Escena IV§

MACBETH. después LENOX.

MACBETH:

¿Dónde está la visión? ¡Desvanecida!

Cuéntense los instantes de esta hora

en los fastos del tiempo por malditos.

¡Hora aciaga y cruel! Ah, Lenox. ¡Hola!

(Entra LENOX.)

LENOX:

¿Qué manda vuestra alteza?

MACBETH:

¿No las vistes?

LENOX:

Nada he visto, señor.

MACBETH:

¿Y qué sus sombras

junto a ti no pasaron?

LENOX:

No por cierto.

MACBETH:

Infectas sean las rachas silbadoras

en que juntas cabalgan; y malditos

los que en ellas fiaren. ¿Quién ahora

galopaba aquí cerca?

LENOX:

Tres jinetes

anunciando que en fuga vergonzosa

partió, señor, Macduff hacia Inglaterra.

MACBETH:

¿A Inglaterra Macduff?

LENOX:

Hacia sus costas

dicen que se ha fugado.

MACBETH:

Así él previene

a tiempo mis hazañas. No se logra

jamas firme propósito si el hecho

no acompaña al designio. Desde ahora

los primeros instintos de mi mente

la mano cumplirá. No más demoras;

y porque pueda el alto pensamiento

conseguir desde hoy mismo su corona,

hoy de Macduff sorprenderé el castillo;

daré muerte a sus hijos, a su esposa,

a cuantos vivan de su odiosa estirpe;

no ha de ser mi amenaza perezosa;

consumarse ha, por Dios, antes que el tiempo

entibie este furor que me devora;

no más visiones ya. Venga el caballo

y los jinetes sigan mi derrota.