Una tarde en que llovía, Carlo se sentó en la calle. Y miró arremolinarse el agua en la alcantarilla. Aparcada en la cuneta, conmovida y afligida, su madre daba salida a su congoja secreta.
Una tarde en que llovía,
Carlo se sentó en la calle.
Y miró arremolinarse
el agua en la alcantarilla.
Aparcada en la cuneta,
conmovida y afligida,
su madre daba salida
a su congoja secreta.