Agradecimientos

Cuando un escritor emprende un proyecto como éste, y en especial si es su primera novela, hay sin duda alguna un grupo de gente que lo ayuda a llevar a buen fin semejante tarea, y La Piedra de Cristal no fue una excepción.

La publicación de una novela engloba tres elementos: un cierto grado de talento, un montón de trabajo y una generosa dosis de buena suerte. Los dos primeros pueden ser controlados por el autor, pero el tercero significa estar en el lugar preciso en el momento adecuado y encontrar al editor que confíe en la habilidad de uno y en su dedicación a la tarea que tiene entre manos.

Por consiguiente, me gustaría dejar constancia de mi más sincero agradecimiento a TSR y en especial a Mary Kirchoff, por dar una oportunidad a un escritor novel y por guiarme durante todo el proceso.

La escritura en los años ochenta se ha convertido en una tarea de alta tecnología al igual que en un ejercicio de creatividad. En el caso de La Piedra de Cristal, la suerte ha jugado también a mi favor y me considero afortunado al poseer un amigo como Brian P. Savoy, quien me prestó toda su experiencia para suavizar los puntos más escabrosos.

Mi agradecimiento también para aquellos que me han dado su opinión personal, como Dave Duquette y Michael La Vigueur, que señalaron los puntos fuertes y débiles en el primer borrador, y a mi hermano Gary Salvatore, por su trabajo en la realización de los mapas del valle del Viento Helado, al igual que al resto de mi equipo AD&D, Tom Parker, Daniel Mallard y Roland Lortie, por su constante inspiración durante la creación de los personajes excéntricos, para que pudiesen llevar el manto de los héroes en una novela fantástica.

Y, finalmente, quiero dar gracias también al hombre que me introdujo de lleno en el mundo de los juegos AD&D, Bob Brown. Desde que se marchó, llevándose su pipa humeante consigo, la atmósfera alrededor de la mesa de juego no ha vuelto a ser la misma."