Capítulo 95

El señor Tomohiro Okamoto del Departamento Marítimo del Ministerio de Transporte de Japón, ya jubilado, me dijo que se encontraba junto a un compañero, el señor Atsuro Chiba, en Long Beach, California (el puerto de contenedores más importante en la costa oeste de Estados Unidos, cerca de Los Ángeles), por otro asunto de negocios cuando se les comunicó que, según se informaba, el único superviviente del buque japonés Tsimtsum, que unos meses atrás había desaparecido sin dejar rastro en aguas internacionales del Pacífico, había desembarcado cerca del pueblo de Tomatlán en la costa de Méjico. Su departamento les dio instrucciones de ponerse en contacto con el superviviente para ver si podían arrojar luz sobre la suerte del buque. Compraron un mapa de México para ver dónde quedaba Tomatlán. Por desgracia, había un pliegue en el mapa que cruzaba Baja California justo encima de un pequeño pueblo costero llamado Tomatán, impreso en letras minúsculas. El señor Okamoto estaba seguro de haber leído Tomatlán. Como quedaba más o menos en medio de Baja California, decidió que la forma más rápida de llegar sería en coche.

Partieron en un coche alquilado. Cuando llegaron a Tomatán, a ochocientos kilómetros al sur de Long Beach y se dieron cuenta de que no se trataba de Tomatlán, el señor Okamoto decidió que seguirían hasta Santa Rosalía, a doscientos kilómetros hacia el sur, donde cogerían el transbordador que los llevaría a Guaymas. El transbordador salió tarde y era muy lento. De Guaymas, todavía les quedaban mil trescientos kilómetros para llegar a Tomatlán. Las carreteras estaban en muy mal estado. Se les pinchó una rueda. Se les averió el coche y el mecánico que lo arregló desvalijó el motor de sus piezas a escondidas y las cambió por piezas usadas. En consecuencia, no sólo tuvieron que pagar las piezas nuevas a la compañía de alquiler de coches, sino que se les estropeó el coche por segunda vez a la vuelta. El segundo mecánico les cobró de más. El señor Okamoto admitió que estaban muy cansados cuando llegaron al Hospital de Benito Juárez en Tomatlán, que para nada se encuentra en Baja California, sino a cien kilómetros al sur de Puerto Vallarta, en el estado de Jalisco, que está casi a la misma altura que Ciudad de México. Llevaban cuarenta y una horas viajando sin parar. «Trabajamos mucho», escribió el señor Okamoto.

El señor Okamoto y el señor Chiba hablaron con Piscine Molitor Patel, en inglés, durante casi tres horas. Grabaron la conversación. He aquí unos pasajes de la transcripción textual. Le estoy muy agradecido al señor Okamoto por haberme facilitado una copia de la cinta y de su informe final. Para evitar confusiones, he indicado quién está hablando cuando no resulta evidente a primera vista. Las partes que aparecen en una fuente distinta corresponden a fragmentos hablados en japonés y que fueron traducidos posteriormente.