LOS ANIMALES EXÓTICOS DE SEANCHAN
CUANDO los ejércitos de Luthair Paendrag empezaron su conquista de Seanchan no sólo hubieron de enfrentarse a las terrible Aes Sedai que usaban el Poder como arma, sino a unas bestias de pesadilla que se lanzaban sobre ellos desde el aire o los atacaban con garras y dientes, a menudo desmontando a los hombres de las sillas de sus caballos para devorarlos allí mismo. Desde criaturas cornudas con aspecto de sapo y grandes como un oso, hasta felinos del tamaño de un caballo, parecía que esos animales sólo podían ser producto del mal de la Sombra. Por ello, entre las Aes Sedai y las criaturas que se creía que eran una nueva clase de Engendros de la Sombra, a los defensores del nuevo continente se los llegó a conocer como los Ejércitos de la Noche.
Estas extrañas criaturas no eran Engendros de la Sombra ni mucho menos, sino descendientes de bestias traídas de mundos paralelos a través de Portales de Piedra durante el milenio posterior al Desmembramiento, probablemente con el propósito de encontrar ayuda contra los verdaderos Engendros de la Sombra. Aunque no hay constancia escrita de la eficacia de las criaturas, lo cierto es que durante ese mismo periodo todos los Engendros de la Sombra que quedaban en el continente fueron aniquilados. Las criaturas se quedaron, y su cuidado y entrenamiento perduró a través de las agitaciones políticas hasta la llegada de Luthair. No obstante, el conocimiento que permitió su obtención a través de los Portales de Piedra se perdió.
En la época de la invasión de Luthair, criaturas como los grolm, torm, lopar, corlm, raken, y to’raken se utilizaban en todos los ejércitos nativos. Tras lograr la conquista, Luthair los incorporó a sus propios ejércitos, al igual que a sus damane recientemente atadas a la correa. Sus descendientes siguieron la tradición, y en la actualidad a esos animales se los mantiene como parte esencial del ejército, y sus adiestradores y jinetes ocupan un puesto de honor en la jerarquía.
En Seanchan, a quienes dirigen o montan los animales se les llama morat, o "el que maneja". Por ejemplo, un morat’grolm es el que maneja un grolm. Un adiestrador se llama der’morat, como por ejemplo der’morat’grolm. El prefijo der significa "experto" o "maestro" y a menudo denota rango.
Llegar a ser un maestro o experto en animales y, en consecuencia, obtener el prefijo der, requiere cierto nivel en el escalafón, Ese nivel cuenta, por un lado, en el ámbito de cada disciplina, y por otro en la posición social en conjunto, Por ejemplo, el der’morat’corlm de más rango nunca estará al mismo nivel social que un morat’lopar, cuanto menos de una der’sul’dam, Los morat de animales más corrientes, como los s’redits o los caballos, ocupan un rango inferior a los que manejan a los "exóticos".
Adviertas que las der’sul’dam y las sul’dam, aunque ocupan el rango más alto de los que manejan animales exóticos, están incluidas en éste grupo, lo que indica una vez más que los seanchan no consideran personas a las damane, sino animales peligrosos.
El orden social entre los adiestradores de "exóticos" es el siguiente:
der’sul’dam
sul’dam
der’morat’raken
der’morat’to’raken
morat’raken
der’morat’torm
morat’to’raken
der’morat’lopar
morat’torm
der’morat’grolm
morat’lopar
der’morat’corlm
morat’grolm
morat’corlm
Los más inteligentes de los "exóticos" de Seanchan (después de las damane, por supuesto) son los torm. Semejan un cruce de felino y reptil, del tamaño de un caballo, tiene escamas broncíneas, patas rematadas por seis garras que les dan buen agarre en las piedras de las calzadas, y tres ojos. Los torm son principalmente carnívoros, pero pueden subsistir comiendo plantas hasta tres o cuatro días si es preciso. Si pasan más tiempo sin ingerir carne, controlarlos se v hacienda cada vez más difícil ya que tratan de cazar.
A pesar de su aspecto de reptil, son vivíparos y amamantan a las crías, que siempre es de una sola en cada parto. No hay muchos disponibles, en parte debido a la alta tasa de mortalidad antes de que alcancen la madurez. Antes de que se los haya entrenado, a menudo luchan ferozmente para establecer la dominación, y con frecuencia esos enfrentamientos prosiguen hasta que muere uno de los contrincantes.
A muchas personas que han visto un torm les resulta muy inquietante su mirada, independientemente del número de ojos.
Esto se debe en parte a su alto cociente intelectual, muy por encima del de un perro muy listo. Aunque muy por debajo de los humanos en cualquier facultad en general, se acercan mucho a nuestro nivel en ciertos campos de solución de problemas, como en pruebas de laberintos.
A causa de sus extraordinarias dotes para la caza, los primeros adiestradores intentaron utilizarlos como rastreadores y perseguidores, pero enseguida descubrieron que un torm caza sólo lo que quiere y no se le puede obligar a hacerlo a capricho. Algunos interpretaron esto como señal de la inteligencia del animal.
Como animales de monta, su velocidad y resistencia son superiores a las de un caballo, pero son muy especiales con sus jinetes. No todo el mundo puede montar un torm; de hecho, resulta más difícil encontrar a alguien para ser morat’torm que encontrar morat para cualquiera de los otros "exóticos". Por ningún motive aparente, atacan a un posible jinete tras otro hasta que finalmente aceptan uno. Una vez que tiene ese jinete, el torm no permitirá que lo monte nadie más, y si su jinete muere, se tarda algún tiempo en conseguir que un torm acepte otro.
Al igual que los caballos, a los torm se les controla con riendas y presionando con las piernas.
Principalmente los montan unidades de patrulla a despecho de ser unos feroces luchadores. Aunque sus garras y sus escamas pueden hacerles parecer más apropiados como monturas de guerra, no sirven para batallas prolongadas. Son, por supuesto, relativamente pocos comparados con los caballos, y por ende más difíciles de reemplazar, tanto por la baja tasa de supervivencia hasta alcanzar la madurez como por el tiempo que requiere su entrenamiento. No obstante, quizás el mayor inconveniente es su tendencia a caer en un frenesí asesino si permanecen mucho tiempo en medio de una batalla. Hasta el torm mejor entrenado puede caer en ese frenesí, y cuando esto ocurre, lo único que puede hacer el morat es aguantar y agarrarse fuerte porque el torm se vuelve incontrolable, moviéndose por donde quiere y matando a capricho, sin más pausas que para ensañarse con los cadáveres o para devorarlos. Es posible que no se tranquilice hasta horas después de haber concluido la batalla. Curiosamente, un torm rara vez se vuelve contra su jinete en uno de esos accesos de ferocidad, pero sí ataca a cualquiera que esté a su alcance. Un torm atacara siempre a cualquier corlm que esté cerca, y aunque los morat pueden impedir que la arremetida se llegue a convertir en un combate, por regla general nunca utilizan juntas estas dos especies.
A primera vista, el corlm parece un ave corredora que a veces llega a medir dos metros de altura, con cuello largo y una especie de cresta doble, pero en lugar de plumas está cubierto de pelo largo, moteado o a rayas, que recuerda el pelaje de algunos gatos domésticos. Este pelaje, por lo general gris, negro o marrón, cubre también la cola, que es aplanada para tener estabilidad mientras corre. La doble cresta es en realidad un par de orejas enhiestas, de gran movilidad. Con un peso medio de tres quintales en ejemplares adultos, el corlm se apoya en patas traseras de cuatro dedos, rematados en pequeñas garras, mientras que las patas delanteras son muy pequeñas y generalmente las lleva pegadas al cuerpo. Sólo las utiliza para construir nidos y para alimentarse, a pesar de los largos "dedos" con garras. El pico es grande, demasiado en —alargada y oblonga— y se curva como el de un ave de presa. Al igual que éstas, el corlm utiliza el pico para matar. A diferencia del torm, sólo tiene dos ojos, situados a ambos lados de la cabeza.
Es carnívoro, y un depredador extremadamente eficaz, capaz de rastrear a su presa utilizando tanto el olfato como el oído. Como rastreador es incomparable, supera a un hombre en carreras de velocidad de corta duración y lo iguala en largas distancias. El corlm responde a órdenes habladas y a silbatos de sonido agudo que no capta el oído humano.
Aparentemente animales solitarios en su propio entorno, siempre se los utiliza por separado, ya que no toleran bien la presencia de congéneres salvo en la época de apareamiento.
Las hembras hacen puestas de un solo huevo, que a menudo no cuaja en pollo.
El principal luchador de los "exóticos" es el lopar, un corpulento animal que pesa de quince a veinte quintales en edad adulta. Tiene dos ojos, grandes y oscuros, rodeados de protuberancias en punta, situados en una cabeza grande y redonda, sin orejas. Tiene las patas más largas que un oso en proporción al cuerpo, pero aun así parecen cortas debido a su grosor y al tamaño del resto del animal, que da la impresión de estar inclinado cuando se planta sobre las cuatro patas. Su piel es áspera y correosa, sin pelo, con colores que van del marrón oscuro a un tono rojizo pálido. Tiene cuatro dedos en las cuatro patas, con garras largas y retráctiles. Utiliza las patas delanteras para agarrar y manejar cosas. A veces se yergue sobre las patas traseras, cuando lucha, y llega a alcanzar los tres metros; puede desmontar a un hombre de su caballo fácilmente de un manotazo.
La inteligencia del lopar es superior a la de un perro, probablemente igual a la de un torm. Como ocurre con los torm, su mirada resulta inquietante para algunas personas, pero no hay en ella la fría malevolencia que tiene la de un torm. Corre tan rápido o más que un caballo en distancias cortas, pero se cansa enseguida en las largas.
A despecho de su aspecto feroz, cualquiera que esté entrenado puede manejar un lopar, que por lo general es apacible, e incluso afectuoso, a menos que se le ordene luchar. El apareamiento, sin embargo, parece una batalla y por lo general macho y hembra acaban con heridas. Los partos siempre son de dos crías, aunque con un alto índice de mortalidad, como ocurre con todos "exóticos". A veces, macho y hembras por igual se enzarzan en una especie de exhibición de poder, ambos animales levantándose en las patas traseras y rugiendo sonoramente. Entonces, el más bajo de los dos vuelve a agacharse y se tumba casi de inmediato. Si los dos animales están igualados en talla, la cosa puede acabar en pelea a menos que los morat los tengan bien controlados.
El lopar se utiliza como animal guardián y como fiero luchador en la batalla. Para el combate va equipado normalmente con una especie de peto de cuero o barda, cubierto de láminas imbricadas para proteger la columna, el pecho y el vientre. Debido a su carácter placido y su excelente capacidad para la lucha, la Sangre utiliza frecuentemente lopar para proteger a sus hijos. Los lopar utilizados como guardia personal a menudo se encariñan de la persona que guardan y se vuelven ferozmente protectores. Los animales que desarrollan esta relación de afecto por lo general se muestran reacios a abandonar a quien sirven y es frecuente que después se nieguen a comer durante un tiempo.
Los grolm pesan entre tres y cinco quintales y tiene el tamaño de un oso grande, pero con la piel de la textura y el color gris verdoso de un sapo muy correoso. Al igual que los torm, tienen tres ojos, pero pequeño y fieros, faltos de la inteligencia del torm, y están rodeados de protuberancias duras. Sus picos afilados son curvos para desgarrar la carne.
Cuando caminan, los grolm parecen torpes al desplazarse con un movimiento de balanceo, pero todo rastro de torpeza desaparece cuando corren, dando grandes saltos y brincos que los impulsan sobre el suelo a gran velocidad. También gozan de una excelente vista y un agudo sentido del olfato. Defienden su territorio en extremo. Debido a estas características, resultan unos excelentes animales de guarda. Aprenden enseguida a quién le está permitido acceder a una zona dada, y se valen de su fino olfato para distinguir quién está nervioso o asustado.
Los grolm se utilizan para la batalla, aunque sólo contra adversarios de armadura ligera, para abrir brecha en líneas enemigas que los soldados aprovechan rápidamente. También se pueden utilizar contra la caballería, puesto que los caballos se espantan al verlos a menos que estén entrenados para soportar su presencia. No es fácil matar a los grolm, ya que su piel es tan gruesa que desvía la mayoría de los golpes de espadas, hachas o lanzas. Incluso las flechas no la penetran a menos que vayan dirigidas a algún punto vulnerable, como un ojo. Para frenar a una de estas bestias hacen falta muchos golpes atroces. Aun estando heridos, rara vez los incapacitan las heridas que no sean mortales, y se les curan con rapidez. Es una suerte para ellos tener tanta resistencia, porque sus crías, que nacen varias a la vez, tienen un alto índice de mortalidad. Es raro que sobreviva más de una de cada camada.
En su entorno natural al parecer son animales gregarios, si bien en cautividad pueden atacarse si no están debidamente controlados. No es raro que despedacen y devoren a uno de los suyos que haya sido herido, e incluso se comen a sus congéneres muertos.
A los grolm se los controla con órdenes habladas, señales con las manos y una pequeña flauta parecida a un silbato, de sonido agudo. Entre losmorat’grolm es una cuestión de orgullo utilizar sólo las manos y la flauta, tal vez en una burda imitación del modo en que se comunica la Sangre.
El raken es un animal volador grande, de cuerpo bastante más largo que el de un caballo y aproximadamente igual de ancho, con la piel correosa y gris, y alas grandes y fuertes que se asemejan a las de un murciélago. Su inteligencia también es equivalente a la de un caballo. La cabeza tiene un hocico alargado y osificado, con protuberancias duras que forman tanto labios como dientes, así como ponderosas mandíbulas capaces de partir una rama o un brazo. Sus dos ojos, situados en la parte frontal de la cabeza, hacen que su campo visual sea excelente. Un cuello largo y grácil sustenta la cabeza, y su cola es larga y fina, de aspecto bastante frágil en comparación con el resto del animal, y por lo general da la impresión de ondear en vuelo. Ese apéndice es muy fuerte, y aunque no lo usa como arma, lo sacude si está furioso, ya se encuentre en el suelo o posado en un colgadero, y se sabe que ha roto accidentalmente un brazo o una pierna a un morat lo bastante descuidado para acercarse demasiado. En vuelo usa la cola con gran destreza para el equilibrio y el control de movimientos. Tiene dos patas, relativamente delgadas para el tamaño de su cuerpo, que terminan en seis largas y fuertes garras, cuatro delanteras y dos posteriores.
Posado en el suelo adopta normalmente una postura agachada, en lugar de quedarse erguido, y alza la cabeza sobre el largo cuello para mirar a su alrededor. Sólo se pone en pie cuando se siente alarmado o se prepara para volar. Cuando está agachado, el jinete se puede montar en la silla sin demasiadas dificultades, pasando una pierna por encima.
Aunque lento y torpe en tierra, es un volador sumamente ágil y muy rápido cuando hace falta. La velocidad máxima en vuelo es cuatro veces la de un caballo a galope, y puede mantener esa velocidad en cortas distancias, aunque también es capaz de volar largas distancias a un ritmo más lento sin hacer paradas.
Utilizado principalmente para patrullar y llevar mensajes, el raken puede transportar a dos personas si son pequeñas. Se le controla con riendas, atadas a unas anillas acopladas de forma permanente en los endurecidos orificios nasales del animal, y haciendo presión con las piernas. Los jinetes o morat’raken, a los que a veces se los llama "voladores" son mujeres u hombres más pequeños que la media, y a menudo vuelan juntos, uno detrás de otro, en una silla muy ligera especialmente construida para dos. Los morat en pareja se utilizan en situaciones en las que se requiere más ojos vigilantes, como en misiones de exploración, pero cuando hace falta velocidad sólo vuela un morat. El vuelo de larga distancia del raken es entre quinientos y setecientos kilómetros.
Un raken seguirá volando aunque esté enfermo o herido, si bien no tan rápido ni tan lejos, y, como a los caballos, se lo puede forzar a seguir hasta casi caer muerto.
Se pueden colgar cómodamente incluso en superficies verticales si hay algo donde asirse con las garras. En algunos casos, cuando está colgado en precipicios así, extiende las alas sobre la superficie, agarrándose también con ellas. Asimismo se posan en árboles grandes cuyas ramas soporten su peso, pero prefieren el campo abierto o los riscos.
Aunque omnívoro, puede aguantar perfectamente con una dieta de plantas. Son ovíparos y la hembra pone un único huevo.
Probablemente el to’raken está emparentado con el raken y su aspecto en general es muy parecido al de éste, salvo en que es mucho más grande y tiene la piel moteada en tonos marrones, en lugar de ser gris. Al igual que el raken, se pone agachado cuando está en tierra en lugar de mantenerse erguido, y levanta la cabeza para mirar a su alrededor. Empero, debido a su tamaño mucho mayor, el lomo de un to’raken agachado se encuentra a casi tres metros del suelo. Es herbívoro, y de inteligencia pareja a la de un caballo. La hembra, igual que la del raken, pone un solo huevo. Nunca se posa en los árboles por grandes que sean, sin duda debido a su gran tamaño y peso. Prefiere con mucho as crestas de riscos y colinas. A diferencia del raken, que se limita a impulsarse para alzar el vuelo, un to’raken tiene que correr un trecho de hasta cien pasos mientras bate las alas antes de elevarse.
Tan torpe en el suelo como el raken, el to’raken no es tan ágil ni tan veloz en vuelo como el raken. Su máxima velocidad es poco más que el doble de la de un caballo. Tampoco se cuelga de superficies verticales, pero en otras que tengan inclinación suficiente para hacerlo utiliza la misma técnica de extender las alas que su pariente.
La ventaja de un to’raken es su fuerza y resistencia. Vuela distancias mucho más largas que el raken sin descansar. Se sabe que han volado casi dos mil kilómetros a una velocidad moderada llevando sólo un morat en la silla. También transporta mucho más peso. Aparte del morat, el to’raken puede cargar un peso adicional de diez quintales a una distancia de trescientos o cuatrocientos kilómetros.
Principalmente se utilizan para transportar gente que tiene que trasladarse con rapidez o para llevar cargas urgentes. Aunque a veces se han usado en batalla, con arqueros y saeteros montados detrás del morat, no la altura ni la velocidad facilitan que los disparos sean certeros a menos que el to’raken vuele más bajo, y entonces el animal está a tiro de flechas y saetas disparadas desde tierra. A diferencia de su pariente, un to’raken herido no vuela bien, y a menudo se niega a volar más allá de un lugar seguro donde aterrizar. Ni que decir tiene que generalmente la idea de un lugar "seguro" es desde el punto de vista del to’raken, que no significa forzosamente que lo sea para el morat. En consecuencia, este animal tan valioso rara vez se utiliza en batalla.
Un morat que sepa manejar raken también sabe manejar to’raken, y viceversa, pero a los morat’raken se los considera superiores a los morat’to’raken. Ordenar a un morat’raken que vuele en un to’raken supondría perder prestigio para el volador, un hecho que incluso la Sangre reconoce.