CAPITULO
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EL REINO DEL REY SUPREMO

APARTE de los sucesos en los que estuvo envuelto Tar Valon (de los que se hablará más adelante), los siguientes veintitrés años fueron en gran medida pacíficos pese a las nueve revueltas documentadas durante ese periodo. Aunque varias de ellas fueron bastante generalizadas, aparentemente ninguna contó con el apoyo popular. Prosperaron de manera exclusiva entre la descontenta nobleza de las tierras conquistadas y la mayoría fracasaron tan pronto como Hawkwing envió fuerzas para sofocarlas, y al menos una lo hizo incluso antes de que esas fuerzas llegaran.

Sin embargo los últimos ocho años de vida de Hawkwing tuvieron un cariz muy diferente. A comienzos del 986 AL una invasión masiva de trollocs cayó sobre las provincias septentrionales en tres puntos. Hawkwing, de setenta y cuatro años de edad, actuó con igual rapidez y decisión que de joven. En una serie de siete batallas importantes que culminaron en Talidar el verano del 987 AL, aplastó la invasión tan contundentemente que la actividad de los trollocs a la largo de La Llaga cesó en los siguientes cincuenta años.

Quizás esta breve guerra con los trollocs hizo que aflorara de Nuevo el espíritu militar de Hawkwing, o quizá la muerte de su segunda esposa, Tamika, por causas que se desconocen, en el otoño siguiente a lo de Talidar, le recordó su propia mortalidad. Hay pruebas de que en el invierno del 989 AL comenzó a hacer grandes planes. En el 992 AL, una fuerza de increíbles dimensiones (las fuentes difieren mucho pero una muy común afirma que eran dos mil barcos de todos los tamaños que transportaban trescientos mil soldados y colonos) zarpó de los puertos occidentales rumbo al Océano Aricio, al mando del hijo de Artur Hawkwing, Luthair Paendrag Mondwin. Su destino era Seanchan. Con toda seguridad el mundo nunca había visto una flota así, aunque al año siguiente Hawkwing mandó otra, del mismo tamaño según se dice, desde los puertos meridionales. Se sabe aun menos de esta flota que de la comandada por Luthair Paendrag, salvo que su destino eran las tierras conocidas como Shara, entre otros nombres, y que estaba al mando de una hija de Hawkwing. La suerte de la expedición a Seanchan es de sobra conocida ahora, pero de la de Shara no se ha tenido más noticia que el silencio, aparte de algunas historias típicas de taberna de pueblo que afirman que Hawkwing conquistó las tierras más allá del Yermo de Aiel. Los cuadernos de bitácora de los Marinos de aquella época muestran que se observaron desembarcos en la costa de Shara en el 993 AL. Otros diarios de navegación informan que se vio un gran número de barcos ardiendo a finales del 994 AL, principalmente en las mismas bahías donde se habían registrado los desembarcos iniciales.

Quizás Hawkwing recibió noticias infaustas sobre estas expediciones —se hace alusión a informes pero no queda nada de ellos— o quizá ponerlas en marcha fue como la última floración de un árbol antes de malograrse. A principios de verano del 994 AL a Artur Hawkwing le sobrevino una repentina enfermedad y su salud cayó en picado. Pasó gran parte del mes siguiente en un estado febril, delirando, a menudo pidiendo a gritos su espada Justicia. Según varias fuentes, con frecuencia hablaba como si Amaline o Tamika, o las dos, estuvieran en la habitación. A ellas dirigió sus últimas palabras. "Todavía no puedo volver. El trabajo no ha terminado. La batalla está por librarse." A los ochenta y dos años Artur Paendrag Tanreall, Artur Hawkwing el Rey Supremo, murió. Pocos meses después se entablaban las primeras batallas de la que vendría a llamarse la Guerra de los Cien Años.

No cabe duda de que fue amado y respetado por el pueblo llano. Una fuente informa que cuando llegaron las fuerzas que mandó para sofocar una revuelta que se extendió en lo que había sido Safer, se encontraron con que la gente del lugar se había alzado contra los revolucionarios y había apresado a los líderes para entregarlos a la justicia del Rey Supremo. Puesto que según varias fuentes nunca aplicó ningún castigo a una región donde había tenido lugar una revuelta, sino sólo a los que habían participado en ella (los escritores contrarios a Hawkwing guardan silencio sobre el tema, y ciertamente se habrían lanzado a criticar con ensañamiento el más mínimo vestigio de opresión), esta contrarrevuelta debe entenderse como el resultado del deseo espontáneo de la gente de apoyarlo. Aunque él mismo no erigió ningún monumento en su honor (incluso la gran estela que construyó en Talidar no mostraba su nombre o imagen, sólo los nombres de aquellos que murieron en la batalla), parece que cada pueblo y ciudad levantó algún monumento en memoria al Rey Supremo. Por desgracia, todas esas obras conmemorativas se destruyeron durante la Guerra de los Cien Años, junto con casi todo lo demás que había referencia al Rey Supremo o a su mandato. Tras erigir la estela en Talidar se empezaron a reunir donativos públicos para un monumento dedicado a él: una gran estatua que se levantaría en la nueva capital que tenía en proyecto. Incluso algunas fuentes, por otro lado críticas con Hawkwing, estuvieron de acuerdo en que este movimiento surgió espontáneamente entre el pueblo llano. El propio Hawkwing intento poner freno a tal iniciativa, incluso lo prohibió en un principio, y al parecer cedió sólo cuando se dio cuenta de que aquella era una revuelta que no podía sofocar.

Está claro que Hawkwing era tanto un buen gobernante como un bien amado. Las fuentes que afirman algo diferente revelan sus prejuicio inevitablemente; estos escritores —los que pueden ser identificados— estaban relacionados sin excepción con la nobleza de las tierras conquistadas. No gozaba del aprecio de la mayoría de la nobleza conquistada, lo cual es comprensible. Se sirvió de esos nobles para el desempeño de las funciones más acordes con sus aptitudes (un considerable número ocupó cargos de gobernadores o funcionarios del imperio), lo que en sí mismo era como poner el dedo en la llaga para muchos de ellos. Hombres y mujeres que sin Hawkwing habrían sido reyes y reinas, se encontraron en cambio gobernando provincias en su nombre o supervisando la construcción de proyectos de control de inundaciones o cosas por el estilo. En muchos sentidos sus títulos se volvieron irrelevantes; aquellos con mayor rango podrían encontrarse sirviendo a las órdenes de otros de rango inferior o incluso de plebeyos, ya que Hawkwing los designaba rigurosamente según sus méritos. Además, dividió todas las naciones en provincias, de manera que a menudo se solapaban las antiguas fronteras nacionales. Aunque los funcionarios de bajo nivel de cualquier provincia siempre procedían de la región, nadie fue nombrado gobernador de una provincia que comprendiera alguna parte de la nación en la que había nacido, y se aseguró de que los soldados acuartelados en una provincia vinieran siempre de otra región del imperio. Estas medidas hacían imposible que un gobernador organizara una base personal de poder. Y si Hawkwing basaba en los méritos los ascensos, también usaba el mismo baremo para destituir.

Toleraba mal la incompetencia y nada la prevaricación o abuso en el cargo: fuera cual fuese su linaje, los funcionarios culpables de lo primero eran destituidos inmediatamente, mientras que aquellos que eran culpables de lo segundo a menudo se encontraban con que eran destituidos, sentenciados a periodos de trabajos forzados —un destino común para los delincuentes de aquel tiempo, en contraposición al encarcelamiento— y sus propiedades y títulos se confiscaban. Tan malo o peor desde el punto de vista de la nobleza fue que también derogó los privilegios cuyo derecho reclamaban en algunos territorios. Todos eran iguales ante la ley del Rey Supremo.

El sistema legislativo de Hawkwing se ha perdido en gran medida para los anales de la historia, pero se sabe que fundó escuelas donde se formaban jueces y abogados, y cualquiera, ya fuera de clase alta o baja, tenía derecho a un abogado defensor al comparecer ante un tribunal, formado por tres jueces y un jurado seleccionado de las listas del censo. Lo que por supuesto significa que los nobles podían verse siendo juzgados no por sus semejantes, sino por jueces y jurado plebeyos en su totalidad. Al parecer, jueces y abogados nunca ejercían en un sitio por un periodo mayor de seis años y estaban sujetos a un estricto código ético. También había un sistema para apelar el veredicto de un tribunal, con apelación de última instancia al propio Hawkwing. Y esto es todo lo que se conoce sobre lo que la mayoría de historiadores coinciden en que fue el sistema judicial más elaborado y regulado que el mundo haya visto. Uno en el que era perfectamente posible que un granjero ganara el juicio a alguien que había sido rey si los hechos estaban a su favor.

Que "una doncella engalanada con joyas podría cabalgar sola de punta a punta por el reino de Artur Hawkwing sin miedo a que le ocurriera nada malo" se había repetido tanto que se ha convertido en un tópico, aunque parece que pudo ser algo muy próximo a la realidad. Hawkwing creó una Guardia Civil —según las pruebas, bien entrenada, disciplinada y sujeta a un estricto código de conducta— que vigilaba ciudades y pueblos grandes, y patrullaba los caminos.

Pequeños grupos llamados "rendas de distrito" (el término no se escribe con mayúsculas en ninguna de las dos fuentes disponibles) salían en patrullas regulares, incluso en los pueblos más pequeños.

De la vida personal de Hawkwing, también, es muy poco lo que ha podido descubrirse. Su matrimonio con Amaline Paendrag Tagora fue al parecer por amor, y prueba de ello son los llamados Poemas a Amaline, que en su mayor parte sobrevivieron a los intentos de destrucción de todo lo relacionado con Hawkwing durante las primeras tres décadas de la Guerra de los Cien Años. Obra de un poeta mediocre, también es el trabajo de un hombre profundamente enamorado de la mujer a la que escribía. Los poemas parecen abarcar el periodo de su matrimonio en toda su extensión.

Se tiene la certeza de que en el 942 AL Amaline dio a luz a gemelos, Amira y Modair, pero aunque se sabe que ella y Hawkwing tuvieron otro hijo y otra hija, no se conservó ninguna información de ellos, ni siquiera sus nombres. En el 959 AL a Modair lo mataron en la guerra, y aunque con toda seguridad lo lloró ("Perdida", el único de los Poemas a Amaline que no es de amor, habla de esa época), fueron las muertes por envenenamiento de Amaline y sus otros tres hijos en el 961 AL lo que estuvo a punto de ocasionar su ruina.

Varias fuentes usan términos como "los Años Negros" y "los Años de la Furia Callada" para referirse al período entre 961 y 965 AL, los años finales de la Consolidación y también la casi desastrosa invasión del Yermo de Aiel en el 964 AL. Se dice de Hawkwing que se había cerrado a todo sentimiento humano y que "de ellos, el amor y la compasión fueron los que enterró más profundamente". Incluso escritores que claramente estaban a favor de Hawkwing coinciden en que su búsqueda de los asesinos fue severa e implacable, y hablan de más de cien ejecuciones. Su trato inicial con Aldeshar, la última nación en caer en sus manos, fue sin duda cruel: no se tomaron prisioneros en una serie de batallas, se desplazó a casi toda la población a otras partes del imperio, al conjunto de la nobleza se le confiscó todas sus propiedades, y la clase comerciante al completo se vio reducida a la penuria absoluta y esparcida por todos los rincones del imperio, no cabe duda de que Hawkwing se habría enfrentado a miles de revueltas durante el resto de su reinado en lugar del puñado que se documentan de manera fidedigna.

La salvación del imperio, y muy probablemente la del propio Hawkwing, llegó en la persona de una mujer llamada Tamika. Es poquísimo lo que se sabe sobre ella aparte de su nombre. Todas las fuentes coinciden en que era casi treinta años más joven que Hawkwing. Algunas afirman que podía encauzar e incluso que era una Aes Sedai renegada, aunque esto no encaja con la información que hay de su juventud. Lo que es seguro es que sacó a Hawkwing de los Años Negros. A instancias de ella, suavizó su trato hacia Aldeshar permitiendo regresar a la gente y devolviendo las propiedades confiscadas y los títulos. Gracias a ella, la severidad que había empezado a extenderse desde Aldeshar al resto de tierras conquistadas desapareció como hielo en primavera.

Hawkwing conoció a Tamika a finales del 964 AL, a su vuelta del Yermo de Aiel, y se casó con ella un año después. Varias fuentes hablan de los Poemas a Tamika, afirmando que mostraban en cada fragmento a un hombre tan enamorado como en los Poemas a Amaline, pero huelga decir que no se conserva ninguno. Indudablemente hay que reconocerle a Tamika el mérito de la vuelta de Hawkwing a su antigua política con las tierras conquistadas, posiblemente de varias mejoras —añadidas después del 965 AL— en la administración y en los impuestos, y por lo tanto, en gran parte, de la reputación de Hawkwing como un gran dirigente. Su primer hijo, Luthair Paendrag Mondwin, nació en el 967 AL Tuvieron tres o cuatro hijos más pero no se sabe casi nada de ellos. Al menos dos de éstos eran hijas ya que una estuvo al mando de la expedición de Shara, y el fragmento que se conserva de una carta en la Biblioteca Real de Cairhien dice que "el gran Hawkwing murió menos de una hora antes de que llegara la noticia de las trágicas muertes de su hija Laiwynde y de hijo de ésta, los últimos de la estirpe de Hawkwing a este lado de los océanos. La propia Tamika falleció en el 987 AL y no hay constancia de la causa de la muerte.

Si bien los Principales de Mayene han reivindicado su pertenencia a la estirpe de Hawkwing a través de un nieto llamado Tyrin, no existen pruebas de que ningún descendiente sobreviviera al monarca, y todos los documentos contemporáneos que existen así lo afirman claramente. Por otro lado, dada la situación tras la muerte de Hawkwing, a cualquier descendiente vivo del monarca se lo habría Escondido por razones de seguridad.

Las relaciones de Tamika con la Torre Blanca fueron frías y distantes, aunque desde luego no hostiles; abiertamente al menos. Pero en el 968 o 969 AL, Bonwhin se negó a recibirla o Tamika rehusó acudir al emplazamiento de Bonwhin. Lo último es poco probable ya que en esa época incluso el propio Hawkwing habría ido. Así y todo, ¿habría rechazado Bonwhin recibir en audiencia a la reina y esposa del indiscutible gobernador de cada palmo de tierra que no estaba bajo el dominio de Tar Valon? A no ser, quizá, que los rumores de que Tamika era una Aes Sedai renegada fueran ciertos. Sin embargo, los rumores sobre Aes Sedai renegadas parecen ser un tema secundario en la historia, si bien ninguno se ha confirmado nunca, y debería tenerse en cuenta que, con la única excepción de Tamika, toda las fuentes hablan de rápidos y atroces castigos llevados a cabo por la Torre Blanca en esos casos. Téngase en cuenta el conocido relato del rapto de la reina Sulmara de Masenashar (alrededor del 450 DD). Los detalles difieren según las narraciones, pero el final es el mimo en todas las versiones: una vez capturada, Sulmara se pasó el resto de su vida trabajando en los establos de la Torre Blanca.

Ninguna reseña sobre Hawkwing debería omitir sus relaciones con la Torre Blanca. El tira y afloja de las tensiones se puede seguir con una precisión aproximada, aunque obstaculizada por la falta de documentos de la biblioteca de la Torre sobre ese periodo. Al menos, entre aquellos disponibles para quienes no sean Aes Sedai.

Al principio Hawkwing no mostró ninguna animadversión hacia las Aes Sedai. Al parecer se puso en contacto con Tar Valon buscando ayuda en las negociaciones con sus múltiples enemigos, en el 944 AL, sin obtener resultado. Aunque Tar Valon no tomara parte de forma abierta en ninguna de las guerras contra Hawkwing, cada dirigente que mandó fuerzas contra él contó con consejeras Aes Sedai, a menudo hasta cuatro o cinco, antes de que el dirigente hiciera algún movimiento en su contra. Estuviese o no implicada Tar Valon en la provocación, los dirigentes no debieron ver otra opción que oponerse a él. Aun así, Hawkwing debió de creer que Tar Valon estuvo, si no incitando, al menos prestando ayuda sus enemigos.

Según todas las fuentes, Hawkwing no hizo ningún movimiento abierto contra Tar Valon durante la Consolidación. Amaline sin duda tuvo algo que ver en ello; si bien es seguro que no era Aes Sedai y no hay pruebas que demuestren que podía encauzar, cierta teoría especula que cuando era muy joven fue a la Torre Blanca en busca de adiestramiento, y muchas fuentes informan sobre su simpatía por las Aes Sedai y sobre su postura generalmente a favor de Tar Valon. De cada al exterior, Hawkwing acabó por hacer las paces con la Torre Blanca, aunque por supuesto sin ningún acuerdo firmado ya que Tar Valon no iba a admitir que había estado en su contra. En el 954 AL aceptó una consejera Aes Sedai, Chowin Tsao, del Ajah Verde. Los dirigentes que se enfrentaron a él seguían teniendo consejeras de Tar Valon, por supuesto, pero la Torre Blanca siempre mantuvo, oficialmente, una posición de neutralidad, y parece que él admitió esa postura, al menos en público.

Aparentemente hubo una ruptura temporal durante los Años Negros. Chowin Tsao aparece como su consejera en un fragmento de carta que se conserva y que está fechado en el 962 AL, pero otra carta (por los indicios probablemente del 967 AL) establece que "tras cinco años, el Rey supremo se ha reconciliado con la Torre Blanca y está de acuerdo en aceptar de nuevo a una hermana como consejera".

Cualquiera que fuera la razón de la ruptura, la reconciliación fue sin reservas mientras duró. Hacia el 974 AL, Hawkwing hacía amplio uso de las Aes Sedai en todo su imperio. Ellas mantenían una serie de cargos, incluso ejercían de gobernadoras provinciales. Y entonces, en el otoño del 974 AL, Hawkwing destituyó repentinamente no sólo a su consejera Aes Sedai (de nombre desconocido), sino a todas las Aes Sedai que ostentaban cargos en su reino. A principios de la primavera del 975 AL le puso precio a la cabeza de cualquier Aes Sedai que no aceptara renunciar a Tar Valon, aunque no hay pruebas creíbles de que exigiera que le prestasen su lealtad a él. Hacia el verano de ese año sus generales no sólo habían invadido todo el territorio de Tar Valon, sino que tenían bajo asedio a la propia ciudad.

Este asedio duraría el resto de la vida de Hawkwing e incluso algunos meses más. Se cree que incluso con el uso del Poder Único de las Aes Sedai, Tar Valon habría caído de no ser por la amplia, aunque desorganizada, corriente de simpatía que tuvo como resultado un flujo bastante continuo de suministros a la ciudad, a escondidas, por el río. Aunque el propio Hawkwing era inmensamente popular, mucha gente no sentía antipatía por las Aes Sedai y creyó que atacar Tar Valon estaba mal y era incluso peligroso. Además, muchos nobles apoyaban de manera encubierta a Tar Valon, se atrevieran o no a hacerlo abiertamente.

¿Por qué se volvió en contra de Tar Valon tan violentamente? Muchos coinciden en que en el 974 AL Hawkwing estaba convencido de que Tar Valon lo utilizaba para aumentar su propio poder; las Aes Sedai gobernaban por entonces más de un tercio de las provincias del imperio, y parece haber pocas dudas en cuanto a que esas mujeres obedecían órdenes de Bonwhin más que de Hawkwing. Parece muy probable que Bonwhin llevara tiempo intentando guiar o controlar las decisiones de éste, y teniendo en cuenta su destino final (depuesta por la Antecámara de la Torre en el 992 AL, neutralizada, y trabajando entre los pinches de cocina hasta su muerte, en el 996, aunque esto último se conoce sólo por fuentes ajenas a la Torre), es posible que sobrepasara los límites, fueran cuales fuesen, que las Aes Sedai tienen para tales manipulaciones. Pero esto sólo son conjeturas.

Varias fuentes dicen que Hawkwing descubrió pruebas de que la Torre Blanca había estado detrás de algunas o de todas las revueltas que había tenido que afrontar hasta ese momento, aunque por aquel entonces debía de haber tratado con Tar Valon lo suficiente como para que tales maquinaciones no lo pillaran por sorpresa. Algunas fuentes afirman que descubrió que la propia Bonwhin había estado relacionada con las muertes de Amaline y sus hijos. Esto último explicaría al menos la ferocidad con la que atacó Tar Valon. Y fue una guerra sin cuartel, sin tregua de principio a fin. En su lecho de muerte, Hawkwing rechazó el ofrecimiento de Curación de las Aes Sedai que podría haberlo salvado.

El posible papel de Tamika en las relaciones con la Tar Valon se ha analizado incontables veces; "posible" porque, aparte de su evidente poder en el imperio, no hay ninguna prueba sobre tal papel, fuera cual fuese su relación con Bonwhin y la Torre, bien que esa relación de por sí, con toda su frialdad y deliberado distanciamiento aparente por ambas partes, quizá haga inevitable tal conjetura.

Otras especulaciones van desde lo posible (que Hawkwing decidiera simplemente que quería todas las tierras) a lo absurdo (una complicada conspiración de la Torre Blanca, por la que se decantan aquellos convencidos de la existencia de complots Aes Sedai ocultos debajo de cada arbusto, aunque los propósitos de la supuesta trama varían según el escritor). La teoría de Jalwin Moerad es popular entre aquellos que rechazan las razones obvias.

Se sabe muy poco sobre Moerad a pesar de que se lo menciona en varias fuentes, más particularmente en cartas recogidas en la Biblioteca Terhana de Bandar Evan. En el 973 AL, se presentó en la corte de Hawkwing, hacienda su primera aparición en la historia. En aquel momento muchos hicieron cábalas sobre sus antecedentes, y algunos que investigaron demasiado a fondo pudieron haber sufrido accidentes fatales. Se apunta que Tamika era muy fría con Moerad, aunque siempre correcta, y a pesar de que Hawkwing se fiaba de los consejos de ésta, hacia finales del verano de 974 AL, Moerad era uno de los consejeros más cercanos al Rey Supremo. Mantuvo esta posición hasta la muerte de Hawkwing, a pesar de sus frecuentes y largas ausencias, su carácter mudable y un temperamento que más de un observador tachó de "más que trastornado".

Todas las teorías relativas a él se basan en la proximidad de las fechas (al final del verano Moerad pasó a ser consejero y a principios de otoño Hawkwing destituyó de sus cargos a las Aes Sedai) y en el sorprendente hecho de que Moerad parecía despreciar abiertamente a las Aes Sedai. El desprecio a las hermanas es una actitud inusual, e incluso aquellos que las odian son lo bastante sensatos para mostrarse discretos. Aun así, tales sentimientos no parecen motive suficiente para condenarlo.

Un manuscrito parcial (una colección privada en Andor) que data de unos veintitrés años tras la muerte de Hawkwing, incorpora a la teoría nuevos argumentos inconsistentes. Según el autor, pocos días después del fallecimiento de Hawkwing, Moerad ya actuaba como consejero de Marithelle Camaelaine. Cuando esta fue asesinada, supuestamente empezó a aconsejar a Norodim Nosokawa (de nuevo, a los pocos días) e inmediatamente después de la muerte de Nosokawa en combate, Moerad apareció junto a Elfraed Guitama. Puesto que estos tres fueron los que estuvieron más cerca de apoderarse de todo el imperio de Hawkwing en los siguientes veinte años tras su muerte, obviamente Moerad tenía que ser un consejero de gran habilidad o un hombre con mucho ojo para los vencedores. Por desgracia, la medida en que estos hechos lo relacionan como responsable de que Hawkwing se volviera contra las Aes Sedai está entre las partes perdidas del manuscrito. Una extraña nota: el escritor afirma que Moerad nunca envejeció desde el día en que apareció por primera vez hasta el día en que desapareció, repentinamente, unos cuarenta años después. Lo que denota esto sobre la veracidad de la fuente se deja al criterio del lector.

Y ésta es la vida de Artur Hawkwing, Artur el Rey Supremo. ¿Qué habría llegado a conseguir de no haberse enfrentado a las Aes Sedai? ¿La unificación del mundo entero? Se ha sugerido que si no hubiera dedicado tantas energías contra Tar Valon podría haber puesto en marcha sus invasiones de Seanchan y Shara antes, y estas expediciones nunca se habrían perdido con su participación personal. ¿A quién echamos la culpa? ¿A Hawkwing? ¿A Bonwhin? ¿A personas cuyos nombres se perdieron para siempre en la noche de los tiempos? Algunos lo consideran un fracaso puesto que lo que construyó no le sobrevivió, pero en tal caso, el suyo sería la clase de fracaso que otros hombres sueñan con lograr. Pocos éxitos tienen como resultado ni una décima parte de lo conseguido por él.