Sé que mi supervivencia cuesta mucho de creer. Mirándolo ahora, yo mismo me asombro.
El hecho de que me aprovechara de que Richard Parker se mareara con tanta facilidad no es la única explicación. Había otra: yo era quien le proporcionaba comida y agua. Desde que tenía memoria, Richard Parker había vivido en un zoológico y estaba acostumbrado a que aparecieran alimentos sin que él tuviera que mover una garra. También es verdad que cuando llovía y el bote entero se convertía en un colector de agua de lluvia, él sabía perfectamente de dónde procedía el agua. Y que cuando nos bombardeada un cardumen de peces voladores, mi rol tampoco era muy evidente. Pero estos sucesos no cambiaban la realidad de las cosas, y la realidad era que cuando miraba más allá de la regala, no veía una jungla en la que pudiera cazar ni un río del que pudiera beber. No obstante, yo le proporcionaba comida y agua fresca. Mi presencia era pura y milagrosa. Me otorgaba cierto poder. La prueba es que sobreviví semana tras semana. La prueba es que no me atacó, aun cuando dormía sobre la lona. La prueba es que sigo aquí para contar mi historia.