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Había tantos documentos que no sabía por dónde comenzar. Cada archivo tenía un número asignado y parecía haber sido guardado en un orden aleatorio. Sabía que no tenía tiempo para leerlos todos; entonces decidió empezar a abrirlos y ver qué encontraba.

Muchos contenían correspondencia, memorándums y anuncios oficiales. Los más numerosos eran los que tenían intercambios personales —todos copiados en unos pocos archivos— entre Spilker y sus amigos, en especial con una mujer llamada Ladena Lichliter. Ambos trabajaban para la Coalición Post Catástrofe, una entidad de la que habían escuchado hablar en los asentamientos pero de la cual prácticamente no sabían nada. Por lo que Mark pudo deducir, el grupo había reunido a todos los organismos de gobierno que había logrado contactar en el mundo.

Se habían juntado en Alaska (zona que, según se decía, estaba entre las menos afectadas por las llamaradas solares) y estaban intentando que el mundo funcionara otra vez.

Todo aparentaba ser muy noble (y frustrante para aquellos que estaban involucrados) hasta que se topó con un intercambio entre Spilker y Ladena Lichliter, su confidente más cercana, que lo hizo estremecer. Había estado hojeando un texto tras otro, pero ese lo leyó dos veces:

Para: Randall Spilker

De: Ladena Lichliter

Asunto:

Todavía me siento enferma por la reunión de hoy. No puedo creerlo. Me niego a aceptar que el CCP realmente nos haya presentado semejante propuesta sin pestañear. En serio. Me quedé perpleja.

¡Y después más de la mitad del recinto ESTUVO DE ACUERDO CON ELLOS! ¡Los apoyaron! ¿Qué diablos está sucediendo Randall?, dime ¿qué DIABLOS está sucediendo? ¿Cómo podemos siquiera considerar la idea de hacer algo semejante? ¿Cómo puede ser?

Pasé la tarde intentando encontrarle sentido a todo lo que se dijo. No puedo aceptarlo. Es imposible. ¿Cómo llegamos hasta aquí?

Ven a verme esta noche. Por favor.

¿Qué rayos es eso?, se preguntó Mark. El CCP… El hombre llamado Bruce lo había mencionado como una parte de la gente que estaba detrás del ataque del virus. ¿O había sido la CPC: la Coalición Post Catástrofe? Tal vez la primera era una sección de la segunda. Tenían el cuartel general en Alaska. Decidió continuar con la investigación.

Unos minutos después encontró gran cantidad de correspondencia reunida en un mismo archivo, y casi se le detuvo el corazón. El estremecimiento anterior se convirtió en un sudor frío.

Memorándum de la Coalición Post Catástrofe

Fecha: 217.11.28, Hora 21.46

Para: Todos los miembros del Consejo

De: Ministro John Michael

RE: Preocupación por la población

El informe que nos fue presentado el día de hoy, cuyas copias se enviaron a todos los miembros de la Coalición, no dejaron la menor duda con respecto a los problemas que enfrenta este mundo ya mutilado. Estoy seguro de que todos ustedes, igual que yo, regresaron a sus refugios pasmados y mudos. Espero que la dura realidad descripta en este informe esté ahora suficientemente clara como para comenzar a discutir las soluciones.

El problema es simple: el mundo tiene demasiadas personas y pocos recursos.

Hemos agendado nuestro próximo encuentro para dentro de una semana a partir de mañana. Espero que todos los miembros vengan preparados para presentar una solución, sin importar cuán extraordinaria pudiera parecer. Seguramente conocen un viejo dicho del mundo de los negocios: «Hay que pensar con creatividad y salir de los esquemas establecidos». Creo que es eso lo que debemos hacer.

Espero sus ideas con ansiedad.

Para: John Michael

De: Katie McVoy

Asunto: Posibilidad

John:

Estuve estudiando el tema que discutimos anoche durante la cena. El Instituto Militar de Investigación de Enfermedades Infecciosas apenas logró sobrevivir a las llamaradas solares, pero confían en que el sistema de control subterráneo de armas biológicas, bacterias y virus más peligrosos no falló.

Me tomó un poco de trabajo pero logré conseguir la información que necesitamos. La estuve examinando y se me ocurrió una sugerencia: todas las soluciones potenciales son sumamente imprevisibles excepto una.

Se trata de un virus. Ataca el cerebro y anula su funcionamiento sin causar dolor. Actúa de manera rápida y contundente. Fue diseñado para que vaya disminuyendo lentamente el ritmo de la infección a medida que se va propagando de una persona a otra. Es justo lo que necesitamos, en especial si consideramos lo difícil que se ha vuelto viajar. Podría funcionar, John. Y por más horrible que parezca, creo que podría resultar muy eficaz.

Te enviaré los detalles. Espero tu opinión.

Katie

Para: Katie McVoy

De: John Michael

Asunto: RE: Posibilidad

Katie:

Necesito tu ayuda para preparar mi presentación completa para la propuesta de liberación del virus. Tenemos que concentrarnos en la razón por la cual una matanza controlada es la única forma de salvar vidas.

Dado que la supervivencia solo será posible para una selecta parte de la población, a menos que tomemos medidas extremas podríamos enfrentarnos incluso a la extinción de la raza humana.

Ambos sabemos cuán hipotética es esta solución. Pero hemos hecho las pruebas miles de veces y no veo que exista alternativa. Si no lo hacemos, el mundo se quedará sin recursos.

Creo firmemente que es la decisión más ética: el riesgo de la extinción de la raza humana justifica la eliminación de algunos. Ya tomé una decisión. Ahora es solo cuestión de convencer al resto del Consejo.

Reunámonos en mis dependencias a las 5 PM. Todo debe estar formulado con precisión, de modo que prepárate para una larga noche de trabajo.

Hasta entonces,

John

Memorándum de la Coalición Post Catástrofe

Fecha: 219.2.12, Hora 19.32

Para: Todos los miembros del consejo

De: Ministro John Michael

Asunto: Borrador DPE

Por favor díganme lo que piensan del siguiente borrador. La orden final saldrá mañana.

13° Decreto del Poder Ejecutivo de la Coalición Post Catástrofe, por recomendación del Comité de Control de la Población, para ser considerado altamente confidencial y de máxima prioridad, bajo pena de muerte.

Por la presente, nosotros los miembros de la Coalición concedemos al CCP el permiso expreso para la implementación completa de la Iniciativa N° 1 de CP como se presenta y adjunta a continuación. Los miembros de la Coalición aceptamos total responsabilidad por esta acción y nos encargaremos de monitorear el desarrollo de la misma y ofrecer asistencia utilizando al máximo nuestros recursos. El virus será liberado en las posiciones recomendadas por el CCP y aprobadas por la Coalición. Las Fuerzas Armadas estarán apostadas para asegurar que el proceso se cumpla lo más ordenadamente posible.

DPE N° 13, ICP N° 1, queda ratificado. Comienzo inmediato.

Mark tuvo que apagar el dispositivo durante unos minutos. Le zumbaban los oídos, tenía el rostro acalorado y la cabeza le palpitaba.

Todo lo que había presenciado durante la última semana había sido sancionado por el gobierno interino de ese planeta asolado por las llamaradas en el cual vivían. No habían sido terroristas ni la obra de un grupo de locos: había sido aprobado y ejecutado con la intención de controlar a la población, para borrar áreas enteras y dejar más recursos para los sobrevivientes.

Todo su cuerpo se sacudió de ira, intensificada por la locura que crecía en su interior. Se sentó en medio de la oscuridad y se quedó mirando fijamente el vacío mientras unas manchas danzaban frente a sus ojos. Esas manchas se transformaron en estelas de fuego que lo hicieron pensar en las llamaradas solares, en rostros de personas que gritaban pidiendo ayuda, en dardos impregnados del virus silbando por el aire y clavándose en cuellos, brazos y hombros de seres humanos. Comenzó a preocuparse por las manchas que veía retorcerse ante sus ojos y se preguntó si esa revelación sería el último empujón que lo despeñaría por el abismo de la locura.

Se estremeció y el sudor cubrió su piel. Se echó a llorar; luego aulló con todas sus fuerzas.

Lo asaltó una avalancha de furia hasta entonces desconocida. Luego escuchó un violento estrépito que provenía de sus rodillas.

Bajó la vista pero no alcanzó a ver nada. Su intento de encender la tableta resultó inútil.

Tanteó a su alrededor hasta que encontró la linterna y la encendió. La pantalla estaba destrozada y el dispositivo se había torcido de manera extraña. En su enojo, había roto la estúpida máquina.

Nunca hubiera pensado que tenía tanta fuerza.

Logró formar un pensamiento coherente dentro de la locura que se expandía a través de su cerebro. Sabía lo que tenían que hacer y que esa era la última oportunidad. Si la gente del búnker se dirigía a Asheville para enfrentar a quienquiera que les hubiera dado las órdenes, entonces Mark y sus amigos también lo harían. Ingresar en la ciudad amurallada era la única forma que se le ocurría para encontrar a las personas que habían dado la orden letal. Solo esperaba que tuvieran una forma de detener la enfermedad. Quería mejorar.

Asheville. Allí era adonde tenían que ir. Como ese matón de Bruce había dicho durante su discurso en el auditorio. Pero Mark quería adelantarse a ellos.

Se puso de pie y se sintió un poco mareado por las imágenes que se habían arremolinado en su visión. La furia latía en su interior como si brotara de su corazón y corriera por sus venas en lugar de sangre. De todos modos, ya comenzaba a sentir que la calma lo invadía. Apuntó una vez más la luz de la linterna sobre la tableta destrozada y luego arrojó el aparato al otro lado de la habitación; cayó con estruendo. Esperaba tener algún día la oportunidad de decirle al CCP lo que pensaba de su decisión.

El dolor perforó su cerebro y una repentina oleada de agotamiento lo envolvió: pesada y penetrante, como si hubieran echado una manta de dos toneladas sobre sus hombros. Cayó de rodillas y después se deslizó sobre su costado, con la cabeza apoyada en el piso frío. Había tanto que hacer. No había tiempo para dormir. Pero estaba tan cansado…

Por una vez, tuvo un sueño agradable.