Otra parte de la llanura. — MACBETH. Luego SIWARD EL HIJO.
MACBETH:
Cual si atado me hallara a férrea argolla
de rémora me sirve mi destino;
si no es posible huir, lidiaré fuerte
como el oso pelea. ¿Qué enemigo
habrá entre los ingleses, qué soldado
que de alguna mujer no haya nacido?
A ese debo temer; si no a ninguno.
(Entra SIWARD EL JÓVEN).
SIWARD:
¿Quién eres?
MACBETH:
Te espantara solo oírlo.
SIWARD:
Aunque fuera tu nombre más odioso
que el más odioso del eterno abismo,
no me causara espanto.
MACBETH:
Macbeth soy.
SIWARD:
Pues no pudieran los infiernos mismos
un nombre pronunciar más horroroso.
MACBETH:
Ni más temible.
SIWARD:
Mientes, asesino;
mi espada probará que tú mentiste.
(Pelean, y cae muerto SIWARD EL HIJO entre bastidores).
MACBETH:
Sin duda de mujer eres tú hijo.
¡Cuánto desprecio tengo a vuestras armas
y a los aceros vuestros, y a ese brío!
que a vientre mujeril debéis la vida. (Sale).