúo crecimiento y desarrollo; y cuyos beneficios reales, económico-financieros, se suelen soslayar. Criterios esos que evidentemente son resistentes a fórmulas que insinúen distribución, participación y oportunidad menos disparejas dentro del subdesarrollo o sea otro escenario. Dejaré este punto en la causa central –hoy polémica– de la aplicación de los modelos referidos cuyas imperfecciones los estudiosos fincan en la diferencia de cultura y valores y por tanto cosmogonía y por ende comportamiento socio-económico de país a país. Dichos modelos han tenido, de los ochenta del siglo XX para acá, una definida influencia en la ideología y la adopción de los caminos de desarrollo en todo el orbe. Obsérvese que el menú de criterios neoclásicos ha influido decisivamente en el modelo neoliberal imperante los últimos 25/30 años en México; es decir, se privilegian la inversión sin adjetivos, la acumulación, la concentración, la monopolización, aparecen la especulación, la elusión, evasión, etcétera, como consecuencias de las “libertades” supuestas por el norte y convertidas en libertinaje al sur del Trópico del Cáncer y que, hoy por hoy, se traducen en un campo desnivelado de juego económico y social expresado por una enorme desigualdad social con un escaso crecimiento (2.2/2.5% promedio en 30 años y 1.9% en los recientes quinquenios).5

Esto lógicamente atañe y afecta el proceso de desarrollo, su velocidad, y la de los sectores que componen la economía, particularmente el industrial. Visto como un sistema de subsistemas, el terreno se acerca y parece al de la ingeniería de sistemas si nos es posible imaginarle y su vínculo con la economía, al que me he dedicado estos últimos años. Cualquier sector es uno de esos subsistemas: sus especificaciones-composición, magnitud, conectividad funcional, retroalimentación, y velocidades relativas de sus elementos claves de impulso o freno al crecimiento e interrelación diversa de ellos, y expresados por el ritmo de la tecnología, empleo, investigación, productividad, innovación y al final, competitividad –todos fundamentales6 de y para la evolución de su proceso evolutivo–. Algunos de esos elementos hoy popularizados en su calidad efectista, obviando los factores causales. Esto nos aterriza en lo industrial y tecnológico.

La industria se desmorona y México no crece. Para colmo, la pobreza aumenta, el desarrollo tecnológico se estanca y la innovación no arranca; y en el sector externo, a pesar del primer y único impulso del TLCAN a las exportaciones, ya se empataron éstas con las importaciones y ya este motor del crecimiento no funciona. En el fondo se nos fue la oportunidad de continuar una política industrial proactiva –que no autárquica– del periodo 1950-1980, mantener y proyectar al campo como apoyo a la exportación, a la agroindustrialización y el impulso continuado del empleo y de un salario digno como carburadores del mercado interno; por otra parte, se soslayó la indispensable y sistemática capacitación obrera fundada en las artes y oficios, así como profundizar y rigorizar la educación de la ingeniería y de la educación técnica y científica. Se nos fueron 25/30 años. Para colmo se perdió la brújula del desarrollo nacional aceptando sin condicionamientos el referido TLCAN con el señuelo de procurar un enorme caudal de inversión productiva y transferencia tecnológica nuevas, la disminución de precios vía el estímulo a la supuesta competencia y con ello la apertura de los mercados de exportación, etcétera; el tratado sólo impulsó la exportación, hoy ya de nuevo neutralizada como antes se ha dicho. El que fluyera una inversión extranjera dedicada a comprar activos mexicanos existentes, favoreció un desarrollo industrial basado en la maquila y el ensamble de bajo de valor agregado y destructor de las cadenas productivas, propiciando el cierre de más de 10,000 empresas así como perjudicando la producción agropecuaria mexicana alimentaria, particularmente en granos, apostando al auge sesgado de hortalizas y frutas hasta obtener que hoy el país se alimente con 50% o más de importaciones y hayan emigrado en el decenio reciente medio millón de mexicanos al año y la aparición de más de 20 mexicanos en la lista de Forbes. La consecuencia: se truncó el desarrollo mexicano intersectorial.

Por qué no crece México

Ya decíamos que el país ha experimentado un escaso crecimiento (2.2/2.5% promedio en 30 años y 1.9% en los recientes quinquenios). No, no es tan sencillo crecer y sólo la macroinversión petrolera y la modernización de Pemex no son los únicos ingredientes de la ecuación del crecimiento económico y social.

El crecimiento, no se nos olvide, es función esencialmente de un mercado creciente con ingresos dignos y capacidad adquisitiva (capacidad condicionada por los precios), una inversión reactiva y productiva a esa demanda (fortalecida con el fondeo y el crédito oportunos que hoy son insuficientes), un ejército de trabajo creciente y productivo, capacitado y recapacitado con salarios que rebasen cualquier inflación, y un sector externo positivo (en el cual la exportación supere la importación). Hurgando estos factores (motores) y otros complementarios, precisando con cuidado las razones causa-efecto, encontraríamos por qué no crecemos y nos rezagamos.7

Otra forma similar de ver las cosas es en efecto motorizando el avión del crecimiento, cuyos motores son: a) el consumo (mercado interno); b) población creciente preparada y capacitada; c) valor agregado creciente de las actividades de producción y de servicios; d) creciente productividad de la población activa y de los activos de los sectores productivos; e) creciente empleo capaz; f) creciente nivel tecnológico de la producción y los servicios y la dinámica de la investigación básica y aplicada; g) la inversión productiva; h) la exportación (por encima de la importación). De trasfondo siempre estarán los criterios de creciente –o sea una dinamia de base y respaldada por– un régimen fiscal equitativo, una distribución democrática del ingreso nacional, un régimen de precios acoplado al nivel de desarrollo y que refleje razonables rendimientos a la inversión y expectativas de ganancia (relacionado con tasas de retorno social,8 por hoy olvidadas) y –fundamental– un sistema educativo moderno y exigente. Estos son, entre otros, los lubricantes de los motores referidos.

Es insuficiente y errado el criterio de que el subsector petrolero (o el sector energético) va a resolver unilateralmente todos estos requisitos.

Relacionado con la cuestión de modelos de desarrollo, es pertinente brevemente reflexionar sobre algunos rasgos y diferencias de los monopolios privado y el público. En corto, apuntamos lo siguiente: se diferencian al menos respecto de: a) en el tipo de bien y/o servicio (público o privado) que se oferta (se provee) ; b) el uso (destino) de las ganancias o excedentes logrados; c) la escala de operaciones requeridas; d) naturaleza del mercado (acceso libre o limitado); y e) grados de colusión (abierta o cubierta). Pemex produce un bien público más cuando es originario, así sea casual, puesto que lo es –de origen– y, como tal, propiedad de la nación; de otra suerte la sociedad estaría jugando a la lotería mucho como los gambusinos del oro del siglo XIX, otros en Brasil y podría considerarse el encuentro de las minas de diamantes en Sudáfrica. En estos casos no se desconoce que un país sin los fondos para explorar y extraer el bien podría buscarlos con terceros, con los cuales correría los riesgos de ubicarlos y por tanto de la inversión para explotarlos. Ello por lo general está ligado a la escala de explotación requerida de operaciones que pueden ser considerables y correlativamente la inversión; de nuevo habría que aquilatar el compartir o llanamente pagar a terceros por ese servicio hasta no acumular los recursos y la tecnología para realizar los trabajos en forma independiente. La escala misma puede hacer prohibitivo el acceso al mercado en ciertas actividades o la presencia de límites gubernamentales por razones financieras, ecológicas, creación o reposición de reservas, etcétera, elementos que pueden limitar la concurrencia para fijar precios atractivos. Siempre estará el espectro, de cómo y quién enjuga las ganancias, la productividad de fondo, cuál el destino de la acumulación y efectos netos sobre la influencia, los beneficios y el potencial control de los mercados de derivados ulteriores (v.gr. cadena petrolera o del litio). La colusión de productores suele ser un medio práctico de abuso para limitar la entrada a un mercado. De tal suerte que la generación de ventajas del precio fijado por un monopolio respecto al costo incurrido produce una ganancia extra –una “sobreganancia” similar a una plusvalía que origina una renta monopólica–. Al final de cuentas el monopolio público fija (o debería fijar) un destino de las ganancias y renta a fines públicos, a inversiones públicas que en forma racional y aplicación honesta tiene el fin de favorecer al desarrollo y la calidad y nivel de vida de la comunidad, de la población que conforma el país/nación dotado del recurso originario, así sea al azar: con la advertencia de que así debería ser (consúltese a Noruega respecto a fondos sociales del petróleo). Ello nos hace regresar al concepto constitucional del artículo 27, 3º-5º párrafos. Para abreviar: el 3º indica: “La Nación tendrá en todo tiempo el derecho de imponer a la propiedad privada las modalidades que dicte el interés público, así como el de regular, en beneficio social, el aprovechamiento de los elementos naturales susceptibles de apropiación”. El monopolio privado, no puede negarse, tiene el fin último de acrecentar las ganancias para dar valor creciente a la empresa y sus participantes (accionistas); es decir, lo guía el afán de lucro independientemente de las labores “sociales” –diríamos asistenciales y filantrópicas– que realizan.9

Pemex: resumen de observaciones e ideas preliminares sobre la reforma petrolera10

Consideraciones básicas

1. Se parte del criterio de que el enfermo es Pemex y no la Constitución.

2. La empresa es una de las petroleras más rentables del mundo vía la diferencia del costo de extracción y el precio internacional del barril: datos duros respaldan este criterio.

3. Burocráticamente, y para fines otros acaso cuestionables, se la ha rodeado de instrumentos organizativos (comisiones, consejeros, comités) para desarrollar funciones ex-consejo propias del consejo de administración de una empresa petrolera que de suyo tiene sus comités propios, y usuales controles y contralores. La estructura reciente impuesta a la empresa –compleja y onerosa– la hacen de facto una dirección (si se quiere “general”) de Sener con consejeros asesores (“profesionales”).

4. Ya las reformas energéticas de 2008 privatizaron actividades (ductos, almacenamiento, etcétera), modificada la Constitución, permitiendo –controversialmente– privatizar esas y otras tareas digamos periféricas de Pemex: ¿No es ya suficiente la “modernización” para algunos inconstitucional y por tanto una medida inductora de conflictos ideológicos y electorales?

5. Pemex tuvo en su momento un brazo en franco proceso de consolidación, un instrumento tecnológico de primera clase en el Instituto Mexicano del Petróleo (IMP), al que intereses desnacionalizados intentaron desaparecer y que lograron debilitar (comprobable) favoreciendo la dependencia de Pemex de la asistencia técnica extranjera amplia y costosa.11 El ejemplo más representativo es la investigación y el desarrollo tecnológicos en exploración y explotación en aguas profundas que apenas se abordaba hace algunos años y se cercenó, como en otras tareas en refinación, petroquímica y petrolífera de derivados.

6. Las modificaciones a la organización estructural de Pemex dio origen a subsidiarias que en cierta forma compiten entre sí como centros de utilidad y se venden entre ellas a “costos de oportunidad” (precios internacionales) en vez de articularlas orgánicamente como centros de costo, sujetas a precios de costo interno para crear una actividad petrolera integrada y de apoyo mutuo propio de una administración orgánica, congruente con una meta común de competitividad internacional y nacional.

7. Pemex es un sostén fundamental (36-40%) del presupuesto federal, por lo que el desarrollo de la nación se realiza con un recurso no renovable en vez de ingresos fiscales diversos, incluyendo los razonables del propio Pemex que no deben afectar su propio desarrollo como empresa.

8. Las relaciones empresa-sindicato exigen la transparencia total y su acotamiento; y debe cercenarse el uso de la paraestatal para fines electoreros y fondo de promoción sindical. ¿Con quién se compara a Pemex en estos rubros?

9. No existe sector privado en el mundo que esté dispuesto a pagar 70/80% de sus ingresos brutos en impuestos para sostener un presupuesto federal. De nuevo: ¿con quién se puede comparar a Pemex?

10. Tampoco existen en el mundo petroleras exitosas que carguen la lápida de un mecanismo hipotecario como lo son los Pidiregas; instrumentos financieros que con el tiempo hacen insolvente y/o paralizan el desarrollo de cualquier empresa.

11. No se ha revaluado y precisado aún qué está en el fondo y cuál el costo-beneficio efectivo de la adquisición de gasolina a la refinería de Deer Park, Texas; así como las bases de costo-venta sobre las que se estima el subsidio al consumo de gasolina en el país. Ello y la participación misma de Pemex en dicha refinería amerita una investigación a fondo de origen, precios y la técnica económica de tan sustanciales subsidios a la gasolina para la fundamentada y racional toma de decisiones al respecto.

12. Es conocido que el precio de venta del barril de petróleo crudo se más que decuplica al convertirse en gasolina importada y llega a multiplicarse por 20/30 o más al importarse en petroquímicos. Ya el monto de la importación combinada es del orden de más de 50,000 millones de dólares al año. La recomendación: priorizar la construcción de al menos un par de refinerías energéticas,12 agilizando la del Centenario, en el estado de Hidalgo.

13. La problemática de Pemex se centra en el management público (arte de la gestión pública de empresa), la gestión profesional, en la gestión articulada moderna de la producción, mercadeo, lo fiscal, presupuestal, lo orgánico, en la investigación y el desarrollo tecnológicos y en lo laboral sin la contaminación política: esos son los grandes retos para un Pemex con calidad, competitividad internacional y eficiencia operativa. Modernización implica racionalizar estos parámetros: no implica ni exige compartir con terceros la renta petrolera.

14. Aumentar las reservas petroleras implica no producir más de lo necesario para el país y terceros aportadores de divisas más de las estimadas indispensables las que pueda enjugar el propio Pemex para sus necesidades de desarrollo empresarial y tecnológicas.

A. Algunas sugerencias

a) Los puntos anteriores invitan a revisar en detalle las leyes directa e indirectamente relacionadas con la racionalización jurídica, operativa y fiscal de Pemex como son la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria, la Ley de Derechos, la Ley de la Comisión Reguladora de Energía, la Ley Federal de Planeación, la misma Ley Orgánica de Pemex y la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal.

b) Racionalizar la estructura pesada burocrática creada alrededor de Pemex para otorgarle la autonomía sujeta a la vigilancia y monitoreo de las cámaras legislativas y su instrumento, la Auditoria Superior de la Federación, fortalecida y complementada con una contraloría interna y comisarios probos e independientes de la dirección general y del sindicato.

c) Punto menos que una auditoría administrativa, reconvertir la organización de Pemex en una empresa orgánica vertebrada con divisiones (y no subsidiarias) coordinadas a fin de que para efectos internos esas divisiones se conviertan en centros de costo y no centros de utilidad con cobros, hoy intersubsidiarias a precios internacionales,práctica que propicia que unas subsidiarias sean redituables y otras no y permite a los enemigos del país valorar de manera “consolidada” a Pemex como ineficiente, antieconómica y menos productiva en comparación con otra firmas petroleras (sin negar que esa auditoría referida podría arrojar que la empresa puede estar sobrecargada de nómina y más serias irregularidades).

d) Pemex debe ser una empresa autónoma respecto a la SHCP en el sentido de que la diferencia entre el costo de extracción del petróleo y el precio internacional se reparta entre el presupuesto federal y las necesidades de Pemex para su evolución operativa, con inversiones integradoras, investigación y desarrollo tecnológicos de punta petrolera y acción competitiva: todos criterios lógicos de una empresa petrolera internacional. Reiterando y ampliando: ¿a qué empresa del mundo del giro petrolero se le cobran impuestos diversos por cerca de 80% de sus ingresos brutos? (véase el inciso A-9 anterior) ¿Al privatizar progresivamente la empresa los beneficiarios pagarán ese monto; es decir, si, privatizadas sus áreas, sería suficiente el 30% de ISR para financiar el presupuesto federal? ¿Las deudas enormes que ha contraído Pemex no son sustitutos intencionados o las fuentes indirectas de financiar el presupuesto federal sin una reforma fiscal a fondo? Ello hace prudente un análisis cuidadoso de cómo se reparte el excedente petrolero en el marco del interés nacional y, por otra parte, ¿cuánto más de Pemex es realmente necesario y posible constitucionalmente privatizar para satisfacer políticamente a los empeñados interesados privatizadores? Se sugiere, por el interés de la nación, una evaluación nacionalista y soberana sobre el usufructo de los recursos no renovables nacionales.

e) Es prudente reforzar los órganos de Pemex en materia de planeación y de estudios prospectivos contextuales de la industria mundial y en especial un monitoreo sistemático de las condiciones geopolíticas correlativas a fin de enterar oportunamente y con fundamento al Consejo y al Ejecutivo Federal más hoy con la presencia del shale oil y gas y fuentes renovables y sus verdaderos escenarios de factibilidad tecnológica y eventual disponibilidad de esta. Se nos escaparon 25 años de investigación y desarrollo tecnológico industrial en numerosas ramas, para lo cual hoy habrá que negociar el precio de las transferencias tecnológicas indispensables. Ahora, acaso en asociación pública-privada industrial factible, hay que hacer un esfuerzo inaudito para recuperar el tiempo.

f) Es recomendable que se fortalezca al IMP para reconstituirlo en un centro de investigación y desarrollo tecnológico petrolero a fondo para habilitar y renovar las horas-ingeniero perdidas, disminuidas, y la actividad de la ingeniería mexicana para que, en conjunto y en alianza con el sector empresarial, se convierta el IMP en el motor de la materia y el propio promotor del renacimiento de las empresas de ingeniería de procesos de alto contenido nacional que sea factible en coordinación con las tareas que correspondan al Conacyt.

g) Se deben emprender convenios específicos de cooperación con otras empresas petroleras de vanguardia; por ejemplo, se recomienda entablar pláticas y convenios de alianza tecnológica y de investigación y desarrollo con Petrobras, como insinuó el expresidente Lula: ello en áreas específicas de mutuo provecho.13

h) Buscar que Pemex adquiera, alquile y acuerde, etcétera, como es usual en la industria petrolera en general, aquella tecnología selecta que sea necesaria sin estar obligada a otorgar contratos de desempeño o bloques del territorio.

i) Se recomienda no otorgar contratos de “invitación restringida” como tampoco los de “adjudicación directa”, que se suelen prestar a irregularidades. Debiéndose evitar, desde luego, que Pemex llegue a estar sujeta a tribunales internacionales.

j) Pemex requiere, por los medios políticos a que haya lugar, un sindicato patriota, transparente y democrático salvaguardando sus conquistas y proposiciones lógicas corporativas actualizadas14 en el encuentro obrero-patronal, en función de los retos y exigencias de una globalización altamente competida.

k) Enfatizada y apoyada en y por una posición equilibrada, mesurada y nacionalista (no chauvinista), a nuestras autoridades les ha faltado voluntad y/o capacidad de negociación y mediación con los poderosos, así como racionalidad, eficiencia y frugalidad presupuestal para mitigar la dependencia y los compromisos políticos en que se convierten con el tiempo y abren la puerta a presiones colaterales de terceros: no es indispensable ser condescendientes en exceso habiendo argumentos económico-políticos de sobra para entablar una relación de negociación con Estados Unidos de ventajas mutuas –hoy factible de traducir en un “gane-gane” político basado en una sólida amistad respetuosa de los intereses soberanos mutuos–. Se presenta la histórica oportunidad para que el régimen reescriba la historia reciente de un México que reafirme con decisión necesariamente ser dueño soberano de sus recursos naturales, particularmente los finitos y los reproducibles sin enfrentamientos ni querellas innecesarias por medio de una estrategia de Estado que aglutine el apoyo masivo de la población mayoritaria y que fortalezca la seguridad vecina basada en el respeto, oportunidades empresariales factibles dentro de los marcos normativos respectivos y de mutuo provecho para el progreso económico-social.

B. Oportunidades empresariales asequibles a
la evaluación y a la proposición de alianzas con
terceros empresariales

Descartada a priori la inversión mixta en la renta petrolera que corresponde a todos los mexicanos constitucionalmente,15 a los especialistas no les costaría trabajo definir inversiones potenciales público-privadas en la cadena productiva –al nivel terciario– y de servicios petroleros; ya la inversión privada participa en diversas actividades. Sería esencial establecer los criterios para cada proyecto de hasta dónde contribuiría y cómo afectaría dicha participación, en términos de costo-beneficio, la estructura industrial y el mercado nacional aguas abajo a partir del nivel secundario y terciario de esa cadena petrolera dentro de la matriz insumo-producto por los efectos sobre los precios, el mercado interno y la capacidad competitiva externa.

Por México.

TECNOLOGÍA, FINANZAS Y PETRÓLEO: MITOS Y RETOS

PARA LA REFLEXIÓN

(Ensayo/conferencia previo a la Reforma Hacendaria)

1. Sabemos desde hace muchos años que la tecnología es fundamental en el desarrollo económico y social. Hay países que lo han comprendido y otros que no por razones de dominio externo, condiciones socioantropológicas o psicosociales que convergen en la historia y la cultura. El descuido de cerca de 30 años en México hoy se paga caro y exige acelerar el paso en aquello que hoy es realmente posible y factible.

2. La relación también de la ciencia y la tecnología (CyT) con la economía política se refleja en el peso ponderado con que los agentes económicos y políticos influyen en las políticas públicas directrices al respecto. Lo vemos a diario en los medios informativos y políticos en el caso del petróleo. Es una vieja historia que el dominio en la materia conduce a una batalla campal por el liderato en el mercado de conocimientos e instrumentos de tecnología dura y suave en el ámbito de la competencia corporativa y, lamentablemente, en la supremacía bélica imperial.

3. Así que no es un secreto que la investigación y el desarrollo tecnológico (IDT) emanados de la invención y la innovación son impulsados o inhibidos por la actitud y políticas gubernamentales y la urdimbre institucional que, con descuidos, hemos visto que conducen al estancamiento y la reducción de oportunidades impulsados por la especulación, la indiferencia y el cortoplacismo resultantes catalizados por lo existencial y por los criterios aludidos con que se evalúa el futuro respecto del presente: o sea, la conocida pero olvidada tasa de descuento social. Influye también el nivel de los márgenes de utilidad que afectan el mercado interno y, en términos de oportunidad, su magnitud puede soslayar la IDT y la exportación, fenómeno que ha prevalecido durante años en México.

4. Un ejemplo claro es la prospección petrolera en aguas profundas, hoy tan comentada. Cuando Noruega y Brasil, sucesivamente, se enfrascaban en desarrollar la tecnología del caso (ya lo comentábamos páginas atrás), nuestras autoridades se dedicaban a debilitar al Instituto Mexicano del Petróleo (IMP) con la intentona de desaparecerlo (algo parecido germinaba con el Instituto de Investigaciones Eléctricas, el Colegio de Posgraduados de Chapingo y el INIFAP) con el eventual refugio salvador del herido IMP en la docencia. Igual sucedió –entre numerosos ejemplos– con el etanol de caña que soslayamos desde 1975, antes, las hormonas herbolarias, el parénquima del henequén, el registro internacional de productos/marcas, etcétera: lo atestiguamos in situ.

5. Ante esa previsible necesidad de explorar y explotar en aguas profundas con todo y sus retos, alcanzar el óptimo aprovechamiento y expansión de la capacidad de refinación y procurar el mayor desarrollo de la petroquímica,crece el desconcierto al recordar esa actitud gubernamental de haber dejado pasar años como aludido, y más para acá 20 o más años sin iniciar las investigaciones y desarrollos correspondientes (hoy, de pronto, las lutitas) por lo que resulta lógico preguntarnos: ¿por qué esa política tan contradictoria? No creo difícil la respuesta, por los enfoques seculares desnacionalizados. Peculiar que varios exdirectores de Pemex tuvieron alguna oportunidad de reencauzar (algo) las cosas y no lo hicieron.

6. Todo ello aunado a la pérdida de medios para ampliar y profundizar la capacidad de realizar ingeniería de procesos, esencial para implementar plantas de petrolíferos y petroquímicos derivados del petróleo, sobre todo ante la desaparición de empresas como Bufete Industrial y otras de las pocas empresas que ya hacían de 60 a 70% de la ingeniería de proceso en México. Algunos nos preguntamos: ¿por qué no fuimos a su rescate viable por el interés nacional? Al respecto, es importante señalar lo que fue la ingeniería mexicana hasta 1985: se ha estimado –hoy ya muy conocido y reiterado– que se llegó a contar con cerca de 20 millones de horas-hombre ingeniería en industrias de proceso y manufactureras: hoy se estiman en unos 3 millones cuando mucho.

7. Sabemos que más allá del producto, los procesos y equipos –hoy denominados tecnología dura–, aparte se tienen la organización, los procedimientos y metodologías, sistemas de información, manuales de organización y operación: todos tópicos que hoy se clasifican como tecnología blanda o suave englobada en la gestión de tecnología. Importante distinción esta de dura y suave para encuadrar cualquier “diagnóstico” para enfocar puntualmente el asunto/problema, sus características, su nivel, necesidad o huecos en la estructura y operatividad de una empresa pública o privada. Este panorama por cierto no es sólo un problema de Pemex: concierne a toda la industria de transformación. Evidentemente, el análisis dependerá de las fronteras del sistema bajo análisis por lo general multidisciplinario.

8. Por lo dicho, la CyT particularmente referida al petróleo que es Pemex presenta hoy día un sustrato problemático amplio que va desde la economía política (en la que se incluye la soberanía nacional, la geopolítica y el entorno cultural) hasta la tecnología diversa, organización, operación y –fundamental, reiteramos– la calidad de la gestión. La tecnología condensada en el famoso refrán del “cómo hacer y con qué hacer”, exige desde siempre agregar al refrán aludido el antecedente: “qué hacer y por qué”, referido a las metas y los objetivos que se fija el sistema productivo o de servicios en cuestión. Un ejemplo clásico es la energía nuclear: paz o guerra –las tecnologías, similares, en el camino se bifurcan.

9. Las condiciones objetivas. Desde siempre ha habido países interesados en los yacimientos de crudo de México por razones estratégicas e intereses propios, a la luz de que sus propios yacimientos son insuficientes por razones de rendimientos para inversionistas y acreedores, logísticas y tecnológicas. Ello ejemplificado en el Medio Oriente, donde Inglaterra y antes Francia, en1917 extendieron su influencia a fin de establecer una cabeza de playa como testaferros y concretada la alianza con Estados Unidos en 1946 –hoy todavía más consolidada– con la prospectiva de extender su influencia hacia Iraq primero e Irán en ciernes por razones obvias: el petróleo.

10. Es evidente que el asunto petrolero seriamente cae en el terreno político-técnico de la autodeterminación nacional por su importancia estratégica; sobre todo porque la velocidad de su extracción es mayor a la que se descubren y/o se hacen ampliamente utilizables otras fuentes de energía, la aparición hoy de grandes consumidores como China e India; e influido por la exagerada plataforma de exportación mexicana a Estados Unidos.

Con estos preliminares, paso a enfocar apretadamente aspectos de las necesidades de tecnología dura y blanda de Pemex.

11. Según Pemex, hoy le quedan al país reservas probadas del orden de 11 mil millones de barriles equivalentes de (petróleo) buenos para unos 10 años, que se agregan a lo que connotados expertos señalan pueden ser otros 30/35 mil millones de barriles equivalentes posibles, o sea buenos para otros 25/30 años: de allí que cabría la razón de seguir explorando y explotando en tierra firme (v.gr. Chicontepec y otros), en aguas someras (como la costa del Golfo) y en viejos pozos, en zonas maduras. Así que aquí el aforismo mexicano se aplica: “más vale tarde que nunca”, al igual que para otros aspectos de Pemex (v. gr. refinerías) y nuestro desarrollo en general (particularmente ante la desindustrialización del país y la creciente pobreza en el campo).

12. Las reservas posibles que expertos señalan existen en tierra y aguas someras, más las que hoy estima Pemex, alcanzan de sobra dentro de un horizonte suficiente para desarrollar la tecnología real necesaria en aguas profundas según la experiencia de Petrobras y de Noruega, tan mencionadas; más factible aun con la asistencia técnica del menú de quienes ya hoy la poseen.

13. Así que, en corto, Pemex se enfrenta a fuertes necesidades tecnológicas duras y suaves y de fondeo para:

a) Mantenimiento-plantas, ductos, etcétera; b) integración (producción de petrolíferos y petroquímicos sustituyendo importaciones); c) reorganización (divisional-operativa y administrativa); d) avance tecnológico, sobre todo en exploración/explotación; f) la reconversión de la cultura corporativa, y g) la reingeniería financiera.

14. Cabe apuntar que en transferencia tecnológica no es nuevo que existen varias modalidades para obtenerla y no sólo una: v. gr., se compra, se pagan regalías en función de ventas, producción u otro parámetro, se capitaliza en especie en asociación, se comparten riesgos, se paga en efectivo o con producto, entre otras formas: hay, pues, alternativas y no una sola vía (la asociación o concesión) como se divulga mañeramente. La asistencia técnica siempre se ha comprado de una manera u otra: nunca barata, pues se paga la investigación, el experimento, el conocimiento y la experiencia: en una palabra, se paga I y D y el rezago. La cuestión es en cuánto, en qué grado y con qué calidad y garantías mutuas. En todo caso, cuidando del grado en que se quiere someter al comprador al arbitraje internacional: estimo que siempre hay que evitarlo o condicionarlo y por ello mismo conjurar dar en garantía yacimientos actuales y futuros. El efecto “popote” por cierto sería dar por hecho que Estados Unidos no respeta ni respetará las aguas territoriales mexicanas o acaso será que existen subterfugios legales que desconocemos. Son indispensables el análisis y la estrategia ¡ya!

15. El último informe financiero de Pemex, coinciden analistas, indica que obtuvo una utilidad antes de impuestos y derechos el año pasado de unos 990 mil millones de pesos y pagó impuestos, aprovechamientos y derechos al fisco por casi un billón de pesos, ocasionando una pérdida por el orden de 16 mil millones de pesos: pérdida por cierto no ocasionada por las importaciones de Pemex como nos quieren hacer creer los bisoños. Esas cifras, estimadas sin considerar el Impuesto al Valor Agregado de la comercialización de gasolinas y otros excedentes petroleros que se calculan en más de 100 mil millones de pesos. En otras fuentes similares se estima que al finalizar el año las aportaciones fiscales de Pemex sumaron más de ese billón: en corto, hoy ya todos sabemos que su aportación ronda el 40% del presupuesto federal. La trampa en que nos hemos metido se ve clara: los ingresos petroleros no son la caja chica del gobierno, como unos lo ven, sino la caja grande del país, como veremos.

16. La propia SHCP ha señalado que la deuda fiscal existente por elusión, evasión y regímenes especiales diversos asciende ya a más de 500 mil millones y que entre el 37% y el 50% de los causantes del ISR y del IVA respectivamente, eluden o evaden (SAT dixit). Así que el casi billón de pesos que aporta en impuestos Pemex solventa con creces aquello más los derrames del Fobaproa/IPAB,así como el costo de la gran mayoría de los programas sociales del gobierno. Al cubrir Pemex anualmente ese 40% del presupuesto de gobierno y que éste dedique en el mismo periodo cerca del 75% a gasto corriente, es otra forma de ver el destino existencial irresponsable de un recurso no renovable, imposibilitando por lo tanto la solvencia y reinversión de Pemex para mantener una mejor relación de reservas a producción (cerca de12 en América y 80 en Medio Oriente) y por otro lado el despilfarro corriente.

17. Observemos que si una plataforma de perforación/explotación costase unos 500 millones de dólares y queremos 100, en 10 años se requerirían 50 mil millones de dólares, o sea 500 mil millones de pesos. Con todo y gastos mayores, lo interesante es que Pemex produce eso y más en un año pero le es sustraído por el fisco: no creo que sea en exceso difícil financiar esa y otras necesidades referidas en el horizonte de los 12 años que, ya vimos, son sólo una tercia del escenario amplio que los recursos probables y posibles ofrecen.

18. Desde hace tiempo es evidente la contradicción de una eventual privatización: suponiendo el fisco le cobrase a Pemex lo que a cualquier otra empresa privada –o sea más o menos 30% de las utilidades hipotéticas, después del servicio de deudas por intereses y amortizaciones y otros conceptos–, el gobierno obtendría unos 160 mil millones de pesos al año. Así que, ¿de dónde saldría la diferencia entre la aportación fiscal actual de unos 950 mil millones depesos y los 160 mil (o sea, alrededor de 750/800 mil millones de pesos anuales)? Esta situación invita desde siempre a una verdadera reforma fiscal integral: poco se resuelve en tanto se sujete a Pemex a una “reforma” fiscal regresiva y sesgada. Al punto que un alto funcionario dijo hace poco: “…El crecimiento a través del ingreso petrolero ha permitido que el país subsista sin una reforma hacendaria (ergo por tanto), de alguna manera se ha podido navegar sin llegar al quebranto”. ¡Vaya visión! ¿Qué otro gobierno ordeña a sus petroleras de esta manera? Se hacen ociosas las comparaciones financieras, de costos y técnicas. Pemex, empresa de Estado, es aún bien solvente antes de convertirse en nodriza del presupuesto.

19. Así que el régimen fiscal de Pemex, obligadamente lo hemos dicho desde 1990, pasa por la reforma fiscal integral. Como alternativa surge aquella de que se eleve el ISR 3 o 4 puntos del PIB, tesis expuesta por algunos conocedores. Interesante idea, pero impopular entre los sectores de mayor ingreso; las únicas soluciones parecerían aterrizar de nuevo en alternativas fiscales incómodas para algunos, tales como gravar la especulación financiera, recuperar el contingente por la elusión y la evasión, acotar seriamente los regímenes especiales y, en efecto, tasar razonablemente las transacciones en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) y los movimientos de capital, como previsoramente sugirieron expertos –para variar– internacionales. Nótese que la BMV acumuló una ganancia de casi 390% en cinco años: ello en medio de un crecimiento promedio de la economía de un 2%. ¿Quién, pues, “paga el viaje” de la despetrolización presupuestal? –por así decirlo.

20. Los Pidiregas constituyen un cómodo y comprometedor atajo –una válvula de alivio– para relevar la presión financiera sobre Pemex, creando un espejismo de solvencia cuando en realidad enredan esa solvencia a plazo y comprometen gravemente a la empresa; además, permiten esquivar la verdadera reforma fiscal aludida a la cual no se han animado los gobiernos por tabúes diversos: entre ellos el efecto posible sobre el flujo de las inversiones a pesar de que 40% suelen ser de cartera y no se reflejan en el empleo. Todos, factores que conducen al objetivo de debilitar a la empresa de Estado y crear ansiedad para facilitar el mercadeo de su privatización, hoy ya iniciada al tolerar los contratos de servicios múltiples (SM).

21. Por otra parte, hay conocedores que estiman que el costo real de extracción del crudo alcanza hoy un costo y gasto (excluyendo los electorales y otras fugas innecesarias) de unos 4-8 dólares por barril, haciendo de Pemex una de las empresas más redituables del mundo petrolero. Así fuere de 15-20 dólares por barril subsistiría la condición expresada. En todo caso, el rendimiento primario reportado por los informes de Pemex señalan un beneficio operativo cercano al 45%, y si, como hemos visto, se le restan hasta cerca de 70/80% de impuestos diversos de sus ingresos por ventas ello abunda en que en efecto se trata de una de las empresas más redituables del mundo, si no la más.

22. A pesar de sus cuantiosas importaciones causadas por las políticas de soslayar su integración, y en las condiciones ascendentes de los precios del petróleo, el superávit de la balanza comercial petrolera es aún superior a los 21 mil millones de dólares, siendo así una de las fuentes netas principales de divisas del país con las remesas. Es pues, sin duda, una de las grandes válvulas redituables de alivio del país, mas sin efecto sobre su crecimiento y desarrollo como podría serlo con una política industrial (estrategia, programas y proyectos) programada.

23. Dentro del concepto de tecnología blanda, las relaciones empresa-sindicato exigen la transparencia total. Una cosa son las conquistas laborales en la lucha por la equidad en los derechos laborales y otra el corporativismo extrapolado más allá de sus orígenes y razones revolucionarias de los veinte y treinta del siglo pasado. Y esto, de no adecuarse, será un ancla para la racionalización de la empresa. Por otro lado, cualquier asomo de corrupción debe ser desterrado con penalidades proporcionales. El otro elemento esencial –insistimos– es sin duda la gestión; el “management” técnico-económico y financiero eficaz y ético que es indispensable con verdaderos profesionales en la materia, que existen en el mismo sector público y en el privado; desde luego, siempre y cuando lo permitan las condiciones internas de la empresa y la calidad moral de los ejecutivos y dirigentes sindicales.16

22. La autonomía, a nuestro juicio, sugiere diversas condicionantes. Exige asegurar una Contraloría Interna independiente y un Comité Ejecutivo del Consejo experto, conocedor, de honradez y conocimientos certificados, y despolitizado; sumando el escrutinio constructivo sistemático de una fortalecida Auditoría Superior de la Federación sin estorbos exagerados de controversias constitucionales (hoy tan populares como los amparos) y reportando periódicamente al Congreso de la Unión; es decir, contar con una auditoría interna y externa permanentes; aunado a ello, la indispensable reconversión progresista sindical, empoderándolo para coadyuvar a la vigilancia y el desarrollo patrióticos de la empresa. Nos preguntamos: ¿será posible? Ello, porque es indispensable.

24. Contrario a lo que algunas fuentes nos quieren hacer pensar, la capacidad acumulada técnico-tecnológica del personal profesional y técnico de Pemex no está a discusión en todo la secuencia del proceso petrolero desde la prospección a la explotación, refinación, en la logística y el mantenimiento e incluso en áreas del diseño que, no se niega, habría que recuperar y profundizar por el tiempo perdido por causas ajenas a la corporación. Cabe preguntar: ¿por qué la anticipada jubilación de numerosos técnicos de la empresa en fechas recientes?

25. Estos elementos son sólo el hilo de la madeja de un asunto complejo susceptible a festinarse (ya lo está) en vez de orientarse sustantiva y objetivamente en sus capítulos técnico/tecnológico, administrativo, jurídico, contable/financiero y al final político con todos los elementos conjuntados. Las respuestas están, a mi juicio, en un diagnóstico a fondo que técnicamente se llama auditoría técnica/tecnológica, administrativa y contable-financiera. Este es, a nuestro juicio, el verdadero gran reto a que se enfrentan las autoridades competentes; insistiría: competentes. Una cosa es la racionalización identificada y programada y otra la privatización abierta o encubierta.

26. Debemos insistir en conservar para el pueblo y el Estado mexicanos los bienes nacionales que representa Pemex en los conocidos términos de los artículos 27 y 28 de la Constitución de la República. Los argumentos de que en la legislación secundaria están los caminos de la “modernidad” que exige un cambio en las modalidades de explotación y operación, no es más que la manifestación tecnocrática velada de esconder fines furtivos de reconversión patrimonial de la empresa para con ello dizque elevar su eficiencia y competitividad.

27. Sabemos que los hidrocarburos (HB) son una de las riquezas nacionales para apalancar la independencia económica, catalizadores de un retomado despegue de México e indispensable para romper la inercia del estancamiento: basta revisar con detalle la ubicación de la industria petrolera y sus efectos en la matriz interindustrial (insumo-producto) –una vez “sacada del sanatorio” en que desde hace tiempo se encuentra–, así como la reactivación inmediata y pleno apoyo a los medios de investigación. Habría que defender y aprovechar los HB racional y patrióticamente, como patrimonio nacional, de todos los que somos y queremos seguir siendo mexicanos independientes para la autodeterminación de nuestros intereses nacionales.

Comentario sobre expectativas del shale

Estimados colegas de Ingenieros Petroleros Constitución de 17 (IPC17): algunos argumentos técnicos sobre las lutitas que se esgrimen en los medios me recuerdan algo a los de los privatizadores. Desde que me presentó Rafael Decelis (q.e.p.d) con IPC17 les manifesté mi admiración por su patriotismo en defensa del petróleo y su enorme experiencia especializada; más aún, porque tuve el gusto de conocer (unos más y otros menos) y trabajar cuando muy joven por parte de Nafin como gerente de Promoción para los fondeos (Eximbank, BM, etcétera), para Pajaritos y otros; me refiero a personalidades como Mazcanzoni, Lara Sosa, Bautista, Ortiz Mena, etcétera. El asunto de las lutitas a mi parecer es un problema que de cierta manera rebasa pozo, equipo y empleo. Aterriza en lo contextual. Me explicaré: algo en línea con lo expresado por varios analistas, el TLCAN en efecto pulverizó las cadenas productivas de transformación y puso al sector bajo la tutela de Estados Unidos, pues así lo planearon y así nos dejamos. Todo aquello industrial periférico básico a que se alude que podría acompañar el desarrollo de las lutitas, lo iniciaron y algunos continuamos desarrollando entre los cincuenta y los setenta a base de sustitución de importaciones. Íbamos bien (tengo la lista de empresas que creamos y promovimos en el lapso que nos tocó: 1965-78) hasta que al gobierno se petrolizó y se le ocurrió ir dejando la industrialización real por la maquila y ensamble, y claro, consolidado después bajo la batuta del TLCAN, el instrumento colonizador más importante desde 1848: de nuevo nos dejamos. Mis distinguidos colegas: toda industria potencialmente desarrollable y la hoy escasa existente de bienes intermedios y sobre todo la de bienes de capital, acaso ambas potenciales abastecedoras de la petrolera, fue abandonada/debilitada y cualquier abasto ya es mayoritariamente extranjero (ejemplo clásico: los contratos llave en mano; ¿y los empleos?, pues coreanos, norteamericanos, europeos, etcétera). Aparte de cuestionar el afán de producir 2.5-3.5 o muchos más millones de b/d de aceite para un mercado mexicano que de suyo no requiere esos volúmenes, ¿podemos creer que decenas de pozos shale derramarán sus exigencias en la proveeduría de una industria mexicana que ni siquiera ha abastecido a Pemex lo que debiera en los últimos decenios? Eso no se ha visto. Algo podrá influir en el margen pero creo que ya hoy los extranjeros serán los proveedores. Por ejemplo: estimo no sacrificarán muchas más chambas en Estados Unidos a pesar del menor costo de la mano de obra mexicana ni compartirán tecnología (basta ver el escaso valor agregado en la maquila y en el ensamble manufactureros). La promoción del gas y el aceite shale por los privatizadores mexicanos es parte de un estratagema para abrir de par en par la inversión extranjera y los negocios: no para la reindustrialización. Reitero, algo nos puede tocar pero será lo que quieran las empresas extranjeras. Aprovecho para enviarles para reflexión y discusión los tres documentos que he difundido por universidades, asociaciones profesionales y el propio Senado. Pemex, la SHCP y la geopolítica, que creo describen en mucho el verdadero problema. Como excolaborador del general Cárdenas (cinco años) para el prediseño/anteproyecto de la siderúrgica del mismo nombre y otros asuntos, y asesor industrial de la banca multinacional, y haber expuesto ya 20 años los defectos del TLCAN y la desindustrialización resultante, considero mi obligación plantear a tan respetables colegas estos comentarios.

Reflexiones y preguntas sobre el petróleo y Pemex:
un análisis técnico, financiero y de costos preliminar para la Sociedad Mexicana de Ingeniería Económica,
Financiera y de Costos

Introducción

Nadie en sus cabales se opone a una estrategia/plan energético nacional racional. La racionalidad estriba en distinguir las fronteras del diagnóstico del sector energético como un todo y de sus partes y de la acción resultante propuesta para el sistema o subsistemas, por ejemplo el petrolero/Pemex; es decir, por un lado se tienen las consideraciones estrictamente de empresa, propensas a los análisis hoy llamados de due diligence de empresa y correlativos propositivos de la reingeniería y, por el otro, las aún más complejas de costo beneficio en el terreno público, comprendiendo la ponderación y el análisis de las políticas públicas de interés soberano nacional socioeconómico, distinción hecha objeto del artículo 25 de la Constitución. No se pueden tratar por igual la energía como sistema/sector total nacional y la petrolera asociada a Pemex en lo particular, como empresa pública sujeta justo a su objeto social constitucional; se deduce que es menester evitar las decisiones en función de apreciaciones reduccionistas. Los bienes originales de una nación son de suyo a favor del Estado, con todos los defectos que le puedan imputar a éste como representante del pueblo, pues es un fin jurídico-social, territorial, racional y soberano: dichos recursos no están al arbitrio del azar ni de quién más puede porque más tiene. Esto, a nuestro parecer, negaría los principios de la “selección racional” coadyuvantes en el diseño de las políticas públicas y su ponderación y ejecución por medio de una ética administración pública.

La mayoría de los argumentos en defensa del petróleo en diversos foros han sido de orden político y, desde luego, ello se estima indispensable por la trascendencia de los cambios pretendidos a la Constitución para abrir la puerta a que la renta petrolera y las eventuales ganancias de Pemex, ambas de propiedad y usufructo de la nación, se pongan en manos de empresas nacionales y extranjeras con sobradas experiencias político-económicas e históricas cuestionables. Tómese en cuenta, por ejemplo, que la renta petrolera pasa del pozo hasta la transformación y la concurrencia al mercado de los derivados “aguas abajo” del hidrocarburo original (más de esto adelante, en el acápite del Mercado). Es, sin duda, conveniente revisar constructivamente esas pretensiones con argumentaciones sólidas, pero hasta donde sea posible, estimo no haber captado posiciones de reuniones difundibles que presenten unificados los argumentos técnicos complementarios, cuantitativos y cualitativos, específicos que sustenten la pretensión aludida u otras alternativas técnico-económicas. Respecto a los alegatos básicos de los proponentes del cambio referido, nos enfocaremos en concreto a reservas, recursos financieros, capacidad de pago, competitividad y capacidad tecnológica de la industria petrolera y Pemex como centro de gravedad.

Apuntes sobre reservas

Al respecto son algo variados los puntos de vista pero, hasta donde se puede colegir, existe cierta similitud en las estimaciones en el conocido “Diagnóstico de Sener-Pemex” de 2007, en el cual se apuntó que México tenía reservas probadas del orden de 11 mil millones de barriles equivalentes de petróleo que al ritmo de extracción de esos años eran buenos para unos 10 años: un enfoque que a no pocos escandalizó. Ello, con las estimaciones similares a las de “La Estrategia Nacional de Energía 2013-2027”, de reciente factura de la misma Sener. Otros especialistas connotados señalan que entre posibles y probables podría haber 25 mil millones de barriles en tierra firme (v.gr., Chicontepec, en aguas someras y la Costa del Golfo) y en otros viejos pozos, zonas maduras; o sea, buenos para otros 25/30 años. Recientemente, otros especialistas petroleros señalaron que el país aún cuenta con “vastos recursos” en hidrocarburos, dando una perspectiva de reservas ya de 45 mil millones de barriles, 10 mil millones más convencionales y un estimado de por lo menos 10 mil millones adicionales de lutitas (shale oil/gas, si comprobado, viable) para un total previsible a diferentes niveles de alta probabilidad (P1, P2, P3) de algo más de 65 mil millones de barriles y por lo menos para 50 años. Aun sin las lutitas el escenario tiene una evidente influencia en los horizontes del desarrollo y necesidades tecnológicas faltantes en Pemex y algunas nuevas. La aparición del potencial de lutitas aún deja la puerta abierta para mayores posibilidades; reitero, siempre y cuando se ofrezca una tecnología viable, como se comenta más adelante: ¿qué tanto es cierto a corto plazo y cuánta la ilusión mediática respecto a las lutitas? Recientemente los congresistas norteamericanos alegan literalmente que la seguridad energética de Estados Unidos está “en manos” de la Reforma Energética mexicana; buscan que se dé “carta abierta a trasnacionales”. Y por otro lado baladronan que gracias a los depósitos de esquistos (lutitas) de Oklahoma, Dakota y Texas dejarán atrás a Arabia Saudita en petróleo y a Rusia en gas (no decir a Irak e Irán) como productores máximos de ambos energéticos en el mundo. Es curioso que los legisladores no expresen la misma dependencia energética de Canadá por sus enormes depósitos de arenas bituminosas. ¿Por dónde empieza la verdad y termina la demagogia?

Finanzas y fisco

Necesidades específicas respaldadas con coeficientes técnicos

Por ejemplo:

1. ¿Cuál es el presupuesto de Pemex en investigación y desarrollo tecnológico específico y cuál la prospectiva del tiempo necesario para cada programa? ¿Cuál es el presupuesto de Pemex en el área de exploración y extracción a 10/15 años?

2. ¿Cuáles las necesidades específicas de Pemex en inversión nueva de reconversión y modernización en refinación y petroquímica primaria: física y logística, en el mismo escenario de unos 10/15 años?

3. ¿Cuál el presupuesto/programa estimado para el desarrollo de depósitos de shale oil o la compra o alquiler previsibles de la tecnología viable, real correspondiente? Ídem respecto del gas shale.

4. ¿Cuál el presupuesto para desarrollar y/o comprar o alquilar y/o convenir la tecnología faltante (¿) para aguas profundas?

5. ¿Cuál es el presupuesto estimado para obtener el gas libre y el asociado (ya no quemado) para satisfacer las necesidades del mercado mexicano a unos 10/15 años o más?

6. Lo lógico: ¿cuál el presupuesto de operación efectivo de la paraestatal?

7. ¿Cuál el costo anual de una reserva contingente para jubilaciones? Etcétera.

En suma: las necesidades reales de recursos de la empresa. Ahora bien, proponentes diversos reiteradamente han expresado que Pemex requiere de 50,000 millones de dólares anuales para ser –en síntesis– “modernizado y competitivo”, y se entiende solvente; sería útil saber a ciencia cierta de dónde sale esa cifra, mas aquí la supondremos orientadora.

Disponibilidades reales y potenciales

a) Privilegios fiscales por más de 600 mil millones de pesos anuales.

b) Diversos gastos electorales que realiza Pemex por conducto del sindicato y, ¿otros medios?

c) El neto de ingresos/egresos de la estructura de PMI (Pemex Internacional).

d) Gasto corriente mayor a 60/70% del gasto público.

(Pemex evidentemente –es conocido– aporta 35/40% del presupuesto federal y de esos conceptos (a)-(d) bastante (¿o algo?) se puede contabilizar como disponibilidad potencial. Además, se tienen:

e) Recursos de las Afores que ya se utilizan para proyectos diversos e inversiones de cartera: unas con considerables pérdidas.

f) Reservas del Banxico con bajos rendimientos en tesorerías extranjeras (65 mil millones de dólares de un total de 170 mil millones).

g) Niveles de corrupción (Transparencia Internacional dice que pueden ser de 5-8% del PIB).

h) En el lapso 2000-2013, se nos informa, salieron 173 mil millones de dólares para la importación de petrolíferos (gasolina, diesel, combustóleo, etcétera, cuando una refinería cuesta unos 8,000-12,000 millones de dólares); sólo de 2006 a 2012 se erogaron 30,000 millones de dólares; es difícil de entender la ilógica circunstancia de no erigir por lo menos dos refinerías para ahorros aproximados de más de 50,000 millones de dólares anuales en petrolíferos y petroquímicos básicos.

i) La ganancia neta de Pemex una vez reorganizada como corporación integrada a costos reales interdivisionales.

j) Cabildeos legislativos que suman más de 120 mil millones de pesos.17

Nota: Son otras épocas, alegan algunos. Sí, pero veamos que en 2004 se exportaron 1,900 millones de barriles diarios (b/d) y el país recibió 21,000 millones de dólares; en 2013 exportó 1,100 millones de b/d y recibió 45,000 millones de dólares. ¡Claro que son otras épocas!, más atractivas para Pemex.

Hecho un balance, ¿será necesaria la inversión extranjera? La aritmética parece decir que no.

Retos reales y medidas hacendarías correlativas

Se ha dicho que “Pemex no puede invertir en exploración/producción porque la Secretaría de Hacienda la tiene deliberadamente asfixiada/hipotecada con un descomunal 67.4% de carga fiscal de sus ingresos, lo que no tienen Noruega (19%) ni Colombia (11%), países que Wood/WWC/ITAM/IMCO dan como modelos a seguir, pero se olvidan de lo fundamental: el benigno tratamiento fiscal en estos países.”18

Se recomienda precaución en aceptar a priori los supuestos éxitos de Petrobras (Brasil) y Statoil (Noruega) con la apertura petrolera a terceros, pues hay opiniones y acciones encontradas en el primer caso y condiciones bien diferentes en el segundo (uso y control de recursos petroleros) para los efectos de este acápite y otros a continuación.

En efecto, la SHCP recauda de Pemex más de 70% de sus ingresos brutos (aproximadamente 100,000 millones de dólares anuales). A ninguna empresa petrolera del mundo se le grava de esta manera (aun deduciendo lo que se le reembolsa vía el presupuesto de egresos: aproximadamente unos 30,000, arrojando una cifra clave neta de 70,000 millones de dólares aportados por Pemex a la SHCP, según las cifras).

El gran reto de la SHCP es qué hacer sin el actual fondeo de Pemex del presupuesto federal; además, considerando que el petróleo es un recurso finito, lo que hace de esta política un absurdo sin un gasto y fondos de ahorro racionales a plazo. De paso, debe uno preguntarse lo elemental: ¿Lo eventualmente privatizado/modernizado se fiscalizará con el 30/35% o con el 70%? Evidentemente, ello implica una íntima relación de una Reforma Fiscal con cualquiera Energética, que implicara la propia reforma fiscal de Pemex. En rigor, la Reforma Fiscal habría de partir de los compromisos y disponibilidades referidos en el acápite “C”, que la SHCP con tanta largueza apoya a ciertos causantes y contradictoriamente permite a Pemex en materia sindical, electoral y respecto a Pemex Internacional (ASF dixit).

Lo ominoso sigue siendo: ¿qué hará la SHCP para sustituir los ingresos fiscales de Pemex y los que no le pagaría un “modernizador” si se privatiza Pemex y el petróleo? No es difícil adivinar que, claro, aumentarán los impuestos y/o se endeudará el país. La Reforma Fiscal bajo discusión curiosamente contempla un aumento neto de impuestos del orden de 250,000 millones más una deuda presupuesta de 550,000 millones que suman cerca de lo que neto le proporciona Pemex (70,000 millones de dólares) al presupuesto, según las cifras disponibles.

C. Mercado en corto

D. (relacionado con el acápite A, Apunte sobre reservas).

¿Para qué mercado es el petróleo mexicano presupuesto (P1, P2 y P3)? Cuáles son las necesidades reales de extracción vs. la reposición de reservas de Pemex (la nación) y la demanda actual y prospectiva mexicana real, incluyendo los procesos derivados (muchos abandonados –orgánicos e inorgánicos– en detrimento de la balanza de pagos, la industria, el campo y el consumidor intermedio y final); correlacionado con que todo lo importado se pone en precios internacionales y hasta se pretende igualar el costo de la gasolina en México con el de Estados Unidos:19 ¿A qué precio (se supone internacional) se importa el 50% del mercado de gasolina y ocasiona que se subsidie?

Si requiriese el país –suponiendo– 1.7/2.0 MM b/d de petróleo para el mercado nacional, ¿con qué objeto se quiere que Pemex produzca 3.5-5 millones de b/d,más aún si unos alegan que las reservas no lo permiten a corto plazo? Y aún si fuera posible: ¿serán esos niveles de extracción para: a) aligerar una ya teórica reforma fiscal progresiva o, b) para cubrir el aporte que ya no haría Pemex a la hacienda pública si se independiza de ella como aludido, o todavía para abastecer a Estados Unidos en tanto dominan (?) la tecnología de las lutitas,20 etcétera? Otra cosa prudencial sería acompasar (programar) la producción petrolera a las necesidades previsibles del mercado nacional y, dado el caso, al requerimiento del balance de divisas nacionales como tales; ¿o, incluso se pretende aquellos macroniveles de producción para seguir fondeando el enorme gasto corriente del presupuesto y el fondo estabilizador destinado a los estados?, reitero, ¿acaso evadiendo una reforma fiscal a fondo?

Reiteramos: los productos petroleros, del pozo al mercado, presentan una renta real que se multiplica hasta por 50 o más en la cadena de valor petrolera a partir del costo/precio del barril; así que la renta petrolera, en rigor, no sólo es la diferencia del costo/precio del petróleo a boca de pozo, restado el costo de su extracción. ¡Vaya excedente que podría acumularse y asignarse racionalmente, supervisadamente, con una Ley de Fondos Excedentes Petroleros o de Estabilización! –ahora sí, reformados éstos “a la Statoil de Noruega”–. Y, en el peor de los casos, determinar exactamente cuánto de la renta petrolera se desea compartir con terceros nacionales y sacrificar, por ende, el presupuesto federal y el desarrollo económico-social mexicanos. De estos criterios nace la propuesta de crear un “fondo soberano” en su “reforma”. ¿Y quién lo supervisaría con eficacia?

E. Competitividad

Numerosos especialistas han coincidido hace años con el finado experto ingeniero Rafael Decelis que insistía: “La supuesta falta de ‘competitividad’ nacional proviene de un manejo irracional en la obtención del precio de venta entre las entidades del propio Pemex. Tal precio se calcula en base al llamado ‘costo de oportunidad’, que es una ficción de tipo financiero, y no en el ‘costo real de producción’. De esa manera, Pemex Exploración y Producción (PEP) le vende a Pemex Petroquímica (PQ) a precios más elevados que, en su momento, se tienen en el mercado de Texas (Houston Channel). Al incurrir en semejante ‘absurdo’ económico, cancelamos la fortaleza y ventaja que tenemos los mexicanos para dotar de valor agregado a nuestro propio petróleo barato, cuyo costo real en barril no supera los 10/15 dólares por barril.Ninguna trasnacional petrolera en el mundo incurre en semejante ‘absurdo’ económico”.21

Ello causa que, por los precios que entre subsidiarias de Pemex se establecen con la intervención de la SHCP, se den los rendimientos negativos en refinación y petroquímica primaria que han podido alcanzar ya el orden de 47 mil millones de pesos en 2011. Sin embargo, otros análisis señalan (propios)22 otra historia sería para un Pemex integrado.

Referente a los rendimientos, se apunta que las grandes petroleras pueden tener ingresos de entre 115,000 millones y 435,000 millones de dólares y Pemex de unos 125,000 millones; pero no es cuestión de quién vende más sino de quién gana más en operación: v.gr., en EBITDA,23 el dato duro más importante para el inversionista, para los administradores, para conservar sus chambas y para los accionistas, señala que Pemex supera a todos sus competidores (Statoil, Royal Dutch, Shell, Exxon,Chevron, British Petroleum, Petrobras). Dicho EBITDA fue del orden de 77,000 millones dedólares en 2011.24 Por ello, suponemos, ha aceptado el secretario de Hacienda, que Pemex no está en quiebra antes de impuestos; es decir, antes de que la SHCP le imponga cargas impositivas a Pemex tan altas hasta comprometerla. Podemos imaginar lo que sería Pemex sin ellas.

F. Tecnología

Respecto al gas shale aún hay dudas de que la tecnología esté dominada por terceros mas vía el fracking por, entre otras cosas, los ya referidos abasto de agua, minería “horizontal” y el aspecto ambiental en general, etcétera. Por otra parte, especialistas indican que somos deficitarios en gas natural libre y su consumo se populariza en plantas de generación de ciclo combinado y otras (CFE). ¿A qué han conducido y conducirán los pozos en Burgos respecto a su costo/producto/usufructo; sobre todo enmarcados en contratos de servicios múltiples que rebasan la pura extracción y que juristas han considerado anticonstitucionales; a más de que expertos dicen que las compañías contratadas no tienen la tecnología más eficaz. ¿Qué renta en modo y forma le darán a México esas explotaciones? ¿Y cuánto gas –enfatizamos– realmente se producirá respecto a la inversión y necesidades nacionales? Es interesante conocer que si hubiere tanto gas prospectivo en el norte del país como se dice, para lo cual son necesarias “enormes” inversiones exploratorias según se insiste, entonces ¿cuál es la lógica del programa de instalar terminales onerosas de LP/GNL en las costas del Pacifico y del Golfo para una enormidad cara de gas licuado que se importa e importará de Sudamérica y otras fuentes? ¿Es una realidad potencial la prospectiva y la inversión de y en Burgos? Algunas fuentes apuntan que un pozo cuesta unos 12.5 millones dedólares para gas y en aguas profundas, y los de Chicontepec cuestan 6.5 millones de dólares: ¿cuántos pozos proyectan perforar los “modernizadores” tales que “se requerirían enormes inversiones en el país”?

En materia de aguas profundas, causa curiosidad que desde el año 2000 Pemex/IMP podría haber hecho –en su caso– convenios con Noruega (Statoil) y Brasil (Petrobras) para en conjunto procurar el desarrollo y la transferencia tecnológica necesaria en aguas profundas; mas, hemos reiterado, se cercenó esta opción al recortar y reorientar al IMP en el lapso 2000-2006, entre otros como centro de investigación,25 truncando la capacidad de Pemex: se debilitó, reiteramos, seriamente al IMP dándole un rol para-académico y se soslayaron las “aguas profundas”.

En todo caso: Pemex ya ha realizado más de 18 pozos en aguas profundas.26 Para esta y otras tecnologías no es necesario acudir a las gigantes petroleras; aquellas están disponibles por medio de las compañías de servicios27: con lo cual coincidimos. Unas tecnologías son caras, sin duda, pero cualquier tecnología adicional que supere el “estado del arte” existente puede desarrollarse en cooperación, comprarse, alquilarse o rentarse pagadera con dinero real y potencial que, hemos visto, sí tiene Pemex. La tecnología faltante, incluida la explotación del shale oil/ gas (cuando y si es viable) sencillamente se negocia y se paga con dinero y no por necesidad ni una ni otra con renta petrolera o áreas de explotación compartidas (en especie) ni utilidades compartidas: no es necesario. Como tal, la transferencia tecnológica nunca ha obligado estas medidas.28

G. Capacidad de pago

Si, como varios hemos expuesto desde hace tiempo y de acuerdo con los datos disponibles, la SHCP relaja su fiscalización de Pemex como se ha indicado; es decir, hoy cuando menos con cerca de 40% netos (decíamos: le gravan 70% y le regresan vía presupuesto 30%) de sus ingresos brutos, o sea aproximadamente 50/60,000 millones de dólares: es decir se borrarían los déficits en explotación, refinación y petroquímica primaria y le sobrarían recursos a la empresa. Y, si entre subsidiarias se cobran precios a costo real de Pemex y no a “costos de oportunidad” aludidos (reflejando los precios internacionales) los resultados serían aún más atractivos. Una nueva reingeniería, un escenario empresarial público de suyo y régimen fiscal para Pemex no implica comprometer sus ingresos y sería suficiente para cubrir los 50-60,000 millones de dólares de los que tanto se dice necesita para explorar, extraer y tecnología. Además, esos dólares se presupuestarían según programas de trabajo programados ya referidos y potencialmente fortalecidos con parte de los enormes montos de los privilegios fiscales anuales arriba anotados. Basta observar también cómo han aumentado las ganancias de los grandes consorcios y bancos en México secularmente y en especial en los últimos años. De estas reflexiones y preguntas preliminares sería recomendable un análisis sensiblemente más a fondo, multidisciplinario, a fin de precisar rutas y alternativas evaluables evitando tomar medidas que se relacionan de alguna manera evidente con recursos finitos de la nación y tan esenciales para selectivamente respaldar el desarrollo económico y social nacional.

H. Otras dudas de fondo: crecimiento, empleo,
patrimonio y otros

Con el respeto debido, no está fundamentado cómo se relaciona en forma tan alta “modernizar”/privatizar a Pemex con el crecimiento del PIB; y que con ello, se asegura, crecerá la tasa de crecimiento de la economía en un 66% o más adicional. La cuestión del crecimiento rebasa a Pemex a pesar de que contribuye con su inversión; pero no es el catalizador singular del crecimiento económico con todo y sus efectos multiplicadores y la publicidad reciente al respecto. Hemos observado, y otros especialistas connotados señalan, otros factores influyentes en mayor o menor grado en el crecimiento: v.gr., ritmo del mercado interno, nivel y dinámica de precios, capacidad adquisitiva, ingresos dignos, el salario mínimo, las exportaciones, nivel de las importaciones; desarrollo tecnológico proactivo, una población creciente, educada y un ejército obrero capacitado, etcétera y, vital, el rol y crecimiento del valor agregado productivo (en petróleo y la industria de transformación en general) todos son buenos ejemplos del potencial pues se viene desindustrializando el país desde hace años. ¿Dónde están las bases para afirmar eso del crecimiento? Resumiendo, preguntamos:

1) ¿Que la tasa de crecimiento del PIB subirá –como se dice– en automático a 5% con la mera “modernización” pretendida de Pemex y la reforma propuesta? ¿Qué modelo econométrico teórico u otro se usa para tal aseveración: el de Klein, el de Harrod, Solow, etcétera? Difícil de aceptar tal aseveración a priori. Por ejemplo: ¿cuál es la elasticidad PIB de la inversión en Pemex en el sector?

2) ¿Cómo se generarán 500 mil empleos a corto plazo si la industria –la cadena– petrolera es intensiva en capital y además, ¿cuál es el dato de la elasticidad empleo de la inversión petrolera o del sector?

3) ¿Cuál industria de abasto se generaría espontáneamente si en 30 años se ha dejado de surtir a Pemex y CFE de equipos, maquinaria, piezas y partes, entre otros, de la industria intermedia y la de capital, prácticamente extinta por el proceso de desindustrialización vigente desde 1994?

4) Se dice que la electricidad será más barata. ¿Cómo se bajarán las tarifas eléctricas si ya se surte la CFE de 40% de la generación de empresas privadas a costos elevados (y disputada la medida por anticonstitucional)? ¿Sólo porque bajen los precios aquellos, o por sustituir combustóleo por gas en la generación? Conveniente dilucidarlo a detalle. ¿A qué costo/kwh ha generado secularmente y genera CFE, y a qué precio se lo compra hoy a generadores independientes? Etcétera.

Reiterando: ¿Cómo va a ser más competitivo Pemex si –insistimos– se autocobra sus operaciones internas a precios internacionales en vez de a costo real interno, más una utilidad basada en una tasa de rendimiento social apropiada?

Tratado ya por otros colegas, aquí sólo recuerdo que hay un proceso claro de re-estatización de la industria petrolera en el mundo, ya que quedan unas cinco de las 20 que fueron privadas y ahora cerca de 16 son públicas29 (por facturación) con todo y emisiones reguladas en las bolsas y ya poseedoras de más del 70% de las reservas.30

Es menester contar con los datos específicos reales y los criterios técnicos, más allá de hipótesis políticas.

I. Corolario fundamental

La documentación comprueba, y un elemental sentido común permiten colegir que en el lapso 1938-1940 cualquiera referencia al presidente patriota, general Lázaro Cárdenas, respecto al sector privado implicaba la participación de éste como proveedor de materiales, piezas y equipos, auxiliares, etcétera, recién la expropiación, y más aún por la entonces urgente necesidad de mantener en pie la industria petrolera en ese delicado momento en que toda industria petrolera extranjera abandonó al país para hacer fracasar la medida expropiatoria. De toda suerte era obvio que el sector de alguna manera habría de participar en la industria de transformación proveedora. Que no lo hizo al grado deseado es otra historia que nos recuerda del apotegma: “industria privada, privada de iniciativa”: recordemos que eran los cuarenta del siglo pasado.

J. Conclusión

La contradicción es clara: si México requiere recursos para crecer, ¿por qué obsequiar por lo menos el 35% y acaso más del 50% de la renta petrolera de la cadena de transformación? Craso error es suponer que sólo existe el petróleo como fuente del crecimiento.

Es indispensable que la Reforma Energética se centre en datos concretos hechos disponibles por los especialistas al público y al debate de detalle que hubiere, pues los expuestos en los medios y foros sencillamente no sustentan ningún cambio a la Constitución, tampoco el desmantelamiento de Pemex a priori y menos la privatización de la renta petrolera; independientemente de que sí es menester cambios a por lo menos la ley de presupuesto y responsabilidad hacendaria, la ley de fondos excedentes/estabilización petroleros y la órganica de Pemex, la ley de adquisiciones, entre otras.; así como, fundamental, sería la racionalización, modernización, reconversión, etcétera, orgánica y sindical de la empresa. Punto menos que una auditoría general de la misma. La empresa tiene en reserva más de 100,000 documentos cuyo contenido es imposible conocer (Fuente: IFAI).

Los círculos especializados de la ingeniería, ciencia y la economía mexicanas pueden ofrecer un quinteto o más de especialistas que coadyuven a centrarlos argumentos técnicos con la información real detallada en mayor grado que el inquirente; en un “cuarto de al lado”—por así decirlo– del buró político proponente para enriquecer cualquier debate y precisar el camino que más convenga al país en materia de Pemex y el petróleo.

El imaginario condensado del financimiento para Pemex

1. Fuentes de recursos por el interés nacional y defensa del petróleo:

a) Un promedio anual de lo que recibe (¿le rembolsa?) del presupuesto federal.

b) 20% del gasto corriente.

c) 10% de las reservas del Banxico (tendrían mayor rendimiento que donde está el 35%).

d) De las Afores, el equivalente de los dineros que de enero a julio han perdido (se recuperaría el dinero) en sus aventuras de inversión en cartera.

e) ¡Sólo 2% de los niveles (8%, Transparencia dixit)) de la corrupción! (tan pequeña es esta ilusión que resulta marginal).

f) Rescatar 20% de los privilegios fiscales que otorga la SHCP.

g) Etcétera.

Con ello se podrían invertir en exploración, producción y refinación 50,000 millones de dólares; en petroquímica 10,000 millones, y en otros rubros 10,000 millones; alcanzaría hasta para la investigación y el desarrollo tecnológico (IMP) viables (remunerables) en materia de aceite y gas shale.

Con todos los elementos, sería un interesante experimento para los financieros de Pemex. Cualquier racionalización de Pemex está íntimamente relacionada con el régimen fiscal. Por ello habrá que compatibilizar las cifras de una reforma hacendaria con las de un cambio en el régimen fiscal de Pemex y sus programas e inversiones.

2) Acaso más apegado a la realidad:

a) Comparta sus ingresos Pemex en 70-30% con SHCP (30%).

b) Afores (los acreedores serían los ahorradores mexicanos con rendimientos reales).

c) Reforma Fiscal auténtica, recuperando SHCP al menos 30,000 millones de pesos, de los que al final de cuentas condona de diversa formas.

Alternativas hay muchas: la esencia es limitar el afán de crear un paraíso fiscal en México; y, lo dicho ene veces desde hace 20 años: racionalizar Pemex y su régimen fiscal como empresa petrolera. Todo, nada que ver con la obcecación de modificar la Constitución.

La inversión pública, desde hace tiempo superada por un creciente gasto corriente, el despilfarro y los amarres del TLCAN, nos obligan a cuidar las reservas de hidrocarburos para evitar una devaluación catastrófica del peso ante el libertinaje ofrecido a los capitales golondrinos, la inversión extranjera desacotada, la fuga de capital nacional y, al final del día, el descuido de la balanza de divisas y de la cuenta corriente que más pronto que tarde podrían empezar a dar dolores de cabeza a las finanzas mexicanas de forma similar que a Grecia, Portugal y España, etcétera. Aquí sólo recuerdo la velocidad de endeudamiento ampliado del país en los últimos 12 años; mas la costumbre no es nueva, es secular. No puede negarse la comodidad de contar con una red de protección de fondeo contingente de la Reserva Federal de Estados Unidos y del FMI, pero ¿a qué costo en dependencia económica y política y condescendencia en petróleo, minería y territorial nacionales?

Lo esencial en materia petrolera es sin duda proteger a la Constitución, pero el espectro de la privatización persistirá si no se corrige a fondo el régimen fiscal de personas físicas, morales y, claro, de Pemex, y si no se contiene en los términos de la Constitución misma el empoderamiento de un reducido círculo codicioso desaforado.

Reiteradas historias y actualizados enfoques sobre
Petróleo y Pemex: a modo de apretada síntesis

Se ha dicho que la empresa requerirá 60 millones de dólares (MMb) al año para su plena actividad (antes eran 50MM) es cada vez más claro que ello tiene poca relación con el mercado real mexicano de refinados y petroquímicos, y más bien la aparente necesidad de irse hasta el tope de la explotación por motivos financieros; ello puede relacionarse con los déficit fiscales en que incurre Hacienda por elprograma de privilegios (lo que deja de cobrar por una razón u otra cerca de 50MM/año de dólares), un sobregasto presupuestal en gasto corriente, el pago de capital y el servicio por la colosal deuda que priistas dejaron al propio Pemex y en los últimos 10 años los panistas al gobierno federal y, las pretensiones presupuestarias del nuevo régimen. Claro: se deduce que se toma como una obligación financiera irse a aguas profundas (si es viable) y al aceite y gas shale por la misma razón –otra vez, si es viable– y así llevar la explotación petrolera a magnitudes que superan su racional aprovechamiento y, desde luego, a nuevos y comprometedores niveles de deuda e inversión privada en el sector energético.

En este punto es donde se vincula el criterio de que el problema toral de Pemex es de capacidad de ejecución en dos vertientes: la financiera y la tecnológica; mas se confunde la incapacidad financiera de Pemex con la incapacidad hacendaria para satisfacer el presupuesto del gobierno federal. En esta vertiente, Hacienda le atribuye a Pemex, primero, la tarea de fondear los faltantes del presupuesto federal y por ello busca llevarla al tope de sus posibilidades de extracción petrolera; y segundo, formalizar su habilitación legal para lograrlo como contratista de servicios privados nacionales y extranjeros y ejecutora intermediaria de los contratos y áreas de explotación: esencia de convertir a la empresa en una“empresa productiva del estado” (¿y con nuevo trato impositivo?). Es decir: ¿cómo habilitar a Pemex para satisfacer esa necesidad de ir a aguas profundas y al shale? Más preocupante resulta partir de un Pemex seudo-reformado que, limitado en lo financiero a pesar de liberarlo de los amarres hacendarios, se verá obligado a ceder áreas de explotación potenciales a terceros privados nacionales y extranjeros; lo que implica compartir la renta petrolera. Por otra parte, todo indica que se deja intocada a la empresa como tal en sus aspectos operativo-administrativos (sindicato, desorden organizativo en cuatro áreas independientes con prácticas de costo/precio intersubsidiarias que fracturan la organicidad de la empresa, ocasionando que Refinación y Petroquímica incurran en enormes pérdidas ficticias hasta no comprobar lo contrario). Y, por otra parte, nada se contempla contra la corrupción que tantos alegan existe. Parecería que con la deuda pública (y privada, históricamente alta) cercana a los 6 billones y las políticas de gasto se parte del criterio de que, por hoy, una deuda que representa más del 35% del PIB no debe preocuparnos (?) y más allá las políticas de desarrollo parecerían obedecer, en los términos de Keynes… más menos de que... “in the long term we’ll all be dead”. Hasta donde puedo ver, es en lo único que las autoridades económicas son keynesianas. Por lo tanto: Grecia, Italia, Portugal, España e Irlanda, devienen en modelos financieros.

Colofón obligado

Desconcierta del todo que, requiriendo el país recursos financieros para su pleno desarrollo, las autoridades se sigan avocando a compartir las riquezas naturales originarias, primarias y territoriales de la nación y de su pueblo. Debe advertirse a los pretensos que la función de crecimiento es multivariable y no sólo depende de la inversión; sobre todo en México y países similares: lo demuestra la experiencia y datos duros.

¿Qué no lo primero es racionalizar a Pemex y planear el desarrollo del sector petrolero dando respuestas a tantas incógnitas antes de proponer a priori modificar la Constitución? La cuestión petrolera no es un problema constitucional; es un problema de gestión de empresa y de sector, y de reconversión (reingeniería de ambos) respaldándolos y financiándolos con una reforma fiscal a fondo que cancele privilegios; de otra suerte se deduce que lo que se busca es que la inversión extranjera financie a los causantes privilegiados o el presupuesto federal: así de sencillo. De paso, las pretensiones parecen equivaler a convertir la política de los Pidiegas en inversión extranjera directa. Faltan conocimientos técnicos de fondo, objetivos, en planeación-estrategias, programas, reconversión, gestión de primer mundo; condición sine qua non: pero antes aseo administrativo y sindical de Pemex.

*Asesor ocasional en tecnología de la Canacintra, asesor del presidente Lázaro Cárdenas para configurar el anteproyecto y la promoción del mismo de la Siderúrgica L.C. Las Truchas (1965-1969), asesor del presidente Miguel de la Madrid para proyectos internacionales, exoficial senior en Onudi-Viena para proyectos industriales, exdirector de Promoción Industrial de Nafin, miembro de la Academia de Ingeniería, de la Academia de Economía y de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, expresidente de la Sociedad Mexicana de Ingeniería Económica y de Costos, exdirector general de Productora Mexicana de Tubería S.A.de C.V., exmiembro del Consejo Consultivo de Exalumnos de la Universidad de Harvard, Premio Nacional al Mérito de la AACE (Asociación de Ingenieros de Costos, Estados Unidos), diploma de honor 1981 de la Phi Kappa Phi por contribuciones a la ingeniería (Estados Unidos), diploma de honor 1987 de la Pi Epsilon Tau por contribuciones a la industria petrolera (Estados Unidos), académico en el Instituto Politécnico Nacional, la Universidad Nacional Autónoma de México y la Universidad Iberoamericana, autor de siete libros sobre el desarrollo económico, tecnológico e industrial mexicanos, miembro del Comité Técnico de la Sociedad Mexicana de Ingenieros A. C.

1 Registro en trámite.

2 BIE., MSc., MPA., PhD, consultor industrial.

3 Los siguientes ensayos, conferencias y trabajos corresponden al periodo 2010-2013.

4 El enfoque y selección de políticas públicas basadas en los principios normativos de un sistema económico dado. El sistema es función en gran medida de la ideología, los valores y la cosmovisión de una sociedad.

5 De esta situación parten todos los criterios referidos de cómo lograr el desarrollo económico y social actual en el que rigen el llamado 1% y viven las consecuencias el 99% de la población, según algunos analistas señalan para enfatizar el desequilibrio social.

6 El termostato del subsistema se hace más complejo con lo financiero, monetario y fiscal.

7 Sin olvidar que el mercado interno nutre la inversión y el consumo privado y que los precios determinan la capacidad de compra en función de las costumbres y estructuras de lucro.

8 Muy difícil ante una sociedad fatalista (por desilusión y guerras, entre otros factores,) con valores basados en la codicia.

9 Ya se ha repetido por algunos medios que unos personajes tenían respectivamente mil y 2 mil millones de dólares hace 10 años y ahora poseen 10 mil uno y el otro 70 mil millones de pesos.

10 Para el Comité Técnico de Energía de la Sociedad Mexicana de Ingenieros. 1er Semestre de 2012.

11 El Instituto de Investigaciones Eléctricas, el Colegio de Graduados de Chapingo y el INIFAP, instrumentos vitales de la investigación y el desarrollo tecnológico sectorial, también han sido objeto de debilitamiento por el PAN en el lapso 2000-2010.

12 Propuestas por los expertos petroleros Ing. Rafael Decelis y Felipe Ocampo Torrea.

13 La situación automotriz con Brasil no debe influir pues expertos opinan que los brasileños alegan, en el fondo, que reexportamos contenidos norteamericanos con poco valor agregado nacional.

14 Modernizadas, dentro de la Constitución, las corporativizaciones y victorias proletarias de los años treinta del siglo pasado.

15 Podría definirse como la diferencia del valor del barril en yacimiento y en el mercado, o la diferencia del costo de extracción y el precio en el mercado del barril.

16 Ya tuvo Pemex como director general a un reconocido ejecutivo de alto nivel del sector privado; su anticipada renuncia y relatos impresos insinúan obstáculos infranqueables en la empresa para su racionalización.

17 La Cámara de Diputados (“Telebancada”) impedirá que el erario reciba cuando menos 120 mil millones al reducir a más de la mitad los derechos para las televisoras, radiodifusoras y telefónicas (Art. 244-G, Ley Federal de Derechos).

18 Alfredo Jalife Rahme: La Jornada, julio 21 de 2013 e Ingenieros Petroleros Constitución-17 (IPC17).

19 A pesar de que el ingreso per capita en EU casi quintuplica el de México.

20 La realidad del círculo tecnológico/ambiental del shale oil (pues por lo menos requiere 4 barriles de agua /barril de petróleo, se usa la fracturación, la minería horizontal, restitución de tierras, etcétera).

21 Ref. Carta al Presidente de la Republica (22.04.13) del extrañado Ing. Rafael Decelis Contreras, miembro de Ingenieros Petroleros Constitución del 17 (IPC 17).

22 Memorias de Pemex.

23 Acrónimo en inglés: “Ganancias antes de intereses, depreciaciones, impuestos y amortización.”

24 Documento de Pemex en ExpoForo Pemex.

25 V.gr. Instituto de Investigaciones Eléctricas, INTIFAB, Colegio de Posgraduados de Chapingo.

26 RocÍo Nahle con base en Memorias Pemex. Agosto, 2013

27 F. Ocampo Torrea en “Pemex, Mitos…Propuestas” por UAM, 2007. Miembro IPC17.

28 Vale la pena insertar la observación de que al menos recién en la Ley de Ingresos propuesta se conjuró la pretensión de recortar los fondos del Fondo sobre Hidrocarburos apoyo de la investigación y preparación de personal especializado para la temática de la exploración, explotación, refinación y la producción de petroquímicos y le reducía sustancialmente los recursos al IMP. Hubiese sido el tercer año de recortes al IMP en contraste evidente con las políticas respectivas de Petrobras.

29 Entre ellas: Sinopec, Lukoil, Gazprom, Petrobras, Petrochina, Petronas, PDVSA, Aramco.

30 Fuente: James Baker Institute de la Universidad de Rice (Houston, Texas).