De niño me fascinaban las historias de proscritos de la Depresión, un interés que probablemente culminó con la notable película Bonnie and Clyde, de Arthur Penn. En la primavera de 2000 releí la historia que Toland escribió sobre la época, The Days of Dillinger, y me cautivó sobre todo el relato de cómo el adlátere de Dillinger, Homer van Meter, aprendió a enlazar moscas en el reformatorio de Pendleton. La lenta muerte de Jack Red Hamilton es un hecho documentado; mi versión de lo que ocurrió en el escondite de Dock Barker es, por supuesto, pura ficción… o mito, si prefieren esta palabra. Yo sí.