EL ZOMBI VUDÚ

Si los zombis son la creación de un virus y no de la magia negra, entonces ¿cómo se explican los llamados «zombis vudú», muertos que han sido desenterrados y condenados a pasar la eternidad como esclavos de los vivos? Sí, es cierto que la palabra «zombi» originalmente proviene de la palabra kimbundu «nzúmbe», término que describe el alma de una persona muerta, y sí, los zombis y la zombificación forman parte integral de la religión afro-caribeña conocida como vudú. Sin embargo, el origen de su nombre es la única similitud entre el zombi vudú y el zombi viral. Aunque se dice que los houngan vudú (sacerdotes) pueden convertir humanos en zombis mediante la magia, la práctica se basa, fuera de toda duda, en ciencia pura. El «polvo zombi», la herramienta usada por el houngan para la zombificación, contiene una neurotoxina muy potente (los ingredientes exactos se guardan en el más estricto secreto). La toxina paraliza de forma temporal el sistema nervioso del humano, creando un estado de hibernación extrema. Con el corazón, los pulmones y otras funciones corporales operando al más mínimo nivel, sería comprensible que un médico forense con poca experiencia declarara muerto al sujeto paralizado. Muchos humanos fueron enterrados en este estado y se despertaron gritando en la oscuridad más absoluta en sus ataúdes. ¿Entonces, qué hace a los humanos convertirse en zombis? La respuesta es simple: el daño cerebral. Muchos de los que fueron enterrados vivos acabaron muy pronto el aire que había en sus ataúdes. Los que se recuperaron (si son afortunados) casi siempre habían sufrido daño cerebral por la falta de oxígeno. Estas pobres almas caminan arrastrándose con pocas habilidades cognitivas, o, ciertamente, en libre albedrío, y a menudo se confunden con los muertos vivientes. ¿Cómo distingues a un zombi vudú de una especie auténtica?

Las señales son obvias.

  1. Los zombis vudú muestran emociones. Las personas que sufren daño cerebral a causa del polvo aún son capaces de mostrar los sentimientos normales de un humano. Sonríen, lloran, incluso gruñen con furia si se hacen daño o, por el contrario, lo han provocado (algo que los zombis de verdad nunca harían).
  2. Los zombis vudú piensan. Tal y como se ha afirmado antes, cuando un zombi de verdad se topa contigo, inmediatamente se dirige hacia a ti como una bomba inteligente. Un zombi vudú tratará por un momento de averiguar quién o qué eres. Tal vez se te acerque, tal vez recule, o quizá continúe su observación mientras su cerebro dañado trata de analizar la información que se le da.
    Lo que un zombi vudú nunca hará es alzar sus brazos, dejar caer su mandíbula, desatar un infernal gemido y andar a tropezones directamente hacia ti.
  3. Un zombi vudú siente dolor. Un zombi vudú que tropieza y se cae, sin duda alguna sujetará su rodilla magullada y gimoteará.
    Asimismo, uno que sufra por otra herida anterior se la cuidará o, por lo menos, será consciente de la existencia de la herida. A diferencia de un zombi de verdad, los zombis vudú no ignoran cuándo sufren cortes profundos.
  4. Los zombis vudú reconocen el fuego. Eso no quiere decir que les den miedo las llamas. Aquellos que han sufrido un daño cerebral severo tal vez no recuerden lo que es el fuego. Se pararán a examinarlo, tal vez incluso lleguen a tocarlo, pero retrocederán una vez sepan que causa dolor.
  5. Los zombis vudú reconocen lo que hay a su alrededor. Al contrario que un zombi de verdad, que sólo reconoce a su presa, los zombis vudú reaccionan a los cambios repentinos de luz, sonido, sabor y olor. Se ha observado que los zombis vudú ven la televisión o los flashes de luz de gran colorido, escuchan música, se encogen por un trueno e incluso perciben a otros como ellos.
    Esto último ha resultado crítico en algunos casos en los que se equivocaron al identificarlos. Al no reaccionar en modo alguno ante otros zombis (se miran, hacen ruidos, incluso se tocan las caras) pudieron ser exterminados por accidente.
  6. Los zombis vudú NO tienen supersentidos. La persona que sufre los efectos debilitantes del polvo zombi continúa dependiendo de su vista antes que de otros sentidos. No se puede mover a la perfección en la oscuridad, oír una pisada a 450 metros u oler a un ser vivo en el viento. Los zombis vudú en realidad pueden ser sorprendidos por alguien que camina justo delante de ellos. Sin embargo, esto no es recomendable, puesto que un zombi asustado puede reaccionar de forma violenta.
  7. Los zombis vudú pueden comunicarse. Aunque no siempre es el caso, muchos de estos individuos pueden responder a las señales audiovisuales. Muchos entienden palabras, algunos incluso comprenden oraciones simples. Muchos zombis vudú poseen la habilidad de hablar, de forma simple por supuesto, y en raras ocasiones mantienen conversaciones extensas.
  8. Los zombis vudú pueden ser controlados. Aunque no siempre es cierto, muchos de los cerebros humanos dañados pierden mucha de su autorrealización y se convierten en seres muy susceptibles a la sugestión. Ordenarle a un sujeto que pare o se vaya puede ser suficiente para librarse de un zombi vudú. Esto ha dado lugar a una situación peligrosa: las personas que se equivocan pensando que pueden controlar o adiestrar a zombis de verdad. En varias ocasiones, algunos tercos insistieron en que, de manera simple, podían ordenar a sus muertos vivientes que pararan. Cuando sintieron que unas manos frías y podridas les agarraban por las extremidades y unos dientes sucios y raídos estaban mordiéndoles, descubrieron, demasiado tarde, a lo que se estaban enfrentando en realidad.

Estas características deberían darte una buena idea sobre cómo diferenciar a un zombi vudú de uno de verdad. Una nota final: los zombis vudú se encuentran sobre todo en la África subsahariana, el Caribe, América Central y del Sur, y el sur de Estados Unidos. Aunque no es imposible encontrar a alguien convertido en zombi por un houngan, las posibilidades de tal encuentro son escasas.