Aunque seguramente no lo leerán nunca, este libro está dedicado a todos los entrenadores —de béisbol, voleibol y fútbol— que durante muchos años han trabajado, a menudo sin recibir a cambio recompensa económica alguna, para estimular el rendimiento deportivo de mis hijos y para inculcarles la comprensión del Juego. Que Dios os bendiga a todos, y gracias de parte de una de las madres que llena las tribunas haga frío, calor, llueva o haya mosquitos. Sin embargo, esta madre siempre se pregunta quién más podrá estar presenciando los partidos nocturnos.