EL SEGUNDO DRAGÓN Y
EL ENCUMBRAMIENTO DE ARTUR HAWKWING
HACIA el Año Libre 100, habían surgido naciones totalmente nuevas de los escombros de la Guerra de los Trollocs, y eran: Aldeshar, Abayan, Balasun, Basharande, Caembarin, Dal Calain, Darmovan, Dhowlan, Elan Dapor, Elsalam, Esandara, Farashelle, Fergansea, Hamarea, Ileande, Indrahar, Kharendor, Khodomar, Masenashar, Moreina, Nerevan, Oburun, Oman Dahar, Roemalle, Rhamdashar, Shandalle, Shiota, Talmour, y Tova.
La Llaga se había expandido más allá de las Montañas Funestas desde la guerra, aunque no tanto como en la actualidad. De hecho, la frontera septentrional de Rhamdashar se internaba en las montañas, pero no tanto como la de su predecesora. La frontera septentrional de Elsalam corría de este a oeste por las montañas, con un ligero entrante en el centro, orientado hacia el sur. La frontera septentrional de Basharande lindaba con las montañas en varias zonas, pero tenía unos cuantos entrantes hacia el sur de diverso tamaño. Allí, todas lasfronteras que no tocaban las montañas seguían teniéndolas a la vista.
Sin la amenaza de los trollocs, estas nuevas naciones prosperaron. No hay constancia de enfrentamientos graves más allá de las habituales rencillas políticas y conflictos fronterizos durante casi ochocientos años. Todo eso cambió cuando, a comienzos de los años 900 AL, nacieron dos hombres, uno, un príncipe de Shandalle que era ta’veren, y el otro de origen humilde, nacido con la habilidad de encauzar y sueños de grandeza.
Artur Paendrag Tanreall nació el 912 AL, hijo de Myrdin Paendrag Maregore y Mailinde Paendrag Lyndhal, reyes de Shandalle. En el 937 AL, a la edad de veinticinco años, se casó con su primera esposa, lady Amaline Tagora. A los veintisiete, tras una epidemia de fiebre negra que se llevó aproximadamente a un 10 % de la población, incluidos sus padres, ascendió al trono.
Es imposible contar la historia de Artur Hawkwing sin hablar antes de Guaire Amalasan. A principios del 939 AL, cuando todavía caían nevadas, Amalasan se proclamó el Dragón Renacido en Darmovan. Enarboló un estandarte que exhibía el antiguo símbolo de los Aes Sedai sobre campo azul, y a quienes le siguieron los llamó los Hijos del Dragón.
Por simple lógica, se deduce que era un hombre culto, con un considerable conocimiento de las Profecías del Dragón, pero por extraño que parezca, tratándose de alguien que sacudió el mundo hasta sus cimientos, no se sabe casi nada de él. En el 939 AL tenía unos veintitantos años, ojos oscuros y hundidos y una mirada cautivadora. Su presencia ejercía un gran magnetismo, y se dice que no hubo un solo grupo de gente al que se dirigiera que no cayera bajo su influjo. Y eso es todo lo que se sabe de un hombre que hizo temblar los pilares del cielo.
En medio año se apoderó de Darmovan. Indiscutiblemente, la epidemia de fiebre negra, que por aquel entonces llegaba a esa nación, contribuyó al auge de Amalasan, pero sin duda no sólo era un líder carismático sino uno de los grandes capitanes del momento. Tomó Balasun y Elan Dapor cuando todavía no había pasado un año desde que se proclamó dirigente de Darmovan.
Durante los siguientes tres años sus conquistas continuaron a un ritmo creciente al irse uniendo a su estandarte decenas de miles de personas de muchas naciones. Hacia el 943 AL había añadido Kharendor, Dhowlan, Farashelle, Shiota, Nerevan, Esandara, Fergansea, y Moreina a sus dominios. La Ciudadela de Tear estaba bajo asedio, resistiendo sólo gracias a que treinta Aes Sedai se habían refugiado allí cuando el resto de Moreina cayó. La presencia de esas Aes Sedai en Tear, cuya desconfianza hacia las encauzadoras es histórica y se remonta a su fundación tras el Desmembramiento, es un dato de cierto interés.
Talmour y Khodomar corrían el peligro de caer en manos de Amalasan, y en Masenashar, Dal Calain e incluso la propia Aldeshar se habían iniciado enfrentamientos encarnizados. En muchas ciudades que no estaban bajo su control, el populacho soliviantado lo proclamaba como el Dragón Renacido.
Ninguna nación quería que otra se entrometiera en sus problemas internos ni le entusiasmaba la idea de ayudar con soldados a otros en su contienda con un falso Dragón, sobre todo si resultaba que el conflicto era lejos de su territorio, pero la rapidez de sus conquistas convenció a los dirigentes de que aquel hombre era un peligro. Hacia el verano del 941 AL todas las naciones habían enviado ejércitos contra Amalasan.
Shandalle era un país pequeño y, aunque había rechazado todas las invasiones procedentes de sus vecinos, no se contaba entre las naciones más poderosas: Basharande, Elsalam, Rhamdashar, Hamarea, Caembarin, y Aldeshar. A pesar de todo, Shandalle, dirigida por el joven rey Artur Paendrag, al que aun no se conocía como Hawkwing, fue una de las primeras en enviar un ejército, en la primavera del 940 AL.
Los dirigentes y generales más poderosos se dieron cuenta enseguida (algunas fuentes dicen "a regañadientes" o "con irritación") que Artur Paendrag siempre igualaba a Amalasan cuando se enfrentaban directamente el uno al otro. De hecho, Artur Paendrag no perdió ni una sola batalla contra Amalasan, quedando en tablas en el peor de los casos. Hacia el 942 AL ya se le conocía como Hawkwing, y si bien su insignia personal era el Halcón Dorado y el estandarte de Shandalle representaba a tres halcones dorados en vuelo, todas las fuentes coinciden en que su nombre viene de la velocidad con la que movía a sus tropas. Aun así, Shandalle era una potencia menor y en ningún momento él estuvo al mando de la guerra en su conjunto.
Los combates decisivos del la contienda, llamada ya la Guerra del Segundo Dragón, ocurrieron en la primavera del 943 AL entre dos ejércitos que no supieron de la presencia del otro hasta que estuvieron tan cerca que la lucha fue su única alternativa. Artur Hawkwing abandonaba Tova hacia el sur a través de las montañas Maraside (a lo largo de la frontera meridional de Cairhien), para unirse a la contienda en Khodomar. Varias fuentes sólo difieren en los detalles. Hawkwing tenía aproximadamente veintitrés mil hombres de a pie y doce mil a caballo —de los cuales probablemente algunos eran soldados de Tar Valon— y un número indeterminado de Aes Sedai. Amalasan, con unos cuarenta y un mil hombres de a pie y veintiséis mil a caballo, aparentemente tenía intención de atravesar las Maraside y caer sobre Tova; se le conocía por pasar de largo lo que otros consideraban el campo de batalla obvio y dejarlo atrás para presentar batalla en la retaguardia de sus enemigos.
Hawkwing salió de las Maraside por el paso de Jolvaine, no muy lejos de la pequeña ciudad de Endersole, para encontrase con que su avanzadilla de exploradores habían hecho contacto con la de Asmodean, que se aproximaba al paso desde el sur. Ya fuese como la Batalla de Endersole o la Batalla del paso de Jolvaine, los dos días de combate que siguieron serían estudiados ávidamente por militares durante los sucesivos mil años.
La región era —y es— accidentada y escarpada, y estaba —y está— densamente arbolada, lo que limitaba mucho la utilidad de la caballería, por lo que Amalasan hizo desmontar a gran parte de ésta para usarla como hombres de a pie. La balanza de iba inclinando del lado de Amalasan. Ambos ejércitos estaban sufriendo muchas bajas, pero el mayor contingente de Amalasan le permitía afrontar mejor esas pérdidas. En dos ocasiones, sólo la rápida reorganización de las fuerzas de Hawkwing evitó que el enemigo lo rebasara por los flancos. Las Aes Sedai, fuera cual fuese su número, igualaban sólo a duras penas a Amalasan en el uso del Poder Único en la batalla, y al anochecer ya era un milagro que Hawkwing mantuviera agrupado a su ejército. (Un contemporáneo anónimo escribió: "Se debió únicamente al don que le fue otorgado por la Gracia de la Luz —o si no de la Sombra—, de hacer que los hombres lo siguieran incluso a una muerte segura").
Para cualquier otro general, la maniobra siguiente habría sido obvia: replegarse hacia el paso con lo que quedaba de su ejército al abrigo de la oscuridad. Pero Hawkwing no era un general cualquiera. Comenzó una retirada hacia el paso en dirección norte, y tan pronto como tuvo la certeza de que los exploradores de Amalasan lo habían visto, la retaguardia de Hawkwing inició encarnizadas refriegas para proteger al ejército que huía, ocultando así los movimientos de sus fuerzas a los exploradores de Amalasan. Hawkwing dividió sus tropas, yendo en contra de todas las ideas militares establecidas, y las envió al este y al oeste.
Sin duda Amalasan dio por buenos los informes de sus exploradores, y sólo los cronistas contemporáneos más acérrimamente antagónicos a Hawkwing lo esgrimieron en su contra. La rápida retirada a través del paso era el mejor movimiento para un ejército superado en número y derrotado, y sólo un lo proyectaría un ataque por los flancos de noche, sobre aquel pésimo terreno. Un loco o un general cuyas tropas lo seguirían incluso hasta la Fosa de la Perdición.
Apuntaban las primeras luces del alba y el ejército de Amalasan se preparaban para avanzar sobre el paso con toda la atención dirigida hacia el norte cuando Hawkwing atacó. Su infantería dividida cayó sobre el campamento de Amalasan desde el este y el oeste, mientras su caballería, que había realizado un trayecto nocturno de unos ochenta kilómetros dando un rodeo, atacó desde el sur.
Cogidas por sorpresa, las fuerzas de Amalasan estaban al borde del desastre en la primera media hora. Guaire podría haberlas reagrupado y darle la vuelta a la batalla —no habría sido la primera vez que lo hacía— pero Hawkwing y sus jinetes fueron directos a por el estandarte comandado por Guaire, y con ellos las Aes Sedai, que capturaron a Amalasan. (Dada su habilidad para encauzar, las historias de un duelo hombre a hombre entre él y Hawkwing deben descartarse; el propio Hawkwing lo negó siempre). Una vez que la noticia empezó a propagarse, el ejército de Amalasan se vino abajo.
La doctrina militar de la época establecía la persecución de un ejército derrotado, no sólo para evitar que volviera a combatir sino para destruirlo hasta aniquilarlo si era posible. Como en tantas ocasiones antes y después, Hawkwing no tuvo en cuenta "lo que debía hacerse"; y tan pronto como pudo reunir sus fuerzas se alejó por el norte a través del paso de Jolvaine y partió a marchas forzadas hacia Tar Valon.
El primer conflicto documentado entre Hawkwing y las Aes Sedai tuvo lugar en la frontera de Tar Valon. Según la ley de la Torre Blanca, nadie podía entrar en su territorio con más de veinte acompañantes armados y otros tantos desarmados. Hawkwing llevó su ejército al complete hasta unos pocos kilómetros de los puentes que conducían a la propia Tar Valon a través del Osendrelle Erinin. Nunca se sabrá con certeza si hizo esto con la oposición de las Aes Sedai que lo acompañaban o si las tropas de Tar Valon integradas en su ejército habían sufrido tan enormemente que fueron esas Aes Sedai quienes le pidieron escolta hasta la misma ciudad. Lo que sí se sabe es que las Aes Sedai que iban con él, las mujeres que habían sobrevivido a la batalla y habían escudado a Guaire Amalasan, pasaron directamente de recibir una bienvenida pública como heroínas a sufrir ciertos castigos cuya naturaleza la Torre mantuvo en secreto durante años.
No había pasado un día desde su llegada, cuando se le entregó a Hawkwing un escueto mensaje de la Amyrlin, Bonwhin Meraighdin: disponía de cinco días para que su ejército descansara, tras lo cual tendría que conducirlo más allá de las fronteras de Tar Valon sin demora.
La noticia de la captura de Amalasan se había propagado con asombrosa rapidez, pero a pesar de haber causado el derrumbe de un ejército que ya estaba haciéndose añicos, su efecto en otro lugar fue muy diferente. No habían pasado tres días de la Batalla del paso de Jolvaine cuando Sawyn Maculhene partió desde Khodomar con un ejército estimado en cincuenta mil hombres, y Elinde Motheneos marchó desde el norte de Esandara con una fuerza mayor, ambos dispuestos a liberar a Amalasan. Maculhene era un líder de caballería osado y hábil, mientras que Motheneos, de la que se dice en algunos informes que era una Aes Sedai renegada (tales rumores se argumentan con los sucesos históricos de mayor importancia, aunque muy rara vez aportan alguna prueba), era una experta en el asedio. Una fuente afirma que transportaba máquinas de guerra y torres desmontadas en carretas, pero los detalles de su persecución en pos de Hawkwing son casi inexistentes, aunque su final está documentado en la biblioteca de la Torre Blanca, entre otros lugares.
Amalasan fue conducido a la Torre Blanca inmediatamente después de su llegada a Tar Valon, donde se lo sometió a juicio durante el espacio de varios días y se le sentenció a ser amansado. Mientras tanto Hawkwing estaba acampado con un ejército donde a ninguno que no hubiera prestado juramente a la Torre Blanca se la había permitido hacerlo antes. A pesar de los intentos de las Aes Sedai por ocultar la verdad, está claro que el ataque de Maculhene y Motheneos llegó por sorpresa, tomando al menos dos de los puentes del Alindrelle Erinin y alcanzando la propia Torre Blanca antes de que se consiguiera frenar su avance.
Algunas fuentes que no son Aes Sedai dicen que a Hawkwing se le permitió, o quizás se le pidió, llevar su ejército a Tar Valon para ayudar a rechazar el ataque. Entre todas las fuentes de la Torre Blanca accesibles a los historiadores que no son Aes Sedai (por supuesto se rumorea que hay legajos en la biblioteca de la Torre Blanca a los que incluso para las Aes Sedai está limitado el acceso) ninguna menciona la presencia de Artur Hawkwing ni tampoco la de un ejército que no haya prestado juramento a Tar Valon acampado a la vista de las Murallas Resplandecientes. Este hecho en sí mismo es por demás curioso.
En cualquier caso, el ataque fue desbaratado. Tanto Sawyn Maculhene como Elinde Motheneos murieron; Maculhene luchando, y Motheneos o en la batalla o ejecutada tras su captura. A sus ejércitos se los acosó sin piedad. En total, al menos cuarenta mil seguidores de Amalasan murieron.
Hacia comienzos del verano de 943 AL Artur Hawkwing estaba de vuelta en Shandalle, en lo que ahora se considera el primer año del reinado de Artur le Rey Supremo. Desde aquel año se futuro quedó determinado. Quizá se decidió el día que cruzó las fronteras de camino a Tar Valon. O puede que el primer día en el paso de Jolvaine.
Sobre el papel que jugó Bonwhin en los sucesos que siguieron sólo se pueden hacer conjeturas. (La información disponible para quienes no son Aes Sedai relativa a su posterior deposición y neutralización revela poco más que cargos ambiguos por prevaricación. Al parecer, los documentos del juicio de una Amyrlin ante la Antecámara de la Torre no son para los ojos de alguien ajeno a la Torre). Sin embargo, es irrebatible que Bonwhin nunca perdonó a Hawkwing por entrar con un ejército en los territorios de Tar Valon. La explicación de una enemistad tan enconada podría ser que, en efecto, Hawkwing acudiera al rescate de la Torre Blanca contra Maculhene y Motheneos. Bonwhin era una mujer imperiosa, incluso tratándose de una Amyrlin, y no es probable que olvidara la necesidad de ayuda o que perdonara al que se la brindó.
En el verano de 943 AL, la reina Nesaline de Caembarin, el rey Tefan de Khodomar, y la Consejera Mayor de Tova Almindhra, enviaron simultáneamente ejércitos contra Shandalle. Sin la instigación de Tar Valon, es raro que eligieran ese momento para coordinar tal maniobra. Algunas fuentes afirman que los atemorizaba la reputación de Hawkwing como general y que temían las intenciones de un hombre que no sólo había desafiado la ley de la Torre Blanca en los propios dominios de Tar Valon, sino que había rechazado una audiencia con la Amyrlin. Otras fuentes dicen que fue Bonwhin la que rehusó concederle audiencia; que las Amyrlin han rechazado a monarcas es de sobra conocido, mientras que a la inversa es algo poco menos que inaudito.
El mundo seguía sumido en una gran agitación. La actividad de los trollocs había experimentado un breve aunque violento recrudecimiento en el norte. Amansado Amalasan, sus seguidores empezaron a disgregarse, pero en muchas naciones donde había causado graves conflictos, incluida Khodomar, hombres y mujeres que habían ascendido con él intentaban aferrarse al poder. Y entre el pueblo llano Hawkwing era aclamado como el salvador que había capturado al falso Dragón; en varios países, la gente manifestaba con mayor o menor franqueza su deseo de que él gobernara sus naciones. Fuera cual fuese el motivo, esto último fue un factor que los dirigentes de Caembarin, Tova y Khodomar no tuvieron del todo en cuenta. Otro fue que Artur Hawkwing se había revelado como uno de los más grandes capitanes de la era. Y estaba en camino de demostrar que era uno de los más grandes capitanes de todos los tiempos. Como resultado, al período entre 943 y963 AL se le llama la Guerra de Consolidación, o simplemente la Consolidación.
Aunque Hawkwing empezó a licenciar a su ejército tan pronto como regresó a Shandalle, se enfrentó a los tres aliados con las tropas que tenía y volvió a reunir con pasmosa rapidez a los hombres que había enviado a casa. Cuando las nevadas obligaron a poner fin a la lucha, en el 943 AL, había ocupado casi la mitad de Tova y partes considerables de Caembarin y Khodomar. No había sufrido una sola derrota a pesar de que, a menudo, el adversario lo superaba en número. Miles de personas de las tres naciones se habían unido a su estandarte y seguían llegando día tras día. Había ya el precedente de lo ocurrido con Guaire Amalasan: incontables millares de personas habían abandonado sus países de origen para seguir a un hombre; no era pues inconcebible que tal hecho se repitiera.
Incluso en ese momento podía haberse atajado el conflicto. Las negociaciones encabezadas por Tar Valon eran el final habitual de las guerras de esa época, aunque, por supuesto, los vencedores de la contienda siempre salían más favorecidos que los perdedores. No hay documentos en ningún sitio que hagan referencia a un intento de negociación por parte de las Aes Sedai. Los propios documentos disponibles en la Torre Blanca no se pronuncian sobre este tema. Cuando llegó el deshielo en el 944 AL, Aldeshar mandó hombres para ayudar a Caembarin, Ileande mandó hombres a Tova y Talmour a Khodomar.
Los siguientes diecinueve años no fueron un continuo batallar para Hawkwing, pero los periodos de tregua eran tan cortos —nunca más de un año y muy rara vez llegaban a tanto—, que para el caso es lo mismo. Derrotó a las naciones que lo atacaron. En el 963 AL, salvo el territorio gobernado por Tar Valon, Artur Hawkwing era el dueño indiscutible de cada palmo de tierra excepto Moreina, donde el Gobernador Supremo de la Ciudadela de Tear se declaró a favor de Hawkwing y una rebelión de nobles disidentes puso en sus manos la mayor parte del resto de país. En todo ese tiempo no perdió una sola batalla.