Música. — BANQUO. MACBETH vestido de rey. LADY MACBETH vestida de reina. LENOX. ROSSE. SEÑORES. SEÑORAS. ACOMPAÑAMIENTO.
MACBETH:
Mi amigo Banquo, cumplida
felicidad te deseo.
LADY MACBETH:
Nuestro Banquo… gran desdicha
su ausencia fuera por cierto; y pobre festín sería
el nuestro si él no le honrase.
MACBETH:
Yo me prometo que asista
el mejor de mis vasallos al banquete.
BANQUO:
Mi sencilla
lealtad y mi amor, señor, a serviros solo aspiran
siempre y en todo.
MACBETH:
¿Esta tarde cabalgas?
BANQUO:
Me proponía
hacerlo así.
MACBETH:
Pues entonces… tu voz noble siempre y digna
deseaba en mi consejo. Mas no importa; que otro día
daremos a este negocio. ¿Vas lejos?
BANQUO:
Cuanto permita
la luz del sol cabalgar; y si mi bridón no aguija
a la noche una o dos horas pedir tengo.
MACBETH:
No se diga,
empero, que al festín faltas.
BANQUO:
Lo prometo.
MACBETH:
¿Las noticias
no has oído más recientes? Dicen que hallaron guarida
en Inglaterra e Irlanda nuestros primos; maravillas
cuentan por allí a las gentes; y ambos niegan la perfidia
execrable de su hazaña. Pero de esto cuando asistan
los ministros al consejo se tratará. ¿Y compañía
te hace Fleance en tus paseos?
BANQUO:
Sí señor, que a la fatiga
ha de usarse el buen soldado ya desde la cuna misma.
Con vuestra venia, señor.
MACBETH:
A Dios, Banquo, hasta la cita.
Veloces sean tus corceles y dóciles a la brida;
te encomiendo a su nobleza. A Dios.