EL MUNDO DESPUÉS DEL
DESMEMBRAMIENTO
QUIENES estudian geografía saben que los fenómenos atmosféricos y el paso del tiempo pueden cambiar la configuración de cualquier continente u océano. Esos cambios son naturales. Sin embargo, nuestro mundo, debido al Desmembramiento, ha tenido dos topografías drásticamente diferentes.
Ninguno de los mapas existentes muestra con exactitud la configuración del mundo antes de que el Poder Único desgarrara sus continentes, pero de lo que no cabe duda es que era muy distinta a la del mundo actual. Parece que la destrucción irradió hacia fuera desde Shayol Ghul —algo comprensible habida cuenta de que fue allí donde los Cien Compañeros enloquecieron— y el Desmembramiento no debió de ser tan catastrófico en zonas lejanas del mundo. Nuestros conocimientos actuales se limitan a vestigios esporádicos descubiertos por exploradores o estudiosos de geografía histórica: ruinas que obviamente han sido desplazadas lejos de su ubicación original u objetos que ofrecen pocas pistas sobre su origen.
Los geógrafos del mundo moderno apenas empiezan a conocer sus verdaderas dimensiones y topografía. Los exploradores y los mercaderes nos traen información de tierras allende los mares y el Yermo, pero gran parte del mundo todavía sigue siendo un territorio desconocido para todos nosotros.
Existen tres grandes continentes y una zona glaciar en ambas regiones polares. Nuestras tierras, el Yermo de Aiel y la tierra llamada Shara ocupan uno de estos continentes, y la de Seanchan otro, mucho más grande, que se encuentra al oeste, al otro lado del Océano Aricio. Un continente sin denominación, que se conoce solamente por las exploraciones del pueblo de los Marinos, está muy lejos, al sur. Un cuarto continente podría estar oculto bajo el inmenso casquete polar meridional, pero eso es algo de lo que no tenemos constancia y que con toda probabilidad seguirá siendo así.
La única parte de este continente que está totalmente cartografiada es la que comprende nuestras tierras, delimitadas al norte por las Montañas Funestas, el Océano Aricio al oeste, el Mar de las Tormentas al sur, y las cordilleras de la Columna Vertebral del Mundo (conocida también como la Pared del Dragón) al este.
Las Montañas Funestas se extienden desde el océano oriental, pasando por Shara y el Yermo de Aiel hasta el Océano Occidental, y puede que incluso continúen bajo las aguas si son, como se sospecha, un levantamiento geológico por todo lo ancho del planeta originado durante el Desmembramiento. Extendiéndose tanto al norte como al sur de las Montañas Funestas se encuentra el páramo conocido como la Gran Llaga, una región corrompida por el Oscuro donde prosperan trollocs, Myrddraal, y otras criaturas malignas. En el interior de La Llaga se alza la oscura montaña volcánica de Shayol Ghul, emplazamiento de la prisión del Oscuro. Algunos documentos antiguos sugieren que la montaña podría haber sido antaño una isla en un mar frío. Al pie de las imponentes laderas de Shayol Ghul hay un valle envuelto en niebla conocido como Thakan’dar. A pesar de la niebla y la presencia de hielo a unas pocas leguas al norte, este valle de clima invernal es tan seco como cualquier desierto.
Rodeando Shayol Ghul y al norte de La Llaga se extiende el yermo conocido como las Tierras Malditas. Desprovisto de vida, hasta las horribles criaturas de La Llaga evitan este paraje desolado. Los historiadores creen que la zona fue la más castigada por la Guerra del Poder, que la hizo estéril. Sin duda, su proximidad a Shayol Ghul y la corrupta influencia de la Sombra la mantienen así. Se ignora si existe algo al norte de las Tierras Malditas aparte de los hielos del Océano Septentrional. Se dice que Jain el Galopador viajó hasta allí; sin embargo, fueran cuales fuesen los descubrimientos que hizo, se perdieron cuando desapareció en su vasto e inexplorado interior.
Al oeste se abre el Océano Aricio.
Al sur está el Mar de las Tormentas y, a cierta distancia de la costa meridional, las Islas de los Marinos. Más o menos al sur de Illian y Mayene, estas islas se hayan esparcidas por el Mar de las Tormentas. Una es grande, y hay un número indeterminado de islas pequeñas y de tamaño medio, y sólo los Marinos saben su número exacto y su localización.
Al este del continente se alza la imponente cordillera de la Columna Vertebral del Mundo, llamada también la Pared del Dragón, que separa nuestras tierras del Yermo de Aiel. Sólo hay cuatro pasos por donde cruzarla, así como una ruta meridional que rodea las montañas. El paso más septentrional, el desfiladero de Tarwin, está en el valle que corre entre las Montañas Funestas y la Pared del Dragón, al borde de lo que fuera el reino de Malkier; ahora forma parte de La Llaga. Más al sur, en el límite de Shienar, el puerto de Niamh atraviesa las montañas, aunque en realidad es una serie de trochas que cruzan la cordillera hasta el Yermo de Aiel.
El paso de Jangai, el más conocido, está justo al sur de la Daga del Verdugo de la Humanidad, el pico predominante de la cordillera. Los Aiel entraron en Cairhien por el Jangai durante la Guerra de Aiel. Antes de que empezara el conflicto, era la principal ruta comercial entre Cairhien y Shara, y todavía lo utilizan los gitanos y los mercaderes que quieren comerciar con los Aiel.
Existe otro paso sin nombre en las montañas, en el límite oriental de Haddon Mirk y al sur del nacimiento del rio Iralell, que conduce únicamente al stedding Ogier Shangtai.
La travesía por tierra al sur de la Pared del Dragón es posible, pero hay que cruzar las peligrosas Tierras Anegadas, justo al Norte de Mayene, y sólo conduce a Arenas Secas, la parte sur del Yermo de Aiel.
Las Tierras Anegadas son una enorme y traicionera marisma, una densa jungla de follaje salpicada de grandes bajíos atestados de hierbas altas. Hay pocos canales abiertos y aún menos tierra seca. Cualquier pedazo de terreno firme de cien pasos de largo se considera enorme.
La marisma está poblada por un amplio número de criaturas voladoras y nadadoras. Entre estas últimas, las más peligrosas son los lagartos de agua que pueden llegar a medir seis metros de longitud y tienen ponderosas mandíbulas repletas de dientes afilados. Varias clases de serpientes son sumamente venenosas. Entre las criaturas menos peligrosas se encuentra una multitud de pájaros de brillante plumaje; el nedar, o jabalí de agua, que puede pesar 3 quintales; la soetam, o rata gigante, que pesa diez estones; y el jaguar de las marismas, con un peso un quintal y medio. Este último tiene la piel moteada de manchas color gris verdoso, y a diferencia de sus parientes félidos de tierra le encanta nadir. Hay dos tipos de venados muy pequeños: el cornipincho, cuya alzada llega poco más que a la rodilla de un hombre, y el cuernafurca, con una alzada hasta la cintura de un hombre. Como cualquier mamífero de las Tierras Anegadas, ambos cérvidos son buenos nadadores.
PESOS Y MEDIDAS *
Milla: Medida de longitud que equivale a mil espanes. Cuatro millas equivalen a una legua.
Acra: Unidad de superficie, igual a un cuadrado de cien pasos de lado.
Espán: Medida de longitud que equivale a dos pasos. Mil espanes equivalen a una milla.
Unidades de peso:
10 Onzas = 1 Libra
10 Libras = 1 Estón;
10 Estones = 1 Quintal;
10 Quintales Métricos = 1 Tonelada.
*Estas unidades no se corresponden con las reales, sino que son invención de R. Jordan. (N. de la T.)
Al este de las Tierras Anegadas y bordeando la costa está el Termool, o Arenas Secas. Situado al sur del Yermo, es un lugar donde ni siquiera los duros Aiel pueden encontrar agua. Este desierto de cambiantes dunas —que pueden alcanzar entre sesenta y ciento ochenta metros de altura— no tiene oasis, ni manantiales ni vida conocida. Terribles tormentas de aire surgen de repente y continúan soplando con furia durante varios días. A su paso, vastas áreas del hostil paisaje quedan completamente cambiadas. Ni siquiera los Aiel viajan por allí.
Al norte de Arenas Secas está el Yermo de Aiel, hogar de los numerosos clanes Aiel, que lo llaman la Tierra de los Tres Pliegues. A excepción de ellos, de esta tierra se sabe muy poco.
La mayor parte del Yermo lo forman zonas desérticas inexploradas y llanuras abrasadas por el sol, salpicadas por los pináculos rocosos, algún que otro oasis o cadena montañosa. Se sabe que tres pequeñas cordilleras se bifurcan de la Columna Vertebral y penetran en el Yermo.
En algún punto del interior del Yermo se alza la Antigua ciudad de Rhuidean, pero sólo los Aiel conocen su localización exacta.
A lo largo del borde nororiental del Yermo se alzan escarpas de entre treinta y ciento cincuenta metros de altitud. Este gran desplazamiento geológico (sin duda originado en el Desmembramiento) y al que los Aiel llaman Riscos del Alba, se extiende hacia el sur unas doscientas cincuenta leguas desde las Montañas Funestas, y lo coronan una serie de cadenas montañosas de diversa altura. El resto del límite oriental del Yermo está bordeado por una inmensa quiebra geológica cuya profundidad varía de mil setecientos a cinco mil metros. La Gran Falla se extiende a lo largo de cuatrocientas cincuenta leguas desde el extremo de los Riscos del Alba hasta el Mar de las Tormentas. La bordean a ambos lados zonas desérticas y montañas, pero en el lado oriental de la falla, lejos del Yermo, parece que hay mucha más agua.
Se ignora hasta dónde se extienden esas zonas desérticas por el este, como ocurre con casi todo lo concerniente al territorio oriental. Shara, como la llaman sus habitantes (aparte de otros nombres) que protegen celosamente su intimidad, limita al sur con el Mar de las Tormentas y al este con el Océano Morenal. Se sabe que hay cinco ciudades portuarias amuralladas a lo largo del litoral meridional, en las que se lleva a cabo todo el comercio naval con extranjeros. Sólo existen unos pocos mapas que reflejan el litoral de Shara, y la mayoría son incompletos ya que el simple hecho de encontrarse a la vista de la costa conlleva la respuesta violenta y a menudo letal de los nativos. Los cinco puertos amurallados del sur son los únicos lugares de recalada autorizados a los barcos extranjeros, y los Marinos (al menos) son lo bastante sensatos para evitar un posible naufragio en cualquier otro punto a lo largo del litoral.
Lejos, al otro lado del Aricio, está el continente Seanchan. Limita al oeste con el Océano Morenal y al este con el Océano Aricio, y se sabe que mide unas mil quinientas leguas en su parte más ancha, en el hemisferio sur. Desde las Montañas Funestas, al norte, hasta el punto más meridional del continente hay una distancia de unas cuatro mil leguas.
Cruzado por ríos y cadenas de montañas, el continente tiene también cuatro grandes islas al sur, este y oeste, así como tres más localizadas en el canal divisorio.
Las Montañas Funestas en Seanchan recibieron su nombre de los soldados del ejército invasor de Artur Hawkwing, quienes vieron de inmediato la semejanza entre aquellas montañas y las nuestras del mismo nombre. Seanchan también comparte La Llaga, aunque allí es menos peligrosa debido a que trollocs y Myrddraal fueron aniquilados en esa parte del mundo durante el milenio posterior al Desmembramiento. A pesar de que los seanchan se precian de haber acabado con todos los Engendros de la Sombra, todavía se pueden ver unas cuantas criaturas, como los Draghkar, en su Llaga. La corrupción de la zona es igual que en nuestra Llaga, pero de un modo menos virulento.
Al parecer los invasores de Hawkwing advirtieron la relativa "seguridad" de esa zona, pues le llamaron la Llaga Menor a despecho de que podía —y puede— acabar con una persona veinte veces más deprisa que cualquier otro entorno del imperio seanchan. Para referirse a ella, los seanchan dicen La Llaga, simplemente.
Aproximadamente equidistante de las fronteras seanchan y más o menos al sur de nuestra tierra a través del Mar de las Tormentas, se encuentra el tercer continente. Sin nombre conocido, excepto para sus habitantes, lo descubrieron los Marinos, que lo llamaron "la Tierra de los Hombres Locos" e hicieron todo lo posible por evitar sus costas. Hasta esta publicación, eran los únicos que conocían su existencia. Los Marinos nunca han intentado trazar el mapa de sus costas, aunque afirman que el continente mide unas setecientas cincuenta leguas de ancho y quinientas de norte a sur, con el litoral meridional extendiéndose hasta unos trescientos kilómetros del casquete polar.
Hay numeroso volcanes activos a lo largo de la costa y se divisan fácilmente desde el mar. Los maremotos y las grandes tormentas son habituales en esos mares y los icebergs son un peligro constante para cualquier barco que se aventure muy al sur del continente, posiblemente debido a los numerosos terremotos que resquebrajan el borde del casquete polar.
Los Marinos cuentan historias aterradoras sobre quienes se arriesgaron a desembarcar en la Tierra de los Hombres Locos y lograron regresar a sus barcos. Al parecer los nativos no se han recuperado nunca del Desmembramiento ni han conseguido restablecer ninguna clase de orden. Se cuenta que la gente vive en míseras casuchas agrupadas en aldeas primitivas. Cualquier extranjero corre el riesgo de topar con encauzadores de ambos sexos. Los varones encauzadores están locos casi siempre, por supuesto, debido a la infección, pero las mujeres son igual de peligrosas e imprevisibles. Y si el forastero no se encuentra con encauzadores, se ve superado por una horda de aldeanos que intenta matar a cualquier desconocido. No parece posible un contacto pacífico.