De las Actas de la Inquisición del padre dominico Gian Petro Baribi Archivo de la Biblioteca Universitaria de Padua (descifrado, traducido y revisado por el doctor M. Giordano)

23 de junio de 1542. Florencia.

El director de la congregación me confía un caso inusitadamente curioso que requiere extrema discreción y delicadeza, Elisabetta, la hija menor de M., que desde hace diez años vive estrechamente protegida tras los muros conventuales, al parecer lleva en su vientre un súcubo, lo que da testimonio de un trato con el demonio. De hecho, yo mismo pude convencerme, durante mi visita, de la posibilidad de que la muchacha se encuentre encinta, así como del estado mental ligeramente confuso de la susodicha. Mientras que la abadesa, que goza de mi total confianza y parece ser una mujer de buen juicio, no excluye una explicación natural del fenómeno, la sospecha de brujería procede justamente del padre de la muchacha, que afirma haber visto con sus propios ojos cómo el demonio, bajo la forma de un joven, abrazaba a su hija en el jardín y luego se desvanecía en una nube de humo dejando tras de sí un ligero olor a azufre.

Según me han dicho, otras dos alumnas del convento aseguran haber visto en varias ocasiones al demonio en compañía de Elisabetta, a quien afirman que obsequiaba con costosas piedras preciosas. Por improbable que pueda sonar esta historia, teniendo en cuenta la estrecha relación de M. con R. M. y diversos amigos en el Vaticano, me resulta difícil cuestionar de manera oficial su buen juicio y acusar a su hija de mera impudicia. Por ello, a partir de mañana llevaré a cabo el interrogatorio de todos los implicados.