Ella se quejó al doctor:

«No es hilo de mi madeja.

¿De dónde saco ese hedor

a salmuera, pez y almeja?

«Y ha sido usted afortunada.

Yo, la semana pasada,

traté a una niña con pico

y tres orejas. ¿Me explico?

Si es mitad ostra su niño,

búsquese otro a quien culpar.

—Y añadió con cierto guiño—:

¿Se ha puesto a considerar

una casita en el mar?».