Los PRECEDENTES. MACBETH y UN CRIADO con una antorcha.
BANQUO:
¡Hola!
¿Quién va?
MACBETH:
El que duda
cómo seros más grato.
Macbeth.
BANQUO:
¡Señor! ¿Y aun dura
la vigilia? Su alteza
descansa ya. Fecunda
noche en placer le disteis;
ni recuerdo que nunca
tanto el rey se entregase
a joviales ternuras:
concedió a vuestras gentes
favores sin mesura;
y este rico diamante
generoso tributa
en agradecimiento
a vuestra esposa.
MACBETH:
Mucha
es la bondad del rey;
me pesa que súbita
fue su venida tanto,
que no dejó oportuna
amplitud a mi obsequio.
BANQUO:
Habéis probado suma
lealtad y cortesía.
¿Sabéis que con las brujas
del yermo soñé anoche?
A vos, Macbeth, algunas
verdades os dijeron.
MACBETH:
No pienso en sus locuras;
y no obstante, algún día
sus palabras adustas
juntos recordaremos,
su gesto y apostura.
BANQUO:
Por solaz cuando os plazca.
MACBETH:
Y si mis conjeturas
no mienten, ganaremos
honra al par y fortuna.
BANQUO:
Si no arriesgo la mia
por las honras futuras,
si franco queda el pecho
y la conciencia pura,
seguiré vuestras huellas.
MACBETH:
En tanto las dulzuras
del reposo os deseo.
BANQUO:
Lo mismo a vos.
(Vanse BANQUO y su criado).