I

El Concejo Parroquial de Pagford tenía un peso nada desdeñable, considerando su tamaño. Se reunía una vez al mes en un precioso edificio de estilo victoriano y llevaba décadas resistiéndose enérgicamente, y con éxito, a todo intento de reducir su presupuesto, limitar sus atribuciones o incorporarlo a algún organismo unitario de nueva creación. De todos los concejos dependientes de la Junta Comarcal de Yarvil, el de Pagford presumía de ser el más vociferante, discrepante e independiente.

Hasta la noche del domingo lo integraban dieciséis hombres y mujeres del pueblo. Como el electorado solía presuponer que el deseo de formar parte del concejo implicaba la capacidad para hacerlo, los dieciséis concejales habían obtenido sus plazas sin oposición alguna.

No obstante, y pese al clima amistoso en que se había constituido, en ese momento el organismo se hallaba en una situación de guerra civil. Una cuestión que llevaba más de sesenta años causando ira y resentimiento en Pagford había alcanzado una fase definitiva, y se habían formado dos bandos en apoyo de sendos líderes carismáticos.

Para comprender plenamente la causa de la disputa era necesario ahondar en la aversión y desconfianza que inspiraba en Pagford la ciudad de Yarvil, situada al norte del pueblo. Las tiendas, oficinas y fábricas de Yarvil, junto con el hospital South West General, proporcionaban la mayor parte del empleo de Pagford. Los jóvenes del pueblo solían pasar las noches de los sábados en los cines y salas de fiestas de Yarvil. La ciudad contaba con una catedral, varios parques y dos enormes centros comerciales, sitios todos ellos que siempre era agradable visitar cuando uno estaba un poco harto de los sublimes encantos de Pagford. Aun así, para los auténticos pagfordianos, Yarvil era poco más que un mal necesario. Esa actitud quedaba simbolizada por la alta colina, coronada por la abadía de Pargetter, que impedía ver Yarvil desde Pagford y proporcionaba a los del pueblo la feliz ilusión de que la ciudad se hallaba muchos kilómetros más allá de su verdadero emplazamiento.