TODOS, menos EL MEDICO.
MACDUFF:
¿Qué enfermedad es esa?
MALCOLM:
El mal se llama;
milagrosa virtud al soberano
de Inglaterra en su cura muchas veces
he visto practicar; cómo humillado
solicita del cielo los favores,
con qué oraciones o piadosos salmos,
tan solo el rey lo sabe; mas las gentes
a quien postra del mal el fiero asalto;
las más atribuladas y ulcerosas,
el cuerpo de apostemas[64] escamado,
compasión a los ojos mera burla
de las artes quirúrgicas, su mano
sana sin dilación, una medalla
al dolorido cuello encadenado,
con tantas preces oración devota.
Y es fama, que al morir dejan legado
los reyes de Inglaterra a su heredero
este bendito y sanador milagro.
También dicen las gentes que su alteza
del profético don se halla dotado;
y así flotan en torno a su corona
bendiciones sin cuento; y sus vasallos
beato le proclaman, santo en vida.