Carta (manuscrita), Van Helsing a la señora Harker

25 de septiembre, 6 en punto

Querida madam Mina:

He leído el extraordinario diario de su esposo. Puede dormir sin dudas. Por extraño y terrible que sea… ¡es todo cierto! Apostaría mi vida. Podría ser peor para otros; pero para él y para usted, no hay motivo de temor. Es un muchacho noble; y permítame que le diga, por experiencia con los hombres, que alguien capaz como él de descender por aquella pared hasta aquella habitación —¡ay, y hacerlo una segunda vez!—, no es persona que vaya a quedar permanentemente dañado por una conmoción. Su cerebro y su corazón están bien; se lo juro antes incluso de haberle visto; de modo que tranquilícese. Tendré mucho que preguntarle a su esposo sobre otras cosas. Ha sido una bendición para mí el haber venido hoy a visitarla, pues he aprendido de golpe tantas cosas que de nuevo estoy deslumbrado, más deslumbrado que nunca, y debo pensar.

Fielmente suyo,

ABRAHAM VAN HELSING

Carta, la señora Harker a Van Helsing

25 de septiembre, 6.30 p.m.

Mi querido doctor Van Helsing:

Mil gracias por su amable carta, que ha liberado a mi mente de un gran peso. Y, sin embargo, si todo es cierto, ¡qué cosas tan terribles existen en el mundo! ¡Y qué espanto que ese hombre, ese monstruo, pueda estar realmente en Londres! Me horroriza sólo pensarlo. Acabo de recibir, mientras escribía esto, un cable de Jonathan diciendo que sale de Launceston[177] esta tarde a las 6:25, y que llegará aquí a las 10:18, de modo que esta noche no tendré nada que temer. ¿Querrá usted, por tanto, en vez de comer con nosotros, venir por favor a desayunar, a las 8:00, siempre que la hora no fuese demasiado temprana para usted? Si tiene prisa, puede volver con el tren de las 10:30, que le dejará en Paddington a las 2:35. No hace falta que responda a esta carta. Si no recibo noticia de lo contrario, asumiré que vendrá a desayunar.

Quedo su

fiel y agradecida amiga,

MINA HARKER