Ningún hombre puede bañarse dos veces en el mismo río,

pues a la segunda vez el río ya no es el mismo,

como tampoco lo es el hombre.

Heraclito

Se agitan en los lugares más viejos y oscuros del mundo,

como marineros que, otrora fuertes y de ojos vivaces,

al ver su barco a punto de hundirse, no pudieron admitir

la ruina y la necesidad de huir,

y en vez de ello siguieron a bordo de su amado pecio

hasta hundirse en las tinieblas; mas no para ahogarse en ellas,

sino para continuar eternamente cuidando de sus velas,

yendo de un abismo a otro entre simas de negrura,

buscando sin esperanza cómo llegar a la costa;

y que ahora, en su lento y desesperado viaje,

han acabado perdiendo todo deseo de luz,

de aire o de compañía que aún aliente… A partir de ahora

buscarán los abismos más hondos,

los que más lejos se encuentren del sol

que han olvidado en la noche…

De «Las Doce Horas de la Noche»,

por WILLIAM ASHBLESS