17 de Mayo, 1992

17 de Mayo, 1992

Querido amigo,

Parece que cada mañana desde aquella noche me levanto embotado, y me duele la cabeza, y no puedo respirar. Patrick y yo hemos estado pasando mucho tiempo juntos. Bebemos un montón. Bueno, más bien Patrick bebe y yo doy sorbitos.

Es duro ver a un amigo pasándolo tan mal. Y más si no puedes hacer nada aparte de «estar ahí». Quiero hacer que deje de sufrir, pero no puedo. Así que no me queda otra que acompañarlo cuando quiere enseñarme su mundo.

Una noche Patrick me llevó a un parque donde los hombres tienen encuentros con otros hombres. Patrick me dijo que, si no quería que me molestaran, lo mejor era que no mirase a nadie a los ojos. Dijo que mediante el contacto visual es como se acuerda ligar anónimamente. Nadie habla. Solo buscan sitios adonde ir. Al cabo de un rato, Patrick vio a alguien que le gustaba. Me preguntó si necesitaba cigarrillos, y cuando dije que no, me dio una palmadita en el hombro y se alejó con este chico.

Yo me quedé sentado en un banco, mirando a mi alrededor. No veía más que sombras de personas. Algunas en el suelo. Algunas junto a un árbol. Algunas solo caminando. Todo estaba muy silencioso. Después de unos minutos, encendí un cigarro y oí un susurro.

—¿Tienes un cigarrillo de sobra? —preguntó la voz.

Me volví y vi a un hombre oculto por la sombra.

—Claro —dije.

Estiré el brazo para pasarle al hombre un cigarrillo. Lo tomó.

—¿Tienes fuego? —dijo.

—Claro —contesté, y encendí una cerilla para él.

En vez de inclinarse a encender el cigarrillo, se acercó para cubrir la cerilla con nuestras manos, algo que todos hacemos cuando hace viento. Pero no hacía viento. Creo que solo quería tocar mis manos porque, mientras encendía el cigarrillo, lo hizo durante mucho más tiempo del necesario. A lo mejor quería que viera su cara bajo el resplandor de la cerilla. Para que viera lo guapo que era. No lo sé. Me resultó familiar. Pero no podía averiguar de qué lo conocía.

Apagó la cerilla de un soplido.

—Gracias —y exhaló el humo.

—De nada —dije.

—¿Te importa si me siento? —preguntó.

—La verdad es que no.

Se sentó. Y dijo algunas cosas. Y fue su voz. Reconocí su voz. Así que encendí otro cigarrillo y volví a mirar su cara, e hice memoria, y entonces fue cuando lo averigüé. ¡Era el tío que presenta los deportes en las noticias de la televisión!

—Bonita noche —dijo.

¡No podía creerlo! Supongo que logré asentir con la cabeza, porque siguió hablando. ¡De deportes! Estuvo hablando de lo malo que era tener el bateador designado en béisbol y de por qué el baloncesto era un éxito comercial y de qué equipos parecían prometedores dentro del fútbol universitario. ¡Hasta mencionó el nombre de mi hermano! ¡Lo juro!

Lo único que dije yo fue:

—Y… ¿cómo es salir en la televisión?

Debió de ser la frase equivocada porque de pronto se levantó y se fue. Fue una pena, porque quería preguntarle si creía que mi hermano iba a llegar al fútbol profesional.

Otra noche, Patrick me llevó a un sitio donde venden poppers, que es una droga que se inhala. Se les habían acabado los poppers, pero el tipo detrás del mostrador dijo que tenían algo que era igual de bueno. Así que Patrick lo compró. Estaba en una lata de aerosol. Ambos lo aspiramos una vez, y juro que los dos pensamos que íbamos a morir de un ataque al corazón.

En general, creo que Patrick me ha llevado a casi todos los sitios que no habría conocido de otra manera. Un karaoke de una de las calles principales del centro. Una discoteca. El cuarto de baño de un gimnasio. Todos esos sitios. A veces, Patrick ligaba con chicos. A veces no. Dijo que era muy difícil hacerlo con seguridad. Y que nunca se sabe.

Las noches en las que ligaba con alguien siempre lo entristecían. Es duro, además, porque Patrick empezaba cada noche muy animado. Siempre decía que se sentía libre. Y que esa noche estaba predestinada. Y cosas así. Pero al final de la noche, se ponía triste. A veces hablaba sobre Brad. A veces no. Después de un rato, todo perdía interés para él, y se le acababan las cosas que lo mantenían atontado.

Bueno, pues esta noche me ha dejado en casa. Ha sido la noche en la que hemos vuelto al parque donde hay encuentros entre hombres. Y la noche en la que ha visto a Brad allí con un tío. Brad estaba demasiado metido en lo que estaba haciendo como para fijarse en nosotros. Patrick no ha dicho nada. No ha hecho nada. Solo ha vuelto caminando al coche. Y hemos regresado en silencio. Por el camino, lanzó la botella de vino por la ventana. Y cayó al suelo estrepitosamente. Y esta vez no ha intentado besarme como todas las noches. Solo me ha dado las gracias por ser su amigo. Y se ha alejado conduciendo.

Con mucho cariño,

Charlie