18 de septiembre. —Salgo a tomar el tren para Londres. La llegada del telegrama de Van Helsing me ha llenado de consternación. Hemos perdido toda una noche, y ya sé por amarga experiencia lo que puede pasar en una sola noche. Por supuesto, es posible que todo vaya bien, pero… ¿qué podría haber pasado? No hay duda de que una horrible condena pende sobre nosotros, asegurándose de que todo accidente posible venga a frustrar nuestro propósito. Voy a llevarme este cilindro conmigo, y luego podré completar mi entrada en el fonógrafo de Lucy.