Escena XXII§

LOS MISMOS. MACDUFF.

ROSSE:

¿Y qué hay de bueno?

MACDUFF:

¿Acaso vos lo ignoráis?

ROSSE:

¿Mas quién perpetró el delito?

MACDUFF:

Sus chambelanes[33]. Macbeth les dio la muerte allí mismo.

ROSSE:

¡Dios eterno! ¿y qué querían?

MACDUFF:

Dicen que los propios hijos de Duncan los sobornaron. Así entrambos han huido.

ROSSE:

¡Herir al que les dio vida! ¡Horrible y atroz designio!

¡Ciega ambición, insaciable, que chupas con labio impío

jugo de tus propias venas! ¿Y en Macbeth caerá el dominio?

MACDUFF:

Ya está aclamado y se halla con la corte en el camino

de Escona[34], do jurar piensa.

ROSSE:

¿Y el cadáver donde ha ido?

MACDUFF:

Le llevan a Kolmes-kill[35], adonde en santo recinto

descansan nuestros reyes los despojos.

ROSSE:

¿Piensas, primo,

concurrir también a Escona?

MACDUFF:

Irme pienso a mi castillo.

ROSSE:

Pues yo a la coronación.

MACDUFF:

Quieran los cielos benditos

que todo pase allí en paz. A Dios. Los nuevos vestidos

holgados ojalá sean como los que hemos perdido.

ROSSE:

A Dios, buen viejo.

VIEJO:

Él os guarde y os favorezca propicio;

y a todos los que desean dar paz a sus enemigos,

trocando el mal cotidiano en un influjo benigno.

(Parten).