REALIDADES Y MENTIRAS
DE LA REFORMA ENERGÉTICA PROPUESTA POR EL GOBIERNO FEDERAL
1

José Felipe Ocampo Torrea2

Recientemente, en un foro en el Senado de la República, se presentó una ponencia que incluyó el tema de refinación y que debe ser contestada. El ponente dijo una verdad y multitud de barbaridades.

Al iniciar su intervención, aclaró que no era experto en el tema energético y acto seguido lo comprobó plenamente al asegurar, sin base ni soporte alguno, las siguientes imprecisiones (por llamarlas de alguna manera), todas ellas para justificar la inversión privada en todas las actividades que actualmente son reservadas a Pemex. Es importante analizarlas porque son los falsos argumentos que el gobierno utiliza para justificar la iniciativa de Peña Nieto, tanto en la exposición de motivos de la iniciativa como en la propaganda oficial.

Dijo, entre otras cosas:

Que las refinerías no son rentables. Que el costo de una refinería es de 15,000 millones de dólares. Que hay capacidad de refinación ociosa en Estados Unidos, que debemos aprovechar antes de construir refinerías en México. Que se carece de tecnología y de recursos para inversiones en la industria petrolera. Que Pemex está quebrado. Que Pemex Refinación no es rentable, ya que muestra pérdidas en sus informes. Que la única refinería de Pemex que muestra utilidades es la de Deer Park (sociedad de Pemex-Shell).  Que la importación de gasolinas, petroquímicos y gas natural ha aumentado a niveles inconvenientes… y otras más.

Trataré, en el limitado tiempo disponible, de demostrar, con soportes técnicos y referencias consultables, la falsedad de estas aseveraciones.

Las refinerías son rentables en México, y con tres ejemplos concretos soporto esta afirmación:

1.- En 1992 se terminó un estudio para la instalación de una refinería en México. Participé en él. Lo efectuaron Pemex, el IMP y Fluor. El estudio demostró que todas las configuraciones propuestas y analizadas eran rentables.

Al terminarse los estudios, el Ejecutivo, a través de la SHCP, canceló el proyecto con el pretexto de falta de recursos. Acto seguido, como no había recursos, se adquirió la refinería de Deer Park. No hubo recursos para invertir en México, pero sí en Estados Unidos. ¡Increíble pero cierto! Las inversiones en esta refinería, ajustando los costos al año actual, utilizando el CEPI (Chemical Engineering Plant Index) son del orden de 1,800 millones de dólares.

El costo de la refinería de Deer Park, que es rentable, no fue de 15,000 millones de dólares, como afirmó el declarado no experto en industria petrolera.

Desgraciadamente no es el único que utiliza este falso argumento de que las refinerías no son rentables, o de que importar es más barato que producir. Son dogmas neoliberales.

2.- Recientemente, en la Facultad de Economía de la UNAM, presenté y se analizó un estudio detallado de la rentabilidad de una refinería con una configuración más complicada y costosa que la de Deer Park. El monto de la inversión total, desglosada planta por planta, es de 2,500 millones, no 15,000 millones. Se consideró que la refinería entraría en operación en 2004 para poder tomar como base los precios verdaderos históricos de los diferentes petrolíferos que se producen y no precios especulativos. La configuración analizada permitía que la propia refinería operara sin necesidad de utilizar gas natural externo, ya que los precios de este insumo variaron considerablemente en el periodo analizado. Así, aunque la inversión inicial resulta mayor, se evitó especular sobre el precio verdadero del gas natural, que en los recientes años se ha desplomado.

Con estos ejemplos queda demostrada la falsedad, muy difundida entre “comunicadores”, que sostienen lo contrario, pero nunca muestran cifras. Este tipo de información (desinformación) supongo que hace vibrar de alegría a los restos de Goebbels, ministro de propaganda de Hitler al que se le atribuye la frase: “Di una mentira mil veces y se convierte en verdad”. Esta frase la han aprovechado espléndidamente los neoliberales desinformando a la sociedad. Es importante desmentirlos y exhibirlos.

El ejemplo de la refinería de Deer Park derrumba otras falsedades goebbelianas muy publicitadas. Esta refinería tiene una configuración muy semejante, podríamos decir que igual, a la de Cadereyta y a la de Ciudad Madero, recientemente reconfiguradas, y al nuevo tren de refinación de Minatitlán. ¿Cómo es posible asegurar que la única rentable es la de Deer Park? ¡Imposible! Adelante analizaremos con mayor detalle este tema.

Con el mismo ejemplo se desmiente que las empresas extranjeras privadas traerán al país tecnología de la que carecemos y no estamos en aptitud de obtener. En Deer Park se adquirieron, de terceros, tecnologías de las que carecían Pemex y Shell. Se adquirieron las licencias de proceso (tecnología) para las plantas de coquización, MTBE, azufre, reformación catalítica, purificación de hidrógeno (PSA), etcétera.

Estas licencias de proceso las adquirió Pemex, muchas al mismo licenciador, para reconfigurar las refinerías de Cadereyta, Madero y el nuevo tren de refinación de Minatitlán.

Esto es normal en la industria de refinación y petroquímica en el mundo. Ninguna empresa ha desarrollado todas las tecnologías necesarias; las adquiere de empresas que las desarrollan con el fin de comercializarlas. Lo que no es normal es que si en Estados Unidos algún “comunicador” dijera que Shell es una compañía subdesarrollada o que no puede construir refinerías por no tener todas las tecnologías, probablemente lo internarían de inmediato en un hospital psiquiátrico, o cuando menos lo tildarían de mentiroso o perverso. Pero aquí, los que dicen lo mismo aplicado a Pemex los oímos todos los días en los medios de comunicación y hasta los aplaudimos en recintos legislativos. ¡Absurdo! ¡Intolerable!

Como información: los costos de las licencias de proceso para las plantas de una refinería del grado de complejidad de los tratados anteriormente, son del orden de 1% de la inversión total. Los proveedores de esas tecnologías son más insistentes que los más atrevidos y molestos vendedores ambulantes que padecemos en este país. Tratan de vender su mercancía “a como dé lugar”, editan revistas, realizan exposiciones y congresos, etcétera. Pero hay desinformados, por no decir colonizados mentalmente, que aseguran que las tecnologías no están disponibles.

Aunque no es materia de esta mesa, en el ramo de tecnologías para perforación en aguas profundas, la propaganda oficial dice que en Estados Unidos se perforaron 156 pozos y en México solamente seis. Por separado dicen que las tecnologías para estas actividades no se pueden adquirir ni se venden. ¿Entonces cómo se perforaron esos seis pozos? ¿Por magia de Merlín o similares? ¡Viva Goebbels!

Que Pemex Refinación arroje pérdidas porque así lo muestran en sus balances, es correcto. Las cifras no mienten, pero engañan; sobre todo si no se analizan ni superficialmente. Debe recordarse a Shakespeare: “En los detalles está el diablo”. ¿Por qué los balances muestran perdidas? Mencionaremos solamente dos factores, aunque hay muchos más, que hacen que estas cifras del balance sean negativas e inadecuadas y engañosas para analizar la rentabilidad de la refinación.

1.- Las cifras oficiales de las memorias de labores de Pemex muestran que Pemex Refinación opera a 80% o menos de su capacidad nominal instalada. Es conveniente aclarar que la capacidad de diseño de las refinerías es siempre superior a la capacidad nominal. El diseño considera los tiempos fuera de producción para mantenimiento y otros. Así se diseñan las refinerías en todo el mundo. Si Pemex Refinación operara al 100% de su capacidad nominal, las pérdidas desaparecerían y automáticamente se mostrarían utilidades considerables. ¿Por qué no lo hace? Pregunten a la SHCP, que en el Presupuesto de Ingresos de la federación establece el volumen del crudo que se produce, el que se exporta y el que debe refinarse en el país. Desgraciadamente el Poder Legislativo es, cuando menos, cómplice de este crimen, al aprobar estas cifras.

2.- Pemex Refinación vende y distribuye en el país las gasolinas importadas por PMI a un precio menor que el precio a las que PMI se las transfiere puestas en puerto. ¿Por qué las pérdidas de esta operación son para Pemex Refinación y no para PMI, que las importa, o para Hacienda, que fija los precios nacionales? ¡Adivínelo! ¿Será para convencer a incautos de que la refinación no es negocio? Estas cifras no son adecuadas para determinar la rentabilidad de una refinería. Nuevamente, si esta ruinosa operación se corrigiera, Pemex Refinación mostraría ganancias considerables en su balance. Desde luego que el balance de PMI muestra ganancias y se considera eficiente. Estos ejemplos muestran claramente que el uso de datos sin análisis conduce a conclusiones erróneas.

Si Pemex Refinación operara al 100% de su capacidad nominal, no solamente mostraría ganancias por este aspecto, sino que reduciría considerablemente las importaciones de petrolíferos, especialmente gasolinas. La capacidad no aprovechada por esta absurda forma de operar es mayor que la capacidad de la prometida y nunca construida refinería de Tula. En otras palabras, podemos tener la producción de una refinería mayor que la proyectada en Tula, sin invertir. Pero para eso se requiere que los programas de operación los manejen técnicos y no políticos neoliberales. No se requieren cambios legislativos para esta operación.

En cuanto a que Pemex está quebrado, que sus pasivos son considerables comparados con sus activos y por tanto su patrimonio (activos-pasivos) ha disminuido sustancialmente en tiempos recientes, esto es nuevamente lo que las cifras muestran en el estado de resultados, y los incautos y los perversos comparan a Pemex con las petroleras internacionales. Un análisis de los estados de resultados muestra que las grandes petroleras internacionales, incluyen en ellos, como una parte sustancial de sus activos, las reservas petroleras; Pemex no las incluye, puesto que no son de Pemex sino de la nación. Si lo hiciera, sus activos se incrementarían notablemente.

Por otra parte, en los pasivos de Pemex se incluyen, a partir de finales del siglo pasado, los “pasivos laborales”, que no incluyen en sus balances ni las compañías petroleras internacionales ni las privadas en México. Los pasivos laborales representan cerca de 50% de los pasivos de Pemex. Si Pemex no los incluyera, sus pasivos disminuirían en el orden de 50%.

Es conveniente aclarar que los pasivos laborales no son los pagos que Pemex tiene que erogar por jubilaciones. Si así fuera, los jubilados seríamos multimillonarios.

Los pasivos laborales se originaron con el boletín C-3 del Colegio de Contadores de México, que indica que al hacer un balance se debe efectuar un cálculo actuarial y determinar cuál sería el costo de liquidar a todo el personal de la empresa. Los pasivos laborales son un cálculo actuarial; no aparecen cifras por este concepto en el flujo de efectivo; son pasivos virtuales. El boletín se hizo ley por obra y gracia neoliberal, y obliga a Pemex a incluirlo en sus balances. ¿Verdad que citar cifras sin análisis es engañoso?

Si estas reglas contables-financieras que se aplican a Pemex se aplicaran a todas las compañías, éstas mostrarían cifras parecidas a las de Pemex, pero nuevamente interviene Goebbels, la propaganda oficial y sus repetidores, haciendo comparaciones tendenciosas entre balances con diferentes bases y convirtiendo las mentiras en verdades. ¿No podemos tratar seriamente estos asuntos que son de primordial importancia para el país? Parecería que el debate serio y técnico está proscrito.

Demostrado que las cifras de los balances no mienten, pero engañan sobre todo a incautos, ignorantes y similares.

Otro tema: que las empresas petroleras traerán sus capitales para invertir en México es otra falsedad disfrazada de verdad, que son las mentiras más perversas. Las refinerías son inversiones autofinanciables, es decir que el financiamiento requerido se liquida con las ganancias de su operación. Las refinerías en todo el mundo se construyen con financiamientos que ofrece el sistema financiero internacional. Ninguna compañía tiene en su tesorería fondos para un proyecto de esa envergadura, recurren a financiamientos semejantes o iguales a los que Pemex ha utilizado. Estos financiamientos normalmente son de largo plazo (10 o 15 años), con tasas de interés ligeramente superiores a la tasa Libor, es decir del orden de 5% (contra 10% o 12% en los Pidiregas inventados por el gobierno) y con tiempo de gracia de cuatro o cinco años, en los que no se paga capital, y durante este periodo los intereses se capitalizan. Típicamente financian alrededor de 85% de la inversión requerida. Así, se adquiere una refinería con una inversión de tesorería de solamente una pequeña parte del costo total.

Esos financiamientos los utilizó Pemex, igual que las grandes trasnacionales. Si a estas últimas se les permite que inviertan en México, no traerán capitales propios o de fuentes diferentes a las que Pemex puede acceder. Ya lo ha hecho. ¿Cuál es la ventaja para el país que lo hagan los extranjeros y no Pemex? Ninguna. Estas inversiones autofinanciables pueden quedar fuera del presupuesto de erogaciones de la federación y no afectar el techo de endeudamiento autorizado. Así lo hacen compañías 100% estatales, como Petrosal y Électricité de France, entre otras. Así lo puede hacer México. “Demostrado que no hay recursos disponibles” es otra gran falsedad.

Otro tema: si se permite que las empresas privadas trasnacionales operen la industria de refinación, campo actualmente reservado al Estado (a través de Pemex), se está cancelando la posibilidad de que esta industria sirva de detonante del progreso nacional como lo hizo en épocas pasadas recientes, antes de los gobiernos neoliberales. Veamos dos ejemplos:

Teníamos 20-25 millones de hombres-hora mexicanos para el diseño de plantas de proceso. Con los gobiernos neoliberales y privatizadores tenemos actualmente 4-5 millones de horas hombre. Las empresas eran mexicanas mayoritariamente (66-75%) y el resto gubernamentales (Pemex, IMP, etcétera). El empleo en este campo para los mexicanos lo redujeron los neoliberales al 20 o 25% de lo que logramos crear en épocas pasadas. Eliminaron fuentes de trabajo mexicanas en beneficio de los extranjeros.

Otro ejemplo: al construir refinerías, comprábamos en México, de fabricantes nacionales, en promedio 50% del equipo requerido. Eran industrias establecidas en México que daban trabajo a los mexicanos. Ahora se adquiere solamente 5%.

¿Qué sucedió? Es imposible analizarlo profundamente en este espacio, pero baste un ejemplo para clarificar la situación. En los años de expansión acelerada de Pemex fui jefe de ingenieros para dirigir sus proyectos industriales en Europa. Puestos semejantes existían en Estados Unidos y en Japón. Los fabricantes mexicanos ganaban en promedio 50% de los concursos compitiendo con los extranjeros.

Las órdenes de compra las firmaba el ingeniero residente y las aprobábamos el jefe de ingenieros de Europa y uno de los dos jefes administrativos, que teníamos registrada nuestra firma en las instituciones financieras-bancarias.

La situación fue cambiando con los gobiernos neoliberales, y cuando me jubilé presté mis servicios como gerente en una empresa privada de ingeniería. El número de personas de los múltiples comités, dependencias, oficinas, etcétera, que tenían derecho a intervenir en la aprobación de una orden de compra superaba los 90.

¡Un ingeniero productivo y más de 90 personajes improductivos! ¿Cómo se llegó a esta situación? Se llegó con el argumento de combatir la corrupción y dar transparencia, vigilando las erogaciones. El resultado fue que se creó una enorme y parásita burocracia, y se dificultó la realización expedita de proyectos industriales. No solamente eso; se creó una normatividad inútil y perjudicial para los proyectos, pero benéfica para los parásitos (léase burocracia improductiva).

Sinceramente, ¿en cuál de las dos situaciones es más fácil determinar al corrupto, entre cuatro o entre más de 90?

Estas disposiciones propiciaron que se utilizaran, ya en la época neoliberal, los proyectos “llave en mano”, que ninguna compañía petrolera importante utiliza para construir una refinería.

Antes, Pemex adquiría los equipos. Ahora, con los contratos “llave en mano”, los adquiere el contratista. Frecuentemente ni siquiera invitan a participar a proveedores nacionales.

Así quebraron a la industria nacional de bienes de capital para Pemex, y así destruyeron a la industria de ingeniería de plantas de proceso. Pero esas actividades productivas pueden y deben impulsarse en beneficio del país y de los mexicanos. Son fuentes de trabajo bien remuneradas para mexicanos. Con la reforma propuesta por Peña Nieto se cancelan estas posibilidades, que fueron una realidad antes de que los neoliberales tomaran el poder. ¡No debemos aprobarlas! Pero nuevamente los desinformados insisten en que se adquieran refinerías en Estados Unidos que se encuentran sin operar, cancelando también las posibilidades de empleo para los mexicanos. Además, estas refinerías ociosas jamás las adquieren las grandes compañías petroleras, las sucesoras de las “siete hermanas”, Exxon, Shell, Conoco, Phillips, etcétera. ¿Por qué Shell no adquirió alguna en vez de construir la de Deer Park? Generalmente estas refinerías son de capacidades de proceso menores de 10-15% de las de Pemex, o son de configuraciones muy simples e inadecuadas para los requerimientos de México.

En proyectos de refinación se invertirán más de 104 billones de dólares. ¿Son tontos los que invierten cuando en la mente de los “no expertos” existe capacidad excedente no aprovechada en Estados Unidos. Solamente los enfermos de neoliberalismo pueden repetir estas mentiras que no resisten el mínimo análisis técnico-económico.

Pero muchos de los desinformados, incautos, etcétera, no deben cargar con toda la culpa; ellos también son víctimas de la propaganda engañosa del gobierno. ¡Goebbels sigue vivo!

Para finalizar, es conveniente hacer una introducción sobre el estado actual de la industria petroquímica, ya que está ligada íntimamente con la de refinación.

La industria petroquímica en México es un campo totalmente privatizado, en el que las empresas privadas pueden invertir al 100%.

En el gobierno de Zedillo se aprobó una “reforma” en la que se define y se limita la responsabilidad del gobierno en la petroquímica a una lista de productos que no son petroquímicos, pero que en la ley se definen como “petroquímicos básicos”. Estos productos son definidos como petrolíferos por todas las instituciones, textos, universidades y cualquier entidad o persona medianamente conocedora de la industria. Pemex así los consignaba en sus memorias de labores: como petrolíferos. ¡Los petroquímicos básicos no son productos petroquímicos!

Antes de esta absurda ley, cuando Pemex tenía la responsabilidad de elaborar productos petroquímicos, se ponían en operación cuando menos una y excepcionalmente cuatro plantas mensuales en operación por parte de Pemex. Los industriales privados mexicanos hacían otras tantas. A partir de este engaño privatizador, aunque desgraciadamente legalizado, los dedos de la mano son suficientes para contar los proyectos industriales que se pusieron en operación desde esa fecha hace ya 20 años; dos décadas desperdiciadas en aras de la privatización y el neoliberalismo.

La industria gubernamental bajó su producción de casi 20 millones de toneladas anuales a cerca de la cuarta parte. Pemex dejó de invertir y los industriales mexicanos también; los extranjeros y mercachifles sustituyeron a los industriales mexicanos y se apoderaron del mercado nacional.

Con base en esos desastrosos resultados de la privatización de la petroquímica, ahora los neoliberales proponen extenderlos a la refinación, exploración, explotación, distribución y a todas las áreas de la industria petrolera.

No se necesita ser muy perspicaz para predecir qué va a suceder si se aprueban las reformas propuestas, que no tienen sustento técnico-económico y, como hemos demostrado, son generalizaciones mentirosas y perversas. ¡Pobre de México, si se aprueban las reformas propuestas por el neoliberalismo! ¡Santa Anna va a tener competidores!

1 Presentado públicamente en 2014 en un foro realizado en el auditorio “Hombres de la Reforma” de la M.R. Gran Logia del Valle de México.

2 Ingeniero químico por la UNAM, ha impulsado la ingeniería mexicana mediante el desarrollo de proyectos empresariales y también por el desempeño de altas responsabilidades en Petróleos Mexicanos y en el Instituto Mexicano del Petróleo.