El generador tableteaba ruidosamente y el granero parecía resplandecer en la oscuridad bajo el cielo estrellado.

Entraron todos en tropel. Elsie, sentada a su mesa, se volvió hacia ellos con la mirada perdida.

—¿Elsie?

—Es imposible —dijo ella.

—¿Qué es imposible? ¿Qué ha pasado? —preguntó Marek. Miró a David Stern, pero éste realizaba aún unos análisis en el rincón.

Elsie suspiró.

—No lo sé, no lo sé…

—Bueno, empieza por el principio —sugirió Marek.

—De acuerdo. El principio. —Elsie se levantó y se dirigió al extremo opuesto de su cubículo, donde señaló unos pergaminos apilados en el suelo sobre una lona—. Esto es el principio. El legajo que he designado M-031, encontrado hoy en la excavación del monasterio. David me ha pedido que lo examinara cuanto antes.

Todos la observaban en silencio.

—Así pues —continuó Elsie—, he empezado a revisar el legajo. Siempre sigo la misma rutina. Cojo diez documentos cada vez y los llevo a mi mesa. —Cogió diez documentos—. Luego me siento y los leo uno por uno. Después de resumir el contenido de un pergamino e introducir el resumen en el ordenador, vengo aquí y lo fotografío —explicó mientras se acercaba a la otra mesa y colocaba un pergamino bajo la cámara.

—Ya conocemos… —dijo Marek.

—No, no lo conocéis ni remotamente —atajó Elsie con aspereza. Volvió a su mesa y separó el siguiente pergamino de la pila—. Muy bien, como decía, los reviso uno por uno. Este legajo en particular se compone de documentos muy diversos: facturas, duplicados de cartas, respuestas a instrucciones del obispo, datos cuantitativos de las cosechas, inventarios de bienes del monasterio. Todos datan aproximadamente del año 1357. —Cogió uno tras otro los pergaminos de la pila—. Y de pronto… —mostró el último en alto—, me encuentro con esto.

Los demás miraron fijamente.

Nadie habló.

El pergamino era del mismo tamaño que los otros pero, en lugar de la apretada escritura en latín o francés antiguo del resto, contenía sólo dos palabras, garabateadas en inglés corriente:

NECESITO AYUDA

7/4/1357

—Por si alguien no se ha dado cuenta —añadió Elsie—, ésta es la letra del profesor.