Nota del autor

Todo parecido entre los personajes que aparecen en este libro y cualquier ser vivo, de cualquier tamaño o continente, es mera coincidencia. Sobre todo, si tiene abogado.

También me he tomado libertades con el propio Concorde, pese a la amabilidad de British Airways al permitirme echar una ojeada a uno de los aparatos; realmente, parece un pedazo de cielo con forma. En cambio, no hace ningún vuelo sin escalas en Miami. Hace una escala en Washington, pero ¿quién desea hacer una parada allí? En Washington, los gnomos no podrían hacer otra cosa que causar problemas.

También es posible que los pasajeros del Concorde no tengan que probar esa sustancia rosada tambaleante de la comida especial que sirven en los aviones. Pero todos los demás sí que tenemos que comerla.