58

—Hiciste muy bien en venir —dijo Gekrepten, cambiando la yerba—. Aquí en casa estás mucho mejor, cuantimás que allá el ambiente, qué querés. Te tendrías que tomar dos o tres días de descanso.

—Ya lo creo —dijo Oliveira—. Y mucho más que eso, vieja. Las tortas fritas están sublimes.

—Qué suerte que te gustaron. No me comas muchas que te vas a empachar.

—No hay problema —dijo Ovejero, encendiendo un cigarrillo—. Usted ahora me va a dormir una buena siesta, y esta noche ya está en condiciones de mandarse una escalera real y varios póker de ases.

—No te muevas —dijo Talita—. Es increíble cómo no sabés quedarte quieto.

—Mi esposa está tan disgustada —dijo Ferraguto.

—Servite otra torta frita —dijo Gekrepten.

—No le den más que jugo de frutas —mandó Ovejero.

—Corporación nacional de los doctos en ciencias de lo idóneo y sus casas de ciencias —se burló Oliveira.

—En serio, che, no me coma nada hasta mañana —dijo Ovejero.

—Esta que tiene mucho azúcar —dijo Gekrepten.

—Tratá de dormir —dijo Traveler.

—Che Remorino, quedate cerca de la puerta y no dejés que el 18 venga a fastidiarlo —dijo Ovejero—. Se ha agarrado un camote[1] bárbaro y no habla más que de una pistola no sé cuántos.

—Si querés dormir entorno la persiana —dijo Gekrepten, así no se oye la radio de don Crespo.

—No, dejala —dijo Oliveira—. Están pasando algo de Falú[2].

—Ya son las cinco —dijo Talita—. ¿No querés dormir un poco?

—Cambiale otra vez la compresa —dijo Traveler, se ve que eso lo alivia.

—Ya está medio lavado —dijo Gekrepten—. ¿Querés que baje a comprar Noticias Gráficas?

—Bueno —dijo Oliveira—. Y un atado de cigarrillos.

—Le costó dormirse —dijo Traveler— pero ahora va a seguir viaje toda la noche, Ovejero le dio una dosis doble.

—Portate bien, tesoro —dijo Gekrepten—, yo vuelvo en seguida. Esta noche comemos asado de tira, ¿querés?

—Con ensalada mixta —dijo Oliveira.

—Respira mejor —dijo Talita.

—Y te hago un arroz con leche —dijo Gekrepten—. Tenías tan mala cara cuando llegaste.

—Me tocó un tranvía completo —dijo Oliveira—. Vos sabés lo que es la plataforma a las ocho de la mañana y con este calor.

—¿De veras creés que va a seguir durmiendo, Manú?

—En la medida en que me animo a creer algo, sí.

—Entonces subamos a ver al Dire que nos está esperando para echarnos.

—Mi esposa está tan disgustada —dijo Ferraguto.

—¡¿Pero qué significa esa insolencia?! —gritó la Cuca.

—Eran unos tipos macanudos —dijo Ovejero.

—Gente así se ve poca —dijo Remorino.

—No me quiso creer que necesitaba una Heftpistole —dijo el 18.

—Rajá a tu cuarto o te hago dar un enema —dijo Ovejero.

—Muera el perro —dijo el 18.

(-131 y fin)