VIVIR EN UN MUNDO NO MUERTO

¿Y si lo impensable ha ocurrido? ¿Si las hordas han crecido lo suficiente para dominar el planeta entero? Se trataría de un broto de clase 4 o del brote del Día del Juicio Final, en el que la humanidad estaría al borde de la extinción. ¿Improbable? Sí. ¿Imposible? No. Cualquier gobierno no es más que una colección de seres humanos; seres humanos tan temerosos, estrechos de miras, arrogantes, de mentes cerradas y, por lo general, incompetentes como el resto de personas. ¿Por qué estarían dispuestos a reconocer y manejar un ataque de cadáveres andantes y sedientos de sangre cuando la mayoría de la humanidad no lo está? Por supuesto, uno podría argumentar que una lógica así podría surgir al enfrentar brotes de clase 1 o incluso de clase 2, pero la amenaza que suponen incluso varios cientos de zombis podría ser suficiente para impulsar a nuestros líderes a entrar en acción. ¿Cómo podrían no hacerlo? ¿Cómo podrían los que están en el poder, especialmente en una era moderna y progresista como la nuestra, ignorar la propagación de una enfermedad mortal hasta que alcanzara proporciones de plaga? Simplemente fíjate en la respuesta de los gobiernos del mundo a la epidemia del sida y tendrás tu respuesta. ¿Y si las autoridades reconocieran la amenaza por lo que es, pero no fueran capaces de controlarla? La recesión económica masiva, la guerra mundial, el descontento social o las catástrofes naturales fácilmente podrían distraer los recursos del gobierno de un brote que crece por momentos. Incluso en las condiciones perfectas, enfrentarse a un ataque de clase 2 es extremadamente difícil. Imagina tratar de poner en cuarentena una ciudad tan grande como Chicago o Los Ángeles. De los millones de personas que tratan de escapar, ¿cuántos habrían sido mordidos ya propagando la infección más allá de la zona en cuarentena?

¿Pero los grandes océanos que bañan la mayor parte de nuestro planeta no podrían salvarnos? ¿Las personas que viven en Europa, África, Asia y Australia no podrían estar a salvo de un brote infeccioso en América del Norte? Quizá. Esto es asumiendo que todas las fronteras están cerradas, ha cesado el tráfico aéreo y todos los gobiernos del planeta son conscientes de la situación y trabajan para parar el brote. Aun así, con las filas de los no muertos ya en decenas de millones, ¿es posible imaginar todos los aparatos de vuelo que lleven a un pasajero infectado, todos los barcos que lleven a un tripulante infectado? ¿Es posible patrullar cada centímetro de las costas en busca de un gul que surja del agua?

Llegados a este punto, lamentablemente, la respuesta es no. El tiempo está del lado de los no muertos. Con el paso de los días, sus filas aumentarían, haciendo más difícil la contención y la exterminación. A diferencia de sus homólogos humanos, un ejército de zombis es completamente independiente del apoyo. No necesitan comida, munición o atención médica. No sufrirían de baja moral, cansancio de batalla o falta de liderazgo. No sucumbirán al pánico, a la deserción o a la rebelión total. Al igual que el virus que les dio la vida, esta fuerza de no muertos continuará creciendo, extendiéndose a través del cuerpo de este planeta hasta que no quede nada que devorar. ¿A dónde irías? ¿Qué harías?