Han pasado muchos años desde que nos reunimos en mi apartamento para participar enuna sesión de juego. Por entonces, sólo unos pocos conocíamos Dragonlance, una criatura llena de promesas aún sin cumplir. Jugábamos la primera aventura de lo que finalmente acabaría siendo una experiencia maravillosa para millones de personas; pero esa noche, según recuerdo, apenas sabíamos lo que nos traíamos entre manos. Yo dirigía el juego siguiendo las anotaciones sobre reglas y diseño que había tomado apresuradamente. Tanto mi esposa como Margaret se encontraban entre los numerosos jugadores que se afanaban por descubrir a sus personajes concretando los imprecisos perfiles que les habíamos dado ¿Quiénes eran estos Héroes de la Lanza? ¿Cómo eran realmente?
Estábamos en los inicios del juego cuando me volví hacia mi buen amigo Terry Phillips y le pregunté qué estaba haciendo su personaje. Terry habló y... el mundo de Krynn cambió para siempre. Su voz rasposa, el sarcasmo y la amargura que enmascaraban una arrogancia y un poder que no necesitaban exponerse de repente eran reales. Todos los presentes nos quedamos paralizados y aterrados. Hasta el día de hoy, Margaret jura y perjura que Terry vestía la Túnica Negra en la reunión de aquella noche.
Terry Phillips había elegido a Raistlin como su personaje, y con aquella voz predestinada dio vida a uno de los personajes de Dragonlance más duraderos. Terry llegó incluso a escribir un libro de juegos donde se detallaban las pruebas que Raistlin tuvo que superar. Krynn —amén de Margaret y de mí mismo— tiene una gran deuda de gratitud con Terry por darnos a Raistlin.
Otros personajes de Dragonlance han de atribuirse a varios creadores, pero desde el principio Margaret dejó muy claro a todos los interesados que Raistlin era suyo y sólo suyo. En ningún momento nos opusimos a que se encargara del oscuro mago, todo lo contrario. Parecía ser la única capaz de apaciguar su carácter y calmar su mente atormentada. Lo cierto es que Raistlin nos asustaba al resto y nos mantenía a distancia. Sólo Margaret sabía cómo tender un puente para salvar aquella sima abismal que nos separaba de él.
Ahora tenéis en vuestras manos la historia de Raistlin relatada por Margaret, la persona que lo conoce mejor. Tal vez este singular viaje no siempre sea agradable, pero sí una experiencia que merece la pena. Margaret ha sido, invariablemente, una narradora magistral. Esta es la historia que siempre anheló contar.
Y si Terry la está leyendo —dondequiera que se encuentre— le deseo paz.
Tracy Hickman