En el Atlas Mnemosyne, Aby Warburg concibió un modelo fantasmal para la historia del arte que no se rige por ciclos de vida y muerte, grandeza y decadencia, transmisiones e influencias, sino por supervivencias: reapariciones de formas y motivos, latencias, migraciones y anacronismos que las constelaciones de imágenes del atlas revelan en el montaje. La historia del arte nunca nace; vuelve a comenzar cada vez en el presente.
También el arte y las ficciones de América Latina iluminan formas variadas de la supervivencia en las constelaciones del atlas portátil. El surrealismo, borrado estratégicamente en las genealogías académicas, muestra sus huellas todavía vivas en el arte de hoy; textos e imágenes de tiempos, espacios y tradiciones diversas dialogan deliberada o azarosamente en el horizonte ampliado de la errancia; la historia y las tragedias del pasado se reescriben con formas nuevas. Son apenas algunos ejemplos de las relaciones que la «mirada abrazadora» del atlas vuelve visibles en los intervalos. «Los pensamientos pasan las fronteras», escribió Warburg, «libres de derechos de aduana.» La historia del arte y la literatura de América Latina podría recomponerse por completo desde el presente en la gran «mesa de encuentros» del arte y la literatura del mundo, atendiendo a las supervivencias más que a los límites convencionales de las naciones, los continentes, las tradiciones culturales y las especificidades disciplinarias.
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