Escena XIV[49]

Un campo yermo. — Truenos. — Entran HÉCATE y las TRES BRUJAS.

BRUJA 1ª:

¿Estás, Hécate, airada?

HÉCATE:

Y acaso ¿no es sobrada

de mi ira la razón?

¿no es presunción,

loca al par y atrevida,

que de muerte y de vida

con Macbeth trafiquéis

y parte no me deis,

a mí, que de vosotras soy señora

y única constructora

del mal y del horror?

Pero es peor

que haya tornado vuestro afán prolijo

en favor de un mal hijo;

iracundo, perverso,

que a vosotras adverso,

solo a sí propio ama,

con tal llama

de egoísmo

que el abismo

no bastará a calmar.

Compensad, pues, la falta cometida

por ligereza insana;

y mañana

acudiréis al antro de Aqueronte

en el seno del monte;

donde venciendo orgullo y altivez

concurrirá Macbeth.

Allí os preguntará su propio sino

y del destino

los misterios futuros.

Aprestad, pues, hechizos y conjuros,

encantos y vasijas;

místicas baratijas

de virtud infernal.

En un caso fatal,

aciago,

yo por el aire vago

la noche pasaré;

y acabaré

cosas gigantes,

antes

que matizando el cielo de arrebol

por el dorado oriente salga el sol.

Suspendida del cuerno de la luna

boga en etérea cuna,

y por los aires flota,

una gota

luciente,

de vapor transparente,

que poderes ocultos en sí encierra.

Antes que baje a tierra

de recogerla curo

para hacer un conjuro;

y con mágicas artes destilada,

de su morada

evocará fantasmas infernales,

espíritus fatales,

que con voz peregrina

le arrastren a su mal y a su ruina.

Despreciará por ellos a la suerte;

despreciará a la muerte;

y alzará su esperanza

mas que el temor o la virtud alcanza.

La vana confianza,

es para los mortales

el mayor y más crudo de los males.

(Música).

Me llaman; voy,

que vuestra reina soy.

Ya en nacarada nube por la esfera

mi familiar espíritu me espera. (Sale).

BRUJA 1ª:

Hermanas, no tardemos;

pues pronto ha de venir, apresuremos.

(Salen).