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eleanor

La noche del miércoles era la peor.

Park tenía taekwondo, pero Eleanor sentía su presencia por todas partes. (Allá donde Park la había acariciado, su piel era intocable. Allá donde la había tocado, territorio seguro).

Richie llegaría tarde aquella noche, así que la madre de Eleanor calentó pizza para cenar. Debía de estar de oferta en el súper, porque había montones de pizzas en el congelador.

Vieron Autopista hacia el cielo mientras cenaban. Luego Eleanor se sentó con Maisie en el suelo de la salita e intentaron enseñarle a Mouse «En la calle veinticuatro».

No hubo manera. O bien recordaba las palabras o bien las palmadas, pero nunca las dos cosas al mismo tiempo. Maisie se estaba poniendo de los nervios.

—Vuelve a empezar —le decía.

—Ven a ayudarnos, Ben —lo llamó Eleanor—. Con cuatro es más fácil.

En la calle-lle-lle veinticuatro-tro-tro

ha habido-do-do un asesinato-to-to.

Una vieja-ja-ja mató a un gato-to-to

Con la punta-ta

—Jo, Mouse. Primero la derecha. La derecha. Vale. Empecemos otra vez.

En la calle-lle-lle

—¡Mouse!