LOS OGIER
"Limpiad el campo, niveladlo.
Que no quede ni semilla ni rastrojo en pie. Aquí labramos, aquí nos esforzamos,
aquí crecerán los espigados árboles".
—De un canto Ogier
A diferencia de otras razas descritas hasta el momento, los Ogier no tienen un país al que llamar suyo, sino que viven en apartados steddings que están repartidos por todo el mundo. También es la única raza natural dotada de razón aparte de la humana. (Los seres como los Nym y los trollocs son criaturas artificiales, no naturales.) Los Ogier se parecen a los humanos en la configuración física en general y en la indumentaria, pero son genéticamente distintos, con orejas copetudas y nariz ancha que se asemeja vagamente a un hocico. Mucho más grandes que los humanos, la talla media en los varones es de unos tres metros, mientras que las mujeres son ligeramente más bajas. También son mucho más longevos; la esperanza de vida de un Ogier es al menos tres o cuatro veces mayor que la de un humano. No se los considera bastante adultos para salir del stedding hasta que han cumplido los cien años como mínimo. Esta mayor longevidad también es la causa de su conducta parsimoniosa y circunspecta. Piensan que los humanos son demasiado impacientes y atolondrados.
LOS STEDDINGS
Los steddings Ogier parecen estar escudados de algún modo desconocido que impide que el Poder Único se encauce o incluso se perciba dentro de sus límites; los intentos de usar el Poder Único desde el exterior de un stedding no surten efecto en el interior del mismo. El propio aire dentro del stedding parece diferente, más fresco o más plácido, ocasionando que la mayoría de los visitantes sientan un estremecimiento de sorpresa al entrar. Ningún trolloc entrará en un stedding a menos que lo obliguen, e incluso los Myrddraal lo harán sólo si es imperiosamente necesario y aun así con mucha renuencia. Se dice que los Amigos Siniestros, si están realmente entregados a su labor, también se sienten incómodos y fuera de lugar. Se desconocen las propiedades exactas de un stedding.
EMPLAZAMIENTO DE STEDDINGS
Hay cuarenta y un steddings habitados en el "mundo conocido", es decir, entre el Océano Aricio y el Yermo de Aiel, Si bien la población de cada uno varía considerablemente y los Ogier parecen considerar que no merece la pena reunir esos datos (si lo han hecho nunca los han dado a conocer a los humanos), se ha calculado que el número de habitantes de un stedding medio está por encima de los seis mil, y que la población total Ogier entre el Océano Aricio y la Columna Vertebral del Mundo quizás excede ligeramente los doscientos cincuenta mil.
Con el Desmembramiento muy presente en su memoria —y, considerando la longevidad de esta raza, con el recuerdo de las luchas entre humanos muy fresco—, los Ogier que se reasentaron en los perdidos steddings a menudo escogieron los ubicados en montañas escarpadas o en lo más profundo de un bosque, El stedding Tsofu, en Cairhien, es el menos aislado de los humanos, y se encuentra a un día de viaje desde el pueblo más próximo. Algunos steddings que conocen los Ogier nunca han vuelto a habitarse porque se hallan demasiado próximos a asentamientos humanos, Dada la preferencia de esta raza por mantenerse aislada de los hombres, los emplazamientos exactos no pueden revelarse.
La Columna Vertebral del Mundo alberga la mayor concentración regional de steddings, con doce de ellos escondidos en sus agrestes picos y valles, De norte a sur, son: Qichen, Sanshen, Handu, Chanti, Lantoine, Yongen, Mashong, Sintiang, Taijing (al este de Cantoine), Kolomon, Daiting y Shangtai, de donde es oriundo Loial.
En la Daga del Verdugo de la Humanidad, separada de la cordillera que forma la Columna Vertebral del Mundo, sólo hay uno: el Yontiang.
Hay cuatro steddings al oeste de la Pared del Dragón y al este del río Erinin: Nurshang, entre la Daga del Verdugo de la Humanidad y Shienar; Tsofu en Cairhien; Cantoine, justo al norte del río Iralell; y Jenshin, en Haddon Mirk.
Las Tierras Fronterizas albergan siete steddings, la segunda mayor concentración regional: Chosium, Jongai y Saishen en Saldaea, Chiantal en Kandor, Shanjing y Tanhal en Arafel, y Sholoon en Shienar.
En las Colinas Negras hay tres: Feindu, Shajin y Jentoine, En el bosque al norte del río Ivo están emplazados cuatro: Shamendar, Taishin, Leitiang y Tsochan.
Otros seis se encuentran en las Montañas de la Niebla, y son, de norte a sur: Chinden, Tsofan, Yandar, Madan, Jinsiun y Shangloon.
En contraste solamente hay dos steddings localizados en las montañas al norte del Río Dhagon: Mintai y Wenchen, A lo largo de la Costa de las Sombras están situados otros dos: Shadoon y Mardoon.
En la Era de Leyenda, los Ogier vivían y trabajaban entre los humanos y viajaban mucho fuera de sus steddings. Tenían un don especial con los seres de mundo vegetal, y colaboraban estrechamente con los Nym. Muchos de ellos poseían la habilidad de influir en dichos organismos vivos con sus canciones. Los Ogier dotados con esa facultad hacían que las plantas reaccionaran al sonido, modelándose hasta adoptar la forma deseada. Sus cantos también podían inducir a una planta a crecer más fuerte y más alta. A los contados Ogier que poseen tal don en la actualidad se los conoce como Cantores de Árboles. Los maravillosos objetos que crean sin dañar a la planta madre —los creados con madera cantada— están muy valorados. En la Era de Leyenda la habilidad, y por consiguiente la madera cantada, era muy común.
Se dice que los Ogier también sirvieron en los cuerpos encargados de velar por la ley en esa era. Aunque considerado un pueblo pacífico, algunas historias cuentan que combatieron junto a los humanos en la Guerra de los Trollocs y los describen como enemigos implacables.
Durante el Desmembramiento, los desplazamientos de tierras y mares fueron tan brutales que los steddings cambiaron de lugar o desaparecieron. Los Ogier que sobrevivieron a la hecatombe se encontraron sin hogar, vagando en busca de sus refugios perdidos. Entre esta raza ese lapso se conoce como el Exilio. Tras largos años, su Añoranza de la paz y la belleza que sólo existía en los steddings se hizo tan intensa que empezaron a enfermar y a morir. Desde entonces, los Ogier no abandonan sus steddings durante periodos largos. Si un Ogier permanece fuera demasiado tiempo, muere. Al parecer el largo Exilio sensibilizó a los que sobrevivieron y a sus descendientes, de modo que ahora están sujetos a los steddings.
Mundialmente famosos como extraordinarios constructores, los Ogier prefieren con mucho trabajar formas orgánicas, como hicieron en eras pasadas. A un Ogier se le llamaba tia avende alantin en la Antigua Lengua, es decir, Hermano de los Árboles. Empezaron a desempeñar el oficio de constructores durante el Exilio y enseguida demostraron poseer tanto talento para trabajar la piedra como para las plantas. Debido a su amor por los seres vivos, la mayor parte de sus construcciones tiene un diseño sorprendentemente orgánico. Cuando se les da carta blanca, como en la construcción de gran parte de la ciudad de Tar Valon, pueden crear edificios que parecen tener vida. Muchas de las grandes urbes humanas todavía cuentan con edificios construidos por ellos. Si bien la mayoría de los Ogier consideran que trabajar la piedra está por debajo de sus aptitudes, es esta actividad la que proporciona el dinero con el que se compran productos para los steddings.
Una vez que se encontraron de nuevo los steddings, los Ogier se instalaron en ellos con la determinación de quedarse. Las cicatrices del largo Exilio se han quedado grabadas en toda la raza. Apenas tienen contacto con los humanos y sólo abandonan sus hogares para viajar a otro stedding o para realizar algún trabajo de construcción. Las apariciones de Ogier fuera de los steddings se han vuelto tan infrecuentes que la mayoría de la gente los considera seres imaginarios.
En los steddings los Ogier viven en casas construidas dentro de la tierra. Pasan mucho tiempo ocupándose de las cosas vivas, en especial los Grandes Árboles. Estos gigantescos ejemplares alcanzan decenas de metros de altura y sus troncos llegan a medir cien pasos de circunferencia. Antes del Desmembramiento estos árboles eran corrientes, pero ahora son muy escasos y muy preciados por los Ogier, que los cuidan con gran celo. Muchos steddings utilizan el tocón pulido de uno de estos árboles para celebrar asambleas.
La segunda pasión de todos los Ogier es el conocimiento. Aman leer y escribir, y tienen en alta estima los libros y legajos. Debido a su gran longevidad, a su tradición de narrar historias y a su ilustración, muchas de sus crónicas contienen información perdida para los humanos. Tienen su propio lenguaje escrito, conocido entre los humanos como escritura Ogier, aunque por lo general hablan en la lengua común cuando hay humanos con ellos.
Cada stedding lo gobierna un Consejo de Mayores, y estos consejos celebran sesiones públicas dentro y entre steddings. Estas reuniones se llevan a cabo tradicionalmente en el gran Tocón del stedding. Las presiden los Mayores, pero cualquier Ogier adulto puede hablar ante el Tocón, si bien a menudo eligen un letrado para que presente su caso al Consejo. Esos abogados no son contratados, sino que actúan porque creen en el Ogier al que representan y en la razón de su caso.
El Consejo, que es el único gobierno de dedicación exclusive en un stedding, cuenta con la ayuda de otros Ogier para tareas específicas en un momento u otro, dependiendo de la necesidad. Los Ogier también utilizan un sistema de educación para enseñar a los más jóvenes responsabilidad además de las disciplinas de un oficio. Estos jóvenes han de ocuparse de los trabajos más ínfimos mientras se preparan para adquirir aptitudes y responsabilidades mayores. Los Ogier creen que esta ocupación forma el carácter.
En muchos sentidos los Ogier son una sociedad matriarcal. La Cabeza del Consejo de Mayores a menudo es una mujer, y las madres y las esposas tienen más autoridad que los varones. Los matrimonios se acuerdan entre las madres con el consentimiento de la novia en ciernes, pero el futuro novio no tiene mucho que decir. Muchos jóvenes Ogier salen solteros y sin compromiso del stedding para trabajar y al regresar a casa se enteran de que al día siguiente estarán casados.
Además de cuidar plantas y trabajar la piedra, los Ogier crían ovejas, tejen telas y crean finos trabajos de metalistería y joyería. A menudo sus ropas van muy recamadas, las de las mujeres luciendo flores bordadas en la cantidad apropiada a su posición; las muchachas sólo llevan el borde de la capa floreado. También llevan collares y brazaletes, con los característicos diseños que recuerdan enredaderas y plantas, pero no pendientes. Las orejas de los Ogier son una zona erógena secundaria y, en consecuencia, están cubiertas parcialmente de pelo. Descubrirlas lo bastante para ponerse pendientes sería excesivo para la sensibilidad Ogier. Todas las mujeres llevan el cabello largo y suelto, mientras que los hombres lo llevan más corto.
Las chaquetas de los varones son de distinta longitud, y las camisas y pantalones son sencillos. Cada aspecto del atuendo y las joyas, tanto de hombres como de mujeres, refleja el profundo respeto que sienten por la naturaleza y, de hecho, por todas las cosas vivas. Quizá su aislamiento del resto de la humanidad es un recordatorio de que la misma está perdiendo esa cualidad.