Deseo deciros que habéis sido el último sueño de mi alma […] Desde que os conocí, me turba el remordimiento que no creí ya vivo, y he oído voces, que creía silenciosas, que me incitan a recobrar el ánimo. He tenido ideas vagas de volver a esforzarme, de empezar de nuevo la vida, de arrojar de mí la pereza y la sensualidad y volver a la abandonada lucha. Pero todo eso no es más que un sueño, que no conduce a nada…

CHARLES DICKENS, Historia de dos ciudades