LAS PROFECÍAS DEL DRAGÓN
DESDE los tiempos del Desmembramiento —y posiblemente antes, aunque las que entonces fueran profecías se convirtieron en mito— las Profecías del Dragón han ido revelándose, contando a la humanidad quién será tanto el destructor como el salvador del mundo. Ese hombre podrá encauzar, y será el Dragón Renacido. Estará destinado a luchar en el Tarmon Gai’don, la Última Batalla contra la Sombra. Las Profecías también manifiestan que él es la única esperanza de que el mundo se salve.
Estas profecías no se comprenden del todo, pues en una profecía nada es exactamente lo que parece, nunca. Por esta razón, y por la aterradora naturaleza del retorno de quien antaño destruyera el mundo, la mayoría de la gente rehúye las Profecías o hace caso omiso de ellas. De hecho, están prohibidas en muchas naciones. Sin embargo, han sido causa de muerte y destrucción porque muchos varones encauzadores creyeron que las Profecías se referían a ellos.
El primero de estos falsos Dragones, como se les ha dado en llamar, que alcanzó suficiente auge para hacerse notar fue Raolin Perdición del Oscuro, en 335 DD; sus seguidores llegaron a atacar la Torre Blanca (sin éxito) cuando finalmente fue capturado. Lo siguieron Yurian Arco Pétreo, en 1300 DD; Davian en 351 AL; Guaire Amalasan en 939 AL; y a continuación Logain en 997 NE, y Mazrim Taim en 998 NE. Otros hombres reclamaron el título sin llegar demasiado lejos, pero hasta Logain, los falsos Dragones fueron contados, ya que muy pocos hombres eran encauzadores Fuertes y a la mayoría se los capturó y amansó mucho antes de que representaran una verdadera amenaza.
En los últimos años han aparecido más falsos Dragones que nunca, con dicha tendencia culminando en un joven llamado Rand al’Thor, a quien se cree el Dragón Renacido anunciado en la profecía. Al parecer, al menos uno de los dos falsos Dragones supervivientes le ha proclamado como el verdadero Dragón Renacido. Algo así jamás había ocurrido en la historia documentada, y de hecho parece que muchas de las Profecías se han cumplido, entre ellas la caída de la Ciudadela de Tear y que Callandor ha sido empuñada.
Ahora Rand ha instaurado la Torre Negra, en contraposición directa a la Blanca, y ha empezado a agrupar hombres que encauzan para ayudarlo a luchar contra la Sombra. A estos hombres se los está instruyendo de un modo que recuerda un tanto el entrenamiento en la Torre Blanca. Empiezan como "soldados" porque todos allí son soldados para combatir a la Sombra, así como a cualquiera que atente contra la justicia o que oprima a los débiles. Al alcanzar cierta destreza ascienden a "Dedicados", y se les entrega un alfiler de plata con forma de una pequeña espada que se ponen en el cuello de la chaqueta. Los que progresan lo suficiente en el entrenamiento, se los asciende a "Asha’man". Originalmente, el nombre significaba "Defensor o "Custodio", el que defendía la verdad y la justicia para todo el mundo, un guardián que no se rendiría aun cuando ya no hubiera esperanza. A cada Asha’man se le entrega un alfiler en forma de dragón, esmaltado en oro y rojo.
Como están ocurriendo tantos acontecimientos inusitados, no cabe duda de que los giros de la Rueda se encaminan hacia la Última Batalla. La Torre Blanca se ha dividido, y la Negra va creciendo, y varones con la habilidad de encauzar abrazan la Fuente a pesar de la muerte inevitable que augura la infección del Saidin, y se unen a este joven Dragón en su lucha contra la Sombra. La Rueda ha dado la vuelta, pero ha cambiado con los giros. Las Profecías lo dicen todo, a la vez que no revelan nada. Sólo la Luz sabe si éste es el principio de la salvación o la destrucción final para todos nosotros.