COMBATE CUERPO A CUERPO

El combate cuerpo a cuerpo debería evitarse siempre. Como un zombi carece de velocidad, es más sencillo correr (o caminar rápido) que quedarse y luchar. Sin embargo, puede que necesites matar a un zombi de cerca. Cuando ocurra esto, la coordinación en fracción de segundos será crítica. Un movimiento en falso, un momento de duda y sentirás unas manos frías aferrarse a tu brazo, o unos dientes afilados y rotos mordiéndote. Por esta razón más que cualquier otra, elegir un arma para el cuerpo a cuerpo es más importante que cualquier otra de esta sección.

1. MAZAS

Cuando usas un arma sin filo, el objetivo es aplastar el cerebro (recuerda que la única manera de matar a un zombi es destruyendo su cerebro). Esto no resulta tan fácil como suena. El cráneo humano es una de las superficies más duras y perdurables de la naturaleza. Del mismo modo, lo es el del zombi. Se necesita una fuerza extrema para fracturarlo y no menos para hacerlo pedazos. Sin embargo, debe hacerse, y hay que hacerlo, de un único golpe en el lugar adecuado. Fallar tu objetivo o no conseguir traspasar el hueso te dejará sin una segunda oportunidad.

Las varas, hachas de mano y otras mazas de madera son buenas para quitarse de en medio o salir airoso de un ataque individual. Lo que hace falta es peso y fuerza para poder dar un golpe letal. Una sección de una tubería de plomo funcionaría en un único encuentro, pero es demasiado pesada para los que están en movimiento. Un mazo tiene la misma limitación y también requiere práctica para aquellos que lo usen para pegar a un objetivo en movimiento. Las barras de aluminio son lo suficientemente ligeras para valer en una pelea, tal vez dos, pero sabemos que se doblan después de un uso prolongado. El estándar, el martillo de carpintero tiene un poder espectacular pero un alcance muy limitado. Su mango corto permite al zombi agarrarte del brazo y pararlo. Una porra de policía, hecha de plástico de acetato (en muchos casos), es lo suficientemente resistente para cualquier batalla pero le falta el poder letal para asesinar de un solo golpe. (Nota: fue diseñado con esa intención).

La mejor maza es el desencofrador de acero. Pesa relativamente poco y su construcción duradera la hace ideal para el combate cuerpo a cuerpo. Su curvo y semi-afilado borde también permite un movimiento punzante a través de la cuenca del ojo, directamente hacia el cráneo. Más de un superviviente cuenta haber matado a los zombis de este modo. Otra ventaja del desencofrador es que puede utilizarse de palanca para abrir una puerta, levantar un objeto pesado o realizar otras tareas para las que fue diseñado en un primer momento. Ninguna de esas funciones puede llevarse a cabo con otra de las herramientas mencionadas anteriormente. El modelo de titanio, más ligero y duradero que el de acero, se está colando en los mercados occidentales desde Europa del este y la antigua Unión Soviética.

2. ARMAS AFILADAS Las armas afiladas, de cualquier tipo, tienen ventajas y desventajas sobre las anteriores. Las que tienen suficiente fuerza para partir el cráneo en escasas ocasiones resisten después de varias repeticiones. Por esta razón, los cortes, particularmente la decapitación, cumplen la misma función que volarle la cabeza a alguien. (Nota: la cabeza diseccionada de un zombi aún puede morder y debe considerarse como una amenaza). La ventaja de cortar en lugar de aplastar es que puede hacer que matar a un zombi sea innecesario. En algunos casos, seccionar una extremidad o serrar la columna vertebral es suficiente para incapacitar a un agresor no muerto. (Nota: seccionar una extremidad también conlleva la posibilidad de entrar en contacto con el virus a través del área expuesta).

El hacha de un civil puede romper con facilidad el cráneo de un zombi, hacer pedazos el hueso y el cerebro de una sola embestida. La decapitación es igual de fácil; por esa razón el hacha ha sido la herramienta favorita para las ejecuciones durante siglos. Conseguirlo si una cabeza se mueve puede resultar difícil. Además de esto, si el golpe termina siendo un desastre total, tendrás que compensarlo largándote. En última instancia, el hacha de mano, la más pequeña, es una buena arma. Si estás acorralado y las armas más grandes resultan inútiles, un golpe de hacha hará algo más que encargarse del agresor. La espada es el arma afilada ideal, pero no bastará con cualquiera de ellas. Floretes, estoques y otras armas de esgrima no se han hecho para cortar. Su único uso posible sería una estocada directa a la cuenca del ojo seguida de un rápido giro dentro del cerebro. Este movimiento, sin embargo, sólo ha conseguido realizarse en una ocasión, por un esgrimista entrenado, y por eso no es muy recomendable.

Las espadas medievales de una mano te permiten tener una mano libre para otras tareas como abrir una puerta o protegerte con un escudo. El único inconveniente es que les falta capacidad de oscilación. Un brazo no tiene la fuerza suficiente para cortar el cartílago grueso que hay entre los huesos. Otro inconveniente es la falta de precisión del usuario. Hacerle una herida en algún lugar del cuerpo a un oponente vivo es una cosa. Hacerle un corte exacto y limpio en el cuello es algo completamente diferente.

Las espadas de dos manos pueden considerarse las mejores de su clase, ya que proveen la fuerza y precisión para una decapitación perfecta. De este grupo, la catana japonesa ninja ocupa el primer puesto. Su peso (entre 1,5 kg y 2,5 kg) es perfecto para los conflictos de larga duración y su cuchilla puede cortar la fibra orgánica más dura.

En lugares estrechos, las cuchillas más cortas son ventajosas. La gladius romana es una opción, aunque es difícil encontrar imitaciones preparadas para usarlas en combate. El ninjato japonés presume de empuñadura a dos manos y, en modelos especiales, de acero templado. Ambos factores hacen de él el arma suprema. El machete común, debido a su tamaño, peso y disponibilidad, probablemente suponga tu mejor opción. Si es posible, encuentra el tipo militar que normalmente se vende en tiendas de stock del ejército. Su acero suele ser de la mayor calidad y su cuchilla ennegrecida ayuda a ocultarse en la noche.

3. MISCELÁNEA DE ARMAS DE MANO Lanzas, picas y tridentes sirven para atravesar a un zombi y alejarlo de tu alcance, pero no necesariamente para conseguir matarlo. Clavárselas en la cuenca del ojo es posible pero poco probable. La alabarda europea medieval (un híbrido entre hacha y lanza) puede servir como un arma cortante pero, de nuevo, requiere una gran habilidad y práctica para conseguir decapitar de un único golpe. Estas armas, aparte de usarlas como mazas o mantener a tu atacante a distancia, sirven de poco.

El lucero del alba o mangual, una bola con púas encadenada a una barra, hace exactamente el mismo daño que un desencofrador, aunque de un modo aún más dramático. El propietario balancea la barra con un movimiento circular y amplio, proporcionando suficiente velocidad para lanzar la bola y romper el cráneo de su oponente. Usar esta arma requiere una habilidad considerable y por eso no es muy recomendable.

La maza de armas tiene la misma función que el martillo doméstico estándar pero sin las ventajas de los usos prácticos más recientes. Una maza no puede usarse de palanca para abrir una puerta o una ventana, clavar un cincel o un clavo. Intentar algo así podría acarrear una lesión por accidente. Por consiguiente, lleva contigo esta arma medieval sólo cuando no tengas otra alternativa.

Los cuchillos siempre son útiles, sirven para una variedad de funciones en multitud de situaciones. Al contrario que un hacha de mano, pueden matar a un zombi sólo cuando se clave la cuchilla por la sien, la cuenca del ojo o la base del cráneo. Por otro lado, los cuchillos pesan menos que las hachas de mano y, por lo tanto, son mejores para usarlos en movimiento.

Cuando elijas un cuchillo, asegúrate de que la cuchilla no mide más de quince centímetros de largo y de que siempre sea lisa. Evita las combinaciones de cuchillos serrados y hojas de sierra que encuentres en cuchillos de supervivencia, pues suelen quedarse enganchados dentro de las víctimas. Imagínate que estás clavándole un cuchillo a un zombi en la sien y que te das la vuelta para volver a usarlo contra otros tres gules pero eres incapaz de sacarle al zombi el cuchillo de la cabeza.

El cuchillo de trinchera es, sin lugar a dudas, la mejor arma compacta que existe contra los zombis. Combina una púa de dieciocho centímetros de acero que funciona de cuchilla y un puño de latón como mango. Se inventó durante los despiadados combates cuerpo a cuerpo de la Primera Guerra Mundial, donde los soldados se mataban en trincheras no más anchas de un metro. Concretamente, fue diseñado para apuñalar hacia abajo a través del casco de acero del enemigo. Te puedes imaginar lo efectiva que es esta arma contra los zombis. El que usara este cuchillo podría clavárselo fácilmente en el cráneo a un zombi, extraerlo de forma limpia y rápida, luego volver a hundirlo en el cerebro de otro zombi o, por lo menos, derribar a otro con un golpe del puño de latón en la cara. Los modelos originales son extremadamente raros; apenas quedan unos cuantos en museos y residencias de coleccionistas privados. Sin embargo, pueden encontrarse representaciones esquemáticas acertadas y detalladas; hazte con una o fabrica dos réplicas que puedan utilizarse para combatir y superen la prueba de esfuerzo. Será una inversión de la que nunca te arrepentirás.

La pala shaolin

Esta arma conlleva una mención especial en el arsenal contra los zombis. Parecerá poco convencional: una vara de madera dura de un metro ochenta de largo con una cuchilla lisa y campaniforme en un extremo y otra cuchilla orientada hacia fuera con forma de media luna en el otro extremo. Surge como herramienta agrícola de bronce afilada usada durante la dinastía china Shang (1766-1122 a. C). Cuando el budismo emigró a China, la espada fue adoptada por los monjes shaolin que la usaron como herramienta y como arma. En varias ocasiones ha demostrado ser sorprendentemente efectiva contra los muertos vivientes. Utilizar ambas cuchillas producirá una decapitación inmediata, y su longitud aporta la completa seguridad del que la use. Esta longitud no es muy práctica en un combate en un lugar estrecho, de hecho debe descartarse su uso en dichas situaciones. En espacios abiertos, sin embargo, nada combina la seguridad de una lanza con el poder de matar de una catana como la pala shaolin.

Existe una gran variedad de armas de mano por todo el mundo y el espacio no permite al autor hablar sobre cada una de forma individual. Si descubres un artilugio o herramienta que creas que puede considerarse una buena arma, hazte las siguientes preguntas:

  1. ¿Puede romper un cráneo de un solo golpe?
  2. ¿Si no, puede decapitar con dicho golpe?
  3. ¿Es fácil de manejar?
  4. ¿Es ligera?
  5. ¿Cuánto tiempo crees que podría valerte?

Las preguntas 3, 4 y 5 dependerán de tu situación concreta. ¡Las preguntas 1 y 2 son esenciales!

4. HERRAMIENTAS ELÉCTRICAS

La ficción popular nos ha mostrado el increíble y brutal poder de la motosierra. Sus dientes giratorios y extremadamente veloces pueden cortar con toda facilidad la carne y el hueso, haciendo que la fuerza y la habilidad requeridas para las armas de mano sean innecesarias.

Su estruendo también puede dar al propietario un estímulo psicológico muy necesario (fortaleza en una situación en la que el terror más abyecto es un hecho). ¿Cuántas veces has visto en una película de terror que esta máquina industrial asesina signifique la perdición de todos y todo lo que toca? En realidad, las motosierras y los dispositivos eléctricos similares ocupan un lugar bastante bajo en la lista de armas que se utilizan para matar a zombis. Para empezar, el surtidor de combustible es finito. Una vez agotado, llevarlo te protegería lo mismo que si llevaras una cadena de música portátil. Llevar combustible extra o baterías conduciría al segundo problema inherente: el peso.

Una motosierra suele pesar cuatro kilos y medio; podemos compararla con lo que pesa un machete: un kilo. ¿Para qué aumentar las probabilidades de agotamiento? También debe considerarse la seguridad. Cualquier desliz y los dientes rodantes podrían atravesarte el cráneo con la misma facilidad con que atravesaría el de tu enemigo. Al ser una máquina, el ruido supone otro problema. El rugido peculiar de las motosierras, aunque sea durante unos pocos segundos, sería suficiente para anunciar a todos los zombis que lo oyeran: «¡La cena está servida!».