En los brotes de clase 3, las residencias privadas e incluso las estructuras públicas no son suficientes para auxiliar a los humanos. Finalmente, las personas que hay dentro sufrirán la degradación final de sus defensas o simplemente agotarán sus provisiones. En un brote severo necesitamos una estructura prácticamente impenetrable con todas las instalaciones de una biosfera auto-sostenible. Lo que se necesita es una fortaleza. Esto no quiere decir que debas buscar una inmediatamente. Los primeros días, incluso semanas, de una infestación de clase 3 vendrán marcados por un caos total, una orgía de violencia histérica que hará arriesgado el viaje. Cuando las cosas se hayan calmado, los humanos de la zona se habrán organizado, los habrán evacuado o los habrán devorado. Sólo entonces deberías empezar a buscar una fortaleza.
1. COMPLEJOS MILITARES
Cuando buscas una fortaleza, tu prioridad principal deberían ser las bases del Ejército de Tierra, la Marina o incluso las Fuerzas Aéreas. Muchas están situadas en áreas poco pobladas y por eso menos infectadas. Casi todas tienen elaboradas vallas de seguridad alrededor de sus perímetros. Algunas tienen posiciones defensivas secundarias e incluso de tercer grado. La mayoría están equipadas con un refugio antinuclear lleno de reservas y completamente funcional, otras con la capacidad de una pequeña ciudad. Como tienen múltiples medios de comunicación, sin duda serán las últimas instalaciones en el mundo en perder el contacto con el exterior. Lo que es más importante, sin embargo, no son las fortificaciones físicas, sino los hombres y las mujeres que se encuentran dentro. Como se ha dicho, las personas bien entrenadas, bien armadas, bien disciplinadas son siempre la mejor defensa. Incluso con algunas deserciones, un pequeño grupo entrenado de soldados sería suficiente para mantener el perímetro indefinidamente. Al entrar en una base militar en tiempos de crisis, encontrarías un mundo independiente de especialistas entrenados, probablemente con personas a su cargo (familiares), todos listos para defender su nuevo hogar. El mejor ejemplo fue el Fort Louis Philippe en la zona francesa del norte de África, donde, en 1893, una unidad de legionarios extranjeros franceses sobrevivió con éxito a un asedio zombi durante el periodo increíble de tres años. Un obvio problema con las bases militares es que sus ventajas las convierten en el centro de atracción de la población durante un brote, lo que crea peligros adicionales como el consumo intenso de las provisiones y la degradación de la seguridad.
2. PRISIONES
Aunque se diseñaron para retener a los vivos dentro, las instalaciones correccionales pueden también ser más que eficientes para retener a los muertos fuera. Tras unos muros formidables, cada celda, pasillo y sala, es una fortaleza en sí misma.
Por supuesto, los problemas surgen cuando consideramos las prisiones como un refugio. De forma irónica, las penitenciarías modernas son menos defendibles que los anteriores modelos por el modo en que fueron diseñadas.
Los muros altos de cemento minado son la marca registrada clásica de las prisiones anteriores a 1965. Su diseño es un producto de la era industrial, cuando exagerar el tamaño se valoraba como un medio de intimidación y respeto. Aunque este aspecto psicológico puede haberse perdido en los muertos, cualquiera que busque refugio no podría reclamar si existe una barrera mejor y más consagrada que las que mantenían a nuestros ancestros a salvo de elementos de la sociedad criminal. En una época de balance y presupuesto moderado, la tecnología disponible ha reemplazado a las construcciones macizas y caras. Las cámaras de seguridad y los sensores de movimiento dejan únicamente una alambrada de espino doble como único impedimento físico para escapar. Esto pararía a una docena de zombis. Cientos de ellos podrían causar algún daño.
Varios miles de ellos, sin embargo, gateando los unos sobre los otros formando un montículo retorcido y cada vez mayor, finalmente podrían alcanzar la altura suficiente para desplomar la primera alambrada, luego la segunda, para a continuación entrar en tropel al complejo. Ante esta avalancha, ¿quién no querría cambiar toda la maquinaria de alta tecnología por un muro de cemento pasado de moda de seis metros de alto?
¿Y qué hay de los reclusos? Considera que dentro de los muros de una prisión se encuentran los miembros más peligrosos de nuestra sociedad. ¿No sería más prudente enfrentarse a los no muertos? La mayoría de las veces, la respuesta es sí. Cualquiera con sentido común sabe que es más seguro enfrentarse a diez zombis que a un aguerrido criminal. Sin embargo, en los acontecimientos a gran escala, una infestación a largo plazo, sin duda alguna, los prisioneros serían liberados. Algunos decidirían quedarse y luchar por su seguridad (véase «1960 d. C, Byelgoransk, Unión Soviética»), o arriesgarse a los peligros del exterior por la libertad, incluso con la posibilidad de invadir los campos del alrededor. Ten cuidado cuando te acerques a una prisión. Asegúrate de que los presos no se hacen cargo de ella. Se cauteloso si el liderazgo dentro consiste en una coalición de guardias y prisioneros. En otras palabras, a menos que el centro penitenciario esté abandonado o poblado por civiles y guardias, siempre debes estar alerta.
Una vez que cruzas las puertas, debes seguir varios pasos importantes para transformar esta instalación correccional en un pueblo autónomo. Lo que sigue es una lista de tareas para la supervivencia que deberías tener en cuenta en una penitenciaría abandonada.
3. PLATAFORMAS PETROLÍFERAS
Cuando elegimos una fortaleza principalmente por su seguridad, nada en la Tierra puede compararse con estas islas artificiales. Están completamente aisladas de la costa, con espacio para vivir y trabajar muy por encima del nivel del mar, donde ni un zombi hinchado ni flotante podría llegar a subir. Esta razón hace que la seguridad ni se cuestione, por lo que podéis permitiros, tanto tú como tu grupo, concentraros plenamente en la tarea de sobrevivir.
Las plataformas en mar abierto también destacan por la autonomía, especialmente a corto plazo. Al igual que los barcos, cuentan con instalaciones médicas y dependencias donde vivir. Muchas están equipadas para abastecer todas las necesidades de la tripulación durante al menos seis meses. Todas tienen sus propias destilerías, así que el agua fresca nunca resultará un problema. Como todas están equipadas para extraer tanto petróleo como gas natural, la energía será ilimitada.
Hay comida en abundancia también, porque el océano provee de una dieta nutritiva (y, algunos argumentarían, superior) de pescado, kelp y, si es posible, de mamíferos marinos. A menos que la plataforma esté extremadamente cerca de la orilla, no hay peligro de contaminación industrial. La gente puede, y lo hace, vivir entera e indefinidamente de las riquezas del mar.
Este aislamiento completo, tan atractivo como suena, también presenta su propia gama de dificultades.
Cualquier persona que viva cerca de la playa te dirá que el Mentó salado puede ser mortal. La corrosión será tu enemigo número uno y, a la larga, las medidas preventivas no serán suficientes. Las máquinas esenciales pueden repararse. Las destilerías de crudo de acero y las tuberías de cobre funcionan tan bien como las desalinizadoras de alta tecnología. Las dinamos accionadas por el viento o las mareas pueden proveer más de la mitad de la energía de los generadores de combustible fósil. Sin embargo, los equipos electrónicos delicados como los ordenadores, las radios y los aparatos médicos, serán los primeros en estropearse y los más difíciles de reemplazar. Finalmente, el complejo entero se deteriorará, de una maravilla industrial puntera a un simple y oxidado, aunque útil, armazón.
Al contrario que las prisiones y las bases militares, las plataformas petrolíferas serán el primer lugar que se abandone. Durante los primeros días de un brote, los trabajadores no dudarán en solicitar volver con sus familias, dejando la plataforma sin tripulación especializada. Si ninguna persona de tu grupo sabe cómo funciona la maquinaria, aprender podría ser difícil. A diferencia de las prisiones, no hay bibliotecas con manuales de uso en cada estantería. Esto puede requerir una pequeña improvisación creativa, apañándote con lo que puedas operar en lugar de o hasta que puedas dominar toda la tecnología que se puede encontrar en las más sofisticadas plataformas.
Los accidentes industriales (como explosiones de reservas de petróleo o gas) son suficientemente malos en tierra. En mitad del océano, se han materializado como algunos de los peores desastres de la historia. Incluso con todas las instalaciones anti-incendios y de rescate, de un mundo funcional y activo, tripulaciones enteras murieron cuando las plataformas estallaron en llamas. ¿Qué pasaría si comienza un incendio y no hay nadie a quien pedir ayuda? Esto no quiere decir que las plataformas petrolíferas sean bombas marinas esperando a estallar; no quiere decir que deberían ser evitadas por todos excepto los más arriesgados. Lo que se recomienda, sin embargo, es apagar la perforadora. Esto te quitará el nuevo petróleo, pero hará maravillas con la esperanza de vida. Usa el combustible ya almacenado para el generador. Como se ha dicho más arriba, no te dará el mismo amperaje que el generador principal, pero con la perforadora apagada y las instalaciones industriales cerradas, ¿para qué lo necesitarás?
El océano puede ser una fuente de vida, pero también un asesino despiadado. Las tormentas, golpeando con una ferocidad raramente vista en tierra, pueden destrozar incluso las plataformas más firmes. Las grabaciones de noticias de plataformas literalmente volcadas en el mar del Norte, hechas escombros y hundidas bajo las olas, son suficientes para hacerle a uno pensárselo dos veces antes de alejarse de la costa. Desafortunadamente, es un problema que la humanidad no puede resolver. No hay nada en este o en otro libro que pueda salvarte de la naturaleza cuando decide borrar este amasijo de acero de su océano.