Un campo yermo. — Truenos. — Entran HÉCATE y las TRES BRUJAS.
BRUJA 1ª:
¿Estás, Hécate, airada?
HÉCATE:
Y acaso ¿no es sobrada
de mi ira la razón?
¿no es presunción,
loca al par y atrevida,
que de muerte y de vida
con Macbeth trafiquéis
y parte no me deis,
a mí, que de vosotras soy señora
y única constructora
del mal y del horror?
Pero es peor
que haya tornado vuestro afán prolijo
en favor de un mal hijo;
iracundo, perverso,
que a vosotras adverso,
solo a sí propio ama,
con tal llama
de egoísmo
que el abismo
no bastará a calmar.
Compensad, pues, la falta cometida
por ligereza insana;
y mañana
acudiréis al antro de Aqueronte
en el seno del monte;
donde venciendo orgullo y altivez
concurrirá Macbeth.
Allí os preguntará su propio sino
y del destino
los misterios futuros.
Aprestad, pues, hechizos y conjuros,
encantos y vasijas;
místicas baratijas
de virtud infernal.
En un caso fatal,
aciago,
yo por el aire vago
la noche pasaré;
y acabaré
cosas gigantes,
antes
que matizando el cielo de arrebol
por el dorado oriente salga el sol.
Suspendida del cuerno de la luna
boga en etérea cuna,
y por los aires flota,
una gota
luciente,
de vapor transparente,
que poderes ocultos en sí encierra.
Antes que baje a tierra
de recogerla curo
para hacer un conjuro;
y con mágicas artes destilada,
de su morada
evocará fantasmas infernales,
espíritus fatales,
que con voz peregrina
le arrastren a su mal y a su ruina.
Despreciará por ellos a la suerte;
despreciará a la muerte;
y alzará su esperanza
mas que el temor o la virtud alcanza.
La vana confianza,
es para los mortales
el mayor y más crudo de los males.
(Música).
Me llaman; voy,
que vuestra reina soy.
Ya en nacarada nube por la esfera
mi familiar espíritu me espera. (Sale).
BRUJA 1ª:
Hermanas, no tardemos;
pues pronto ha de venir, apresuremos.
(Salen).