EL GRECO
Sala 9b. Cat. P3888. 1597-1600. Óleo sobre lienzo. 315 cm × 174 cm.
La obra del Greco rezuma esa espiritualidad de los familistas heredera de los cátaros. Para Fovel, sus cuadros vienen directamente de arrebatos místicos y experiencias visionarias, algo no comprobado. Sin embargo, sabemos que el Greco sí que se inspiró en relatos de místicos para elaborar sus obras, como los de Alonso de Orozco, hoy beato, predicador de Carlos V y de Felipe II. Este Orozco fue quien encargó a Doménikos Theotokópoulos obras para un retablo hoy destruido, al menos dos de las cuales se encuentran en esta sala: La Encarnación y La Crucifixión. Junto a otras dos tablas, éstas formaban parte del retablo, y se caracterizaban por la presencia de ángeles, que Orozco consideraba que tenían que servir de modelo para los sacerdotes.
En el caso de La Encarnación, debemos fijarnos en cómo apenas hay referencias físicas en el entorno de María. Según Orozco, en el momento en que el arcángel Gabriel plantó la semilla divina en el vientre de la Virgen, todo el mobiliario de la habitación se desvaneció y Gabriel cruzó los brazos sobre su pecho, maravillado por la docilidad de la joven.
Otro detalle que vincula al Greco con Orozco es la presencia de la zarza ardiente, la misma que se le apareció a Moisés. Esta zarza también la incluye Orozco en su relato de la Encarnación, y ésta es una de las escasas obras de toda la Historia del Arte en la que aparece representada junto a la Virgen María.