Los PRECEDENTES y ROSSE.
DUNCAN:
¿Quién viene allí?
MALCOLM:
El de Rosse.
LENOX:
Extrañas nuevas
anuncia ese mirar vivo e inquieto.
ROSSE:
Salud a vuestra alteza.
DUNCAN:
Valeroso
y noble capitan, ¿de dónde bueno?
ROSSE:
De Fife, mi señor, do tremolaban
para nuestro desmayo y vilipendio
las banderas triunfantes de Noruega.
El mismo soberano, el mismo Sweno[4],
con numerosa banda y el apoyo
del aleve Cawdor, rompió el tremendo
sanguinario conflicto; hasta que pudo
el heroico Macbeth de hierro a hierro
medir con él las armas y humillarle
y a su audacia imponer pesado freno
y arrancar de sus manos la victoria
ya cuasi conseguida.
DUNCAN:
Al cielo demos
loor y gratitud; hoy nuestras armas
venturosas se muestran.
ROSSE:
Los noruegos
por treguas claman ya: ni aun sepultura
les permitimos dar a los guerreros
que abatió nuestra hueste en sus reales,
hasta que su monarca como feudo
desembolsó en San Colmes diez mil piezas
para nuestros soldados.
DUNCAN:
Alto precio
también dí por mi ciega confianza
en el infiel Cawdor; proclamen luego
los heraldos su muerte; y Macbeth sea
de todos sus dominios heredero
y de su casa y títulos.
ROSSE:
Cumplidos
serán vuestros mandatos.
DUNCAN:
Corto premio
para tanta proeza me parece,
que aun más ganó Macbeth.
MALCOLM:
Señor…
DUNCAN:
Marchemos.