ALMUERZO EN EL CAFÉ GOTHAM

Un día que estaba en Nueva York pasé por delante de un restaurante de aspecto muy agradable. Dentro, el maître acompañaba a una pareja a su mesa. La pareja discutía. El maître me vio y me dedicó lo que tal vez fuera el guiño más cínico del universo. Después de aquello volví a mi hotel y escribí este relato. Durante los tres días que me llevó crearlo, me poseyó por completo. En mi opinión, lo que le da vidilla no es el maître loco, sino la sobrecogedora relación de la pareja apunto de divorciarse. A su manera, están más locos que él. De lejos.