EL OSCURO Y LOS RENEGADOS VARONES
Cuando se abrió la perforación a un lugar fuera del Entramado, una tenebrosa presencia utilizó la abertura para tocar el mundo. Este ente, que se llamó a sí mismo Shai’tan, había sido encerrado fuera del tiempo y la creación por el Creador del universo. Desde que su roce se dejó sentir por primera vez se le han dado muchos nombres: Padre de las Mentiras, Cegador de la Vista, Señor de la Tumba, Pastor de la Noche, Ponzoña del Corazón, Ponzoña del Alma, Colmillo del Corazón, Viejo Siniestro, Arrasador de la Hierba, Marchitador de las Hojas, y más comúnmente, el Oscuro. Aún en la actualidad son muy pocos los que utilizan su verdadero nombre por miedo a que al hacerlo atraiga la atención del Oscuro sobre ellos. Nombrar al Oscuro se considera una imprecación de mala suerte.
Sin pertenecer al sexo masculino ni al femenino según los patrones conocidos, normalmente se hace referencia a Shai’tan como a un varón. No tiene forma física real al tratarse de una entidad aparte y más allá de este universo, aunque sí tiene la facultad de afectar al mundo físico. A menudo se le atribuyen motivaciones humanas a despecho de que no es humano y, por ende, escapa a todo entendimiento. Aun así, existe un término humano que parece personificar a Shai’tan: "maldad".
Los seguidores del Oscuro coinciden en que su intención es liberarse de su prisión y entrar plenamente en el mundo, y ha anunciado su propósito de rehacer toda la creación según su propio diseño cuando quede libre tras el Tarmon Gai’don, la Última Batalla. Y sin duda tiene poder para hacerlo, ya que es un ser con facultades divinas, quizá con las mismas que posee el Creador. Muchos estudiosos creen que es la antítesis total del Creador. Sin embargo, no tiene suficiente poder para salir de su prisión sin ayuda de nuestro mundo. Prueba de ello es el hecho de que la Guerra de la Sombra empezó con un intento de sus seguidores de culminar lo iniciado con la Perforación. Dichos seguidores fueron y continúan siendo esenciales para una posible liberación, pero desde la apertura de la Perforación no han faltado personas dispuestas a seguir a la Sombra.
Cuando Shai’tan tocó el mundo por primera vez, su contacto conllevaba una promesa de poder y dominio como ningún hombre habría imaginado. Prometió rehacer el mundo y dejar que lo gobernaran en su nombre aquellos que preparasen el camino. A quienes lo sirvieran fielmente se les otorgaría la inmortalidad.
Algunos Aes Sedai se dejaron convencer fácilmente por esas promesas de dominio y gloria. Tanto daba si el mundo que iban a gobernar era un mundo de oscuridad. Lo único que importaba era que ellos dominarían y que, con la inmortalidad, sería para siempre. Estos Aes Sedai abandonaron la Luz y sus juramentos de servicio para seguir los preceptos del Oscuro. Nunca lo llamaban por su nombre al considerar que hacerlo era una blasfemia, sino que se referían a él como "el Gran Señor de la Oscuridad". Todos los Señores del Espanto, como se los conocía, viajaron a la Fosa de la Perdición, en Shayol Ghul, para consagrar sus almas al Señor Oscuro. A los mejores de ellos se les otorgó poder y capacidad superiores a los demás, haciéndolos casi semidioses. Entre ellos s designaban a sí mismos como "los Elegidos para Gobernar el Mundo para Siempre" o simplemente "los Elegidos". Para todos los demás pasaron a ser los Renegados.
Varias fuentes dejan una cosa muy clara: los Renegados conspiraban unos contra otros casi con tanto fervor como conspiraban por el triunfo de la Sombra. La meta principal de todos los Renegados era ser nombrado "Nae’blis", el que estaría por encima de todos los demás y sólo medio peldaño por debajo del Gran Señor después de la Última Batalla. Rivalizaron por esta posición suprema desde el día que juraron server a la Sombra, esperando probar sus méritos al Señor Oscuro. Aunque otros Aes Sedai se pasaron a la Sombra, el último año de la Guerra del Poder ya no quedaba vivo ninguno que igualara o se aproximara en fuerza a los ahora llamados Renegados; con todo, no se menciona que ninguno de ellos muriera como consecuencia de una acción del enemigo. Esas personas querían poder —un deseo que se volvió obsesión— y es casi seguro que el Oscuro fomentara esa mortal rivalidad entre ellos. Sin duda el Oscuro quería a los más fuertes a su servicio, y azuzaba a sus seguidores para que "separasen la paja del grano".
A los supervivientes de este proceso de depuración, los trece Elegidos más poderosos que quedaron atrapados al sellarse la Perforación, se los conoce en todos los casos salvo uno por los nombres en la Antigua Lengua que los hombres les pusieron denotando su desprecio, y que son: Aginor, Asmodean, Balthamel, Be’lal, Demandred, Graendal, Ishamael, Lanfear, Mesaana, Moghedien, Rahvin, Sammael, y Semirhage. Los Elegidos renunciaron a los nombres con los que habían nacido y adoptaron los nuevos con orgullo, como símbolos de su renacimiento en la Sombra. Desde la Guerra del Poder hasta el día de hoy sus nombres se han utilizado para asustar a los niños, si bien los relatos más tétricos que se cuentan de los Renegados sólo son una vaga sombra de las atrocidades que cometieron.
Muchos detalles de sus vidas y orígenes se han perdido con el paso del tiempo y de la historia mientras sus cuerpos permanecían atrapados en la prisión sellada, pero una gran cantidad de información sobrevivió a los tres mil o posiblemente cuatro mil años transcurridos desde que Lews Therin los encerró. Empero, también es sorprendente lo poco que se sabe de sus actividades tras su reciente aparición en el mundo. Se ignora si los Renegados han destruido cualquier información sobre ellos que pudiera revelar sus puntos débiles, pero esta posibilidad debe tenerse en cuenta. Sea como sea, la cantidad de información disponible sobre uno u otro Renegado difiere de forma considerable en cada caso.
El más destacado de los trece que formaban el consejo supremo de las fuerzas de la Sombra era Ishamael, o "Traidor de la Esperanza" en la Antigua Lengua. También conocido como Ba’alzamon, Corazón de la Oscuridad, y Alma de la Sombra, era sin duda el capitán general del Oscuro a despecho de que nunca estuvo al mando directo de la campaña. Considerado el más poderoso de los Elegidos con el uso del Poder Único, nadie lo igualaba salvo el propio Lews Therin Telamon.
Como Elan Morin Tedronai fue uno de los filósofos más importantes de su época. Sus libros (entre ellos Análisis del sentido de lo percibido, Realidad y ausencia de sentido, y La disolución de la razón) que, aunque demasiado esotéricos para alcanzar gran popularidad, tuvieron una extraordinaria influencia en muchos terrenos aparte de la filosofía, especialmente en las artes. No se conservan copias, y quizá sea lo mejor para el mundo considerando las circunstancias. Algunos fragmentos que han subsistido de sus escritos posteriores a su alianza con la Sombra —probablemente cartas— dan a entender que está convencido de que la guerra entre el Oscuro y el alma de Lews Therin dura desde la creación, una lucha interminable entre el Gran Señor de la Oscuridad y el Creador, valiéndose de sustitutos humanos. Según él, Lews Therin sucumbió al Oscuro en otras vueltas de la Rueda y se convirtió en el campeón del Gran Señor. Durante la guerra, luchó con tanto empeño por atraer a Lews Therin al bando de la Sombra como por derrotarlo.
Elan Morin estuvo entre los primeros que se comprometieron con la Sombra; posiblemente fue el primero de todos. Su anuncio público de esto, viniendo de una figura respetada mundialmente en un momento en que la hambruna, las plagas y los disturbios convulsionaban un mundo que no estaba preparado para ello, en mitad de una conferencia convocada para discutir cómo afrontar la crisis, desencadenó disturbios aun mayores. Fue Elan Morin quien al mismo tiempo anunció al mundo por primera vez a lo que se enfrentaba. Demandó la destrucción total del antiguo orden; de hecho, la destrucción absoluta de todo.
Cuando el Dragón dirigió el ataque final contra el Oscuro en Shayol Ghul, cabe la posibilidad de que Ishamael hubiese quedado atrapado sólo parcialmente por el sellado de la Perforación, estando así en disposición de tocar el mundo mientras los demás dormían tras el sellado; esto es según un manuscrito en terno recientemente hallado y que se atribuye a Aran, hijo de Malan, nieto de Senar (nacido alrededor del año 50 DD). El manuscrito que al parecer estaba incompleto a la muerte de Aran, se basa principalmente en cartas y diarios que este historiador Ogier atribuye a Aes Sedai que vivieron durante el Desmembramiento. Estos escritos (que por desgracia sólo existen actualmente como pequeñas citas en el manuscrito) afirman que se vio a Ishamael e incluso hubo encuentros con él después de que la Perforación se hubiese sellado, de hecho puede que hasta cuarenta años después. En ninguno de los casos Ishamael fue visto por las mujeres que escribieron los diarios, pero aparentemente Aran las creyó sin reservas.
Tales afirmaciones podrían parecer ridículas si no fuera por el hecho de que Aran era un renombrado escritor de estricta honradez, que nunca citaba una fuente que no pudiese verificar (aunque tanto sus fuentes como sus verificaciones se perdieron hace mucho). Especula (citando otra de esas Fuentes perdidas) que podría haber costado años arrastrar a Ishamael por complete a la trampa, con los otros Renegados. De ser así, cabe la posibilidad de que Ishamael fuera arrojado de la prisión que retenía a los otros y atraído de nuevo hacia ella siguiendo un ciclo. A lo largo de su vida, Aran hizo observaciones basadas en ciclos de distintos múltiplos de cuarenta años, sin descubrir indicios de que uno de los Renegados anduviese libre por el mundo en esos intervalos.
Las últimas páginas del manuscrito sugieren que Aran empezaba a dudar de su tesis, pero se tiene evidencia de que pudo estar en lo cierto. Entrevistas con Amigos Siniestros encarcelados han revelado que varios de ellos recibieron instrucciones de Ishamael mucho antes de que los otros Renegados quedasen libres (un suceso que según el dictamen general ocurrió en el 999 o 998 NE, y cuya causa fue el progresivo debilitamiento de los sellos). Algunos afirman haber recibido instrucciones suyas en el 983 NE, época en la que obviamente los sellos se mantenían lo bastante fuertes para retener a los demás.
Parece más que probable que Ishamael hubiera podido liberarse en épocas anteriores incluso, y que el ciclo simplemente fuera más largo de lo que Aran podía observar. Indiscutiblemente, los dos periodos de mayor agitación que la humanidad ha conocido desde el Desmembramiento, la Guerra de los Trollocs y la Guerra de los Cien Años, podrían muy bien corresponder a momentos en los que uno de los Renegados estuviera libre y ejerciendo su malevolencia. Durante la Guerra de los Trollocs, el nombre de Ba’alzamon —reivindicado posteriormente por Ishamael— lo utilizó un cabecilla principal, y más tarde otros Señores del Espanto. No existe tal conexión en la Guerra de los Cien Años, pero dada la otra evidencia parece muy posible. Quizás algún futuro investigador determinará si Ishamael fue de hecho responsable de estos dos desastres para la humanidad.
Posteriores evidencias de esta posibilidad proceden de recientes declaraciones de quienes afirman haber visto a Ishamael antes de su muerte. Se dice que había olvidado su verdadero nombre, que estaba más que medio loco y que se había convertido en un ser menos que medio humano, condiciones que podrían explicar al menos en parte la teoría de Aran. Generalmente iba vestido de negro, y tenía llamas en lugar de ojos y boca. Se ignora si esto era un truco del Poder o el resultado de su peculiar confinamiento. Perdió la vida a manos de Rand al’Thor, en la Ciudadela de Tear, el año 999 NE, pero con el Señor de la Tumba la muerte no es siempre el final.
El segundo varón más poderoso entre los Renegados, conocido por el nombre de Aginor, casi rivalizaba en fuerza con Lews Therin e Ishamael. Antes de pasarse a la Sombra era Ishar Morrad Chuain, uno de los biólogos más destacados de la Era de Leyenda. Si se da crédito a las Fuentes disponibles, dominaba "las estructuras más básicas de los seres vivos" mejor que cualquiera de sus contemporáneos. Le irritaba la creencia generalizada de que no quedaba nada por descubrir, salvo algún que otro cabo suelto que atar. Aparentemente su trabajo estaba relacionado con variaciones nuevas del reino vegetal, tanto en lo concerniente a productos de cultivo como a plantas ornamentales, pero se le sancionó en más de una ocasión por realizar experimentos con animales.
Ishar Morrad fue uno de los primeros Renegados que se pasaron a la Sombra, probablemente en algún momento de las tres primeras décadas del Colapso. Tras convertirse en Renegado se dedicó en cuerpo y alma a la creación de los "Engendros de la Sombra", criaturas diseñadas para servir al Oscuro. Los primeros resultados de su obra fueron los trollocs, criaturas producto de la combinación de materia humana y materia animal. Obviamente la creación de los trollocs comenzó bastante antes de la Guerra del Poder, ya que estos seres aparecieron en gran número en los primeros días del conflicto. Reproductores prolíficos, los trollocs formaban el grueso de los ejércitos de la Sombra al final de la guerra. A no tardar, los siguieron otras creaciones, algunas de las cuales todavía existen, como los Draghkar, y otras conocidas únicamente por documentos históricos, tales como los gholams y los jumaras.
Que se sepa, Aginor nunca dirigió operaciones militares ni actuó como gobernador. Aun así, gozaba de plena autoridad para obtener material para sus experimentos. Se ha calculado que un número a menudo superior a diez mil hombres, mujeres y niños fueron raptados a diario desde el inicio de la Guerra del Poder hasta el final, y que dicha cifra podría haber llegado duplicarse durante los últimos cinco años del conflicto.
Se tiene constancia de que Aginor se pasó a las filas del Oscuro por la simple razón de que al ser uno de los Juramentados de la Sombra se le permitiría realizar el tipo de investigación que él quería.
Durante el sellado de la Perforación quedó confinado justo debajo de la superficie del selló. Como consecuencia de su proximidad al mundo, fue uno de los primeros en despertar y escapar de vuelta al mundo, pero fue para encontrarse atrapado en un cuerpo extremadamente viejo y deteriorado por el roce del giro de la Rueda durante los largos años de su cautividad. Merced a la inmortalidad concedida por el Señor Oscuro estaba vivo, pero quizá debido a los efectos del encierro su cuerpo había sufrido los estragos del tiempo. También fue uno de los primeros en morir, en un enfrentamiento con Rand al’Thor cerca del Ojo del Mundo, en el 998 NE.
Balthamel, nacido Eval Ramman, era un historiador especializado en el estudio de culturas desaparecidas. Aunque muy fuerte en el Poder, no había sido capaz de destacar lo suficiente para ganarse el codiciado tercer nombre. Algunas fuentes sugieren que la calidad de su trabajo no era la única razón de su limitada posición social. Se dice que tenía el genio pronto, arrebatado, que a menudo no se controlaba. Supuestamente, más de una vez estuvo a punto de que lo compelieran con el Poder para que no hiciese uso de la violencia.
Era un hombre apuesto que gustaba de la compañía de mujeres, entre las que era muy popular pero, a despecho de su puesto en un instituto de enseñanza superior en M’Jinn, pasaba mucho tiempo en establecimientos a los que actualmente se les calificaría como tabernas de baja estofa. Resulta sorprendente hasta que punto llegaba su inclinación a confraternizar con elementos de la peor calaña, incluso delincuentes. Se ha sugerido que la razón principal —y puede que la única— de que no se lo destituyera de su puesto era su fuerza en el Poder Único.
La promesa de inmortalidad fue lo que atrajo a Eval hacia la Sombra. Vivir para siempre y no envejecer nunca, algo tan simple como eso. Viajó a Shayol Ghul para comprometer su alma en algún momento de los años intermedios del Colapso.
A pesar de que, al igual que Sammael, ocupaba una posición alta en los consejos de la Sombra durante la guerra, es imposible determinar cuál fue exactamente el papel que desempeñó. Cabe la posibilidad de que estuviera al mando de un red de espionaje paralela a la que dirigía Moghedien. Es incuestionable que nunca estuvo a cargo de una operación militar, si bien es posible que actuara como gobernador. Fuese cual fuese su puesto, se sabe que participó en varias atrocidades a gran escala, entre ellas establecer campos dedicados a la cría de humanos para alimento de los trollocs.
El cierre de la Perforación lo dejó atrapado aun más cerca de la superficie del sellado que a Aginor y quedó libre al mismo tiempo. Al igual que Aginor, también sufrió los estragos del tiempo, pero en un grado mucho mayor. Su espíritu y su ser seguían siendo vitales, pero su cuerpo, atractivo antaño, se había descompuesto hasta tal punto que no soportaba que nadie lo viera. Incapacitado hasta para usar la lengua para hablar, Balthamel se vio obligado a cubrirse de la cabeza a los pies y a pedir a Aginor que hablase por él. De los trece fue el primero en morir, a manos del último Nym, el Hombre Verde, en el Ojo del Mundo.
La mayoría de los otros Renegados quedaron atrapados a bastante profundidad para mantenerse físicamente intactos, sin sufrir los estragos del tiempo, aunque tal circunstancia también retrasó su huida respecto a Aginor y Balthamel. Ni siquiera tenían cicatrices, salvo la que marcaba a uno de los Elegidos, llamado Sammael.
Esa cicatriz era un lívido surco que cruzaba en sesgo su, por lo demás, atractivo rostro como si le hubiera pasado un atizador al rojo vivo desde la raíz del pelo hasta la barbilla. En su era, cosas así se solucionaban fácilmente con la Regeneración, pero él se negó a que le quitasen la cicatriz, llevándola como un recordatorio de la humillante derrota en que la recibió. Era un símbolo de odio y venganza. Rubio, de ojos azules, robusto y brusco en el trato, Sammael resultaba rudamente atractivo. Su físico compacto le hacía parecer más grande de lo que era en realidad. Comparándolo con otros hombres, sólo era de estatura media. Esto lo mortificaba porque tenía la impresión de que lo juzgaban más por su estatura que por su destreza y por lo tanto rara vez daba la talla.
Antes de la guerra, como Tel Janin Aellinsar, fue un renombrado deportista a nivel mundial que competía en varias disciplinas, entre ellas el tiro con arco y un tipo de competición incruenta de esgrima, de la que era campeón del mundo. Se dice que era amigo de Lews Therin Telamon, aunque no se puede determinar hasta qué punto era estrecha dicha amistad. Con el comienzo de la Guerra del Poder sus otros talentos se pusieron de manifiesto y a no tardar se convirtió en uno de los mejores generales de Lews Therin. Sin lugar a dudas, se enamoró de la Guerra y, seguramente, de los honores y privilegios que conllevaba ser uno de los generales más famosos y de mayor graduación. Su principal pericia radicaba en la defensa, y debe tenerse en cuenta que se luchaba a la defensiva contra la Sombra las más de las veces.
En el cuarto año del conflicto se pasó repentinamente a la Sombra. Esto se debió en parte a que llegó a creer que la Victoria del Oscuro era inevitable —a despecho de sus grandes cualidades como guerrero y estratega, generalmente sólo era partidario de implicar a sus tropas cuando la victoria era segura—, y en parte por el odio que profesaba a Lews Therin. Creía que era mejor general que Lews Therin y que merecía tener el mando absoluto que se le había dado al otro hombre. Fue Lews Therin Telamon quien le hizo la cicatriz, una cicatriz que se propuso conservar hasta tener a su oponente derrotado ante él.
Sammael se sentía más inclinado por la conquista mediante acciones militares que por las maniobras de intrigas políticas o la diplomacia, y por ende prefería dirigir batallas que servir como gobernador. Siempre que le era posible volvía a sus actividades bélicas. Ni que decir tiene que los habitantes de sus territorios siempre se alegraban de verlo partir. Además de las habituales atrocidades, los periodos de su administración estuvieron marcados por lo que podría calificarse de crueldad inconsciente. Sus territorios degeneraron rápidamente hasta un punto en que difícilmente podían soportar las campañas de guerra de la Sombra. La inmundicia y el hambre distaban de ser casos aislados en las zonas dominadas por la Sombra —de hecho, lo extraño era que no las hubiera, y el uso del Poder para curar o mantener la salud de la población civil era nulo—, pero en los territorios de Sammael se producía una altísima mortandad por hambre y enfermedad, al parecer porque le aburría prestar la más mínima atención a la sanidad y a la distribución de alimentos. Se tiene constancia de que le entusiasmaban los planes pretenciosos, y la gente y los recursos destinados a la gestión del territorio por el gobernador anterior se asignaban inevitablemente a esos planes tan pronto como Sammael tomaba el mando.
En marcado contraste con la población civil, los soldados al mando de Sammael —humanos y Engendros de la Sombra— recibían cuidados y buen trato, aunque de manera impersonal. Se decía que se ocupaba de ellos del mismo modo que lo había hecho con su equipo en sus tiempos de deportista, para que no le fallaran.
Con todo lo mal que les iba a los civiles bajo el mando de Sammael, los padecimientos de los prisioneros de guerra eran mucho peores. Los que no acababan como alimento para trollocs (y esa era la suerte más habitual que corrían los soldados tomados prisioneros por la Sombra), a menudo se encontraban confinados sin disponer apenas de comida y agua para subsistir o incluso nada en absoluto. Se sabe que en cierta ocasión, al ser informado de que los víveres proporcionados a los prisioneros sólo eran la mitad de los necesarios para mantenerlos con vida, Sammael ordenó ejecutar de inmediato a la mitad.
Lo último que se supo de él es que estaba gobernando Illian, enmascarado como Lord Brend, pero se desconoce su paradero actual.
Sammael detestaba las intrigas políticas, pero Rahvin prefería con mucho la diplomacia y la manipulación que el conflicto abierto. Alto, moreno, de complexión corpulenta, Rahvin era bastante apuesto, a pesar de las canas que surcaban sus sienes.
No se sabe nada de Ared Mosinel con anterioridad al Colapso, cuando apareció entre el consejo supremo de las fuerzas del Oscuro, y, a decir verdad, tampoco es mucha la información sobre él posterior a esa época. No cabe duda de que ansiaba poder por encima de todo, y se pasó a las filas del Señor Oscuro para satisfacer esas ansias. Se cree que utilizaba discretamente la Compulsión, doblegando voluntad y mente para de ese modo mantener un control constante en cualquier situación.
Al servicio de la Sombra ostentó por igual mandos militares y cargos políticos, y aunque como general su labor era aceptable fue en los campos de la política y la diplomacia donde su talento sobresalió, bien que con una marcada tendencia a la manipulación. Se le atribuye la rendición de varias regiones a las fuerzas del Oscuro sin tener lugar una verdadera invasión. Los territorios que gobernó en nombre de la Sombra tuvieron una administración eficaz, si bien rigurosa, aunque a menudo adoleciendo de atención a los pormenores.
Las dos mayores flaquezas de Rahvin eran su afición a las mujeres y su debilidad por la adulación. Mucha gente accedió a puestos importantes en su administración gracias a las lisonjas, aunque no tardaba en destituir a quien resultaba demasiado ineficaz en el cargo. Asimismo, a pesar de ser un hombre apuesto, no soportaba que una mujer lo rechazara. Sus amantes rara vez tenían elección en el asunto. La negligencia en sus funciones puede atribuirse en su mayor parte al tiempo que pasaba con sus amantes.
Una vez libre de la Perforación, adoptó el nombre de Gaebril y sedujo a la reina Morgase de Andor, valiéndose de la Compulsión para convertirla en su encandilado animalito de compañía y ser el que realmente ejercía el Poder, hasta que Rand al’Thor lo mató con fuego compacto.
Si Rahvin prefería la manipulación, el Renegado conocido como Be’lal, el Envidioso, era un consumado maestro en ello, hasta el punto de que a menudo se le conocía como el Tejedor de Redes. Como Duram Laddel Cham era el equivalente a un abogado en la Era de Leyenda que representaba a la gente en los tribunales de justicia. Que era bueno en lo que hacía lo demuestra su tercer nombre honorífico, pero no hay otras pruebas. Es el Renegado del que se tienen menos datos.
Algunas fuentes sugieren que él, al igual que Sammael, fue uno de los líderes en la lucha contra la Sombra antes de que se pasara al bando del Oscuro, y que su envidia por Lews Therin se convirtió en odio posteriormente. Hombre alto y de constitución atlética, con el cabello plateado muy corto, combinaba y superaba los puntos fuertes de Rahvin y de Sammael, siendo a la par un planificador paciente y astuto, y un luchador competente, bien dispuesto a combatir con el enemigo.
Se pasó a la Sombra durante el Colapso, pero no se tiene constancia de si lo hizo a principios o a finales de ese periodo. Durante la guerra ostentó mandos militares en varias ocasiones y al parecer demostró ser un general más que aceptable ya que no excepcional, y al menos gobernó una de las regiones conquistadas. Sus campañas y su función administrativa estuvieron marcadas por una violencia y una crueldad extremas, pero lo mismo puede decirse de cualquiera de los Renegados. Algunos fragmentos indican que se encontraba entre los que arrasaron la Antecámara de los Siervos, destruyéndola unos días antes de que el ataque lo dejara encerrado, junto a los otros Renegados, tras el sellado de la Perforación.
Después de escapar del sellado, se introdujo hábilmente en la nobleza teariana, y como el Gran Señor Samon dirigió Tear hasta que lo mató Moraine Sedai con fuego compacto en la ciudadela.
Demandred fue otro de los Renegados que, como Sammael, se volvió contra Lews Therin en la Guerra de la Sombra por envidia. Odiaba al Dragón más incluso que Sammael, aunque por una razón mucho menos evidente.
Antes de su conversión al Oscuro era Barid Bel Medar, el Segundo hombre más respetado e influyente de su era después de Lews Therin Telamon. Razonablemente atractivo y alto, aunque no tanto como Lews Therin, su nariz aguileña le hacía casi, pero no del todo, apuesto.
"Casi" parecía ser la historia de su vida. Nacido un día después que Lews Therin, poseía casi tanta fuerza y casi tanta destreza como él. Pasó años igualando casi los logros y la fama de Lews Therin. De no haber sido por éste, sin duda habría llegado a ser el hombre más aclamado de su era. Ostentaba muchos altos cargos públicos y escribió libros sobre una amplia variedad de materias que resultaron un gran éxito tanto en crítica como en popularidad. Tuvo la mala fortuna de que Lews Therin ostentase cargos más altos con éxitos aún mayores en la gestión de los mismos, y que escribiese libros que alcanzaron un mayor reconocimiento de crítica y público.
Al inicio de la Guerra del Poder, Barid Bel se convirtió enseguida en uno de los principales —y de más alto rango— generales en la lucha contra la Sombra. En un mundo que no guardaba memoria de guerras ni ejércitos se tuvieron que crear generales, y la destreza militar se hallo en muchos sitios que difícilmente se habría sospechado. Barid Bel poseía visión estratégica y aptitudes tácticas. Por fin había encontrado un campo en el que podía, si no superar, al menos igualar a Lews Therin. Existen razones para pensar que Barid Bel se consideraba intelectualmente muy superior a Lews Therin, al que tenía por un necio demasiado cauto en el terreno militar, mientras que él era un jugador dispuesto a apostar fuerte. Por ende, se enfureció cuando se puso a Lews Therin al mando, lo más probable era que la Sombra se alzara con la Victoria. En el tercer año de la guerra, se pasó a las filas del Señor Oscuro para vengar su incontenible odio por el Dragón, y se le llamó Demandred.
Fue un buen general para la Sombra del mismo modo que lo había sido contra ella, y ganó muchas batallas. En varias ocasiones sirvió como gobernador en territorios conquistados, pero fue durante cortos periodos.
Cada vez su regreso al campo de batalla se producía antes, no porque amase la guerra, sino porque deseaba ser él, personalmente, el responsable de la derrota y destrucción de Lews Therin. Hay algunos indicios de que no se llevaba bien con los otros Renegados y que se mostraba particularmente frío con Sammael, quizá debido a que competían con sus aptitudes militares para ser el que destruyera al Dragón.
Se dice que creía que todo aquel que lo deshonrara debía ser castigado, y que su punto de vista tanto del honor como del castigo adecuado era extremado. Se tiene constancia de que durante la guerra se apoderó de dos ciudades y que entregó a todos los prisioneros —hombres, mujeres y niños— para alimento de trollocs sólo porque pensaba que lo habían desairado cuando todavía llevaba el nombre de Barid Bel Medar.
Descubrir que Lews Therin Telamon llevaba muerto mucho tiempo cuando despertó de su encierro, no significó ningún cambio para él. Simplemente traspasó su odio, intacto, a Rand al’Thor. Actualmente está vivo y libre.
Probablemente Asmodean sea de todos los Renegados varones el que tuvo la razón más insólita para pasarse a la Sombra. De ojos y cabellos oscuros, atractivo, Joar Addam Nessosin era un aclamado compositor antes de la Guerra de la Sombra. Oriundo de la pequeña ciudad portuaria de Shorelle (cuya ubicación se desconoce), fue un niño prodigio tanto para componer como para tocar una amplia gama de instrumentos musicales, de los cuales sólo el arpa y varios tipos de flautas serían familiares en la era moderna. También dominaba la shama, el balfono, la corea y el obaen, pero de estos instrumentos sólo quedan los nombres.
Joar Addam nunca llegó a ser lo que auguraba como futuro promesa, al menos al nivel esperado. Obras compuestas a la edad de quince años se interpretaron en muchas de las grandes ciudades del mundo, pero nunca alcanzó las elevadas cotas que muchos habían pronosticado, y nunca se encontró entre los grandes compositores de la era. Fuentes fiables señalan que la razón para entregar su alma a la Sombra fue la promesa de la inmortalidad. Con la eternidad a su disposición, sin dudad alcanzaría esa grandeza y, tal vez lo más importante, ganaría el reconocimiento que le había sido esquivo.
Se cree que nunca ostentó cargos militares, aunque sí tomo parte en varias batallas de cierto nivel y sirvió como gobernador de zonas conquistadas. Por lo general, su actuación administrativa no fue particularmente horrible comparada con la de otros Renegados, aunque no debe olvidarse que todos ellos hicieron cosas como dar carta blanca a las hordas de chiquillos de Mesaana o cooperar en las "recolecciones" de Aginor para reunir gente y hacer de hombres, mujeres y niños raciones disponibles para las tropas de los trollocs. Algunos historiadores han pasado por alto sus atrocidades porque atañía a menos personas, pero no debieron hacerlo. Ordenó dejar ciegos o mutilar a artistas de todo tipo que no eran de su agrado. Cualquier artista —escritor, músico o lo que fuera— podía incurrir en el desagrado de Asmodean, pero principalmente sus objetivos fueron los músicos o compositores a los que había considerado sus rivales antes de la guerra. Lo que hace más horrible todo esto es el hecho de que no hubiese tortura de por medio como tal; a la desdichada victima simplemente se la incapacitaba para ejecutar su arte de nuevo y después se la liberaba.
Tras escapar de la Perforación, mantuvo una precaria alianza con Lanfear y se hizo pasar por Jasin Natael, un bardo, hasta que ella le tendió una trampa que lo obligó a ser maestro de Rand al’Thor. Murió en Caemlyn, aunque se desconoce la identidad de quien lo mató.