Escena II§

Música. — BANQUO. MACBETH vestido de rey. LADY MACBETH vestida de reina. LENOX. ROSSE. SEÑORES. SEÑORAS. ACOMPAÑAMIENTO.

MACBETH:

Mi amigo Banquo, cumplida

felicidad te deseo.

LADY MACBETH:

Nuestro Banquo… gran desdicha

su ausencia fuera por cierto; y pobre festín sería

el nuestro si él no le honrase.

MACBETH:

Yo me prometo que asista

el mejor de mis vasallos al banquete.

BANQUO:

Mi sencilla

lealtad y mi amor, señor, a serviros solo aspiran

siempre y en todo.

MACBETH:

¿Esta tarde cabalgas?

BANQUO:

Me proponía

hacerlo así.

MACBETH:

Pues entonces… tu voz noble siempre y digna

deseaba en mi consejo. Mas no importa; que otro día

daremos a este negocio. ¿Vas lejos?

BANQUO:

Cuanto permita

la luz del sol cabalgar; y si mi bridón no aguija

a la noche una o dos horas pedir tengo.

MACBETH:

No se diga,

empero, que al festín faltas.

BANQUO:

Lo prometo.

MACBETH:

¿Las noticias

no has oído más recientes? Dicen que hallaron guarida

en Inglaterra e Irlanda nuestros primos; maravillas

cuentan por allí a las gentes; y ambos niegan la perfidia

execrable de su hazaña. Pero de esto cuando asistan

los ministros al consejo se tratará. ¿Y compañía

te hace Fleance en tus paseos?

BANQUO:

Sí señor, que a la fatiga

ha de usarse el buen soldado ya desde la cuna misma.

Con vuestra venia, señor.

MACBETH:

A Dios, Banquo, hasta la cita.

Veloces sean tus corceles y dóciles a la brida;

te encomiendo a su nobleza. A Dios.