DIARIO DEL DOCTOR SEWARD

2 de octubre. —Anoche aposté a un hombre en el pasillo, le dije que tomara detallada nota de cualquier ruido que surgiera de la habitación de Renfield, y le di instrucciones de que me llamara inmediatamente en caso de que ocurriera cualquier cosa extraña. Después de la cena, cuando nos reunimos todos alrededor del fuego en el estudio —la señora Harker ya se había ido a la cama—, discutimos las actividades y descubrimientos del día. Harker había sido el único en obtener algún resultado, y tenemos muchas esperanzas de que su pista sea importante.

Antes de irme a acostar, me acerqué a la habitación del paciente y miré a través de la portezuela de observación. Estaba durmiendo profundamente, y su pecho subía y bajaba con regularidad.

Esta mañana el hombre de guardia me ha informado de que, poco después de medianoche, empezó a inquietarse, y que se puso a rezar en un tono de voz muy elevado. Le he preguntado si eso había sido todo y me ha respondido que eso es todo lo que había oído. Había algo tan sospechoso en su actitud que le he preguntado sin rodeos si se había quedado dormido. Ha negado haber estado durmiendo, pero sí ha reconocido haberse «adormilado» un rato. Es una lástima que no pueda uno confiar en los hombres a menos que se los vigile.

Hoy, Harker ha salido a seguir su pista, y Art y Quincey han ido a buscar caballos. Godalming piensa que no estaría de más tener unos cuantos caballos siempre preparados, pues en el momento en el que obtengamos la información que estamos buscando no habrá tiempo que perder. Debemos esterilizar toda la tierra importada entre el amanecer y la puesta de sol; de este modo sorprenderemos al Conde en su momento de mayor debilidad y sin refugio al que huir. Van Helsing ha ido al Museo Británico a consultar algunas obras de autoridades en medicina antigua. Los viejos galenos documentaron casos que sus continuadores no han aceptado y el profesor está buscando curas brujeriles y demoníacas que podrían sernos útiles más adelante.

A veces pienso que debemos estar todos locos y que despertaremos a la cordura metidos en camisas de fuerza.

Más tarde. —Hemos vuelto a reunimos. AJ menos parece que estamos siguiendo la pista correcta, y nuestra labor de mañana podría marcar el comienzo del fin. Me pregunto si la calma de Renfield tendrá algo que ver con esto. Sus humores han estado tan relacionados con las fechorías del Conde que quizá sea capaz de adivinar sutilmente la inminente destrucción del monstruo. Si tan sólo pudiéramos conseguir alguna pista sobre lo que pasó por su mente entre mi discusión con él y el momento en el que reanudó la captura de moscas, tendríamos una pista valiosa. Ahora lleva un buen rato que parece tranquilo… ¿O no? Ese alarido parecía venir de su habitación…

El celador acaba de entrar apresuradamente en mi habitación, y me ha dicho que Renfield ha sufrido algún tipo de accidente. Le ha oído gritar; y cuando ha ido a verle le ha encontrado tirado en el suelo, completamente cubierto de sangre. Debo acudir junto a él de inmediato…