Parque con una alameda que conduce al palacio. — TRES ASESINOS.
ASESINO 1:
¿Quién mandó que te juntaras
con nosotros dos?
ASESINO 3:
Macbeth.
ASESINO 2:
¿A qué tanto requisito?
¿Qué tenemos que temer
cuando nuestro oficio sabe
y a qué venimos?
ASESINO 1:
Pues bien,
acompáñenos si quiere
y alerta. Ya no se ven
lucir en el horizonte
huellas del día que fue.
Ya el retardado viajero
aguija[42] su palafrén
y la venta apetecida
piensa a la distancia ver.
Presto vendrá el que aguardamos.
ASESINO 3:
¡Silencio! Que oigo el tropel
de gentes y de caballos.
BANQUO:
¡Una luz! ¡Hola! (Desde adentro).
ASESINO 2:
Y él es:
que los otros convidados
ya están dentro.
ASESINO 2:
Viene a pie,
y los caballos entrega.
ASESINO 3:
Así acostumbran hacer
los que acuden al palacio;
que hay orden para que den
allí sus cabalgaduras.