XII

Martín se separó de Tito a la salida del bar y empezó a caminar hacia el parque. Subió por las escaleras de la antigua quinta, sintió una vez más el fuerte olor a orina seca que siempre sentía al pasar por allí y se sentó en el banco frente a la estatua, donde volvía cada vez que aquel amor parecía hacer crisis. Largo rato quedó meditando en su suerte y atormentándose con la idea de que en ese momento Alejandra estaba con otro. Se recostó y se abandonó a sus pensamientos.